domingo, 25 de noviembre de 2012

REBECA YANKE [8.541]


REBECA YANKE 

Nace en Bilbao en 1978 y es redactora del diario El Mundo. Desde el 2007, y bajo la apariencia de una u minúscula, compone su lenguaje para reconocerse en la escritura y el silencio. Infinitos Corpúsculos es, en sí, un pleonasmo, y también el título del blog donde aparecieron los poemas que recoge este libro: el devenir de una letra entre escaleras de palabras. 







CRECIDA, QUIERO DECIR, PERDIDA
he salido a la hierba esta madrugada,
creo que quería convertirme en brote,
como la poeta julia de burgos,
y olvidarme de todos los hombres.
llevaba una capa prestada y un jersey
gris por todo abrigo, las botas con la
cremallera bajada, los pantalones caídos
y he visto estrellas. si hoy hubo nubes,
¿mañana (cuándo eso sea, por todos los
dioses) hará sol? después subí deprisa
unas escaleras, me desprendí de todo,
bebí agua en desnudez (creo que es lo
que mejor sé hacer) y perdí la respiración,
pero eso que me nombra y enumera me
latía. sigo viva. leo a derrida, blanchot,
deleuze, auge, jesuschrist (esto no forma
parte de la enumeración), ¿alguien tiene
a mano algún poema de Picabia?






RISUEÑA
resuena su
minúscula
existencia





MUSGO CATARATA
posé todas mis ficciones en un muro
y se agolparon todas mis personalidades
en un recoveco del hemisferio izquierdo
recordé que soy puente,
quiero decir fuerte,
esto es, fuente





AUGE SIN TILDE
busco el alud de nieve
en el poema de boccanera,
debería servirme para algo
la red de redes, debería pescar,
cazar, usar mi boina para no
ocultarme, usar mi ojo para
encuadrar, pero si no momifico
me momifico, si no modifico
me modifico, y este edificio
se desprende, porque en los
no-lugares nunca llueve





SEWING GIRL
tienes un problema si crees que alguien
(que no seas tú) puede terminar un libro
en una noche. no seas tan ingenua, no
esperes eso de nadie, no esperes nada
de nadie, no esperes, no creas en la
esperanza, no desesperes, no te crezcas
pero crece, plántate, como un árbol,
estira tus mínimimos nimios brazos,
tus ramas no le hacen daño a nadie





ALMA DE CÁNTARO
bajo un despertador de lluvia
y manta prestada, como mi
cama, como mi capa,
como las ocho menos
cuarto de la mañana,
como una princesa,
sobre montañas, y
con el secreto típico
del cuento, un guisante
bien adentro. lo único
que cambian son los
personajes. no tengo
reino, y en cualquier
momento podría
estar hirviendo





IMVAGINARTE
(O VORÁGINA)
dicen que meliflua destila miel
dicen que agrupa limones entre las piernas
sin embargo la única certeza es que la herida cíclica
me mancha las manos, me arranca el ruido escondido
y me deja hueca


Infinitos corpúsculos. Rebeca Yanke. Edita Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga. Colección Puerta del Mar. Nº118. Málaga. Mayo 2010.



aguijón

aceptado ya que el corazón
es un utópico bivalvo
como la cuna que
formaron sus manos,
como mi templo
cuando hay rito dentro,
tal vez sea aconsejable
asumir que la mayoría
de los amores son
de plástico
————
a veces me ducho sólo con agua caliente,
ignorando el grifo de la fría,
como si con el líquido bollente
pudiera redimirme de mis pecados.
pero nunca sucede.
por ahora no porto aureola,
debe ser porque, mientras
me quemo, mi culo
se adhiere a gélidos azulejos





para los iconoclastas

limpié sangre del suelo sin saber que me pertenecía,
ni siquiera pensé que aquello fuera de origen humano,
soy tan prosaica que creí que se trataba de tomate
de vete a saber cuándo
después encontré el origen del brote, sorprendida
y me maravilló que sangrara tan poco esa piel de mi pie,
el rasguño era tonto, y no dolía
sin embargo me abrumó esa ausencia de dolor
y recordé otras heridas

me palpé las minúsculas cicatrices de mi muñeca derecha
volví a avergonzarme de su nacimiento,
la única vez en mi vida que mi mano se convirtió en puño
y crujió cristales, que nunca crepitan, por propia iniciativa,
no por casualidad, y mucho menos por cortesía

lo único que me alegra es que fuese una violencia hacia nadie
sin embargo en mí permanece, en forma geográfica
de piel lánguida
de suave palma
una atmósfera distinta, una morbidez de llanto,
para lamer con cuidado, y ahora
yo quiero poner delicadeza allí donde hay más daño





buzón

es el estado complicado de mi u-tópico bivalvo
(ubicuo aunque desconcertado)
buzo es la primera persona del infinitivo
del verbo bucear,
las almas nubosidades variables,
y mi educación sentimental un género epistolar





landscape


1

si el efecto dramático es (mi) poder,
no debería anhelar una azotea,
ni romero fresco, ni una ventana
por la que tirar piedras

si el melodrama es mi escenario,
no debería sonreír tanto, ni decir
hola (más bien holita) a todos
los que me topo en los pasillos,
mientras les sonrío

si soy mujer nube,
si hay hombres árbol
para qué qué dudar
de mi utópico bivalvo


2

cuando me pesaban los brazos veía el mar por las tardes,
me sentía más liviana cuando mi culo se posaba
en un muro de piedra, y mis pies frente
a un abismo de horizontes
después tuve que poner tierra por medio
porque se me acumulaban los escalones.
ahora soy un cumulonimbo bien lleno,
a punto de explotar.
es más, lluevo, ya.


3

la noche que supimos que mi madre murió,
la segunda esposa de mi padre no durmió con él,
sino conmigo. dijo que mi padre necesitaba llorar solo, y yo más abrigo.
recuerdo que también me dieron un valium. yo tenía quince años.
cuando murió mi padre no me dopé, sin embargo. ya tenía dieciséis



4

el último verano íbamos a la playa de azkorri,
arena de roca y, como antesala, una cuesta de piedras.
yo todavía no sabía que me quedaba mucho por escalar
aunque mi padre, y mi abuelo, ya eran montañeros.
yo sólo sabía andar en sandalias, aun ahora me
resulta absurdo usar zapatos, por eso los que llevo
siempre son planos, anacrónicos y con tonos simbólicos.
mirármelos y balancear las piernas al mismo tiempo
me reconcilia con mi averno juvenil, y con una infancia que tuve que ocultar,
para que no me hiciera demasiado daño el recuerdo de la felicidad.
estructuré mi cotidianeidad sobre una laguna mental,
crecí a trompicones, pero ya estoy cerca de los treinta
y no es que sólo quiera volar… es que me apetece planear







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