jueves, 30 de octubre de 2014

RICARDO WILLSON [13.890]


Ricardo Willson

(Chile, 1953)

Presidente de la Unión de Escritores Jovénes UEJ (1976-1979)
Ha publicado el libro de poemas: “Animal Urbano” (1984)




FF

Soy un especialista en guerras ajenas
Un voyerista de asuntos que no tengan directa
relación conmigo
asomo mi nariz a la vida de cualquiera de ustedes
aunque no sepa que hago allí parado

Desde cualquier posición me gusta espiar el paisaje
de los otros
convertirme en un espejo sin reparos
ysabiendo que ustedes dirán que soy un
entremetido
- y no se equivoquen -
estoy seguro de no poder dar aún con mi propio
paradero.

Podría definirme entonces en dos palabras:
estoy perdido
-y ésto no es una disculpa-
las personas sin embargo me devuelven lo que
de mí
se escapa.
Lo que lisillanamente mi galería de espejos
singulares
no precisa
eso que los que ven todo claro llaman tumultuoso.
La transparencia de la niebla dirían mis amigos
sin detenerse
mayormente en esta frase,
y que los fotógrafos en una síntesis perfecta,
sobre el papel,
acuñaron con el nombre “fuera de foco”.

No obstante así he aprendido a multiplicar y
dividir,
a comprenderme en límites ajenos; auscultándome
a mi mismo en tu
perímetro.
De todos modos tengo miedo a quedarme solo
parado en el vacío.
Incapaz de pincelar un solo rastro de mi cara.
Porque de tanto mirarme boquiabierto
He ido olvidando, paulatinamente, el lugar que
ocupo yo
en el retrato.





FF  I

Soy también lo que mi infancia me quitó
aquello oculto por mis padres como sagrado
misterio
y que aún desesperadamente busco.

Quizás nunca pueda desenterrar estos temores
sanguíneos
Estas gárgolas que ladran
en la azotea de mi ciudad y el psicoanálisis
Centro secreto encerrado no sé dónde.
Algunos de sus signos tal vez estén bailando
en el patio de esa casa;
la que más escondes,
la que en otros se bifurca
dolorosamente
y termina por parecerse a un eco que viene
a reventar en tu cara.

Exactamente aquella palabra entretejida
que uso cuando hablamos en plural y que no
agrego
con mi nombre.

La que dejo entreverse rara vez
dependiendo de la perspectiva que me asignen
tus ventanas.
¡Pero espera!, más
de alguna fiera puede salir de mi
ciudad parapetada.





FF  II

Soy además la ambición de ser un hijo sabio
amortigüando sus carencias con Góngora y
Quevedo
Y siento que las culpas son cosas de mis padres.

Soy el mismo que alguna vez viró su fe
por una historia
de niño triste extraviado por el bosque
y saliendo gracias a infantiles artificios
fue a parar al corazón de Budapest
sin entender una palabra de lo que allí se estaba
hablando.

No obstante la ciudad de Nueva York me hizo
invisible;
Dí la espalda al mar y su eco me trajo
Este rumor contemporáneo, casi emblemático,
de las jaulas y el cemento.
A reglón seguido el miedo como redes, como
una pieza ciega  con una puerta para
entrar y nunca más salir,
me trabó la lengua: parecía un ahorcado
una metáfora inconfundible en cualquier idioma.





FF  III

Ahora mismo me veo como un grito ante el espejo
tratando de fijar en la bruma mi retrato.
De precisar el fuera de foco de mi figura
y decirme serenamente al oído: odias de los otros
el guiso que más comes en ti mismo

es tu sombra que se resiste a entrar
libremente en la fotografía de los
otros,
son los “otros” que tu dejas en los
márgenes, “fuera de foco” en tu
retrato.





AJ

Ella siempre será ella:
Balcón donde ahora cae
La lluvia.




NN

No tienes más remedio
que entrar en la obediencia
¡adelante!,
vamos al camposanto.






Crear espacios de libertad

Conversando con Ricardo Willson, Poeta y Presidente de la UEJ 1976-1978.

