domingo, 13 de mayo de 2012

ESPERANZA LÓPEZ PARADA [6.843]



Esperanza López Parada

Esperanza López Parada (Madrid, 1962) es una poeta española en lengua castellana.


Tras su tesis doctoral Bestiarios americanos : la tradición animalística en el cuento hispanoamericano contemporáneo dirigida por Juana Martínez Gómez y premio extraordinario de tesis doctoral, completó en la Academia de España en Roma su formación. En la actualidad es profesora titular de literatura hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerce la crítica literaria en el Suplemento Cultural Babelia.

Obra poética


Género de medallas en colaboración con Ramón Cote . (El Crotalón, 1985).

Los tres días.(Pre-Textos, 1993).
El Encargo (Pre-Textos, 2001).
La rama rota (Pre-Textos, 2006).

Ensayo y colecciones de artículos

Bestiarios americanos: la tradición animalística en el cuento hispanoamericano contemporáneo. Universidad Complutense de Madrid, Servicio de Publicaciones, 2000.

Una mirada al sesgo : literatura hispanoamericana desde los márgenes.Editorial Iberoamericana, 1999.
Las leyes de la frontera, los mapas del caos. Insula: Revista de letras y ciencias humanas, Nº 611, 1997 (Ejemplar dedicado a: "Águila o sol"Prosa mexicana I), pags. 24-28
La imagen demostrada. Insula: Revista de letras y ciencias humanas, Nº 638, 2000, pags. 15-16.
El roce de las imágenes: sobre la invención de Morel. Revista de Occidente, Nº 121, 1991, pags. 122-132.
Esperanza López Parada. La Página, Nº 27, 1997 (Ejemplar dedicado a: Poesía española última), pags. 15-18.
Con una forma clara que tuvo ruiseñores. Academia: Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Nº 86, 1998, pags. 275-278.
Poesía joven, poesía del afuera, poesía oculta. Insula: Revista de letras y ciencias humanas, Nº 565, 1994 (Ejemplar dedicado a: Los pulsos del verso: última poesía española), pags. 9-11.
Un ángel paciente o la resistencia de los mitos: García Márquez y su señor viejo con alas enormes. Revista anthropos: Huellas del conocimiento, Nº 187, 1999 (Ejemplar dedicado a: Gabriel García Márquez: la vocación de un narrador de los eventos de la cotidianidad), pags. 80-83.
La marginalia: el sueño de una literatura desordenada. Narrativa y poesía hispanoamericana (1964-1994) / coord. por Paco Tovar, 1996, pags. 15-22.
El poeta urbanista: planificación de Buenos Aires en Leopoldo Lugones. Actas del XIV Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas : New York, 16-21 de julio de 2001 / coord. por Isaías Lerner, Roberto Nival, Alejandro Alonso, Vol. 4, 2004 (Literatura hispanoaméricana), pags. 373-381.
Hombres vencidos de la fuerza del viento: náufragos en las costas de la literatura colonial. Actas del IV Congreso Internacional de la Asociación Internacional Siglo de Oro (AISO) : (Alcalá de Henares, 22-27 de julio de 1996), Vol. 2, 1998, pags. 927-936.
La lengua ausente: la traducción como relato en Ricardo Piglia : la escritura y el arte nuevo de la sospecha / coord. por Daniel Mesa Gancedo, 2006, pags. 73-87.

Traducciones

Pájaros de Saint-John Perse. Editorial Pre-Textos, 1997.

El tiempo cautivo de Dominique Sampieró. Editorial Pre-Textos, 1999.
Berlín, villa y corte de Jules Laforgue. Editorial Pre-Textos, 2005.

Prólogos


Poesía: antología personal de Álvaro Mutis; prólogo de Esperanza López Parada .Publicac. Barcelona, Áltera, 2002.


El que oye llover: poesía reunida 1978-2006 de Luis Suñén ; prólogo de Esperanza López Parada.Madrid, Dilema, 2007.




