jueves, 4 de septiembre de 2014

CARLOS ENRIQUE CARTOLANO [13.185]


Carlos Enrique Cartolano 

(Punta Alta, Argentina  1947) Reconoce maestros en Joaquín Giannuzzi, Félix –Grillo- Della Paolera, Carlos Alberto Débole y en algunos que continúan presentes en tantos poetas. Publicó Los cantos van al canto (poesía, 1969); Poesía varia (poesía en colaboración, 1982); La resurrección de Neruda (poesía, 1997); Cuerdas (poesía, 2011); El piquete y otros poemas (poesía, 2011); Avisos y señales (poesía, 2011); Poemas del amor que vence a la muerte (poesía, 2011); Tierra regada –La independencia mal tenida- (ensayo, 2011); A ojo y de oídas (poesía, 2013); Satori –alumbramientos- (breviario, 2013). Mantiene pendientes la publicación de Completar la mirada –cuentos incómodos- (narrativa breve) y de Cuento hasta cinco (poesía de 2012). Son parte de múltiples textos inéditos. Integró numerosas antologías y participó de publicaciones colectivas impresas y virtuales, americanas y europeas. Fundó y dirigió las revistas Gente Joven, El Candil y Taller de Letras. Junto al poeta Jorge Castillo gestó y condujo recitales poéticos en tiempos agónicos (Taller de Letras en La Poesía, de Buenos Aires). Reprodujo estos recitales durante 2013 y 2014 en Mar del Plata, donde vive desde 2010. Con la poeta y docente marplatense Marcela Predieri fundó y conduce FIP Festival Internacional Poesía del Atlántico, adscripto al MPM (WPM) Movimiento Poético Mundial. Coordina talleres literarios en Mar del Plata y Miramar. Mantiene los sellos editoriales Taller de Letras y Lágrimas de Circe.




12.

extiendo la duermevela sábanas tibieza
después endurece la capa
                            samsa contra el mundo.

monoambiente de viaje: desde allí
verte con mis ojos es verme
en tus ojos.

Monoambiente, 2014






27.

ciego a tanto por tu mano ausente
seré el tiesto donde desagua
tu mirada pluvial                no me muevas

copiaré este cristalino musgo no sierpe
de mi pecho.

Monoambiente, 2014






32.

no sé si siddharta gautama se sentó
alguna vez al escritorio
                            cruzando piernas
y extendiendo el manto

pero estoy como él mirando la línea
del horizonte
una miríada de puntos luminosos
                            sobre mi pantalla.

Monoambiente, 2014






46.

quién necesita conocerle la cara al poeta
con la palabra en el espejo

alguien acaso habrá de preguntarle cómo
se cierne el lado oscuro del poema

o si libera al fin y al cabo
después de tanta vida.

Monoambiente, 2014





78.

nazco en días hembra o días macho
algunos son hijos porque tironean
guachos de poesía

         y todos huérfanos de tiempo
herederos
vírgenes
amantes
jamás traicionan.

Monoambiente, 2014






tremor

Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura,
y yo te siento temblar sobre mí como una luna en el agua.
Julio Cortázar, Rayuela 7


¿cómo no escribir cómo no postergar por describir
al ángel de cuclillas sobre mi mansarda? esa mirada
lejía del alma que rompe hervor desde el tuétano
hasta las uñas funde soledad con pelusas de la piel
¿cómo no postergar todo y ofrecerle este sábado?

a la hierba nueva de mi mejor lado a quien bautiza
poemas entre borbotones de la sangre a quien ama
esta boca apenas temblorosa a la que julio pensó
tendida sobre el agua ganando el diáfano en horas
de pasión ¿cómo no postergar cuando ella convoca?

