martes, 29 de noviembre de 2016

EVA LUKA [19.659]


Eva Luka

Eva Luka (Trnava, Eslovaquia 1965) es el pseudónimo literario de Eva Lukácová. Es especialista en cultura japonesa; vivió ocho años en ese país para después trasladarse a España, tierra que le dejó la huella de una trágica experiencia: la muerte violenta de su compañero.

Como poeta debutó en la antología generacional Mujer profundamente verde (1998). Después publicó los libros Fierahermana (1999), Diablomanzano (2005) y Cuervángel (2011).

La lírica de Eva Luka se distingue por su intensa carga emocional, en la que los sentimientos se muestran como pulsiones primordiales, a menudo destructivas. También son características su imaginación onírica y su exuberancia lingüística, que se desborda en una rica adjetivación y en juegos de palabras, como los patentes en sus títulos.




Traducción Alejandro Hermida de Blas



Retorno a las islas 

Mientras duermo, mi pensamiento nocturno 
me abandona y pasea 
en torno al estanque, a los verdosos 
nidos de las ranas, les habla, pregunta 
a cada una de ellas de qué 
va su pequeña vida en la charca. Este paisaje 
no me resulta extraño. La luna, inmensa 
como un dirigible, está pendiendo de un hilo. 
Bajo su blanco globo, igual que siempre, 
un conejo sonriente muele sin cesar 
la píldora de la inmortalidad. 

De mañana me despierto cuando un petirrojo 
irrumpe en mi cuarto, batiendo las alas 
revolotea en el sitio. Siento dolor 

como si me hirieran: como cuando a la belleza 
sigue faltándole algo.



Reina

Me protege el ala 
de un pequeño dios que en silencio 
desprecia mi carne y, no obstante, 
atraído por su acre, fuerte aroma, 
se envuelve en un plumaje más oscuro 
que cenizas de muertos, que carbón 
de un hogar apagado, para así asemejarse 
a un cisne negro. 

Sola en la torre, junto a la fría lámpara 
que da una luz verdosa, en el mismo momento 
en que entrego mis cabellos 
intocables a la luna pesada, soy consciente: 

no debo compartir 
la red luminosa de la reja 
en mis mejillas inmóviles: 
no debo sonreír.

Debajo de mí el lago, 
debajo de mí los dóciles, 
los perspicaces peces.



Feminidad 

Es así como el diablomanzano 
se aparece a mi espalda en sueños: preñada 
camino por el bosque que oscurece, un niño 
pesado, no deseado, arrastro en mi cuerpo 
embrutecido, viviente para él 
más que para mí. Tan sólo soy 
un recipiente lleno de sangre, un frágil jarrón 
que en el momento de parir estalla como pulpa 
machacada de un fruto silvestre. El parto, ese amenazante, 
absoluto desgarro del cuerpo 
me persigue en sueños como a una 
bruja en fuga. 

No, no elegiré: mira, mis largos, 
mis prístinos cabellos ondean al viento, 
un mes tras otro me vuelvo hacia mí misma, impura 
entrego a la tierra puñados de sangre 
superflua, oscurecida. En sueños doy a luz niños menudos, violáceos, 
en torno a mí hay secreciones, sudor, el olor sofocante de la fecundidad.

De noche abandono regularmente 
mi lecho de parturienta, hembra infiel 
a mí misma. El niño no deseado queda 
en él, arrojado, con un trozo de tela sucia 
entre las temblorosas piernecitas, y yo, 
asustada como un animal, me marcho 
y recuerdo; toda la vida 
recordaré 
las manos pequeñas, dejadas a la oscuridad.



El grito del pavo real 

De vez en cuando, mami, en tu amor se mezcla 
una fruta amarga, la fruta de bayas mortales 
tras la cual ya sólo hay la leve envoltura de la oscuridad. Entonces 
apoyas en la mesa tu cabeza fría, esperas 
a que el árbol más cercano del jardín tienda hacia ti 
sus mangas de múltiples capas a través de la ventana. 

Por el piso fregado pasan corriendo 
pequeños hombrecillos de luto, aquellos que vivían con vosotros 
en la casa del jardín; cada año redondo, acabado, 
lo engarzan en un hilo a manera de joya. Llévala con orgullo, 
con rostro de antigua diosa, y recuerda los tiempos 
cuando te despertabas con un hijo nuevo cada vez en el vientre, 
una y otra vez recibiendo los misterios de la fecundidad, 
las judías blancas y negras. 

