miércoles, 29 de mayo de 2013

AGUSTÍN GÓMEZ ARCOS [9923]

Agustín Gómez Arcos en París.jpg

AGUSTÍN GÓMEZ ARCOS
Agustín Gómez Arcos (o Agustin Gomez-Arcos, nombre que adoptó durante su exilio francés) (Enix, Almería, España, 15 de enero de 1933 - París, 20 de marzo de 1998) fue un dramaturgo y novelista español. Buena parte de su obra la escribió en lengua francesa.

Agustín Gómez Arcos nace en el seno de una familia numerosa republicana. Es el menor de siete hermanos y sólo tiene tres años cuando estalla la guerra civil española. Durante la contienda, su familia pasa apuros y penalidades, y ya en la posguerra sufre las consecuencias de la represión franquista. Desde edad muy temprana, Gómez Arcos se interesa por la literatura, que utiliza como medio de evasión de su triste realidad cotidiana. Su profesora de instituto en Almería, Celia Viñas, fomentará y orientará su amor por la literatura, dándole a conocer a los clásicos y cultivando su interés por la escritura y el teatro.
En 1953 acaba el bachillerato en Almería y se traslada a Barcelona, donde consigue una beca para matricularse en la Facultad de Derecho. Colabora en la revista literaria Poesía Española, publica la colección de poemas Ocasión de paganismo y recibe el premio nacional de narración corta por El último Cristo. También participa activamente en el grupo de teatro de la universidad. A los tres años de haber iniciado sus estudios de derecho, decide abandonarlos y se traslada a Madrid con el objetivo de dedicarse exclusivamente al teatro.
Ya en Madrid, trabaja como dramaturgo, actor, director y traductor. Como dramaturgo, comparte las posiciones comprometidas de autores como Alfonso Sastre, frente a otros dramaturgos del llamado "teatro del posibilismo", como Antonio Buero Vallejo o Alfonso Paso (que proponen escribir dentro de las limitaciones e imposiciones de la dictadura), y, sobre todo, se opone al teatro de evasión fomentado por el régimen. Escribe un total de quince obras, de las que sólo tres llegan a estrenarse: Elecciones generales (basada en Las almas muertas de Gógol y premiada en el Primer Festival de Teatro Nuevo en 1960), Diálogos de la herejía (finalista del Premio Nacional Calderón de la Barca y Premio Nacional Lope de Vega en 1962, aunque prohibida hasta su estreno, en versión censurada, en 1964) y Los gatos (1965, finalista del Premio Nacional de Literatura Dramática en 1994).
También se dedica a la traducción y adaptación de obras de teatro francesas (La folle de Chaillot, Intermezzo de Jean Giraudoux y La révélation de René-Jean Clot). En 1962 queda finalista del Premio Nacional Calderón de la Barca y gana el Premio Nacional Lope de Vega con Diálogos de la herejía, premio que le es rápidamente arrebatado tras habérselo concedido; la obra queda prohibida en todos los escenarios españoles, en una maniobra política de la censura. En 1964 consigue finalmente estrenarla, en una versión censurada. En 1965 estrena Los gatos, también en versión censurada.
Exilio [editar]
Los tropiezos con el régimen son continuos y Gómez Arcos empieza a tomar conciencia de que nunca podrá representar o publicar su teatro, y se plantea el exilio como una posible solución. En 1966 vuelve a obtener el Premio Nacional Lope de Vega por Queridos míos, pero esta vez la censura prohíbe taxativamente su representación. Gómez Arcos decide entonces abandonar España para instalarse en Londres.
En la capital inglesa, logra que algunas de sus obras sean consideradas por parte del National Theatre, que finalmente las rechaza, alegando que sus piezas serán mejor comprendidas pasados veinte años. En junio de 1968, apenas un mes después de las revueltas del Mayo francés, se traslada a París. Los recientes acontecimientos impregnan el ambiente artístico de la ciudad, París vuelve a estar abierta a la innovación creativa y, de forma particular, se busca en el teatro un medio de agitación social, política y cultural, clima propicio para la obra de Gómez Arcos. Asiste a los montajes teatrales de Samuel Beckett, Eugène Ionesco, Jean Anouilh y, en especial, de Jean Genet por el que siente especial admiración.
Comienza su carrera parisina en los café-teatro del Barrio Latino, verdaderos centros de experimentación teatral y alternativa real a los teatros comerciales. Se desempeña como dramaturgo, director, actor e incluso como camarero. En 1969, en la revista L’Avant-Scène, publica Pré-papa. Conoce a otro exiliado español, Miguel Arocena, gerente del Café-Théâtre de l’Odéon, que le da la oportunidad de estrenar, en febrero de 1969, Pré-papa y Et si on aboyait. Durante cuatro años colabora con estos pequeños escenarios y sigue escribiendo obras de teatro entre las que destacan Sentencia dictada contra P y J e Interview de Mrs. Muerta Smith por sus fantasmas. Por el momento, sigue escribiendo en castellano y deja la traducción al francés a cargo de su amiga la actriz Rachel Salik.
En 1973, el editor de Stock, tras ver Et si on aboyait en el Café-Théâtre de l’Odéon, le propone escribir una novela en francés. Gómez Arcos acepta el reto, se traslada a Atenas y regresa a París, meses después, con el manuscrito francés de El cordero carnívoro, que su publicación, en 1975, será galardonado con el Prix Hermès. A partir de ese momento, los éxitos se suceden: en 1976 publica Maria Republica, y, en 1977, Ana no, novela que cierra la que ha dado en llamarse «trilogía de la posguerra», y galardonada con el Prix Thyde Monnier en 1977 y el Prix Roland Dorgelès en 1978. En total, Gómez Arcos publica catorce novelas, escritas todas ellas en francés. A las tres ya mencionadas, les siguen: Escena de caza (furtiva) (1978) finalista del Premio Goncourt; Pré-papa ou Roman de fées (1979); La enmilagrada (1981); El niño pan (1983); Un pájaro quemado vivo (1984), finalista del Premio Goncourt; Bestiaire (1986); L’homme à genoux (1989); L’Aveuglon (Marruecos, 1990); Mère Justice (1992); La femme d’emprunt (1993), y L’ange de chair (1995).
En 1985 recibe la condecoración de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, y en 1995 la vuelve a obtener, esta vez con el grado de Oficial.
Tras el restablecimiento de la democracia, Gómez Arcos pasa temporadas en España, donde, a partir de 1991 vuelven a representarse algunas de sus piezas teatrales de la mano de Carme Portaceli. En 1991 se recupera Interview de Mrs. Muerta Smith; otras dos obras suyas, Los gatos y Queridos míos, es preciso contaros ciertas cosas, se representarán en los teatros españoles en 1992 y 1994 respectivamente.
Agustín Gómez Arcos muere el 20 de marzo de 1998 en París y está enterrado en el cementerio de Montmartre.

