miércoles, 20 de agosto de 2014

DARDO SOLÓRZANO [12.970]


Dardo Solórzano 

Nacido en Monteros, Argentina en 1983, el poeta acaba de publicar “Pueblada”
Solórzano incursiona también en el folclore. Fue ganador del certamen Pre Cosquín delegación Tucumán en el rubro “Canción inédita”. Participó de las antologías poéticas de La Juntada de APOA; Letrarte, Escritores del Sur de Tucumán, Sumergible Jujuy. Ha presentado obras y cantatas como “Estigma de la zafra” y “El Loco de la plaza Independencia”. Ha compuesto canciones con Hoyos, Néstor Soria, Bruno Arias, Julio Paz, Pablo González Jazey y Carlos Podazza, entre otros.




GEMIDO DE LA LUNA 

Para qué buscás cegarte los cabellos
si le quitás los latidos al aire!.
Ningún hombre ve lo que yo en tu abismo
y estabas al sur de mi infierno, ¡para qué!.
Al espiar por una grieta del tiempo
ser el niño que ha pecado al ver a Dios desnudo
dentro de los ojos de nuestros muertos.
Ese gesto de tus labios cuando me mostrás desprecio
y algo de insolencia creciendo por tus pechos,
¡para qué!, hasta que tu boca en sed del poema
se quede ciega de nombrar mi sexo,
el silencio del suicida para el último verso
y luego tu cuerpo en mi cama
hasta que seas la más puta de todas
dentro del gemido de la luna que es hembra en celo
como vos que amás
fingiendo que existe la poesía
después de tanto dolor.






Pueblada
Dardo Solórzano
Colección poesía - 48 -



ORACIÓN DEL ADIÓS

¡Cómo ha sido!
que hiende la pupila de Dios
hasta parir un nido para mis muertos,
por favor
que quieren dormir
y no hay silente respeto,

¡cómo ha sido!
de rezar con blasfemias cuando cae la tarde,
que mi madre no ha vuelto aún......


Señor
te crece un río en la mirada
y en la orilla de los ausentes me he sentado
pero no estés triste ni crucificado
porque soy yo quien debe esperarla,
que salió a cumplir un mandado
y aún no vuelve su corazón de pájaro...





VESTIGIOS DE UN ESTIGMA

Habitabas mi provinciana soledad,
y el resto de mis sombras……,
ese oceánico misterio torrencial de tu casa
poblada de fábulas
entre mil demonios más
que esparcían luciérnagas en tu tálamo,
e imprudente busqué en ese páramo
un racimo de tu amor
sometido al decreto de tus abismos.





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