Sigue sentándote a la mesa limpia, busca el agua 
en el fondo de las bolas de cristal; deja que el viento te suelte 
los cabellos, serán nuevamente como pelaje de potros, 
marrón claro y ligero. 

Y no te asustes si alguna vez en sueños 
escuchas el áspero grito del pavo real: es sólo mi amor muerto 
que del fondo de la noche te saluda.



Murciélagos 

Qué bien saben definirse a sí mismos, como si no les 
llegasen ni por casualidad planes ningunos 
de filigranas del Creador. En una oscuridad vidriosa 
se agarran unos a otros por las patas colgadas, tiernos embriones, 
mellizos, quintillizos, 
cien veces, mil veces repetido 
el diseño incansable de minúsculas vísceras, modeladas 
con la esperanza de convertirse nada más nacer 
en souvenirs del mundo. Irrepetibles. 
Sólo para Irrepetibles. Sólo para la luz
que nos mira desde arriba, enviada de incógnito 
para deleitarse 
con este milagro en las paredes de las grutas.



Poema a los ojos de perro 

Ojos de perro que estáis alumbrando en mi cielo, 
os pido que os quedéis y que veléis 
mis sueños extraños, aún hoy y aún mañana. 
Voy cruzando el jardín lúgubre, llevo un gorro 
hundido hasta las orejas, susurro en silencio 
un padrenuestro de perro por mí y por vosotros, y así el miedo 
parece ser menor. 

Es mucho lo que me enseñasteis, 
de la luz y las tinieblas y las cosas sencillas. 
Desde que os conozco no hay lugar en mí 
para complejas plegarias. Mirad ahí, la tierra 

echa árboles jóvenes, se elevan al cielo como hebras 
que a su vez tiran del cielo hacia la tierra. Y entremedias 
el amor —nada más, 
nada menos.



Fierohermano

Dentro de su cabeza corretean las bestias felices 
que en las cacerías dejó ir. Las manos, 
cálidas como instrumentos bien afinados, 
asidas a mi cuerpo, encienden en mí 
ocultos fuegos. Él intenta no ver 
la retina del libre pecado 
en mis ojos entornados. Me acepta. 
Acepta las fantasmagorías que noche 
tras noche me atormentan. Acepta mis frivolidades, mi rabia, 
mis menstruaciones; los días en que me vuelvo hacia mí misma, 
las huellas del maquillaje sin quitar en la almohada, en el cabezal 
sexual de mi opresiva, plenamente desenvuelta 
feminidad.

Está aquí tan sólo para mí. Mira, 
mientras me muerde insoportablemente, cómo la 
feminidad me rueda entre las manos, capullo grávido 
de algo que no es posible calcular de antemano; hinchado a reventar 
de su imprevisibilidad. 

Tiene aroma a incesto cuervangelado, ciervangelado. 
Tiene aroma 
a piel de conejo desollado; a sangre. Tiene aroma a todo 
lo que yo podría haber sido 
si hubiera nacido siendo él. 

Fierohermano; doloroso gemelo con quien 
duermo.



Salto mortal 

El salto mortal atrae con el irresistible olor 
de ciruelas fermentando, con un impulso 
dulzón. Vete y pruébalo: el encanto consiste 
en que no sabes cómo acabarás 
cuando saltes: 
y qué pasará entonces con tu 
loco corazón, que a pesar de todas las cosas 
quiere tanto sentir que aún está vivo, 
que está muy vivo, que vive al límite 
ahora 
y con la precisión 
del reloj de péndulo en casa de los Borrowers. 

El salto mortal es dejarlo todo e irse 
a otro lugar. Sn dinero ni hogar, 
sin certezas. Descubrir de qué material 
estás hecha; de que metal, papel 
o tierra. El salto mortal es dar golpecitos 
en tu lámpara interior. Esperar 
qué genio saldrá de ella, 

si es que sale alguno.



Oscuridad 

Sólo ahora es la verdadera soledad, 
cuando mis piernas bronceadas y desnudas dicen: 
queremos descansar; 
pero no hay cama, queridas, les respondo 

como a perros que no entienden que el hogar 
es una quimera, que no hay 
hogar, que el hogar 
no es más que una idea, 
una astillita, 
un pedacito pequeño, inflamable, de madera, arrojado por la sierra 
como desperdicio. 

