viernes, 24 de octubre de 2014

JULIETA ROCCO [13.832]


Julieta Rocco 

Nació en Buenos Aires, Argentina  en 1973. Participó en talleres de cuento y poesía de Pablo Pérez, Claudia Prado, Carla Sagulo y Paula Jiménez España. Algunos de sus poemas se editaron en la antología "Tal vez debería yo hablar del fuego, solo del fuego" a cargo de Paula Jiménez España de Editorial La Mariposa y la Iguana.



Sagrada familia

sin fe hemos llegado hasta aquí
el silencio se puso gordo con los años
nos dibujamos cruces delante de la cara
seguimos comiendo
para cubrir los espacios mudos
que la tarde llena con pájaros
nos esquivamos como soretes en la vereda
por miedo a que hablar nos traiga suerte
afuera el pasto es el de siempre
los árboles no gritan
adivinan
no tenemos nada para ofrecerles
en esta quietud inconmovible
existe al menos una certeza



programa

21:48 prendo la radio
97.9 tres curas charlan:
que las monarquías
están acabadas
pero aún existe un rey
se llama Cristo dicen
y hasta yo
podría ir a visitarlo
me invitan y
corte
a publicidad
me quedo en el dial
con el espíritu inquieto
el programa se llama
“remar mar adentro”




división del rebaño

las cabras no se salvan, le dice
por eso dios las separó de las ovejas
¿para qué voy a hablar
si no quieren escucharme?
mi riqueza está en el cielo
acá abajo
somos todos iguales

parado frente al templo
ajeno él predica su universo
no espera el colectivo
ni que lo escuchen
ni nada

ella asiente ajada al viento
envuelta en lo que queda
de una frazada
él es su hijo más viejo
su casa metida en un bolso
donde hay una biblia con tapa de cuero

nadie los espera
no vuelven no llegan
toman mate sentados
usando casi todas las palabras
que les quedan




sobrepeso

me gustaría sentarme
arriba de todos mis años
como cuando la valija
llena no cierra
elegir
sólo un traje
el más cómodo
para hacer lugar
y con lo puesto
seguir viaje
sin sobrepeso





goma

una goma enorme
que borra los recuerdos
malos
tu frase favorita
yo imaginaba
cargarla en los brazos
extendidos temblando
que se caiga
y de puro peso
me aplaste la cabeza
me la parta




quedate así

es de día y para qué
lo oscuro cambió por luz
y nosotras acá paradas
robándole mérito al sueño

hoy tu orfandad
me obliga a asilarte
dormirás en casa
es única la cama
y somos tan desconocidas
para compartirla

tu nombre al pasar
no lo dice todo
me desnudo
sin embargo ante tus ojos
curiosos hasta en las ingles
los pliegues de las axilas

soy esta mañana
un bulto vacío
sin fuerzas quedate así
observás sin tocar nada
el peso de tu mirada
me cubre
como una piedra
al sol del verano







yogui

admirado en secreto
su cuerpo es preciso
en el saludo al sol
las alumnas se distienden
se dejan tomar
la espalda corregir
rozar muslo con muslo

en la sala impecable
la clase llega al final
encerrada en la cocina
como un voyeur cama adentro
hurgo en su cuaderno
lleno de poeta









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