martes, 30 de junio de 2015

MOISHE KULBAK [16.420]


MOISHE KULBAK

Nacido en 1896 en Smorgón, distrito de Vilna, Lituania, su padre trabajaba en los bosques y su madre provenía de una familia de labriegos. 

En 1909, cuando tenía trece años, la mayoría de edad según la ley judía, ingresó en la yeshiva de Volozhin, la más famosa universidad talmúdica de la zona. Los estudios en la yeshiva tenían una duración de siete años; Kulbak debería haberlos terminado en 1916, esta fecha coincide con el cierre de la yeshiva causado por el paso del frente y la ocupación alemana de las tierras lituanas. Los padres de Kulbak abandonaron la pequeña ciudad de Smorgonie y se trasladaron a Minsk. 

En 1920  Kulbak emigró a Berlín donde permanecería tres años entrando en estrecho contacto con el expresionismo alemán y trabajando en el teatro de Piskator, período que marcaría fuertemente su creación literaria.  A su regreso de Berlín, en 1923, Kulbak se estableció en Vilna, la llamada Jerusalén de Lituania donde trabajó en la enseñanza ocupándose a la vez con gran éxito de la creación literaria. En 1928 Kulbak decidió trasladarse a Minsk, posiblemente para estar cerca de sus padres que vivían allí y atraído  por el mito del bienestar de la cultura judía en la URSS y por sus ideas políticas de izquierdas. 

El mito cayó el 11 de septiembre de 1937 cuando Moshe Kulbak fue arrestado y el 29 de octubre fusilado.





Ví palabras

Ví palabras en ídish
 como pequeñas llamaradas,
 como chispas que se arrancan del oscuro mineral.

Sentí palabras en ídish
 como claras palomas.
 como palomitas que arrullan y arrullan en el corazón.




Una extensión de nieve

Una extensión de nieve. Una fría estrella bruñida,
el viento un cuchillo;
a centenares de millas acuesta mi mujer ahora
a mi hijo…

¡Qué noche! Suena un violín azul
y un nevado violoncello.
A centenares de millas me ve mi hijo
y sonríe en sueños. 




Un baile

Mené, mené, tekel ufarsín (Daniel 5/25)

Repican salones iluminados
y la orquesta gime.
Los tambores tapan el intenso llanto de los violines,
los contrabajos cavan como viejos sepultureros con oscuras azadas,
clarinetes ríen,
parlotea el címbalo,
chillan los broncíneos platillos
y danzan señores de almidonado saco, damas de blanca seda,
claras,
luminosas
y mas luminosas…
Y se mezclan, sedientos,
flamígeros bigotes negros y pequeños dientes relampagueantes,
campanilleantes rulos,
lazos,
zapatitos afilados,
miradas centellantes
y medias…
Y calladamente, entre el estremecimiento de los corazones
ahogados,
se acurrucan mas prietas las rodillas,
cada vez mas cerca, echan chispas…
y dispara fuego cada pupila
y pestañas tiemblan, tiemblan…
Pero, de pronto, el violoncello deja oír un gemido en la orquesta
como a veces en el bosque se oye un gemir de nidos abandonados…
y la sangrienta luna menguante gotea por las ventanas.
Aparece una mano,
una mano en cadenas deformada en el trabajo,
y escribe las letras de sangre sobre el muro:
—¡Muerte1…
Y danzan señores de almidonado saco, damas de blanca seda,
claras,
luminosas
y mas luminosas;
chillan los broncíneos platillos,
clarinetes ríen,
parlotea el címbalo,
los tambores tapan el intenso llanto de los violines
y los contrabajos cavan como viejos sepultureros con oscuras azadas… 



Antología de la poesía
ídish del siglo XX
Selección y versión de
ELIAHU TOKER 





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