Conocí a Ricardo Willson por allá por el año 1976 en la Casa de los Escritores de Chile, en calle Almirante Simpson, muy cerca de la Plaza Italia, en pleno centro de Santiago. Yo aún no daba mis primeros pasos en el mundo de las letras, pretendía dedicarme a la escritura y andaba a la búsqueda de un espacio donde pudiera mostrar mis relatos, analizarlos junto a otras personas, obtener una opinión crítica, discutirlos… Buscaba aprender el proceso de la creación y un día escribir un texto de ficción. Eran años difíciles, el golpe militar -al perseguir a escritores conocidos-, los empujo al exilio. Además había cerrado editoriales, librerías y revistas. El debate abierto había dejado de existir y el conjunto de la sociedad chilena se encontraba sumida en un periodo de Apagón Cultural… En estos aciagos y tenebrosos días llegué a la SECH,donde encontré un grupo de gente joven –en su mayoría poetas- movidos por un hambre similar al mío. Los lideraba Ricardo Willson. Aquel día, en ese lugar nació la Unión de Escritores Jóvenes (UEJ). Se crearon talleres. La enorme mayoría se fue a los de poesía. Junto a otras dos personas yo quede en el de narrativa. Aquella experiencia fue sumamente importante, encontré el estimulo y el ambiente adecuados para desarrollar las herramientas que me permitieron escribir mi primer cuento Se acabaron los cigarrillos, que obtuvo el primer lugar en un concurso el año 1979 y, al año siguiente, fue incorporado a la antología Cuentos Chilenos Contemporáneos de editorial Andrés Bello. De este movimiento nacieron muchos otros poetas y escritores que hoy ocupan lugares destacados en las letras del país. Evoco ahora a Antonio Gil y Ricardo Willson “improvisando” un poema a la limón…



Cactus- ¿Cómo llegaste a la poesía?

Ricardo: Leyendo a Rimbaud, Neruda, Huidobro, Parra, y por una curiosidad morbosa por descubrir una “realidad diferente” a las que veía día a día. Esa realidad me aburría, quería descubrir visiones nuevas, crear imágenes con nuevos sentidos de realidad.

- Me gustaba jugar con mis amigos y compañeros: el fútbol era una pasión de patio de colegio, de pantalones rotos en las rodillas, por donde el dolor de la jornada dejaba las huellas de moretones y sangre seca. Así se iba formando una carácter, una visión donde en la superficie estaba el disfrutar el juego, la pasión de la competencia deportiva, y por el otro los dolores propios de la derrota o alegría del triunfo, condecorado de medallas o copas y siempre con machucones en el cuerpo. En ese territorio entre la superficie del juego y la profunda pasión de disfrutarlo fui viendo que aparecía una realidad que se encarnaba de un modo secreto, ya fuera en la memoria o en el cuerpo, así fue naciendo una visión propia, fui cultivando la singularidad o pluralidad de la vivencia, así fui aprendiendo que eso de que nadie hablaba pero estaba allí presente y oculto, al mismo tiempo, era el territorio de lo poético, de aquello a lo cual había que acceder con la sensibilidad y la palabra reinventadas. Así desde la realidad sangrante de mis rodillas, podía entender mejor el sabor y el color que podían tener el triunfo o la derrota. Ese decir, cada epopeya o hasta el acto más cotidiano, tenía un correlato que daba forma a su propio drama, a veces en forma de comedia, otras como tragedia, ya sea para la risa, el llanto o la reflexión del espacio poético.

- Como puedes ver algo muy simple, que después marcó a nuestra generación, que nació en democracia, vivió su crisis, y tuvo que vivir las consecuencias de esa crisis: la dictadura y luego luchar para recuperar espacios de libertad adolescentes y finalmente, ya adultos, vivir y disfrutar el retorno a la democracia y también sus frustraciones.

Cactus: Cuéntanos… ¿cómo se gesta y nace la idea de crear esta agrupación?

