lunes, 25 de agosto de 2014

ANTONIO LÓPEZ LUNA [13.018] Poeta de Andalucía

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Fallece el poeta cordobés Antonio López Luna a los 70 años

El poeta cordobés Antonio López Luna, que residía en Granada desde hace 23 años, falleció el pasado martes 19 Agosto de 2014, a los 70 años de edad. Premio Adonais de poesía en 1967, el escritor desempeñó durante años la profesión de profesor en la Escuela de Bellas Artes de Granada. Tras obtener en 1977 una beca de la Fundación Juan March en Sudáfrica pudo publicar el libro Monstruarum Artifex. El grupo de música Aguaviva le invitó a colaborar en su disco Poetas andaluces de ahora con el poema Pueblo y otros en colaboración con J.M. Yanes, publicación con la que obtuvieron un gran éxito en Italia y España. Colaboró asimismo en el disco Los dioses del Diluvio (2013) con sus poemas. Destacó también como autor de obras de teatro y guiones de cine. Fue asesor literario del grupo Gorky Teatro.



Poeta andaluz, Antonio López Luna se dió a conocer inicialmente en el CD de AGUAVIVA, "POETAS ANADALUCES DE AHORA" que saliera en 1971.


POETAS ANDALUCES DE AHORA fue una obra de AGUAVIVA según una idea original de Jose Antonio Muñoz y los arreglos y dirección musical de Pepe Nieto, sobre un poema de Rafael Alberti que pregunta por los poetas andaluces y en el cual estos "contestan" con sus poemas. Los jóvenes poetas andaluces eran Rafael Ballesteros, Francisco Galvez, Jose Heredia Maya, Jose Infante, Antonio Lopez Luna, Juan De Loxa, Fernando Merlo y Angel Rodriguez Dias.

Antonio había ganado en 1967 el Premio Adonais de Poesía con su libro "Memoria de la muerte".





Antonio López Luna 



(Nació en Córdoba, en 1944 - Falleció en Granada el 19 de Agosto 2014 ),




Libertad 8, 

uno de los locales más míticos de Madrid.

Fue uno de los amigos que se asociaron para abrir La Vaquería, en la calle Libertad 8, uno de los locales más míticos de Madrid. Bar de copas, sala de exposición, y punto de encuentro donde se reunían hippies, utópicos, poetas, anarquistas, contraculturales, y más gente de buen vivir que poco después protagonizarían lo que se llamó la movida madrileña.

Era principios de 1975, y Antonio López Luna era un poeta que pocos años antes había ganado el Accésit del premio Adonais, había obtenido una beca de la Fundación March para escribir una de sus obras más importantes y singulares -Monstruorum Artifex-, y había viajado y vivido en diferentes sitios como Suiza y Sudáfrica, de donde había regresado pocos meses antes. Se hacía llamar Alascok-Ish por sus amigos, vivía con su mujer Durenka y sus dos hijos David y Alexis, y trabajó en La Vaquería desde su inauguración. Se instaló en una casa amplia y destartalada de la calle Libertad 15, una especie de comuna libertaria y anarquista que poco después sería la primera sede que tuvo la CNT en Madrid después de la muerte de Franco.

El 8 de junio de 1976 una bomba de la extrema derecha -los Guerrilleros de Cristo Rey- destrozaba La Vaquería. Pero para entonces Antonio López Luna ya no trabajaba allí.






Bajo el seudónimo Alascok-Ish de Luna, el escritor Antonio López Luna nos reconstruye un mundo surrealista que se haya por debajo de cualquier concepción humana. A través de su maestría narrativa-poética, nos sumerje en su mundo interior, plagado de oscuridad y de un destino catastrófico.

"Él no está aquí, pero a veces percibo su rostro en las máscaras de lo ya olvidado.

Sus palabras son como esa religión primitiva que suena en los tambores del primer Ser de la Tierra, que al concebirse a sí mismo en sus diversas imágenes se ve en la imposibilidad de vivirlas dentro de su único ser.

Él solamente se puede percibir, toda la historia que está por nacer..."

"Monstruorum Artifex" Alascok-Ish de Luna, Alfar colección de poesía, 1977.






EL PUEBLO

Un pueblo cuyo asunto era ser gente
ocupada en volverse biografía.
A tres pasos de campo, Andalucía
era un río cruzado por un puente.

Un sol como si Dios tuviera frente
y supiese sudar. El sol que un día
se hizo carne de luna. El que vendría
a juzgar a la sed, siendo inocente.

Mujeres vendimiadas en sus hijos.
El aire en propiedad, hecho cortijos.
Y nubes genealógicas: las parras.

…Y cuando el día era otro muerto, un hombre
se acordaba del sol viendo su nombre
bajo el ronco ciprés de las guitarras.

Antonio López Luna







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