Versión para Rigor de exilio, 2014






caronte

… Ahí yace Caronte, que gobierna la lúgubre costa
(…)
Sus ojos son como hornos huecos en el fuego …
Virgilio, Eneida. Según la traducción de John Dryden


sólo se apaga la pasión durante el cruce
diluida en aguas de aqueronte
ese río que puede nombrarse estigia
la corriente que el barquero atraviesa
cada noche dicen que eligiendo
sólo a quienes pagan.

acaso la pasión termine en un óbolo
echando monedas para la boca
del muerto acaso se someta la lengua
al cerrojo de la muerte extravíe
las llaves a manos de caronte el mudo
que extrema destinos con el remo.

habrá que reunir riquezas dicen
o pasarse de largo de la muerte sumar
cuerpo a la pasión combustible a la mirada
olvidar esa ribera confundir barqueros
echarle suertes al vino coronar la reina
mantener alta la llama y sin carontes.

La lengua es un pestillo, 2013





palabras

bandera
reflejo
broche
escápula
fuerte
hollín
vermes
óxido y fulgor
grana la viola
baden baden
tramonta
fuellean los colondros

palabras al sol parido ardor oceánico
él levanta castillos
la mente cautiva posesiones
reinos de sal evanescente alcohol
escaparate con pardo y florescencias

es la imagen del receptor cultura
de la prisión íntimo puñal de la conjetura
borgiana

también yo lo empuño al levantarme
y compruebo nada llevo
debajo resta arena
sin desove
mi trabajo satura con descanso
el poema de ayer horada
a pura chispa
mientras echa brote azul
otro
el porvenir

Por lo más delgado (2013)






Vacíos

Estoy vacío sentado al fondo del barril vacío como yo
Todo abandoné pendiente en manos de días por venir:
Sé que en esas horas se vaciarán los diccionarios todas
Las palabras se pondrán boca arriba sobre el escritorio
Repetirán sus nombres vaciarán contenido y hojarasca.

Allí abajo hay fiesta algunos vacían la noche de silencio
Prefieren las camas tumultuosas arroyos de burbujas
Gritan porque van vacíos bailan pero vacíos desconocen
Los nombres de la tierra y del aire y del agua. Ellos son
Viajeros de la nada. Vienen vaciándonos días por venir.

De Plumas y susurros, 2012








Memorias

Aquí estamos, mirándonos perplejos…
Marta Oliveri –Memoria para Ana Franck-


Fotos dedicadas con pluma la tinta azul destiñe en ángulos
Abriendo surcos de plata y silencio. También miradas alzan
Los espejos del tiempo: esas que languidecen cuando nadie
Quiere atarlas o bien añejan los nudos hilados por un amor
De apropiadores. Imágenes son que suman negro sepia río

Al estuario familiar retratos de época dicen los memoriosos
Esos no escriben: a punto están de perderse álbumes a flote
Islas del recuerdo deidades del atlántico o del mediterráneo.
Pero nuestras miradas sobreviven son recuerdo y trazo diario
Se sostienen son corriente continua rito ancla: lazo de amor. 

De Plumas y susurros, 2012






Quintetos digitales


Perfil

Esta imagen: esa tu cara
Quién sabe cómo es fuera de mí
Cómo pueden verla cientos y miles
De visitantes. Tu perfil es aire
Que respiro y me penetra las manos.


Colada

Por eso digo que no te parecés
A vos cuando estás aquí contenida
Cuando te vemos yo mi conveniencia
La propia espera: el plato en que gotean
Unas pocas palabras.


Carencia

Competimos por alcanzar las tierras altas
Peleamos todos contra todos
Por la rostra: una idea central un espíritu
Que habitara todo y todos. Y qué nos queda
Con Dios pendiente y sin amor.


Mundo digital

Es digital basta tocar: un solo clic
Y podré estar a tu lado
O esperándote en el porch de tu casa
Escudándome del viento con arena
De la playa. En tu boca y en tu corazón.

Brida, 2011.