Con lo que amo no mantengo más que una leve lucha,
no me queda sino una resistencia, un resto que se obstina.
Y cuando desciendo con el ruido de un cuerpo simple,
cuando voy, no importa lo que dejo y no importa
salvo adónde marcho, una tierra definida y palpable,
el suelo sin extremos donde al fin anochece.

Los tres días.(Pre-Textos, 1993)


Cantiga De Miragre

Todos los amaneceres durante siete años, un dulce espectro tomaba
mi forma, mi cadencia y ocupaba el puesto mío, la labor junto al
torno.
Corría yo, con risa, hacia el hortelano y el amarillo crecer de los
guisantes.
Y nunca discerní, entre niebla, dónde era que, en verdad, me sus-
tituye. Si en la campanilla, en los ásperos deberes. O dentro de los
rubios brazos de aquél, mi cuidador de hojas.

El tiempo era el mediodía. Se apareció ante mí el ángel del Señor.
Se presentó bordeando transparentes y pidió quedarse.
Me rogaba pan, azúcar, malta. Consumía la despensa. Le pagué
músicos y retablos. Bebía licor francés. Probó cordero.
Compraba ropajes, se tocaba con oro. Me malgastó la hacienda,
me redujo a pobre.
Por esto, disculparéis que se me haga tan rudo,
entended que de un cielo inmaterial desconfíe.

Siempre lee sola y en un sitio grande.
Pero en una ocasión, y hacia octubre, al ir al patio se notó en com-
pañía. A través, del portal, se le apagó la vela y en el salón la oscu-
ridad era alta.
Un soplo leve le tomó los hombros, le besó la nuca.
Fue abrazo incierto, mas único. Y para no olvidarlo.


Dies Iræ

El pueblo entero se congregó en su agonía. La vida la pasó guar-
dando secreto muy oscuro.
Sus labios se veían difíciles, hermosos para tomar agua.
No vas a tener otra heredad que la que con tu peso, desalojes.
Pronuncia lo que ocultas.
Pluma y papel preparados, siete testigos expectantes la miran. Ella
mueve la lengua. Se rompe el sello.
La ciudad hállase gris, la magnolia dispuesta.


LA TAREA

Habría que pedir silencio, habría
que pedir que cesara el laboreo del mundo,
lo doméstico de las mujeres con su charla
cuando en el patio se ponen a tender la ropa.
El sol atraviesa las sábanas húmedas
y deja su espacio de zonas secas,
un paisaje que es otra forma de ocaso.
Me he prendido de este crepúsculo
igual que un rey loco de una reina,
me he enamorado de mi noche,
soy un mudo que desatendiese su carga,
la presión de la voz gritando por salirse
en palabras extendidas que parecen el desierto.
Hablo y me equivoco. Hablo y lo hago
torpemente, desde mi propia vigilancia
como el que aprendiera las llaves y las fórmulas
pero olvidara el dibujo en el hueco de la cerradura,
olvidara todo el vacío del cierre, el lugar
en penumbra donde el nombre encaja.


Como un golpe blanco en una víscera
Así es mi apellido diciéndome
Entre el ruido de esta hora.
Algún modo habrá de bautizarme.
En el río aun de niños nos llamábamos.
Nos gritábamos de improviso.
Luego no tuve otro modo de hablar
sino aquel que se llevó la corriente.
La gramática del balbuceo, las sílabas
De la cuna y del pecho.
La voz casi tendida de la leche.


El estrecho sitio entre la pena
y la expresión de la pena
lo ocupa un voraz verbo.
La travesía que va de nombre
a nombre un nombre la cubre.
De hierro se vuelve el aire
Que al lado del barrote circula.
El idioma devora idioma, es
sonido lo que el sonido habla.
Come, pido así, y reúne tus fuerzas,
y el lenguaje es el que se pone
a pan y agua, la lengua la que ayuna.
Mi boca es la que dice que tiembla.