Obras 

Teatro

Doña Frivolidad (escrita en 1955, inédita)
Unos muertos perdidos (inédita)
Verano (1959, aprovechada posteriormente para la novela La enmilagrada)
Historia privada de un pequeño pueblo (inédita)
Elecciones generales (1960)
Fedra en el sur (inédita)
El tribunal (inédita)
El rapto de las siamesas (en colaboración con Enrique Ortenbach y Adolfo Waitzman; inédita)
Balada matrimonial (inédita)
El salón (inédita)
Prometeo Jiménez, revolucionario (inédita)
Diálogos de la herejía (1962; nueva versión en 1980)
Los gatos (1963; publicación: Madrid, SGAE, 1994)
Mil y un mesías (1966)
Queridos míos, es preciso contaros ciertas cosas (1966; publicación: Madrid, Centro Dramático Nacional, 1994)
Adorado Alberto (1968)
Pre-papá (1968; publicacada en L'Avant-Scène Théâtre, trad. Rachel Salik, n. 434, 1969, pp. 37-44)
Novelas [editar]
L'Agneau carnivore, París, Stock, 1975. Premio Hermès de 1975. [Edición en español: El cordero carnívoro, trad. Adoración Elvira Rodríguez, Barcelona, Cabaret Voltaire, 2007.]
Maria Republica, París, Stock, 1976.
Ana non, París, Stock, 1976. Premio du Livre Inter de 1977, Premio Roland Dorgelès de 1978, Premio Thyde Monnier (Société des Gens de Lettres). [Edición en español: Ana no, trad. Adoración Elvira Rodríguez, Barcelona, Cabaret Voltaire, 2009.]
Scène de chasse (furtive), París, Stock, 1978. [Edición en español: Escena de caza (furtiva), trad. Adoración Elvira Rodríguez, Barcelona, Cabaret Voltaire, 2012.]
Pré-papa ou Roman de fées, París, Stock, 1979.
L’enfant miraculée, París, Fayard, 1981. [Edición en español: La enmilagrada, trad. Adoración Elvira Rodríguez, Barcelona, Cabaret Voltaire, 2010.]
L'enfant pain, París, Seuil, 1983. [Edición en español: El niño pan, trad. M. Carmen Molina Romero, Barcelona, Cabaret Voltaire, 2006.]
Un oiseau brûlé vif, París, Seuil, 1984, París. [Edición en español: Un pájaro quemado vivo, trad. del autor, Madrid, Debate, 1986.]
Bestiaire, París, Le Pré aux Clercs, 1986.
L’homme à genoux, París, Julliard, 1989.
L’aveuglon, París, Stock, 1990. [Edición en español: Marruecos, trad. del autor, Madrid, Mondadori, 1991.]
Mère Justice, París, Stock, 1992.
La femme d’emprunt, París, Stock, 1993.
L’ange de chair, París, Stock, 1995.

