miércoles, 15 de octubre de 2014

INÉS COOK [13.686]



Inés Cook 

La poesía de Inés Cook (Lima, Perú 1956) nos habla del alma que goza de la presencia y sufre con la ausencia, de la tensión entre contacto y distancia. La poeta le da un aliento místico, una sensación de éxtasis que nos remonta hasta la obra de Sor Juana Inés de la Cruz del siglo XXVII. "Sin duda un ave extraña en el panorama de la poesía contemporánea peruana, porque no se sujeta a las modas prevalecientes", comenta el poeta Arturo Corcuera acerca de la obra de Inés Cook.

Desde 1978 Inés Cook ha publicado los poemarios Ciudad ausente, Tránsito y el libro de sonetos De la soledad, el misterio, el gozo y la agonía (2003). Sus poemas han aparecido también en revistas especializadas, tales como Hueso Húmero, Killka, Umbral, Cielo Abierto, Lienzo y Calandria, así como en diversas antologías de la poesía peruana y latinoamericana.

Libros: Ciudad Ausente (Lima, Ediciones Arybalo, 1978), Tránsito (Lima, 1987) y De La Soledad, el Misterio, el Gozo y la Agonía (Lima, Apatheia Ediciones, 2002).
 
 


I

AL PIE DEL MONTE

Un día sin sustancia es un lamento
de olores dispersos y quebrados encajes:
un lago sin reflejos
un espejo viejo en el que nadie danza
Ahí están esos abismos
esas trampas oscuras de la tierra
por las que ríos sinuosos van bajando a la carrera
¡Ay! ¿Será que estoy aún a su vera?...
Si me dejara hacer
me saldrían los sapos por la boca
Si me dejara hacer
cedería al incesto y a la trampa
Si me dejara hacer
¡qué sonrisas, qué tristezas
qué delfines saltarían a mi banca!
Los desiertos se empeñan en buscarme
aunque apartados por la nieve y la quebrada
Sin embargo, nada quiero, nada falta
y lejos de esos techos que se abren a la nada
los colores del alba son caminos que me llevan
hacia un sol que no se pone
una luna solitaria y sin estrellas
Ven conmigo
Atrás estoy de aquella huella
de esa luz que me engalana en el camino:
soy de ella





II

EL UMBRAL

Entonces me dolí y ahora me duelo
cuando aquello que vi traigo a la mente,
y refreno el ingenio más que suelo
porque sin la virtud ya nada intente.
Dante, Infierno



1

Insisto en bajar a los infiernos
Es Amor el que me lleva
¿Quién podrá salvarse aún
de aquella hoguera?
Los senderos oprimen la distancia
oscuros hoyos hay en la ladera
y mi guía se detiene:

"¡Qué deleites vanos perseguís en esta esfera!
¡Qué socorros buscáis que os envenenan!
¡Qué discursos gastados, qué rameras!
Profanada la Palabra en vuestras manos
merecéis la cera"

Me sonrojo regresando a algún recuerdo
una desdicha que el tiempo me ha secado
¡Qué lágrimas benditas nos perfuman
los dolores del pasado!

"Has llorado ya tu pena: no le temas
Vamos, alza la mirada, la sonrisa que te quema
Sólo quiero que se caiga
que se caiga tu cadena"



2

"Si pudieras encontrar una distancia cierta
en esta sombra que te tiene ya cubierta
algún flanco de la flor marchita abierta, alguna puerta
Si pudieras encontrar alguna escala
que te sirva de escalera
no dudarías en dejar
que el viejo cuerpo muera:
nada dejas, nada queda"

"No merezco compasión; soy calavera
He perdido la ocasión: nadie me espera"

"Se abrió cuando vivías
la puerta y el sendero
Cerrado está el portal
con llave hecha de acero
Por siempre, para siempre
has de quedarte ciego"



3

"Hay dolores que se arrastran en cadenas, infinitos
Hay despojos que atesoras apegados a tu suela
Hay demonios que te invitan a beber de esa cazuela
y hay horrores que te acechan disfrazados de benitos

Hay negruras que disuelven los sonidos de campana
Hay avisos y señales que desprecia tu sordera
Hay ventanas y caídas que ya nadie recupera
Hay mordiscos que te arrancan la fuerza y la cadera

Hay vampiros que vomitan negra sangre y roja flema
Hay océanos sin fondo por debajo de sus pieles
Hay tenazas que te cogen con sus garras siempre fieles
respondiendo a tus deseos con aquella ardiente quema

Hay temores que desprenden esa córnea de tus ojos
revelando un denso negro que has tomado como anteojos
Hay estruendos que te agobian desbocando tus anhelos
y te cubres y te cubres y te cubres con más velos

No hay retorno, no hay descanso, no hay consuelo
Y aunque quiero morir
no muero




VI

EL DOLOR  

Oh my God, what an irony it is
that we are at the bottom of hell
and yet are afraid
of immortality.
Rumi




Un tigre hay que te acecha agazapado desde tu sombra
un fantasma de tus vicios buscando tocarte el pie
un recodo peligroso que esconde una caricia dolorosa
y un océano de olas sumergidas: vientos atrapados en un corsé

Hay una trampa bajo el suelo que cubre tu deseo insatisfecho
un ungüento pegajoso que paciente espera lo que fue
y una sala de múltiples espejos gira en torno de tus ojos
mundo ciego, mundo ciego, ¿y aún te preguntas por qué?

Hay sonrisas traicioneras que te encantan
complaciendo a quien te quiere envilecer
y una mortaja que quiebra la garganta
a ese pobre sordo y mudo que no ve

Y en tus sueños pavorosas pesadillas
compañeras de tus noches más desiertas
se adueñan de tu casa y de tu fuerza
pues se ha hecho esclavo el que no tiene fe

No hay más dios que Dios
para arrasar con el abismo que te aqueja
No hay más dios que Dios
para curarte las heridas que te deja

No hay más dios que Dios
que te libre de ese falso dueño
No hay más dios que Dios
que pueda despertarte de tu sueño

No hay más dios que Dios
para ahuyentar a oscuras manos que te anhelan
No hay más dios que Dios
para limpiar las impurezas que te queman

No hay más dios que Dios
para hacer que el temor se desvanezca
No hay más dios que Dios
que tu pobre corazón merezca

No hay más dios que Dios
que te nutra de amor entre Sus brazos
No hay más dios que Dios
para mostrarte los benditos pasos

No hay más dios que Dios
para traer el mediodía a aquel ocaso
y salvarte presuroso en esa guerra

No hay más dios que Dios
Si pudiera hacer que lo creyeras...






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