miércoles, 12 de septiembre de 2012

7791.- SERGIO OJEDA BARÍAS





SERGIO OJEDA BARÍAS (Puerto Natales, CHILE 1965): El año 2000 editó su primer libro de poesía, titulado: “Pedazo de mundo”, (Ediciones Santiago Inédito). Fue antologado por Jorge Montealegre el año 1999 en el libro “Wurlitzer”, fue incluido en el volumen I de la colección “Poetas Chile. Siglo XXI” en formato Compac Disc y el año 2002 fue antologado en el libro “Diálogo a través de la poesía”, auspiciado por la UNESCO. Sus poemas han sido incluidos en diversas revistas literarias como “La hoja verde”, “Rayentru”, “Jerigonza”, “Simpson 7”, entre otras.Fue subdirector de la revista de poesía y crítica literaria “Punta de Buque”, Editor del periódico literario “Carajo”. Como periodista trabajó en la desaparecida revista”Hoy”, ha colaborado en Rocinante, DFG (revista de Diseño y fotografía) y revista “Hecho en Chile”. Actualmente es profesor de la escuela de periodismo de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y es el encargado de la biblioteca del Círculo de Periodistas de Santiago.


"Tardanza del Fuego" 

(Poemas del libro "Tardanza del Fuego") 



Se miran
sin complicidad
A estampidos
amanece



La ciudad
es una isla
que perdió sus gaviotas



Las estaciones 
trazan una cartografía
cuyas coordenadas 

abandonaron la ruta



Leemos imágenes desbordadas
y en cada seña un atisbo. 



Nuestros ritmos enchufados
recuerdan ceremonias
que iniciamos 

a corta edad



Las estaciones 
maquillan la ciudad

Los habitantes retroceden
cubiertos en trozos sombríos

El mar se ha retirado
a nuevas orillas



Lo cierto es que aquí 
nunca hubo océanos 
y nos conformamos con imágenes líquidas

desvanecidas en el cuerpo


La ciudad - ahora-
es un árbol sin raíces
un mapa sin puntos cardinales
y -desde el borde- tú 
pretendes
fotografiar el paraíso.


Las cabezas
archivan sus ojos
y el play
inicia un estribillo
en la penumbra de la bocacalle

Ella posa su calor
en un cuerpo que atardece
y en esa imagen lenta 
cubre los días con presagios
y augurios de folletín.

Abandonadas
en festines de piel 
las luces se refugian
en un recuadro de la vida
Anocheció
en la solapa del planeta
y es hora 
de guardarse en la herida

La ciudad
quema sus naves 
mientras cae el diluvio.

La muchedumbre 
grito y desesperación
descuelga sus frutos
en el campo de batalla

El anverso de la vida
sucede como tráfico
y nos tiñe
huérfanos de colores.

En ese transcurso
conviven los que
-brújula en mano-
aprenden a leer sucesos
y a migajas
desprenden sus imágenes
En el acecho
deambulan indiferentes
tras su presa
Luego: 
depositan
semillas de locura.



Él 
tiene un reloj oxidado
y un gato que duerme
escuchando a Mozart
Apurado 
destiñe sus zapatos
pensando qué dolor
habitará en la palabra

No importa
el gato duerme
él respira 
y
afuera ha empezado:
"El delicado sonido del trueno".


En algún vagón del metro
todo arde
e inicia un tema de Hendrix.



Buda
ya está en casa
-A estas alturas
es uno más del lugar
pagano, occidental y suicida.



Eso le hace ver mejor
lo empuja por una senda
de carnalidad.

La soledad 
turba de imágenes
donde reproduzco lentamente
las visiones 
Percibo
que nos envolvemos
en algún juego de lenguaje

El ritmo se cuela
como mecanismo
interminable en mis células
......... y las tuyas
Arrepentidos
de la culpa
imaginamos una debacle extraña 
y ya queda el acto, queda el píe
quedamos solos
quedas.



Hay límites
en el mismo lugar.
No cambian de calendario
ni de mirada
y dibujan el telón
que conocemos.





Ellos
nos cruzan como puentes
y nos recuerdan algo
se nos aparecen en sombras
y sospechamos

Creemos haber soñado esas fronteras
o haberlas compartido 
Ignoramos
dónde acaban
ignoramos que nuestras presencias
no escogen caminos.

Muchas veces 
al otro lado de la vereda
nos entrelazamos en ese devenir
sin dejar huellas de nada 
Podía ser cualquier tarde
difusas señas 
al ritmo de un borrador
inundando el agujero

Caía después
un aire azul
sobre los puentes
(esos que ilustran historias de terror)
Los lugares
llamados a recordar
se encapsularon y fundieron
en una estatua de sal

El lugar
de los afiches
y el afuera de nuestros cuerpos

Aferrados
a una agenda inconclusa
como si huyéramos
hacia la parte faltante
del rompecabezas
nuestros lugares en el vacío
pertenecen al paisaje.