A todo lo que le falta un adjetivo
lo hemos considerado muerto,
aunque esto es verdad en parte.
La muerte chupa como termita
la savia de las sílabas, se sorbe
la sustancia blanda de las frases,
las deja en médula o en tono redondo,
Arturo, Antonio, Julio, digo
como quien hace muecas contra un muro,
pronuncio, Lucio, Adela, Jesús.
Nunca se parecieron más a sus verbos,
ni fueron nunca tanto su nombre,
cáscara desnudada, puro hueso metido,
nunca se hicieron ellos de tal modo.


Hay secretos que no se cuentan.
La palabra no es ojo y menos es mano
ni cuello ni nave alta que transporte
hombres. La palabra no cosecha,
no cruza ríos ni desembarca en ellos.
La palabra es como un mantel de flores
en desvaído tergal de otra época,
un mantel viejo y sin apenas apresto
que a diario se saque y luego se pliegue,
que se use al almuerzo y cuyo trabajo
resulta mejor si en nada destaca,
si no se nota que está sobre la mesa,
todo extendido y cubierto de dones,
fruta, pan, carne. Una frágil membrana
entre el mundo y el mundo.


Existía una costumbre en la mesa,
los menores no hablaban en tanto
no preguntasen los mayores.
Como de espinas de pescado
uno se guardaba de los dientes,
el paladar se volvía una caja
y una llave. Por eso, la harina
quedaba en medio silenciosa, el agua
estaba por eso líquida, la sal salada,
las horas eran horas y era fruta la fresa,
el limón por eso volaba.


No había luna. Parecía a punto de llover.
En el patio ondearon las sábanas tendidas,
eran una envoltura destinada a nosotros.
Un fantasma de lo que ha de venir.
Alguien pidió que lo acompañásemos.
Por un lado reclamaba la voz y, por otro,
sin unirse del todo, sonaba lo pedido.
Salimos vadeando la tormenta y pensé
en aquella frase tan desdoblada y floja
si no la dicen hombres con nueva gramática.
Oímos muchas cosas en el mensaje del ángel.
La oración en el cielo funda un malentendido.
La lluvia cae siamesa sobre ropa mojada.


Carne, pan, vino, uva verde,
esto reclamas que te sea acercado.
Del extremo de la tabla opuesta
se te hace llegar hasta la boca.
De nuevo te alimentas con lo que pides.
Antes también había sed al querer leche
y el festín de trigo no tenía otro objeto
que quedar saciado. De nuevo lo dicho
se aproxima al acto de nombrarlo.
Nuevamente no hay más distancia.
No hay más ruego que éste que tiene
Los términos justos y cada uno invoca.
Cada uno bautiza aquello que llama.
Otra cosa sería argumentar la obediencia,
Dar vueltas siempre al discurso del mudo.
Ahora sólo confías en la comida clara.
Crees en nombres conciliados.





NAVEGACIÓN

V

la pálida  medusa
los animales sin órganos
que ventean su vejiga
páncreas a la vista y
alma expuesta
como un filamento
gelatinoso que se enredara
en todo y con todo al aire
es decir al agua

hacer de la transparencia
una quemadura
enseñar de este modo el corazón


VII

uno es un pecador

no hace falta más pretexto
no se precisa más
para arrojarte por la borda

un minuto apenas de vértigo
hasta que el pez abisal
el insaciable pez de dios
con su vasto estómago divino
el insatisfecho el irredento el voraz
vientre acuático de dios

te lleve a bogar por otro océano

VV.AA. (TRAS)LÚCIDAS. Poesía escrita por mujeres (1980-2016). [Marta López Vilar ed.] Madrid; Bartleby editores, 2016.



Las veces. 

llámalo resto leño despojo
llámalo náufrago residuo
llámalo padre y madre
niño deshonesto dile traidor
pirata forma en cavidad
-algo has robado algo carnal
algo que no era íntimo-
calco clavo calma calima
dile humo y vapor y gota
titilando encima del cristal
de la caja dile esto ha
quedado hilachas de una
sábana y en la almohada
el trazo donde su cabeza
fue imagen en bajo relieve
de hacia dentro la ausencia







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