lunes, 4 de febrero de 2013

MARCOS FABIÁN HERRERA [9162]





Marcos Fabián Herrera

Nació en El Pital – Huila - Colombia (1984). Poeta y periodista cultural. Sus artículos de opinión y sus trabajos 
periodísticos se publican en revistas literarias y culturales de Hispanoamérica. 
Su libro El coloquio insolente: Conversaciones con escritores y artistas colombianos recibió elogiosos 
comentarios por parte de reconocidas figuras de la literatura  latinoamericana como Julio Ortega y Sergio 
Ramírez.  Autor del poemario Silabario de Magia (2011) publicado por la editorial bogotana Trilce. 



Ritual

Hemos aprendido a convocar el sueño y
            ahuyentar el ruido
Para conocer las revelaciones de los
            atormentados.

 Hemos prendido fuego para escuchar el
            mensaje perdido del crepitar en la
            hoguera.

Nos hemos extraviado en caminos de
            guijarros y hierbas indómitas, en
            busca de la brizna que nos enseñe el
            sendero.

Aún no hemos encontrado la quintaesencia
            de esta arena y la cartografía de los
            sueños ignorados.






Umbrales

Los umbrales han presenciado el paso de la
           gloria y la derrota.
Han visto el ingreso de reyes y vasallos,
           pastores y adivinos.
Han augurado cataclismos y pestes,
Amores y perfidias.

Han escuchado el gorjeo del lince, el redoble
           del tambor, el llamado del trompetín
           y la caída de la gárgola.
La sangre y el sudor han franqueado en
           heridas incurables y sienes torturadas.
Son los auténticos historiadores de la ruina.






Devoción

Oficiaron el asombro
Para conjurar el cansancio.
Apuraron la semilla
Para revelar lo inconfesable.
Todos
Hicimos de los ritos proscritos
Febriles creencias
Para devolver el pasado.

  





Ensalmo

            Para Adriana Loaiza

 La cofradía de dioses
Ha conjurado a los
Raptores de ángeles.
Ellos, mortales ocupados
En los retozos de la guerra,
Restañan sus heridas con las bellezas celestes.







Acacia

En este aserrío habita mi ascendencia
Hoy no soy más savia esfumada, follaje perdido.
El invasor de mi un cómplice para convertir mis astillas 
en parihuela de mortajas.
No soy más que una ramificación
Un inmóvil surco de llagas
Un susurro leñoso
Que teje el silencio.








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