Qué felicidad, no entender 
qué es el hogar. Envidio a mis bellas piernas 
y a los perros. 

La dulce ceguera de los embriones.




Návrat na ostrovy 

Zatiaľ čo spím, moja nočná myseľ 
ma opúšťa, prechádza sa 
okolo rybníka, okolo zelenkavých 
hniezd žiab, privráva sa im, pýta 
každej z nich, o čom 
sú ich malé životy na plytčine. Táto krajina 
nie je pre mňa cudzia. Mesiac, obrovský 
ako vzducholoď, visí na vlásku. 
Pod jeho bielym balónom, ako vždy, 
usmiaty zajačik, nerušene roztĺka 
pilulku nesmrteľnosti. 

Ráno sa prebudím, keď mi červienka 
vkĺzne do spálne, zabalansuje 
krídlami. Pocítim bolesť 

ako pri zranení: ako keď kráse 
stále niečo chýba.




Král’ovná 

Chráni ma krídlo 
drobného boha, čo ticho pohŕda 
mojou telesnosťou, a predsa 
priťahovaný jej trpkou, tvrdou vôňou 
halí sa do peria, tmavšieho 
než popol mŕtvych, než uhlie 
z vyhasnutého kozuba, aby sa podobal 
čiernej labuti. 

Sama vo veži, pri chladnej lampe 
svietiacej nazeleno, vo chvíli, 
keď odovzdávam svoje nedotknuteľné 
vlasy ťažkému mesiacu, viem: 

nesmiem sa deliť 
o svietelnú sieťku mreže 
na svojich nepohnutých lícach: 
nesmiem sa usmiať.

Podo mnou jazero, 
podo mnou sladké, 

chápajúce ryby.




ženstvo 

Takto sa mi diabloň 
poza chrbát zjavuje v snoch: tehotná 
chodím v temnejúcom lese, ťažké, 
nechcené dieťa vlečiem v zhrubnutom 
tele, živom viac pre neho 
než pre mňa. Som iba 
nádoba plná krvi, krehučká váza, 
v čase pôrodu vybuchujúca ako rozmliaždená 
dužina divého ovocia. Pôrod, hrozivé, 
absolútne roztrhnutie tela 
ma prenasleduje v snoch ako stridžiu 
ženu, čo zutekala. 

Nie, nevyberiem si: pozri sa, dlhé, 
prapôvodné vlasy mi vejú vo vetre, 
mesiac čo mesiac sa obraciam k sebe, nečistá 
odovzdávam zemi hrste nepotrebnej, 
stmavnutej krvi. V snoch rodím drobné, fialové deti, 
okolo mňa sú výlučky a pot, dusný pach plodnosti. 

V noci pravidelne opúšťam 
svoje pôrodné lôžko, samička, neverná 
sama sebe. Nechcené dieťa ostáva 
na ňom, pohodené, s kusom špinavej látky 
medzi trasľavými nožičkami, a ja, 
vystrašená ako zviera, odchádzam 
a spomínam si; celý život 
si budem spomínať 
na malé ruky, zanechané tme.




Krik páva 

Občas ti, mami, do lásky vnikne 
trpkasté ovocie, ovocie smrtných bobúľ, 
po ktorom príde už len ľahký obal tmy. Vtedy 
si opieraš chladnúcu hlavu o stôl, čakáš, 
že najbližší strom v záhrade položí svoje vrstevnaté 
rukávy k tebe cez okno. 

Po vyumývanej dlážke prebehnú 
malí smútiaci ľudkovia, tí, čo bývali s vami 
v záhradnom dome; každý dokončený, okrúhly rok 
navliekli na niť ako šperk. Nos ho hrdá, s tvárou 
bývalej bohyne, spomínaj na časy, keď si sa prebúdzala 
vždy s novým dieťaťom v lone, znova 
a znova preberala tajomstvá plodnosti, fazuľky, 
biele a čierne. 

Sedávaj naďalej pri čistom stole, hľadaj vodu 
na dne veštebných gúľ; nechaj vietor, nech ti rozpletie 
vlasy, budú zasa ako srsť žriebät, svetlohnedé a ľahké. 

A nezľakni sa, keď niekedy v spánku 
začuješ ukrutný krik páva: to ťa len tvoja mŕtva láska

pozdravuje z noci.




