martes, 5 de mayo de 2015

MARÍA EUGENIA CAVALLIN [15.864] Poeta de Argentina



María Eugenia Cavallin 

Nació en Bahía Blanca, Argentina en 1980. Desde 1993 reside en el Alto valle, Cipolletti, Río Negro. Es profesora en Letras, egresada de la UnCO (Neuquén). Trabajadora de la educación en la escuela pública. Integra la serie artesanal Libros Celebrios, a cargo del grupo poético Celebriedades con su libro de poemas “Callar o hablar para siempre” (2005). Fue seleccionada a través de un concurso para integrar una Antología poético-narrativa “Territorio Literario” a cargo de Educo, editorial universitaria de la UnCO, Neuquén (2005).



EL PÁJARO VIENE ENVUELTO

El pájaro viene envuelto para regalo
no sé si abrirlo y 
que muera
o si dejarlo envuelto
y que muera
igual
solo.

¿podemos amar a los pájaros
como a nosotros mismos?

¿qué pájaro serás hoy?

Pájaro cordillerano,
ajenjo del aire,
tu vuelo 
embriaga
la vista de los viajeros
y acompaña, silencioso,
la mano del pescador
que pide perdón
cuando  mira
tu vuelo circular
suspendido
encima
del pez.

Y se llamará pájaro mañana
ese líquido
que brotará alcohólico
desde tu boca
bendiciéndote
a pesar de una larga noche
de ausencia

no cuentes pájaros
no cuentes los días
no cuentes años
ni amigos
no cuentes hasta diez
ni los billetes
no cuentes pájaros
ni errores
no cuentes estrellas
ni botellas
la noche nos hace
analfabetos
en cuestión de pájaros
ellos nos ven
pero aletean
cuando empezamos
a impacientarnos

Felices los ojos que aletean
Observando pájaros
Pues serán los ojos
Que se llenarán
De lágrimas
El día que el colibrí
Detenga su danza

Un dibujo de mí
puede ser en blanco y negro
sentada con las piernas
abiertas
apoyando las puntas de los dedos
de los pies
levantando hasta el cielo
los talones
firmes en tierra fría
apoyando mis manos en los glúteos
distantes del cielo
aferrados al tamaño
de mi deseo
con el abdomen recluido en algún lado
el cuello erecto y relajado hacia la izquierda
con el mentón rozando el hombro
y los labios
húmedos rojos hinchados
naturalmente
deseándote
con estos ojos negros
de pájaro sin alas.

y si fueras pájaro
ebrio y volador?
y si fueras alas,
puntero de bandada?
y si fueras plumas
brillantes del aire?
y si fuéramos pájaros
hambrientos de cielo
de día y de noche
con alas de a muchos.

fue jaula por jaula
infiltrándose entre
los damascos oscuros
se oyó silenciando
aleteos
se vio empapada de mijo

dejó las jaulas
allí intactas
y echó vuelo
dentro de ellas

ahora los pájaros
la visitan por las mañanas
llevándole flores.





El baño

Cada vez que me siento
en el inodoro
me ocurre lo mismo
miro detenidamente
los azulejos en la parte
de la ducha
(-Los albañiles han sido muy cuidadosos los dibujos coinciden exactamente línea con línea-)
y esa grasa acumulada
y ese sarro de años
de jabones de otros
inquilinos
que no puedo limpiar
Habrán sus cuerpos
el amor hecho allí?
Los senos de las inquilinas
se habrán posado jabonosamente
en la parte del azulejo
azul?
Ellos
tendrían espuma
en su parte de abajo?
En la rejilla de desagote
hay pelos negros
y espuma ya gris
Sentada
pienso en la hora de bañarme
no me animo a ducharme
sin mi esponja de mano
ni mi cepillo de espalda
Alguien puede decirme
por qué
los inquilinos dejan
todo así
el azulejo azul
sucio?