Ricardo: En aquellos años, fuimos cobijados por la Iglesia católica de la zona sur de Santiago, donde formamos los Servicios culturales Puelche, (recuerda que no había derecho a reunión): era una institución (tipo ONG de hoy), cuya misión era abrir espacios de libertad para que los jóvenes de la zona sur de Santiago: San Miguel, La Cisterna, San Gregorio, La Legua, La Victoria, etc. Pudieran desarrollarse artística, creativa y culturalmente. Se formaron talleres literarios, de música, teatro, danza, etc. Y la Peña Puelche, dirigida por Dioscoro Rojas y donde semana a semana, el Tío Roberto Parra y Catalina Rojas, eran parte del elenco estable. Hicimos el primer festival de la canción juvenil chilena, que ganó el grupo Aquelarre, formado por Joaquín y Nicolás Eyzaguirre, más dos integrantes. Todo gracias al apoyo del Vicario de la zona, de la época, el padre Gustavo Ferrari y el padre Fernando Vives, actual Vicario de la zona oriente. Bueno allí se fue gestando un movimiento cultural más extenso y amplío donde muchos estudiantes universitarios comenzaron a llegar porque las universidades estaban intervenidas militarmente y sin derecho a reunión fuera de clases. Allí se formo la ACU (Acción cultural universitaria) y muchos de sus integrantes eran estudiantes de periodismo, literatura, teatro, historia, música, bellas artes, etc.



Fue así como la gente con intereses literarios como Paula Edwards, Antonio Gil, Rebeca Araya, Ricardo Ávila, Gregori Cohen, Jorge Ramírez Ávila, Coke Ramírez (hoy Jorge Ragal), Bárbara Delano, Erick Pohlhammer, Pablo Pobléte (Teodoro Cassua en esa época), Verónica Poblete, Jorge Calvo, Cecilia Atria, Álvaro Godoy, Armando Rubio, Alfonso Vásquez, etc. La primera acción fue crear la UEJ, bajo el alero y patrocinio de la SECH, (Sociedad de Escritores de Chile), cuyo Presidente era Luis Sánchez Latorre (Filebo), Isabel Velasco era la Secretaria General y José Luis Rosasco uno de sus directores, quien jugó un gran papel en el desarrollo y apoyo de nuestras actividades y desarrollo. 

En ese contexto, desde una posición más externa, pero no menos comprometida participaban José María Memet, Gustavo Adolfo Becerra, Raúl Zurita y Damiela Eltit, con el grupo C.A.D.A: (Colectivo Acciones de Arte), con Lotty Roenfeld, Juan Castillo, y la galería Espacio Siglo XX con Alberto Pérez, Marcela Serrano que en esos años era artista plástica.
Así nació la primera antología de poesía joven, de esos años, “Poesía para el Camino”, editada por la Editorial Nueva Universidad de la Universidad Católica y luego un sin número de actividades de promoción y difusión artístico–cultural.

Cactus: Háblanos un poco de los objetivos que en ese momento se propuso la UEJ

Ricardo: El objetivo principal era crear espacios de libertad, donde se pudieran expresar las voces creativas y democráticas que no tenían canales de expresión libre: lo que la iglesia católica llamaba “la voz de los sin voz”.

- Más allá de este slogan y esta visión general, estaba un objetivo propiamente cultural, que era promover y difundir la literatura y las expresiones artísticas de los jóvenes chilenos en nuestra sociedad.

- Y así fue como fueron naciendo expresiones como la revista Pazquin, La Bicicleta, diversas publicaciones ocasionales y actividades como “la poesía sale a la calle”, los talleres de poesía y narrativa en Chile. 

- Ahora todo esto tenía directa relación con autores mayores que estaban en el exilio o trabajando fuera de Chile, personas claves como Antonio Skármeta, Ariel Dorfman, Jorge Montealegre, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Eduardo Galeano, Nelida Piñón de Brasil, Armando Uribe, Hernán Castellano Girón, Enrique Lihn, Nicanor Parra, David Vadjalo, Nain Nomez, los poeta Gonzalo Rojas y Gonzalo Millán, Jorge Edwards, Omar Lara, Poli Delano, Volodia Teitelboim, Fernando Alegría, la revista Araucaria con Carlos Orellana y Soledad Bianchi, que se editaba en Francia, Matilde Urrutia, y una infinidad de personalidades e instituciones que apoyaban el renacer literario en contra de lo que se llegó a llamar el “apagón cultural de Chile”.