Otras yerbas

- Mire vuestra merced, señor, pecador de mí, que yo no soy don Rodrigo de Narváez, ni el Marqués de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino; ni vuestra majestad es Valdovinos, ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana.

- Yo sé quién soy –respondió don Quijote- y sé qué puedo ser, no sólo los que he dicho, sino todos los doce Pares de Francia (°), y aún todos los nueve de la Fama (*), pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron se aventajarán las mías.
Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, capítulo V


I.

Crecieron al principio como yuyos
Rondándome los pies. Después fueron hierbas
Y sahumaron mesiánicas.
Culturales. Sociales. Hermanas en soledad.

Cuando aprendí a estar solo
Me acompañaron las palabras
Acechándome en realidades. Me levantaron
Acelerando el giro.

Supe descansar en movimiento
Me lancé a zurcir
Palabra con palabra. Imagen por imagen.
Fugando de la esterilidad.

Ahora sé quién soy. Se quién puedo ser.
Son mis yerbas las que definen
Cada hora. Caminan encolumnadas
Respetan químicas orgánicas.

Lo demás son otras yerbas:
Estoy solo en medio de ellas
Añorando mi soledad.
Porque aún reconozco mis labios.

(La conciencia va más arriba de las narices
Todavía puedo abrir los ojos
Mis manos asen con fuerza tierna
Y curo el resfrío de la imaginación)

Las leyes y las culpas. Esas:
Son otras yerbas.


II.

Y tuve un nombre. Lo pronunciaban
A mi paso y aprendí a silabear.
Compartí/ Fui compartido. Amé
Sin saberlo y fui amado.

Después reconocí a mi parejera
La otra mitad que alumbró miradas
Soportó el ancla/ Convocó mis hijos:
La que releyó originales.

Yo continué tamborileando
Midiendo y escandiendo: Era mi rebaño
Pastoreaba día y noche
Almohadas/ Mesas de bar/ Altares.

Detrás venía la prosa confundida
Embrollándome / Mezclando todo:
Se movía en ella densidad ajena
Otras yerbas/ En verdad impuras.

Porque sólo el verso era curado
Y magnífico: una daga azul
Atravesando cortinados
Y ensartando primicias en palabras.

Por entonces un bosque fue mi mundo
Poblado de nidos/ Nacimientos.
Aunque sólo en el nosotros
Logré subir para avistarme.

Lectores y editores. Esas:
Son otras yerbas.


III.

Rigor y coherencia: ¡Arduo afán!
Caminar por la viña de los altos
Expone a cerrazones y dolor:
El éxito no sirve. Ni alimenta mundos.

Antes bien los quita poco a poco
Enmudece la piel y ciega
Y araña viento sur y llueve
Bajo los toldos y en las manos.

Llegan los naufragios. Son menores
Lentos como alfileres. Parciales.
Hoy se renuncia a cocinar
Animalitos con arroces. Mañana

Serán ardores/ Entregas/ Conquista
De aromas extranjeros. Corceles
Dibujando el horizonte.
Naufragios al fin. También parciales.

Y la memoria: esa subversiva
Que socializa placeres
Y condena el peor de los temores.
Esa es la yerba en flor. Encapullada.

Pero lo que va en carros ajenos
Lo robado. O marchanteado
Injusto. Siempre injusto:
Esos botines/ Son otras yerbas.

IV.

Pablo y yo. Pablo y nosotros
Caminantes de fe almenada
Vamos a derramarnos hoy
Mañana. No importa cuándo.

Como libaciones sagradas
Agotándonos. Raspando cuencos
Y conciencias. A sabiendas
De lo que somos y seremos.

No importa cuándo. Cada cual
Su cuchitril aterido/ Estrecho
Con sus hoyos. Su resbaladera
Su palabra última. Su alarido.

Aunque se está solo al final
Enroscado en mí mismo
Escupiendo para arriba/ Cacheteando
Mi carne fatalmente adormilada.

