miércoles, 6 de junio de 2012

HILARIÓN CABRISAS [6.980]


Hilarión Cabrisas

(1883 – 1939). Poeta y periodista cubano. Trabajó en varios periódicos y creó obras literarias por las que obtuvo premios.

Cursó sus primeros estudios en Barcelona.
Se graduó de bachiller en el Instituto de Matanzas.
Durante algún tiempo trabajó con la compañía dramática de Enrique Borrás.
En Matanzas, participa en las tertulias llamadas Areópago bohemio se celebraban en los bajos del Palacio Provincial.

Periodismo

Se inicia en el periodismo en La Nueva Aurora, de Matanzas y más tarde trabaja en La Correspondencia, de Cienfuegos.
En 1917 se traslada a La Habana. Aquí trabaja en el El Día como jefe de redacción y también colabora en Diario de la Marina, Heraldo de Cuba y El Fígaro.
Fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras, del Círculo de Bellas Artes (de cuya Sección de Literatura era presidente al morir), de la Asociación de Escritores Americanos y de la Asociación de la Prensa, de la que fue secretario.

Obras y premios

Esperanza, (poema), 1911
Doreya, 1919
Breviario de mi vida inútil, (versos), 1932
El sentido del dolor en el arte, (discurso), 1937
La caja de Pandora, (poesía), 1939.
Sed de infinito, (poesía), 1939

En el Concurso Bracale (1918) fue premiado su libreto para ópera “Doreya” que fue estrenado en el Teatro Nacional de La Habana el 7 de febrero del mismo año.




PEREZA

Dialogar con los cielos silenciosos,
con los ojos nostálgicos perdidos
en el espacio inmenso, y extendidos
los miembros sobre el césped. Ver radiosos

panoramas de nubes que en los cielos
fingen viajeros témpanos de nieve
y ver el ave errante que se atreve
a perforar los cielos con sus vuelos.

Y pensar en un éxtasis tranquilo
cuando en la rueca de mis sueños hilo
mi verso, que es inútil cuanto hagamos

por cambiar lo que Dios quiere que sea...
Mi pereza es fecunda porque crea
mientras dice: - Señor, ¿a dónde vamos?


MAR SIN ORILLAS

Un dolor se me va y otro me arredra;
ola que se marchó y ola que viene
a batirme, y apenas se detiene
sobre mi viejo corazón de piedra.

Ola que llega, y rompe, y salta y medra
del dolor de la roca, y se mantiene
sólo el instante aquel que le conviene
para arrancarle su corazón de yedra.

Lucha sorda y tenaz; mudo combate
de la ola que se va, vuelve y se abate
en el peñón que su ira desafía...

Dolor perenne, inextinguible, intenso,
rudo y fiero combate en este inmenso 
mar sin orillas de la vida mía.



BAJO LA NOCHE

Miro otra vez llegar la golondrina
que antes tuvo su nido en mi tejado...
El nido está deshecho, destrozado,
ella llega muy triste, ya no trina.

Viene enferma del alma. Peregrina
del amor, voló en pos de un bien soñado,
y hoy regresa a su nido abandonado
harta de otros paisajes la retina.

¡Pobre avecilla! ¡Ya no tiene nido!
aquel donde naciste lo has perdido
al emigrar, nostálgica de amores!

Te fuiste sin contar con que la infancia
es fugaz cual la efímera fragancia
que se acaba primero con las flores!...



TUS MANOS

Hay un gesto en tus manos de olímpica pureza,
gesto ritual de santa que medita o que reza.
Cando las juntas lentamente semejan una
conjunción de dos cisnes blancos bajo la Luna.

Son tus manos ducales, largas, aristocráticas,
manos hechas a blancas caricias enigmáticas,
con poder milagroso de históricas sibilas;
palomas eucarísticas si reposan tranquilas.

Son tus manos tan tristes, tan pálidas, amada,
que si en la misa alzaran la Forma Consagrada
se perdiera su blanco de tu blancura en pos.

