lunes, 16 de noviembre de 2015

LUCREZIA TORNABUONI [17.526] Poeta de Italia

Retrato de Lucrezia Tornabuoni, atribuido a Domenico Ghirlandaio, c. 1475



LUCREZIA TORNABUONI

La dama renacentista, Lucrezia Tornabuoni (1425-1482)

Lucrezia Tornabuoni es una de las grandes mujeres de la Italia del Renacimiento. Se convirtió en una Médici por matrimonio, fue la madre de uno de sus más importantes miembros, Lorenzo y fue una de las principales representantes de la cultura renacentista. Modelo de grandes pintores, Lucrecia fue también escritora y promovió alguna de las obras artísticas más importantes de la Florencia del Quatroccento.

Un matrimonio político

Lucrezia Tornabuoni nació en Florencia en 1425 en el seno de una de las familias nobles más importantes del momento. En aquellos años, la ciudad Italiana vivía tiempos convulsos de rivalidades entre familias. Los Albizzi se habían hecho con el poder y habían desterrado a Cosme de Médici quien, con la ayuda de otras familias florentinas volvió del exilio en 1434. Una de esas familias fueron los Tornabuoni quienes desde entonces mantendrían una buena relación con los Médici. 

En 1444 las dos familias acordaron el matrimonio de Lucrezia con el hijo de Cosme, Piero, nueve años mayor que ella. Ambos amantes de la cultura y el arte, tuvieron dos hijos y dos hijas, además de dos niños muertos poco después de nacer y María, una hija ilegítima de Piero que la pareja adoptó como propia.

Lucrecia vivió el orgullo de ver a su hijo Lorenzo, conocido como el Magnífico, gobernar Florencia. Pero también sufrió el duro golpe de la muerte de su hijo menor, Giuliano, asesinado durante la conjura de los Pazzi en 1478 en la que esta familia quiso derrocar a Lorenzo.

Una dama renacentista

Lucrezia Tornabuoni fue una auténtica dama de su tiempo. En la Florencia del Quatroccento en la que se respiraba arte por todos los rincones, ella también estuvo a la altura. En su casa eran habituales escritores y humanistas como Luigi Pulci o Agnolo Poliziano. 

Además Lucrezia, como poetisa, escribió himnos poéticos para ser cantados, conocidos como laudi, sonetos y trinari, poemas narrativos en tercetos.  

De Lucrezia se conservan unas 49 cartas que suponen una importante fuente de conocimiento acerca de la vida cotidiana de las mujeres en la Italia del Renacimiento.

Lucrezia Tornabuoni ayudó en el mecenazgo de algunos grandes artistas del momento y fue una de sus modelos. Ghirlandaio, Botticelli o Filippino Lippi fueron algunos de los que inmortalizaron su rostro retratándola como Lucrecia o usando su imagen para escenas bíblicas. El más destacado es sin duda el cuadro de la Madonna del Magnificat, en el que Sandro Botticelli puso a la Virgen María el rostro de Lucrecia.

Lucrezia moría el 28 de marzo de 1482.





BAJADA DE CRISTO AL LIMBO

                      Ecco il re forte, etc.

   Alerta, alerta'.
   He aquí el rey fuerte,
   He aquí el rey fuerte;
   Abrid, abrid la puerta.


¡Oh príncipe infernal
No opongas resistencia;
Es el rey celestial;
Viene con gran potencia;
Hacedle reverencia;
Dejad libre la entrada.

¿Quién es este coloso
De tanta ejecutoria?
Rey todopoderoso, 
Señor lleno de gloria;
Él alcanzó victoria
Sobre la muerte osada.

También venció á la guerra
Que dio tan largo duelo;
Hace temblar la tierra;
Quiso, con fuerte anhelo,
Llenar de nuevo el cielo
Y restaurar su corte.

Quiere llevar consigo,
Porque su trono esmalten,
A Abel, su caro amigo;
Padres que la fe exalten;
Noé, Moisés, no falten
Y acudan á su norte.

Abraham en pos y apriesa
Piel siga á su Señor;
Se cumple la promesa;
Ya llegó el Redentor;
Sígale el gran cantor,
Que de su gracia es diño.

Tú, amigo Juan Bautista,
Sigúele sin tardanza,
No le pierdas de vista;
Simeón en pos se lanza.
La comitiva avanza,
Avanza á su destino.

Cantando sus concentos
La turba le acompaña
De párvulos contentos.
La senda no es extraña.

¡Qué herida no restaña
La mano del Dios fuerte?
—Os traje con mi empeño
Al reino deseado,
Pues si en el santo leño 
Fui muerto y sepultado,
Al fin he recobrado
Toda la humana suerte.-





Manuscrito con poemas de Lucrezia Tornabuoni, iluminación de Gherardo Del Fora 









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