Poesía 

Obra Completa (Ocasión de paganismo, 1956. Pájaros de ausencia, 1956. Otros Poemas.), Barcelona, Cabaret Voltaire, 2011.





“…como en todos lados, los ricos eran de derechas y los pobres de izquierdas. A estos últimos se les dio el nombre genérico de rojos, palabra que pronunciada por un rico, se estampaba en la cara del pobre como un escupitajo, como para que se marcara en ella los signos de una nueva enfermedad tan contagiosa como la peste, el cólera, la lepra. Rojo, palabra implacable, sin la menor caridad…. Era una palabra, raquítica, descalificada, una palabra sin amor, con mucho odio…”




“La censura, por su parte es uno de los más atroces cautiverios. (…)  Para el que ama la libertad de expresión, una de las pocas salidas que  existe es capear el temporal con el riesgo de autocensurarse; otra  adquirir un nuevo instrumento de comunicación. La segunda lengua  es este instrumento. La segunda lengua te infunde fuerza para gritar  aquello que la lengua materna te prohíbe. (…) El día en que la lengua  francesa puso a mi alcance esta posibilidad fue sin duda el día más  pleno de mi vida. Ese día comprendí que nadie en mi propio país,  ninguna institución, tendría nunca más el poder de hacerme callar

Agustín Gómez Arcos.






La puerta sin historia 
que cerraba mi patio 
madera carcomida 
de intemperie y de años 
por donde nos entraban 
las gentes y el trabajo 
una mala mañana 
se despertó gritando. 
Dos palabras infames 
Pintadas en bermejo 
“Los Rojos” Aquí viven 
Aquí hay que degollarlos. 



II 

Silencio de mi padre
mi madre con el pasmo 
mis hermanos sombríos 
los rebaños castrados. 
Y mi hermana María 
con jabón y estropajo 
deja dulces y encajes 
y frota con las manos 
las palabras infames 
pintadas en bermejo 
“Los Rojos” Aquí viven 
aquí hay que degollarlos. 



III 

La puerta de mi casa 
cuando viva fue árbol 
transparente a los vientos 
y espera para el pájaro. 
La quemamos un día 
de Abril, un día claro, 
calor que no calienta 
el corazón helado. 
Pero las dos palabras 
se siguen pronunciando. 
“Los Rojos” siempre viven 
Siempre hay que degollarlos









ES un escalofrío
o un erizarme, o miedo
(Miedo intenso de ti,
de tu enredarme en negras
fantasías.) O es
tú que te ausentas siempre
cuando apenas te intuyo.

Es una historia corta: yo.
Y una larga distancia: tú.

(En gramática, amor,
solo categorías
tan pobremente débiles
con dos frágiles dedos
que cuentan uno y dos.)
Pero en tú y yo estos dos
misterios insondables
gritan por encarnarse.

Sin embargo, yo apenas
sé lo que esconde el tú
que tú tan fuerte te guardas.
Como el fondo
perdido de una sima.

No, ni siquiera un grito
que diga tú en tu voz;
y en mi voz la constante
búsqueda de esa angustia
en segunda persona.

Tan suavemente tierno
mi yo cuando te hablo.

(Poema 12 del libro de A. Gómez Arcos,
Poesía, Cabaret Voltaire, 2011)





El español Gómez Arcos, 
"escritor francés" a pesar suyo

El autor de "María República", novelista de éxito en Francia y "fantasma" en su propio país

Por JUAN CRUZ 

Agustín Gómez Arcos, escritor español residente en París desde 1966, es un fenómeno peculiar en la literatura contemporánea: criado en la lengua española y premiado en certámenes teatrales de la importancia del Lope de Vega, decidió un día abandonar España, se situó en París y pasó nueve años de silencio literario mientras aprendía la lengua en la que ahora escribe. Hoy es un novelista francés de éxito, que fue finalista del Goncourt en 1978 con su novela Escena de caza (furtiva). Estos días se encuentra en Madrid terminando una nueva obra, de tema español, escrita, como todas las suyas, en francés. «En este país», dice Gómez Arcos, «soy un fantasma, un escritor español al que no se puede leer en su lengua».