En ese gesto lento 
que se apoza en la retina
cambia el rumbo
de nuestras apetencias

y en el sentido contrario
de la carretera

suceden las cosas

Parece que nada 
estuvo en su sitio
y tuvimos que arrendar
algunas historias
Guarecidos en la sospecha 
como visión
somos paso al frente
Nuestros registros
están disponibles
en fotocopia a baja resolución.

Florecidos
miles

de estallidos

ocupan un lugar en la tierra
descienden de los escombros
(son los cielos que habitamos)

Cada puerta
un sello
la promesa
una traición

Difuso
el boceto cuelga
de esta historia
Nada acontece
en el habitar de las palabras

Este argumento
es un borde sin líneas
que depura el tono de los colores

No hay trazo posible
en estos pincelazos 
una paleta de inimaginables
tonos y desentonos

La pared es el musgo
El puente quebrado
ue parecía una nueva ruta hacia

el jardín

Un fondo
sin comentarios
ni acotaciones.



Una tormenta de pájaros
que traduce la vida
Ese breve límite en llamas
fluye a borbotones
desde la ceniza
Fluye la mirada inquieta
desde el peldaño más alto.

Deshojada
quietud de lo inmóvil
que atardece en tonos miel 
En la profundidad de este odio 
un puñetazo seco en el alma 
despierta 
Vamos de las manos 
entretejiendo discursos 
ausentes de destino. 
Y desde la distancia cierta 
bosquejando estos límites,
las fronteras permitidas 
se cristalizarán en el frío.



Desde ahí hasta el final 
hasta concluir con los delirios 
una madeja elucubraciones 
sobre cosas que nunca serán.

Cosas sin germinar
hasta sellar los delirios
El canto de las heridas 
tatuadas y grabadas a fuego en la cercanía de estos mundos. 





Pedazo de mundo
Extracto (Ediciones Santiago Inédito, 2000)


ESCUCHANDO A CHARLIE PARKER
(Y LEYENDO “EL PERSEGUIDOR”)

Se va la última nota
y en eso tus huellas
una mujer grita
en el cuarto
El sexo es el saxo
son las doce del día
es sábado
Estás amando ayer
y tocando mañana





EL DÍA SE FUE CON UNA CANCIÓN

Desconectó el Walk-Man
Freddie Mercury
tenía algunas cosas que decir
no quería que la cinta se enredara
y después tener que pegarla con cutex
Nosotros éramos campeones
aunque después todo fuera relativo
retrocedíamos al igual que el cassette
y desde el primer acorde marcábamos el paso
Queen
nos acompañó
cuando no crecíamos aún
y nuestros gestos palidecían
en conversaciones comunes
acompañadas de huevos fritos
pan añejo y cerveza.
La guitarra del espíritu
afinó siempre las notas
de los cuerpos intoxicados
y éramos trozos de carne
callejuelas torcidas
que contenían al mundo en sus hombros
Queen
apareció en el idioma de los ritos
mis amigos construían torres de babel
no importaba el lenguaje
en blanco y negro
mirábamos las bicicletas desnudas





LA GUARIDA DEL TIEMPO

Mirarse en el espejo
y no ver por detrás
presentir que afuera
anda libre un túnel
que se tragó
esta historia
La vieja pared de los conjuros
el tiempo olvidado en la caverna
el revés de esta imagen
como un hueco entre dos sitios





PAPELES SECUNDARIOS

Desde este lugar del mundo
con un cuerpo prestado
cuyo sello de calidad
no lo otorgó ningún Dios
Tú y yo respetamos
las fronteras que hemos tendido
Tú y yo sabemos
que no pertenecemos al guión
de esta película
y que a contrabando hemos 
encajado en papeles secundarios
Aceptamos que
aunque se retrataran
en un solo plano
mil y un instantes
de lo cotidiano
tú y yo
seguiremos siendo
material complejo
con temor y vergüenza
por las líneas del libreto
que pudimos conseguir







Santiago descubre cuerpos
cuando las luces
impiden el amanecer
en el ir y venir
-es de noche en los suburbios-
las palabras traicionan al huésped
que limpia cenizas
en este agujero de soledad
Algunos suben el volumen
y en stereo 
tripas y corazones
huelen a basura abandonada
Santiago
empuja los abismos
despeja laberintos
es un puzzle
que atormenta las bocanadas
de espectros
El río se desborda por la espuma
y a distancia de otros mundos
los cuerpos olvidados
vuelven al hogar
-es de noche en los márgenes-
la memoria 
desborda los límites
de la tierra prometida
cuando el último foco se apaga
El valle
agradece
su nombre propio
no vaya a ser que después
le cierren los candados
del paraíso
y todo esto sea una mariposa
de neblina.





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