Y durmiendo al abrigo de tu negro regazo,
parecen dos estrellas prendidas a un pedazo
del manto de la noche, iluminando a Dios.




EGO SUM

Este Hilarión Cabrisas, religioso y perverso,
que a quemado su vida en la emoción del verso,
asceta y epicúreo, soñador y poeta
que conoce los ritmos gratos al Musageta.

A un tiempo fauno, santo, devoto y libertino 
que reza reverente y ama el oro y el vino;
que tiene una litúrgica devoción, pura y franca,
por la Virgen María y por la Venus Manca...

¡Este Hilarión Cabrisas!... Si tú lo conocieras;
si supieras sus dudas, su angustia, si supieras
cuánta es honda su pena y eterno su quebranto,

verías cómo es grande un dolor mudo, inmenso;
ese dolor tan suyo, que por ser más intenso
ni se resuelve en risa ni se resuelve en llanto...



HORAS DE AMOR

I

Bajo los resplandores de tus ojos d ensueño
un perfume de abriles en mi lira brotó,
y en la lírica grupa del blanco Clavileño
un poema de amores los madrigalizó.

¡Cuán dulce en el misterio de la noche, tus ojos
copiaban las tristezas infinitas del mar,
y cuán dulces las mieles de esos tus labios rojos,
rojas fresas maduras, me invitaban a amar!

Después brilló la Luna y en su disco de plata
hubo como un doliente mirar. Su serenata
murmuraban sonrisas las olas a tus pies.

y tus manos divinas, como dos mensajeras
de amor, simbolizaban peregrinas viajeras,
heraldos de ternura y anunciación de fe.


II

Te conté mis amores en un claro de luna,
mis amores enfermo de eterno soñador,
y, jinete en el blanco corcel de la Fortuna,
penetré en el palacio de tus sueños de amor.

Y, ¿recuerdas el cuento de la Bella Durmiente
que en su alcázar de mármol dormida se quedó?
Yo fui el príncipe amante que con un beso ardiente
tus dormidos y vírgenes amores despertó.

Después, cruzó el fantasma silente del Olvido...
Aquel amor de ensueños que te canté al iodo
a otras dormidas vírgenes les he vuelto a cantar, 

pero en el alma guardo indeleble tu huella:
una albura de nieve, un resplandor de estrella
y unas indefinibles ansias de sollozar.



A MI NOVIA LA MUERTE

¡Presiento qué temprano he de morirme! El viaje
lo emprenderé del brazo de mi novia la Muerte;
yo ataviado en el negro sudario de mi suerte
y ella envuelta en el blanco fantasmal de su traje.

¡Ya me ronda la muerte! Me dice: He de quererte
con sólo que me traigas la ilusión por bagaje;
no tienes en la Vida más que envidia y ultraje
y de nada te vale, ser sincero y ser fuerte.

-No arrastres más tu vida clawnesca. Ven conmigo,
todos te han engañado: amada, hermano, amigo;
todos se han conjurado para herirte y perderte...

Por eso mi suprema muesca de despedida
ha de ser un profundo desprecio por la vida
y un amor infinito por mi novia la Muerte.



LA OLA

La ola es amarga. Su inquietud perenne
es lo que la hace fuerte y poderosa;
y cuando ruge, su temblor solemne
es ira desatada y tumultuosa.

Pero es trágicamente bella. Suma
el poder ciego de las tempestades,
y corona sus crueles veleidades
con un inmaculado airón de espuma.

Es salobre y tenaz, como la vida
del que sabe llevar en las entrañas
la voluntad frenética escondida.

Y apenas rompe en el peñón sus sañas
se levanta de nuevo embravecida
en su líquido azul hecho montañas.



LA NUBE

Pérfida, aventurera, simboliza
lo efímero y voluble en la existencia:
humo, polvo, suspiro, onda o esencia,
el domo inmenso de los cielos, riza. 