de Habitante de paso, inédito, 2012




El baño II

Es pura coincidencia
que en cada baño
que alquilo
el espejo me reciba
de frente?
Y eso que a mí
me gusta verme de costado
de perfil del lado derecho
pero ellos se obstinan
en darme la bienvenida de frente
como diciéndome
-“ llegaste, reflejo de vos y de mí
y de la transparencia”-
Lo aceptable es que son
siempre cuadrados
no me gustan los espejos redondos
me hacen acordar a la bruja
del cuento Blancanieves y …
tan ovalados que
distorsionan la imagen
Aunque sigo viéndome de perfil
este espejo que alquilo ahora
tiene algo especial
está por debajo del ventiluz
y siempre está alumbrado
encendido
aun de noche
porque las estrellas
-las tres Marías
que se ven desde la abertura-
posan siempre
sus patitas
allí y eso haga quizás
que el vidrio espejado
brille.
Cuando me hablo de mí
no lo hago frente al espejo
pero sí en el baño
como un confesionario espiritual
como una sala psicológica
como la cumbre de una baja colina
detrás de la barda rojiza
y si me digo algo reprochándome
el baño se oscurece
esperando el perdón
que está por venir
de boca mañanera.
En el baño se exteriorizan
las culpas propias
y se piensa en un baño
cada vez más espacioso.

de Habitante de paso, inédito, 2012




El baño III

Los baños tienen
a veces usos varios
dependiendo de si es un baño
pequeño o grande
-el que alquilo ahora
es muy grande-
Hacen a la vez de sala
de despedida
-¿cuántas parejas se despiden allí antes de irse a trabajar?-
y de baño, obvio
y a veces de lavadero
En algunos cabe el lavarropas
y los elementos de limpieza
jabón en polvo
detergentes para ropa
suavizantes
quitamanchas
líquidos desinfectantes para pisos
desodorantes
lampazos
trapos de piso
y más
Cuando entro para la primera orina
se me confunden los olores
y ya no distingo
el matamoscas
del desodorante de axilas
pero no olvido nunca
lavarme los dientes
el primer aliento
es el que cuenta
para empezar la rutina
y mientras sale el chorrito
voy leyendo las letras chiquitas
del paquete de jabón en polvo
y la promesa de “quitar hasta la mancha más difícil”
y pienso en Edipo y en Tebas
y en la desdichada Yocasta
y en que cuando llegue del trabajo
debo lavar ropa
porque ya se acumuló demasiada
y en que la vecina del 2º piso
vendrá a tocarme la puerta
a decirme que el lavarropas
choca con la pared
y le retumba todo arriba
y ya sé lo que voy a responderle
y la escena se repetirá
cada vez que me ponga a lavar
Imagínense el lavarropas encendido
mientras me ducho
con olor a matamoscas
en el ambiente filtrándose
el aroma a torta de coco
que sale del horno
y mientras pongo en mi mano
el acondicionador
leo el envase ofreciendo
un stop a la caída de cabello
y la cara de femme feliz que tiene
la mujer del envase y sabemos
que el cabello seguirá cayendo
sino consultamos a un médico.
¿Por qué todos los olores del departamento
confluyen en el baño?
Puedo suponer que por cuestiones arquitectónicas
las ventanas están construidas
de tal manera que entre una y otra
ingrese aire que choca en el pasillo
y se envuelve en el baño
para embotarse allí.
No lo sé.
Pero me agrada oler
en el baño como si este fuera
un frasco de perfume
una carpa en el fondo del patio
o un gran plato de comida
que te alimenta
antes de salir a la calle.

de Habitante de paso, inédito, 2012



IV

a mi abuelo Pedro

El hombre pipa
la pipa de humo
el humo de la pipa
el hombre, la pipa y el humo
de chocolate o vainilla.
Su sonrisa siempre en su rostro
a pesar del humo
y del alcohol
que dejó tras una promesa
en una cama de hospital
que dejó antes
de que lo dejaran a él
y que reemplazó por
las cáscaras de naranja en el mate
y las de menta
y todas las que crecían en el patio
y cubrieran el mate.
Como si siempre fuera
la primera vez, las probaba, las combinaba
mientras regaba el patio
observado detenidamente por
sus gatos
casi hijos del humo
recostados
sobre la mesa de madera
de los domingos
lo alababan como a un dios
maullaban manifestándose
a favor del dueño
mi abuela -si por ella fuera-
los hubiese despellejado
para comerlos
como conejos
Y la abeja reina
hecha miel
solo para él
en la yerba diaria del mate
se posaba en la flor
como sabiéndose su final.
No consumía azúcar,
(decía que era la sombra de Dios
en granos
endulzando almitas pecadoras)
solo miel.
En ocasiones, la flor de azahar
en la yerba
-hoy en el hombro de mi hermana menor
tatuada en su recuerdo –
se mezclaba con el rico sabor de su pipa
y con su sonrisa
y con el contagio de quererlo.
Mamá y mis tías
son la sonrisa
réplicas de él.
La esquina del juego
también era él.
“-¡Alder!-”
(viejo)
¡A comer!- lo llama mi abuela
y él va, largando el humo.














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