martes, 26 de mayo de 2015

NORBERTO BARLEAND [16.116]



NORBERTO BARLEAND 

Nació en el Abasto, Argentina en 1942  y sintió desde muy chico el llamado de la poesía.
Publicó cuatro poemarios: Presagio de utopías (1996); Cenizas de la tarde (2002); Finalmente el hombre (2006) y Duelo en la memoria (2010). Además tiene cuentos publicados en revistas literarias y en algunas antologías.
Participa activamente en eventos culturales a través de las entidades que integra, como Cultura, Arte en Movimiento, la Asociación Americana de Poesía y la Fundación Argentina para la Poesía. Asimismo, se desempeña como colaborador del periódico ProTango, de la Asociación Civil Proyecto Tango. 
Es creador y director de Marcha Poética, una iniciativa mediante la cual, desde 2002, se organizan mesas de lectura de poesía en diversas instituciones culturales, con una convocatoria amplia de poetas. Además, conduce junto a Lidia Vinciguerra un programa sobre literatura llamado La Biblioteca, los martes de 22 a 23 por Radio Cultura.




Herejes de Tinta

 a los poetas
A todos, con quienes comparto el vino, la amistad, un café con poema, transito
montes, ríos y tertulias para encontrarlos en el paisaje del afecto y la palabra.



Imágenes, versos
última voz en la tormenta.
La piedra que duerme entre los rostros,
mojadura, pasiones y semillas.

El desgarro de un amor,
la madre ausente,
un puerto de hijos,
vino eterno.

Cuando abrevan los colmillos 
un dolor de astilla
asoma en los alfiles de la noche.

El poeta agoniza
sobre las calaveras de su pluma,
expone la furia
el cuenco libertario
los tigres que murmuran la inocencia
premonitoria, sutil y vagabunda.

Quijotes de siglos y de harapos,
Herejes de la tinta
del caos luminoso
donde la luna
se quiebra o se comparte.




LOS QUE CLAUDICAN

No es ceguera mirar hacia otro lado.
y no está distraído quien observa.

El que calla,
omite sin reja ni tertulia,
                 al traidor
                 obsecuente con máscara y escudo,

Donde hay un grito,
                 él no quiere escuchar

Derrota mancillada de tutelas

Los que claudican
no se sientan en mi mesa,
ni beben el vino del paisaje,
                no vuelan con el delirio de los ángeles
                tampoco abren las ventanas de mi cuarto.

Los que claudican
            Señor
            No los conozco.





Ella

No he salido a buscarla.,
Sin embargo, la encuentro.

Al pronunciar su nombre,
al pensarlo.

La magia del viento
ha quebrado los paisajes sin retorno.

Ella
es un pétalo de hojas templadas en silencio
pronuncia nombres y distancias

La conocí sin saber que me habitaba





PERFUME DE NOSTALGIA

                       a mi padre

Era otoño
el patio se cubría de violetas.
Recuerdo los silencios,
tu voz era un canto de coraje,
el sombrero acariciaba el verde de los ojos
que podían mirar mas allá de la luz
Protegiste mi noche destemplada 
entre los colores de la lluvia.

Fue en  una siesta de infinita travesura
aquel reto poblado de caricias.

Padre
joven aún,
se apropió la muerte de tu hombría, 
yo dejaba al niño en la vereda
en un túnel devorado de congoja.

Sin embargo, 
Padre,
después sucedió todo,
casi todo,
crecí con el esplendor y con la sombra,
con las luchas, las treguas,
con banderas y diluvios.

Amé,
amé los pájaros y el aire,
amé los árboles y el viento,
no hubo rincones que no haya amado.


Todavía conservo la pasión, 
las bellas esquinas de la infancia
Debo decirte,
Padre,
las cosas no  fueron 
tal cual las mostrabas cuando nacían los sueños.
El mundo ha cambiado,
la gente se pierde 
con un rictus de pena y mirada de asombro.

Los niños no juegan, 
no patean jardines entre  parras ocultas,
ni acarician las uvas en la arena.
Los ríos y los mares se inundaron de barro,
Vida y muerte 
son monedas en ascenso de valores confusos.

Aquí estoy,
Padre,
con el mástil al hombro, 
sin  manchas ni  fronteras quebradas.
¡Cuanto duelen los astros¡
Padre,
Honré tu memoria con trabajo
con rosas  y vientos en los brazos del alba.
conservo los olores de manteca en la cama,
el carbón encendido en las mañanas
los chicos rondando macetas y  baldosas.

Padre,
es tarde, muy tarde,
beben los jilgueros detrás de la ventana 
y dejan un sonido de nostalgia.
La paz de este refugio balbucea recuerdos.

Debo decirte,
ya no hay niños en la casa.

Otra imagen transita los licores
despierta al son de una música distinta
bailan compases de esperanza
glosando colores en las nubes
donde comparto las ráfagas y el vuelo.

Camino las arrugas de la noche,
pero este poema no concluye

Todavía conservo la carnadura inagotable 
                                   de tu ausencia.





FIN DE AÑO 

Por los sueños compartidos,
por las voces que escucho en la distancia 
por el canto en la luz de las mañanas,
y lo que juntos construimos
entre los pétalos, la amistad y la palabra


Una colina de hojas y de luces 
alejan los rayos de la infancia  con vientos de ternura


El ojal   envuelve el sol
la pajarera,
árboles que transito
entre el atardecer del pecho
la arcilla del amor, los espinillos.


Es  tiempo de voces  y de ausencias. 
Entrañables  abismos  que regresan
multiplicando cosechas ,llamaradas


El año fugó entre  bambalinas,
madrigueras del vértigo 
vegetales de miel , de  sombra herida .


Los recuerdos despeinan la noche,
estallan en un carnaval de espejos,
                             manteles y jazmines
           bohardillas donde lentamente 
                                           horneamos
un nuevo acontecer de aventuras y  de intrigas





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