- Entre las instituciones estaban los Pen Club de Holanda, USA, Francia, Inglaterra, Alemania, etc.

- Como puedes ver estuvimos bien acompañados, seguro más acompañados de lo que hoy están los poetas y escritores jóvenes.

Cactus: ¿Qué te gustaría decir sobre la gente que participo en aquellos días?

Ricardo: Bueno, es una tremenda alegría ver que la gran mayoría siguió escribiendo y muchos publicando, ya sea aquí, en Chile o fuera. También fueron tiempos donde enfrentamos el peligro, las amenazas, la persecución con organización y coraje, fue la humildad de palabra puesta en tensión contra la fuerza, la opresión, la prepotencia y la injusticia. Somos una generación que aprendió a decir las cosas con la sutileza y síntesis de la poesía mientras afuera se vivía una gran epopeya para la historia y la narrativa. También aprendimos a ser amigos, que debíamos cuidarnos porque el peligro y el dolor era una amenaza al acecho, que en cualquier momento le llegaba a cualquiera de nosotros.

Cactus: Fueron tiempos difíciles, ¿existió algún tipo de dificultades que fuera interesante de recordar?



Ricardo: Creo que hay un poema de Pohlhammer que se llamaba precisamente “En tiempos difíciles”, como una manera eufemística de decir, tiempos de odio y desgracias, de represión y tortura por pensar distinto y querer expresar tus opiniones, en ese sentido Pinochet y sus secuaces fueron unos grandes maestros para desarrollar el instinto de sobrevivencia vital y poético.

- Aún tengo patente la vez que tuvimos que estábamos organizando una actividad cultural en un teatro que estaba en la avenida General Bulnes, a dos cuadras del Ministerio de Defensa, y teníamos que pedir permiso en una división llamada de “Asuntos Civiles”, que autorizaba o rechazaba todo tipo de reunión pública y por supuesto, que la supervisaban, fui con José Luis Rosasco a solicitar los permisos pertinentes, y la realidad fue más que elocuente: todos los funcionarios usaban “chapas”, nombres encubiertos, pistola o revólver al cinto y trabajaban en oficinas que parecían mazmorras, después de mucho interrogatorio logramos que nos atendieran y como Pepe Rosasco era una figura más pública logro imponer su investidura y nos atendieron. A los pocos días, respiré aliviado, nos había autorizado a realizar el acto cultural, pero ese sólo era el comienzo, porque sabíamos que íbamos a ser visitados por los agentes de la DINA, que manejaban dicho departamento y de ahí se sabía que te podía ocurrir cualquier maldición. De hecho a mí me llamaron después porque se había pifiado adentro a un funcionario de gobierno: René Campos Menéndez y tuve que “dar explicaciones” por la pifia.

- De ahí que todos teníamos muy presentes la frase de Milán Astray o Goering, era la que mejor representaba el espíritu de la dictadura con nosotros: “cada vez que escucho la palabra cultura me dan ganas de sacar la pistola”.

- De hecho me tocó personalmente en otra ocasión, partir a “fondear” a Pohlhammer porque un agente de la DINA se subió al escenario, pistola en mano, a bajarlo del escenario donde estaba leyendo el poema los helicópteros.

Cactus: Considerando las circunstancias y el periodo, piensas que la UEJ jugó un rol importante para el país…

Ricardo: Sin pecar de arrogancia o vanidad, pienso que si, fuimos un ladrillo o una de las primeras piedras que fueron construyendo ese edificio que hoy tenemos y que se llama democracia, y a la cual, con nuestras diferentes visiones y posiciones políticas, todos respetamos, queremos y deseamos verla fuerte y cuidadosa de sus hijos: todos los chilenos.

Cactus: Qué te gustaría agregar

Ricardo:  Bueno, hoy pienso que al igual que ayer en dictadura, los jóvenes poetas y narradores actuales tienen mucha sensibilidad y visiones nuevas que aportar al desarrollo democrático de Chile: su participación, sus obras, sus publicaciones y difusión de las mismas van a permitir que tengamos un Chile más generoso, más sensible, más humano…

El poeta Ricardo Willson en conversación con el narrador Jorge Calvo.









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