jueves, 11 de septiembre de 2014

MARIELA DEL NILO [13.271]


Mariela del Nilo

(Buga, Valle del Cauca, Colombia  el 25 de Febrero de 1917 - Cali, Viernes, 26 de Septiembre de 2008)

Mariela del Nilo, cuyo nombre es Alicia Emma Arce de Saavedra, nació en Buga, Valle del Cauca el 25 de Febrero de 1917, donde vivió hasta que terminó los estudios de educación secundaria. Recién casada se trasladó a Palmira, ciudad donde nacieron sus cuatro hijos. Fue docente en distintos colegios de la ciudad y cuando se separó del magisterio dirigió la Biblioteca Pública Municipal durante veinte años. Durante este tiempo realizó certámenes culturales de carácter nacional.

Fue condecorada periodista con la Cruz al Mérito “Ricardo Nieto” y en 1996 es recibida en la Academia Colombiana de la Lengua. 

La poetisa uruguaya Dora Isella Rusell dice sobre la poesía de Manda: «El desánimo, la angustia, la amargura, suelen ser patrimonio de los espíritus finos, más capacitados para lastimarse al mínimo roce. Cunde una neblina entristecedora que opaca su luminoso cielo —ese cielo colombiano tan propio a la poesía—, neblina que la luz atraviesa, sin embargo, porque no llega nunca al tono amargo y desabrido de los que tienen resentimientos vitales; neblina impalpable, tejida de recuerdos...».

Igualmente Oscar Echeverri, en el prólogo de Secreta Soledad,  afirma: “(…) ella nació con el don del canto, al igual que el ruiseñor, a quien nadie le enseña el trino pues lo trae consigo al nacer. La poesía se lleva en la sangre y aflora en la yema de los dedos al momento de escribir, sin partitura ni cartabón: se es o no se es poeta, y Mariela recibió la poesía al nacer. Desde entonces ha vertido su alma en poemas, publicados en sus tres libros anteriores y en periódicos y revistas del país y del exterior”. (…) Mariela ha ido puliendo su obra por sí misma, hasta lograr una nombradía que sólo debe a sus propios méritos, a su amor al arte y a la entrega total a la poesía. Su roce y amistad con eminentes figuras literarias del país han producido –gracias a su fina sensibilidad- un estilo propio que la destaca en la actual poesía colombiana” .




Obra Poética



ESPIGAS (1949)

Yo te daré mis versos
Yo te escribiré versos!
Yo te daré mis versos hondos,
para que tú los leas cuando me encuentre lejos…
Más allá del silencio…
Lejos… lejos de todo!

Yo sé que has de leerlos,
no sé qué día, bajo el azul del alba,
en el jardín en donde en cada lirio
y tras de cada perla de rocío,
encuentres suspendida mi mirada.

Sé que habrás de leerlos…
No sé qué día,
bajo la tarde perfumada y grávida
de lilas y de moras,
en que mirando hacia el azul sin límite
del país donde yazgo,
te asedie la tristeza de mis pupilas hondas,
y el ritmo de unas alas cruzando los espacios,
te traiga la cadencia sutil de mis palabras.

Yo sé que has de leerlos…
y recordar muy triste este presente
que tortura la angustia del mañana,
cuando ya yo esté lejos,
bien lejos de tu vida,
y estén mis manos lejos de tu manos,
y mi boca sellada a la sonrisa,
y mi boca sellada a las palabras,
y lejos estos días en que escribí mis versos,
versos hondos de mi alma hacia tu alma…!





TORRE DE NIEBLA (1968)


He de Olvidar

He de olvidar tu nombre que fue todo lo mío
y en torno de tu nombre crecerá mi silencio.

He de olvidar tu nombre como un poema triste,
que por triste lo damos al espacio y al viento.

Yo, que amé por tu nombre el tiempo sin destino.
(Ese es como ausencia, que pasa sin saberlo…)

He de olvidar tu nombre como borran los árboles
su tristeza ceniza cuando pasa el invierno.

Yo, que amé por tu nombre la noche innumerable
y el sol del mediodía de la playa en mi cuerpo,

he de ver que tu nombre desciende hasta el olvido,
con el sonido sordo de los racimos secos.

Tu nombre será un día esa música errante
y que por lo lejana no se percibe el eco…

Todo será neblina en torno de tu nombre…
¡Que la neblina borra los rostros y el recuerdo!...





Solo un día Dirán

Sólo un día dirán: Mariela ha muerto
Dejó un libro de versos malherido.
Acento vago, desengaño cierto
y un plácido desdén por lo vivido.”

Sólo un día dirán, con tono incierto:
“Llevóse el corazón ensombrecido.”
Después la soledad, el surco yerto,
y sombra en soledad será el olvido.

Nadie sabrá por qué esta pasajera
abandonó la orilla a la manera
de piloto que va tras de su sino.

Nadie sabrá la fábula del viaje,
ni en qué sitio del alma iba el tatuaje,
cuando la noche le cerró.





CLARO ACENTO (1969)


Herencia

Todo en mí viene desde lejos…
Soy un velero antiguo…
Me labraron las manos de dos razas.
Viajo de continente a continente.
Esta herencia me dieron mis abuelos.
¡Soy América! ¡España!

Llevo nombres escritos en las velas
con dura sal amarga.
Los conocen las islas y los puertos.
Huáscar…Cachaputec…
Baltasar…Atahualpa.
Y las piedras de América se estrechan
en el idioma de las lágrimas.

Soy un velero antiguo…
Llevo sueños escritos con palabras.
Los conocen las islas y los puertos.
Guadalquivir…Cádiz…Castilla…
Andalucía…Granada…
Y en mí gritan los siglos…
Y la tarde se apaga con azul de romance
y claveles en rojo
sobre el atlas de España.

Todo en mí viene desde lejos.
¡Es una herencia!
Y quien se acerca a mí besa distancias,
como el rayo de sol besa en el mármol
la casta desnudez de las estatuas.







SECRETA SOLEDAD (1992)


Las horas vacías

Como quien llega hasta el altar del fuego
en cumplimiento de altas profecías,
al dios del mar en esta tarde entrego
mi cántaro ritual de horas vacías.

Porque hoy al templo de Neptuno llego
y alzo mi treno de melancolía,
como el que pierde en la mesa del juego,
como el que juega la paz de sus días.

Como los primitivos a sus dioses
Amé la mar, a Ulises, los veranos
Y de todo quedaron los adioses.

¡Ah! ¡el cansancio de tantas lejanías!
Hoy me asalta la tarde y en las manos
Presento a Dios mis ánforas vacías.






Rescate de la soledad

Es cierto que he perdido la alegría.
No recuerdo su voz ni su estatura,
ni advertí cómo el tiempo desceñía
la ilímite verdad de su dulzura.

Pienso que fue un enero, y yo tenía
clara la risa, intacta la ternura,
el gesto en paz y en el vivir había
rosas de amor en la mañana pura.

De pronto, en las hogueras de un verano,
fue un bautismo de sangre sobre el llano.
Vi devastarse mi comarca exacta.

Torné a buscar el pulso de la vida
Y rescaté de mi heredad perdida
esta mi antigua soledad intacta.








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