martes, 7 de abril de 2015

ÁUREA LORENZO ABEIJÓN [15.422]


Áurea Lorenzo Abeijón 

(Beneso, Porto do Son, A Coruña  1905 - Buenos Aires, 1995)

En las últimas cartas que Áurea Lorenzo Abeijón le enviaba desde América a su hermana Enriqueta, le decía que, cada día, pensaba en volver a Galicia. A ese lugar que le llamaban (y le siguen llamando) A Hortiña, en Beneso, en una ladera del monte Iroite, cerca del mar. Había marchado con 18 años de la casa natal y sólo había vuelto en 1975. Por eso quería hacerlo de nuevo. No pudo ser. O sí, si se tiene en cuenta la dulzura con la que recuerdan los suyos luego de aquella visita. Ellos guardan el recuerdo.
En la casa donde ella había nacido, rehabilitada hay ya muchos años y hoy en día señalada con el número 35, Rosa Villa Queiruga abre la puerta un jueves, sin haberle avisado. Se le pregunta si esa es la vivienda en la que había venido al mundo Áurea. Dice que sí. Ella es sobrina política. «Mi hombre, Antonio, era sobrino de ella», explica. Amable, cuenta qué guarda la reedición de su poemario Queixas, hecha en el año 2004. Muestra el autógrafo de la responsable de la investigación y edición, la sonense Aurora Marco. Tiene el libro repasado, «aunque ahora ya no puedo mucho».

Rosa sienta en una piedra para buscar en las páginas la fotografía de sus tres hijas con Áurea Lorenzo, Aurita, durante aquella visita de 1975. «Venía aquí e iba también a casa de Enriqueta, en Tara. Enriqueta ya murió. Tenía 98 años. Y Luisa [otra hermana de Áurea] », recuerda Rosa. Su hombre también falleció. Pero ella conserva los recuerdos. No hay mucho más legado que este inmaterial del sentir. De la América no volvieron a llegar nuevas desde uno 31 de diciembre de hace muchos años y nada del que ella tuvo allá pudo volver a la tierra que la vira emigrar. Ni siquiera la familia tiene datos claros sobre el año de fallecimiento, aunque se sitúa alrededor de 1995. «Cuando se le hizo este libro, ella ya había muerto», confirma su sobrina política.

«Tendría que ser en vida»

«Marchó muy jovencita», dice Rosa, y luego pasa a recitar unos versos de ella: Cuando cogí el fardiño y bajé las escaleras ... Dice que cuando ella era joven tenía muy buena memoria y que esas poesías «que vienen aquí en el libro» ya le sonaban. Queda vivo José María, sobrino de la poetisa, así como las hijas de Rosa, es decir, sobrinas nietas. Dominga es uno de ellas. Poco más. La reedición de Queixas en el 2004, con la consiguiente investigación de su vida y obra por parte de Aurora Marco, en colaboración con el Ayuntamiento de Porto do Son, fue, en gran medida, el homenaje que tenía más que merecida. Puede encontrarse en las librerías de la comarca. Rosa asistió a la presentación del libro. Cree que a Áurea habría que haberle hecho actos de recuerdo en vida. «Don Julio, un cura que estuvo aquí mucho tiempo, había querido traerla a Galicia, pero a la sazón ya era muy mayor, y prefirió no venir desde tan lejos».

Áurea Lorenzo tiene una calle con su nombre en Portosín (paralela a la Avenida de la Constitución). Aun no está dada de alta, pero sí fue aprobada en pleno. Será un recuerdo en su tierra natal.




Rosalía de Castro

¡Alma grande que a Galicia
tanto cantou sen esvaio!
¡Tanto esparxeu polos ventos!
En cada canzón, un laio.

Ela cantoulle á casiña,
á figueiriña, ao lar,
ao cemiterio da Adina
i á campá do pomar.

I os regueiriños ouviron
as queixas do que morreu,
alá na terra lonxana
por outra que conoceu...

Agarimo de Galicia,
de tan piedosa verdá,
¡que grande foi o seu peito!
Moito ben soubo gardar.

Hoxe vibran polos aires
os ecos do seu cantar,
que van rachando o silenzo
da inmensa soedá.





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