miércoles, 20 de agosto de 2014

ALEJANDRA FLORES [12.956] Poeta de Guatemala


Alejandra Flores 

(Guatemala, 1965)
Su obra aparece en diversas antologías: Para conjurar el sueño. Poetas guatemaltecas del siglo XX (Aída Toledo y Anabella Acevedo, Revista Abracadabra. Universidad Rafael Landivar. 1998); Voces de posgruerra. Antología de poesía guatemalteca (Rossana Estrada y RomeoMogel, Fundarte y Embajada de Suecia, 2001); Mujer, desnudez y palabras, Antología de desmitificadoras guatemaltecas (Luz Méndez de la Vega, Editorial Artemio Edinter, 2002) También en las revistas culturales: La Ermita, Revista de la Universidad de San Carlos de Guatemala y Magna Terra. Es médico psiquiatra de la Universidad Autónoma Metropolitana, México D.F. incorporada a la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Bibliografía

Ternura derrotada (1998, 2007) 
Transparencia del mal (2005) 






de Ternura derrotada 



Tanta angustia y soledad
me han inundado
de palabras.





Padre

Lanzo una carcajada
ante
tu
eterna seriedad.

Otra,
por tu
exigente perfección.

Otra más,
por tu
eterna descalificación.





Antes

Años atrás
me
asustaba todo,
ahora de ese todo
sólo
queda
el miedo a matarte.






La Santísima Trinidad

Nunca había
convivido
con todos mis demonios.
La noche que los
dejé salir
mataron al padre,
al hijo
y al
Espíritu Santo






El precio de
mi libertad
es mi perpetua
soledad.






Me he comido mi vida
a mordidas, he vivido,
puedo
morir en paz.






No me conformo
con no existir.
Me equivoco

No hay retorno.





Empiezo
a pensar,
dejo de sentir







Ternura derrotada

Cada vez
que
te veo
entrás en mi mente,
invadís todo mi espacio interno,
                      me colmo de vos.

Luego,
al desvanecerte,
te empiezo
a expulsar de mí.
                      Paso días en esa batalla.

Solamente
cuando estoy
por vencerme
                      aparecés.
                               Dejás señales,
                                             te vuelvo a ver.





Estereotipo

Es una chingonería
no tener que apelar
a la fingida
estupidez
de las mujeres
para gustarte.





La idea obsesiva
de tu cuerpo
se convierte
en el circuito reverberante
de mi memoria.





Saber

Al besarte
te descifré.

No me equivoqué
ya te sabía.

Has
aparecido y desaparecido
en mi vida
durante quince años.
Casi puedo
recrear exactamente
cada vez que te vi.

El sentirte real
sólo
confirma mi saber.





Entendí,
al verte,
que mi
amor platónico
no
tiene
posibilidades
de dejar de ser.





Ser histérica
es la plenitud del amor.

Quién más puede sentirlo en forma de síntomas
y darse cuenta que no hay engaño.

Te siento metido
dentro de mí.

                     Y eso que no has entrado.






Remhi

Como
la memoria
amorosa
es ahistórica,
te volví
a asumir.

Me volví a equivocar.




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