Lo que no se alcanzó entonces
Y en la lista quedó sin tachaduras
Esas cosas imposibles (prohibidas)
Esas: son otras yerbas.


V.

Evoé. Gigante cascarón
De tolerante oreja. Paraíso
Para inaudibles y profetas.
Bocina restada al olimpo

De estos dioses. Los de abajo:
Mercachifles de internet
Y propagadores de asepsia:

Filosofía de piel al sol
Seducción pública y pillaje.

Y los que corren a ambos lados
De toda frontera. En hileras
Trabajadores que no pisan
La franja amarilla. Hormigas

Negras afeitadas de sonrisas
Y genioles y aguas vivas. Donceles
Condenados de cuna y por vida
Si es que la vida alcanza

Para todos dijo Malthus-Thomas-Sir
A comienzos del diecinueve
Y encadenó pared con opiniones
Marcó senda al asesino

A sueldo. Cuando era postrimería
De los conquistadores
Y eran convenientes las reservas de gas
Y de moral por almorzar

Durante veinte siglos.
Evoé. Ñenque. Eureka. Lupus
De la lengua sometida:
Hormigas como esclavos

Devoran la yerba. Y caen
Mis lágrimas sobre la hierba
Como huevos de coleóptero
Son palabras huecas:

El futuro envasado en cajitas
De la felicidad. El cepillo
Pendiente del cuello. La pastilla
Cada ocho horas y en ayunas.

Sinfonía de los despertadores
El prado colmado de chatarra
Vuelcos del corazón de madrugada
Me despiertan a martillazos.

Lo que quedó sin consumir
Y lo que consumí sin querer
Eso: son otras yerbas
Drogas del encandilado.


VI.

¡Arre!
La medida. El vector ideal. Escuadra
Que encierra y ordena lenguaje
Imágenes/ Estrofas y pausas
Con ritmos de la creación.

Aquí llegamos. Íbamos con ímpetu
De mar amarronado. Náufrago yo
Y mi entorno a la zaga del madero.
Limpias las caries/ Bragadura fría

Y corazón en andas de la mente
(Monarca que disipa cerrazones):
Llegamos. Y al tocar paisaje
Mudamos a flecha/ A celo urgente

Nos vestimos escultores del barro
Yo inventé una corte de amigos
Para nacerme vestido/ Y reír
Porque era escuchado. Merendado.

¡Arre!
Ellos me arrastraron hasta la orilla.
Insistieron con la reanimación
De enciclopedias. Pero estaba echada
La suerte. Y me hundí en la arena.

Entonces fue cuando todo lo de pie
Transcurrió el drenaje de otras yerbas
Las verdaderas hierbas alcanzaron
Talla de árboles. Y nació el incendio.


(°) Los doce Pares fueron caballeros escogidos por los reyes de Francia, a quienes llamaron Pares por ser todos iguales en valor, en calidad y en valentía.
(*) Los nueve de la Fama fueron tres judíos: Josué, David y Judas Macabeo; tres gentiles: Alejandro, Héctor y Julio César, y tres cristianos: el rey Artús, Carlomagno y Godofredo de Buillón

De A ojo y de oídas, 2010-2011 






Nuevos quintetos de oriente



Voló

Harto del que asoma y no convence
Del que desenvuelve sin encuentro
De roturas entre manos cascanueces
Cansado del cuerpo traidor. Del rastrón
De algunas tardes y casi todas las esperas.



Candentes

Apenas se levanta. Casi canta:
Herrero de cresta amarilla luce
Y dilucida su chispa al oscuro
Disuelve en fúmina mezclado atardece.
Perfora/ Iguala/ Finalmente diferencia.



Vientos

Del fagot la broma sinvergüenza
Cala en oboe/ corno y clarinete. La flauta
Alza el montacargas melódico y satura
Color celeste: Lo que desata sube
La atadura hunde en barro y escarlata.

De Brida, Quinteto de oriente.








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