sábado, 16 de julio de 2016

FRANCISCO JAVIER BUSTOS BRIONES [18.931]


Francisco Javier Bustos Briones 

(Santiago de Chile, 1982). Es autor de Un grito de otono en un jardín de rosas histéricas, libro de poemas publicado por  El Ángel Editor de Ecuador en el año 2015. Fue poeta invitado al Encuentro de Poesía Paralelo Cero, 2016. Es editor cartonero y diseñador de libros artísticos de poesía.



CUERVO

El oído se vuelve sordo con el eco de tu ruido.
Vienes acechando con tus alas extendidas, dando aletazos que llenan el espacio.
No dejas de dar aletazos, esos vienen como gritos de espanto, acorralando cada gramo de aire fresco que se cruza en tu vuelo.
Vas templando el cielo para deslizarte a tu antojo, entre sombra y sombra se te ven los huesos.
Eres una lanza en picada con tus alas encogidas, giras con prisa para clavarte de prisa.
Has dejado dos hoyos en lugar de ojos, quedando un grito contenido sin ser atendido.
Un crujir de garganta, una boca abierta.
Un momento sin movimiento petrificado en el tiempo.
Vuelves a levantar el vuelo, buscando otras cuencas que brillen de asombro para sacarle los ojos.

 

VENDAVAL

¡Ciudad!
Ciudad, ha pasado más de medio quintal de harina por entre mis dedos abiertos.
Harina blanca.
Blanca harina entumecida.
Ciudad, han pasado tus cuatro vientos repetidas veces por mi cuerpo.
Ciudad, veo pasar tus seres.
Seres que ríen, se abrazan, se estrujan, se empujan, se abrazan, se besan, se miran.
Seres que gritan, se odian, se empujan, se escupen, se golpean, se matan.
Seres que lloran, seres que abrazan.
Seres inocentes, seres en brazos, seres limpios de ojos intactos, seres sin palabras, seres de llantos y gestos, seres puros.
Seres que abren el cielo, abren corazones, abren sentimientos, abren cabezas.
Seres que te detienen ciudad áspera.
Dejan el tiempo sin minutos ni segundos; solo flotan en el aire sus risas risueñas, risas que traen suavidad por pequeños segundos, segundos de vida en pequeñas risas.
Ciudad, he salido.
Ciudad, he salido esta tarde – noche a sentarme en tu lomo.
Antes de salir ha sentir tu viento, puse entre mis brazos a mi pequeño retoño.
Retoño dulce y amable.
Retoño con el pelo ensortijado prendido en llamas.
Retoño que es un vendaval.
Un verdadero vendaval que revuelve con su tierno aire mi corazón salvaje.
Lo he dejado con los ojos cerrados suspirando por su pequeña boca.
Suspirando su pequeño aliento inocente.
Ciudad, querrás robarte su aliento.
Ciudad, que preguntas por qué tengo los ojos en llamas y la frente afiebrada.
Ciudad, no olvides que soy un vendaval.
Vendaval de día.
Vendaval de noche
Vendaval que está sentado en tu lomo
Vendaval en mis pestañas
Vendaval hasta el final
Vendal hasta que no quede viento que soplar.

 

PÁJARO

Dedicado a todos aquellos que dejaron su tierra, aire y cielo.
En busca de otros suelos…

Se mordió el corazón y se metió una reserva de orgullo en los bolsillos vacíos.
Por si le hacia falta, saboreo el ¡último pan con queso!, antes de emprender el vuelo.
Sin pedir silencio, soltó una mueca… le dijo adiós a todo y cerro la puerta.
La diosa fortuna ya soltó los dados y estos están rodando. Se subió en un pájaro desconocido, un poco incomodo se sentó en el lomo, mientras el pájaro agitaba sus alas, se dijo medio pensativo… ¡hay que ver lo que pasa ahora que ya no seré de casa!
Se mordió un poco los labios y se cruzo de brazos.
Miro un poco hacia abajo… ¡ya no hay como bajar de este pájaro!
Se sumergió entre miedos y sueños dejando caer su cabello.
Despertó riendo medio dormido y bebió una copa de vino.
Sintió el corazón hinchado ya estaba preparado.

 

AUSENCIA

I

Suelos ásperos,
Secos,
por el cual pasan,
mis suelas ausentes.

II

Perecen en ausencia,
mis caídos,
ojos opacos.

III

Ruidos caen como lluvia
en mi cabeza,
que se mueve en este cuerpo,
a la deriva.

 

CABELLO

Cabello que te alimentas de agua viva que brota desde el cielo.
Vertiente constante y sonante de vida.
¡Crece cabello!
Protege este cerebro de todas esas palabras vacías que pululan por la ciudad de bocas abiertas.
Cabello, te mueves con el viento que susurra en tu oído rizado.
Cabello, que caes y descansas sobre hombros de hombre.
Cabello, te estás manchando de blanco, ¡se nota que te has cansado!

 




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