Fosca, densa, sombría, tormentosa,
con un presagio de huracán violento
cabalga a lomos de su amante: el viento,
o extiende su ala lóbrega y reposa.

De pronto de repliega, se estremece;
hay un roce magnético y florece
en un zig-zag el rayo de su seno.

Y por su vientre roto en dos mitades,
brotan las furias de las tempestades,
mana la lluvia y se desgaja el trueno.



EL VIENTO

Suelta la crin en un hirsuto alarde,
pleno el pulmón de su impalpable impulso,
desatado, frenético, convulso,
siembra a su paso un pánico cobarde.

Silba un lamento en los copudos troncos
y una amenaza entre las oquedades;
y sobre el mar, el campo y las ciudades
monologa, al cruzar, sus himnos roncos.

Coge la nube loca y la mutila;
rompe la piel del mar, y la levanta
y en el picacho más enhiesto oscila;

extiende su ala negra y se agiganta.
Súbito cierra la pujante axila
y se hunde en le misterio de la Atlanta.




¡QUE SED TENGO DE TI!

¡Qué sed tengo de ti! Eres la fuente
que corre cristalina ante mis ojos,
y son inútiles mis brazos flojos
para hacer que se tuerza la corriente.

Inútilmente domo mis antojos,
y trato de olvidarte inútilmente:
sueña mi mente con tu tersa frente
y con el vino de tus labios rojos.

¿Qué daño habré hecho yo, que en mi camino
todo me llega tarde? Si es mi sino
cargar el fardo de mi vida trunca, 

¡qué no te vuelva a ver! Yo te lo pido
por Dios... ¡Cuánto mejor hubiera sido
que no te hubiera conocido nunca!



DE PROFUNDIS

¡Te perdí para siempre! El torbellino
de la ciudad, te arrebató inclemente.
Ya nunca volveré a besar tu frente
ni beberemos juntos nuestro vino.

La vida bifurcó nuestro camino;
ya no vamos del brazo alegremente,
ni apaga nuestra sed la misma fuente,
ni tú oyes mi canción, ni yo tu trino.

¡Y no hubo ni un adiós! Fue lo insondable:
el silencio... el dolor... lo irremediable,
¡la atroz sonrisa y la fingida calma...!

Después, cargué mi amor rígido y yerto.
Lloré mucho, recé, velé a mi muerto,
¡y me enterré el cadáver en el alma...!



¡SOLO ENTONCES SABRAS CUANTO TE QUISE!

Cuando yo muera –ha de llegarme el día
antes que a ti-, al cerrar mis ojos yertos,
piensa que si aun hay vida entre los muertos,
te seguiré queriendo todavía.

En mi ansiedad suprema de agonía
mis labios secos, torpes y entreabiertos,
aun sin calor, se moverán inciertos
por balbucear tu nombre, amada mía.

Ese será tu triunfo. En esa hora
tú, de mi vida absurda embrujadora,
sabrás, al fin, cuánto te amé y sufrí...

Y dirás: -A las otras mintió amores,
pero ninguna le causó dolores
de amor, ¡porque no amaba sino a mí!



MI PRIMERA COMUNIÓN

Vi fulgurar desnuda tu carne tentadora
ungida por los óleos de un aroma enervante;
lívidas tus ojeras de ardiente gozadora,
entreabiertos los labios purpúreos de bacante; 

húmeda y febriles de goce tus pupilas,
palpitantes los senos, erectos y triunfales;
sudoroso el sedante vellón de tus axilas,
jadeante, ¡estremecida por temblores sensuales!

Me prosterne a tus plantas y abatí mi cabeza
entre tus muslos como un abate que reza
te ofrendaron mis labios su erótica oración:

ávidos se anidaron en un íntimo nexo
carnal, sobre la herida sangrante de tu sexo…
¡Así fue mi primera perversa comunión! 






1 comentario:

  1. Quisiera encontrar el famoso poema "El Hueco" que escribió Hilarión , por favor si es posible informarme donde lo puedo adquirir

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