Netopiere 

Ako len vedia definovať samy seba, akoby sa k nim 
ani náhodou nedostali nijaké plány 
na filigránsku robotu Tvorcu. V sklovitej tme sa 
chytajú jeden druhého za ovisnuté ruky, nežné embryá, 
dvojčatá, pätorčatá, 
stokrát, tisíckrát opakovaný, 
neúnavný vzorec drobulinkých vnútorností, vymodelovaných 
s nádejou, že sa hneď po narodení stanú 
suvenírom sveta. Neopakovateľní. Len pre Neopakovateľných. 
Len pre svetlo,
ktoré na nás hľadí, poslané tajne z výšok, 
aby sa kochalo 
týmto zázrakom na jaskynných stenách.



báseň pre psie oči

Psie oči, ktoré svietite na mojej oblohe, 
prosím vás, aby ste zostali a bdeli 
nad mojimi čudnými snami ešte dnes a ešte zajtra. 
Prechádzam ponurou záhradou, čiapku 
mám narazenú po uši, v duchu si šepkám 
psí otčenáš za seba i za vás, a strach 
sa zdá menší. 

Veľa ste ma toho naučili, 
o svetle a tme a o prostých veciach. 
Odkedy vás poznám, niet už u mňa miesto 
na zložité modlitby. Len sa pozrite, zem 

vyháňa mladé stormy, ťahajú sa k nebu ako nite, 
a tie ťahajú nebo zasa k zemi. A v medzipriestore 
láska —nič menej, 
nič viac.




divobrat 

V hlave sa mu preháňajú šťastné zvieratá, 
ktoré pri poľovačkách nechal ísť. Ruky, 
horúce ako dobre naladené nástroje, 
prisaté k môjmu telu, zažíhajú vo mne 
utajené ohne. Usiluje sa nevidieť 
zrenicu slobodného hriechu 
v mojich privretých očiach. Prijíma ma. 
Prijíma fantazmagórie, ktoré ma trápia 
noc čo noc. Prijíma moje plytkosti, zlobu, 
menštruácie; dni, kedy sa obraciam sama do seba, 
odtlačky neodlíčenej maskary na podhlavníku, 
na pohlavníku môjho doplna rozvinutého, 
ťaživého ženstva.

Je tu len pre mňa. Pozerá sa, 
neznesiteľne do mňa zahryznutý, ako sa mi 
ženstvo kotúľa z dlane do dlane, zámotok, tehotný 
niečím, čo sa vopred nedá odhadnúť; do prasknutia 
navretý svojou nepredvídateľnosťou. 

Vonia zhavranjeleným, zhavranjelením incestom. 
Vonia 
stiahnutou králičou kožou; krvou. Vonia všetkým, 
čím by som mohla byť ja, keby 
som sa bola bývala narodila ním. 

Divobrat; bolestné dvojča, s ktorým
spávam.



salto mortale 

Salto mortale vábi neodolateľným pachom 
kvasiacich sliviek, sladkastým 
nutkaním. Len choď a skús to: nádhera spočíva 
v tom, že nevieš, ako skončíš, 
keď skočíš: 
a čo sa pritom stane s tvojím 
podivným srdcom, ktoré napriek všetkému 
tak veľmi chce cítiť, že ešte žije, 
že žije veľmi, že žije nadoraz, 
teraz 
a presne 
ako pondusové hodiny v dome Požicajovcov. 

Salto mortale je všetko opustiť 
a ísť inde. Bez peňazí a bez domova, 
bez istôt. Zistiť, z akého materiálu 
pochádzaš; z akého kovu, papiera 
alebo hliny. Salto mortale je zaklopať 
na svoju vnútornú lampu. Počkať, 
aký duch z nej vyjde 

a či vôbec.



tma 

Až teraz je tá naozajstná samota, 
keď moje opálené nohy bez šiat hovoria: 
chceme odpočinúť; 
ale niet postele, milé moje, odpovedám im 

ako psom, ktorí nechápu, že domov 
je chiméra, že domova 
niet, že domov 
je iba myšlienka, 
íverček, 
drobný, horľavý kúsok dreva, odmrštený od píly, 
ako odpad. 

Toľko šťastia, nechápať, čo je 
domov. Závidím svojim krásnym nohám 
a psom. 

Tú sladkú slepotu embryí.













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