miércoles, 13 de julio de 2016

EDUARDO ESCALANTE GÓMEZ [18.922]


EDUARDO ESCALANTE GÓMEZ

Nació en Antofagasta, Chile (1942). Licenciado en Lingüística y Literatura, Universidad de Chile, Magister en Ciencias Sociales, Universidad de Gales, Gran Bretaña. Es investigador, académico, ensayista y poeta. Ha publicado diversos artículos científicos en revista con referato en Chile, Argentina, Perú, Colombia, México, Nicaragua, España, también varios libros sobre investigación y estadística en Chile y Argentina. Ha sido incorporado a los sitios Arte Poética, Proyecto patrimonio cultural, escritores y poetas en español (letras.s5) en lo que se han publicado varios de sus poemas. Ha escrito cientos de poemas inéditos.




Soy, un simple hombre que ...

                                es ola que
                                rompe en su orilla

                                tiene días que
                                no puede cantar

                                 vive la esperanza que de viejo
                                 puede apoyar su cabeza tranquilo en la almohada

                                 aguarda que unos pocos rayos de sol
                                 crucen su trayectoria.

                                 quiere no ir a tribunales, 
                                 ya hizo todo lo que podía hacer

                                 espera el día ciego



Rescate

Las palabras fueron a mi rescate
y me tienen hoy donde estoy.
Pero las palabras alguien las pronuncia.

Nunca sabré quién abrió la puerta de una casa,
rodeada de árboles, y la pintó del color del mar
(aunque lo he de suponer). Gratitud.

Se enciende el fuego y nunca sabré quién fue 
el que dejó los alimentos y bebidas, y una nota 
sobre el alféizar de la ventana en la que se lee:
permanece aquí todo el tiempo que desees.
(aunque lo he de suponer). Amor.



Grano de arena

¿Cuánto traigo en mí de millones de años?

dejaré un grano de arena para los millones que vienen.
Este nadará en el tiempo como un pez a su propio gusto.
de más de una ola se enamorará.
solitario quedará en algún momento
depositado en una alfombra de algas,
que lo rescatará de la tormenta.
en algún otro tiempo observará el
epitafio de un barco hundido y
una escama de pescado lo salvará de la
picadura de una medusa.
como lleva setenta veranos en sus pulmones
resistirá los oleajes.
en algún puerto bailará al revés,
dentro de una botella de whisky que flota
con mensaje en busca de una amada



En ángulo recto a la pantalla

En este lugar, la jornada nocturna llega a su término,
un jirón de niebla de la mañana, como acostumbra, 
despierta a un árbol dormido, y también al techo de mi casa.
Verán, el aire gris toca las cosas y a nosotros.
En mi cama, me doy vuelta y un recuerdo estalla en mi cabeza,
como la nuez cuando la martillo, ruidoso, no es dolor de cabeza, 
pero pensaba que lo había dejado en el baúl.
Fácil, lo vuelvo boca abajo y escribo su epitafio,
quedó con sus dos piernas congeladas.
La crueldad del reloj me hace levantar, y no por el que dirán,
es que la pantalla pregunta: y usted a qué hora llega.
Parece que la niebla también la tocó. Bien,
el mandato es punzante, miro desde la ventana, 
sigo la variación de los colores, una palabra viaja
rauda y quiere que la vista. Mis ojos trazan un ángulo recto
y se lanzan sobre la pantalla.



*



que necesita aparte de la madrugada para empezar el día.
cierto, aún nada escrito, pero el jardín lo hizo para siempre,
salió como un reflejo de los más íntimo del corazón,
ahora necesita esos ojos mirando fijamente el insecto
que lo elige y enterarse del aroma del que se desprende.

cierto es también, que teme que teme al diario gorrión 
con cara de silencio, es su invento. Pero también sabe
que, desde las nueve a las doce, música aparece en los árboles,
salvo que no la escuche porque algún órgano suyo
quiere seguir durmiendo y no escucha lo que está sonando
en este momento.

sólo necesita un instante de vacío consigo mismo,
la luz solar espía a un real, entonces el jardín le habla.
un poco más lejos, una gaviota cansada se abraza 
con una piedra, y una naranja mantiene su silencio.

ya avanzado el día, la calle también se hace presente, cinco perros callejeros,
un auto abandonado y tres pares de ojos observándolo,
dos señoras de edad conversando libres de resentimiento,
sus manos reflejan el cariño.



Uno y sus intérpretes

Te levantas temprano, quieres apagar tu incendio
piensan que es otro de tus inventos
Hasta las migas de pan parecen una panadería
Tus maceteros son un prado
Tu cocina, un restaurant
El cuadro en el living, un museo
Se quema una ampolleta, la plaza queda sin luz
¿por qué esto que hablo es un crimen?
¡Es verdad, así te sientes!
Pero no te creen, te miran no te dicen nada
Pareces una extraña.
Es como si te pidieran callar la boca
¡lee en silencio tu propio cuento!
A lo mejor Freud me entiende
han confundido enfermedad con cansancio
el mar hay que nadarlo, los enfermos
se ahogan en un vaso de agua
a las que nos dejan mudas
nos ahogamos en el silencio
Ahora estás en tu propio poema
de tu fría mañana, como un pájaro que tiene que cantar
su sí mismo en la colina
Mis palabras son trampas
No me había dado cuenta que yo misma las elegía
y también a sus intérpretes
Quiero acabar la novela de mi vida
y empezar mi realidad que la tengo metida en la sangre
sacudiré mi colchón
abriré todas las ventanas para que entre luz
cualquier otro a la cárcel, pero mi propia
persecución es injusta.
Ella se endereza, se levanta, camina
tímida e incongruente
a través de bloqueos de carreteras y colas del pan
Abandona la lengua del otro, dice su propio lenguaje
Sale del cuarto oscuro donde el otro ya no ingresa
no deja que nadie transpire en su hombro
borra el número de teléfono
Mejor hacer otro mundo para mí, para mí
¡total, sola tendré que dar cuenta!




