jueves, 27 de agosto de 2015

JUAN DIEGO BRAUN [16.913]



JUAN DIEGO BRAUN

Nació en San José el 5 de agosto de 1859 y murió el 11 de mayo de 1885. Perteneció a la escuela romántica de su época. Sus poesías se distinguen por su corrección clásica. 



LA MUJER 

La mujer es una flor 
a que el cielo da su esencia, 
que embriaga nuestra existencia 
con el perfume de amor. 
yo, que comprendo el valor 
del encanto que atesora, 
contemplo en ella la aurora 
que anuncia un sol esplendente; 
por eso adoro ferviente 
a la mujer seductora. 

Si ella ríe, alegre canto, 
y en alas de mi canción, 
me elevo a ignota región?
do se duerme mi quebranto; 
y allí en dulcísimo encanto 
de hermosura revestida, 
siento resbalar la vida 
entre sueños seductores 
como una fuente entre flores 
que corre apenas dormida. 

Si ella gime, si ella llora, 
cual tórtola solitaria, 
alza al cielo su plegaria 
en el alma también gemidora; 
y como el cielo atesora 
pura esencia del amor, 
pido que vuelva a la flor 
su primitiva hermosura 
y la paz y la frescura 
que le robara el dolor. 

Dulce niña, en conclusión, 
es la fuente la mujer 
do el poeta va a beber 
la divina inspiración: 
bebe de amor la pasión; 
bebe el noble sentimiento; 
pues de una madre el aliento 
al nacer, niña, bebimos 
y por la mujer sentimos 
dulce alegría y contento. 

Que la mujer en el mundo, 
en esta noche sombría, 
es la estrella que nos guía 
con su brillo sin segundo. 
¿Quién en su esplendor fecundo 
bañado no se ha sentido, 
cuando su imperio extendido, 
envuelve en su luz la tierra, 
y cuando en ella se encierra 
como el pájaro en el nido? 

Si de la luna al fulgor 
bajo su faz misteriosa, 
oigo una voz cariñosa 
tierno acento del amor; 
¡ah! se calma mi dolor 
y mi agudo padecer, 
y extasiado suelo ver, 
entre nubes de topacio, 
cruzando tenue el espacio 
la imagen de una mujer. 

¡Ah! ¿Quién no lleva en la vida 
oculto en su alma un amor, 
como el perfume en la flor 
en cuyo cáliz se anida? 
¿Quién no acaricia, transida 
aun de pesares el alma, 
de gloria una verde palma, 
un amor, una ilusión, 
con que sueña el corazón 
buscando en ellos la calma? 

¡Oh, sí! que la mujer pura 
como el limpio azul del cielo, 
es el único consuelo 
al dolor y la amargura; 
símbolo de la ternura, 
ángel de amor que consuela, 
ella, ¡ay, triste!, sólo anhela, 
en su profundo cariño, 
una sonrisa del niño 
por quien amorosa vela. 

¿Qué pide ella en su pobreza 
sobre la tierra que pisa, 
si funda en una sonrisa 
su tesoro y su riqueza? 
Ella brilla en su grandeza, 
aun en medio del dolor, 
si una sonrisa de amor 
el hombre tierno la envía... 
¡Qué feliz ella sería 
si aquel no fuera traidor...! 








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