Gómez Arcos publicó su primera novela en Francia en 1975. Después su producción ha sido ininterrumpida y se resume en estos títulos: El cordero carnívoro, María República, Ana, no, Escena de caza (furtiva) y Pre-papá. En España, donde estrenó tres obras de teatro (Elecciones generales, en 1960; Diálogos de la herejía, en 1964, y Los gatos, en 1965), su obra novelística es desconocida. «Según me dice mi editor, sus colegas españoles te han dicho que mis libros son demasiado duros para lo que ellos llaman el público español Ninguno de ellos ha tenido el mal gusto de rechazarlos por falta de calidad literaria».

A favor de la imaginación

La biografía de Agustín Gómez Arcos es lo que él llamaría una biografía involuntaria, en el sentido de que no fue escogida por él para adjudicársela como escritor. Por eso no la usa en su obra. Y, sin embargo, es una biografía compleja y atractiva para un creador. «La impronta autobiográfica, como dices tú, funciona muy bien cuando la imaginación está ausente y sólo se puede recurrir a la propia experiencia. En el otro caso, en el del escritor auténtico, la biografía es, si quieres, una especie de lupa, a través de la cual tú miras lo que tú imaginas, para ver si eso puede funcionar en el universo de lo real, pero no tienes necesidad de hablar de tus propias experiencias. Yo no he tenido necesidad de recurrir a mi propia biografía en mis novelas. Mis personajes me interesan mucho más que yo mismo ».«Mi biografía», prosigue Gómez Arcos, «la he usado sólo para vivir, desde que fui pastor de cabras, en un pequeño pueblo de Almería, hasta ser considerado como un escritor francés, pasando por mis etapas como cocinero o como friega platos o como contable en un local público de París. No respondían esas actividades a mi afán por construirme una biografía o a mi deseo de aventura, sino que simplemente esas dedicaciones me servían para vivir. No me divertía nada de eso, como no me divirtió marcharme de España ni enmudecer como escritor durante nueve años para aprender otra lengua».

Que alguien con una biografía tan expuesta a ser protagonista de sus libros renuncie a su propio tema puede ser considerado, a primera vista, como un deseo de huir. «Hay quien confunde la evasión con el sueño », dice Agustín Gómez Arcos. «Mis obras son una manera de soñar, pero no de evadirme, porque no confundo la evasión con el sueño. Lo que es verdad, y ese, lo puedo decir con las cartas de mis lectores en la mano, es que a ellos tampoco les hago evadirse».



La tentación española

Cada año, cuando se acerca el verano, Agustín Gómez Arcos trata de evitar la tentación de volver a España durante estos meses. Pero cuando éstos se echan encima, la tentación vence. «España es para mí un conflicto que se crea entre mi personalidad de español y mi personalidad de escritor. Durante años ha podido más la de escritor, porque ha sido lo suficientemente fuerte como para retenerme fuera de España. Cuando el verano se aproxima surge la del español y entonces hago las maletas y vengo corriendo a España. La tierra te tira. Hoy en día lo más agradable que tienen mis viajes a mi país es que sé que no me voy a quedar aquí. Justamente, por publicar en otro sitio y en otro idioma, estoy en la situación de escoger».Gómez Arcos reconoce que no publicar en español le produce nostalgia y fastidio. «No podría decir que esta circunstancia me deja indiferente. Podría aceptar, claro, publicar en editoriales latinoamericanas, pero, en efecto, el problema es el país en el que das a conocer tus obras. Esto produce una situación incómoda, porque para los periodistas españoles, por. ejemplo, yo soy un fantasma. Tú le estás haciendo una entrevista a un fantasma, un escritor español al que no puedes leer en lengua española».

A la hora de recoger sus papeles y guardarlos, cuando ya ha terminado su té de la mañana y ha apurado un vaso de agua, Agustín Gómez Arcos saca una cartera universal: su pasaporte español, el que usa cada año para hacer su viaje de retorno, como escritor francés, a la tierra en que aún no puede publicar sus libros «porque son duros». En Francia cada uno de esos libros vende más de 100.000 ejemplares.







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