Una octava de distancia

En algún desperdicio de tiempo,
cada uno piensa dónde se irá cuando se muere.
Ella piensa que va a morir a una playa.
Piensa en ello: un cielo rosado anacarado
donde, a excepción de su vestimenta,
todos llevan tela transparente,
y salvo sus orejas,
todo el mundo se parece a su madre.
Esa playa, lucha de amarillo y blanco,
en el mapa: matrimonio con el azul
del mar. Son suficiente dos pasos
para hacer una melodía con ellos.
Dos pasos, una octava de distancia.




En primavera

la realidad es parte de mi naturaleza,
llevo la primavera con su verde desbordado
de sueños que se inician, horas en las que los entierros
ocultan el negro, las flores se alzan como antenas
y lucen sus colores. No hay advertencia de temporal,
el tiempo es parte de las voces de las aves que en
coro cantan al sol, el óxido se desprende de las piedras
el calor inicia sus efectos. Todo es música de cámara de la vida,
escucharla con total atención y no apagarla.
El choque de las olas ha desprendido su adolescencia, hoy
tienen un cuerpo adaptado. Me puedo sentar en la roca que rodea
el océano lila con aroma. Un barco golpea la mirada incesante en la distancia




¿Lengua o lenguaje?

digo hablo la lengua
me respondes digo el lenguaje
qué me quieres decir
recuerdo a tu mamá
haciéndote dormir
la vi acostar a los Arcontes de habla celestial
en tu almohada
espantar a los Arcontes de habla infernal
hago lo mismo
con mi lenguaje
también
conspiraba con ella
aunque detrás de una cortina
en tu cama ponía
helados de frutilla
frotaba galletas de colores
una pelota colocaba entre tus pies
ella oraba
que las aguas limpias
en las que se mira Moisés lo acompañen
en caso de piedra en el camino
que el Humilde lo salve




Intensidad

hace doscientos años
duermo arriba de una roca
sus algas ahora son blancas
la roca es parte de mi espalda
contiene:
aire, fuego, arena, viento, lluvia, sol radiante; asombro, un espejo, carcajadas, simulacros,
un sinfín de mentiras sin personalidad, una cuota de caos, crujidos y costuras,
por supuesto, abismos...
...caídas que nunca quisieron ser caídas...
soy ese matorral
sin ilusión de cosa grande.
pesa, y bastante
pero qué.
Los poemas que lees son la limpieza
de mis huesos,
cuántas leguas de tierra cuesta cada palabra
seguro recibirás la roca
afirma bien el piso.




Determinación

siempre atento
observo tu cadencia al caminar
me dice de ti, de tu vida
cada paso tuyo
habla una lengua diferente
tu balanceo
es fascinante
y misterioso
con ojos cerrados
veo tu voz
en cada instante
entras silenciosa
al espacio que has
elegido
lo presiento
porque entras
como si fueras
el espacio
me llevas
desde adentro
me has
construido
me sostienes
aunque te hayas
equivocado
me dices
eres otro
pero aún eres yo
no habitas
tierra extranjera
eres pared de mis sueños
no te aseguro tu orden
la ley del padre
hablo mil lenguas
así lo quieres
haces
que seamos
el movimiento
escalamos
me haces posible
tú y yo y yo y tú y tú y yo y el mundo de tú y yo





Se camina la existencia

Camino
en medio del estallido de las olas
y el silencio de los árboles.
Camino
enredado en claro-oscuro.
existo en ese camino.
nombro.
inexacto, por no escapar de la tribu,
se me escabulle lo que no hace ruido.
escucho mirando, renombro.
nombrar es escribir con mi mano,
salvo querer quedar sin cabeza
o incendiar la lengua en una hoguera.
las estrellas empiezan mintiendo.
“la mano es la mirada del guante”,
soy la mirada del amor.
en mí llevo el truco que convierte
la pena en alegría, lo gris en luz.
sigo mi camino.
no comienza,
nunca termina.





Amor

pequeño niño
quiere saber de dónde salen
mis dedos imaginarios
esos que escriben.
qué hay antes del cero
que no sea menos cero.
se tumbó un verso
poema soñó nueva palabra
son
las ocho menos diez
te amo todavía


*


Misa para el instante, ataúd para la hora.
¿dónde se pierde la extrañeza y se refugia la constancia?
Una fuga de la revelación en vagas fronteras.
La ausencia se enmascara. ¿Qué hay bajo la lona?
Cuesta encontrar donde se inscriben los errores.
Cámaras termales pueden penetrar los ladrillos
cuando uno está en el refrigerador y los latidos
del corazón se hacen lentos y la arritmia toca su melodía



*


saqué el picaporte a la puerta
y encendí la luz
no era necesario pincharse el
cráneo con una aguja

mala letra tengo, mala
mala clase no soy
sí he tenido que forjar espada rota

así giramos las cosas
en una muestra de respeto,
hay estándares incluso entre ladrones

Clavos, martillo, y una sierra.
Más madera, lija y brea para sellados y junturas.
Una vela.
Un cuaderno y once lápices (negros y de los otros).
Y mis fuerzas.
Suficiente.





.

1 comentario:

  1. Conocí a Eduardo en la Universidad. En ese tiempo no dejaba ver sus versos y yo en una sola ocasión, como en un relámpago, alcancé a vislumbrar algo. No era el momento. Me alegro que sus versos se publiquen, son de gran calidad literaria y están plenos de sentires. Revelan una alta inteligencia lingüística y especialmente su alma.

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