martes, 25 de septiembre de 2012

7934.- DANIELA WALLFFIGUER BELMAR




Daniela Wallffiguer Belmar
Escritora chilena. Licenciada y profesora de estado en historia y ciencias sociales, magíster en historia de América de la Universidad de Santiago de Chile. Ha publicado artículos referentes al género sobre el matriarcado, historia y otros temas en el portal La Revelación. Además escribe ensayos, crítica literaria y cinematográfica, cuentos de ciencia ficción y poesía. Actualmente trabaja como profesora y realiza investigaciones referentes al género y sexualidad.




M-144 1981

Dicen que un tanque comunista
De marca soviética,
Atropellaba mujeres sobresalientes
De las trincheras enemigas.
Me arriesgué a la aventura,
Hubo flirteo,
Y ese tanque no me atacó ante la mirada extraña de los demás.
Pasaron cuatro años, y con los engranajes siempre aceitados,
El día menos esperado, me pasó por encima y me hizo pedazos.
No me mató,
Mas no hubo un remate,
Vi que la intención era dejarlas vivas,
Evidenciando un profundo odio misógino
Humillando en la agonía para imponer que su ego era más importante
Que un amor infantil enseñado en las familias.
Que la familia es una obligación femenina,
Y que la vida masculina, tanquerística corresponde sólo a la mitad de la humanidad.
Se deleitaba cambiando víctimas a cambio de sosiego falso,
Es un tanque que tiene su guarida favorita en las faldas.
Y odia su guarida, le recuerda el seno materno dentado y castrador.
Tiene vocación de cenacho, miente como modo de tortura y de manera enfermiza.
Cobra una venganza edípica de la cual creo,
Sólo yo quedé viva para descifrarlo.
Y no tiene solución, hay que darlo de baja,
o que lo acorralen en una zanja y quede inservible,
puesto que su sed rencorosa e ignominia femenina
ya no debe ser un manifiesto como arma de guerra.
Quién sabe que su mejoría se encuentra entre llaves inglesas, corbatas, bigotes
y herramientas que lo hagan sentir varonil nuevamente.






Una carta del tarot

soy el mago.
ofrezco felicidad momentánea a cambio de un refugio
entre tus piernas.
creo mundos fantásticos,
estatus de vida falsos,
soy capaz de llenarte de lujos
a cambio de que los saques a tu nombre.
trabajo poco, hablo mucho: ese es el secreto de mi éxito.
en un mundo de reglas, yo hago lo que quiero.
si te gusta lo que ofrezco
lentamente disfrutarás mis fantasías.
la idea es que no despiertes del embrujo, porque al hacerlo,
verás que no sólo lo hago contigo,
lo hago con varias a la vez.
¿para qué ser mezquino en este truco?
y tú caes porque te sientes sola.
las favoritas en mi fila son las más dulces inteligentes pero tradicionales.
Al ofrecer lo prohibido son felices en un instante que parece eterno.
Me miro al espejo (mágico) soy un príncipe y tú mi reina.
si miras el reflejo a luz de luna ves mi miseria y tu sumisión hacia mí
y jamás seríamos felices.
Si despiertas, encontrarás el abismo del Seol.
te recomiendo que finjas
y vivirás en paz.
Al aceptar mis fantasías
hago de este mundo uno mejor.
Un castillo en el aire no es nocivo
para quienes no tenemos oportunidades.
Me dicen hago daño,
pero yo digo: mentir es un beneficio
una suave caricia para egos femeninos en mal estado.
Yo, el poderoso mago logro poder desde las miserias humanas.
¿Podrán decir qué desgraciado soy?
soy un salvador y todos los días salvo:
prometo matrimonios
y extraigo patrimonios:
cada uno sobrevive como puede.







Un antes y un después

Todo al mismo tiempo.
Olor y sabor distinto en el aire,
mi exhalación quejumbrosa
hoy es un canto de certeza.
Miro a mi alrededor y
me interesa la gente como nunca,
¡Qué pajaritos! ¡Ni qué arboles primaverales,
sólo la gente, todos aquellos que en su rutina diaria
sólo ven lo que no debiera ser!
El trabajo dignifica, aprendí por ahí y
veo malestar y descontento por una vida
que probablemente no todos elegimos.
Rabia me da la vieja teñida que se baja del auto
como fingiendo que ella está mejor.
Rabia me da el viejo siútico que, con zapatos pantuflescos,
se pasea por el super market a fingir que todo lo puede.
Angustia me da ver al niño hampón que como herramienta efectiva,
encontró tener un lugar en este extraño paseo de vidas.
Me identifico con la amargura de la mujer que vende ensaladas y con la
cara de frustración de una cajera.
Dejo atrás mi indolencia de clase,
para pasar a lo que me hace vivir con colores distintos,
que por cierto deben ser los reales.
¿Alguien puede decir lo contrario?
¿Usted que está al otro lado de la línea,
flota en el aire cuando ve lo real?







Oda al Partido Comunista de Chile

Vetustos, añejos, anquilosados, aniquilados
olvidados.
Empolvados, petrificados y nostálgicos.
Luchadores por la nueva era.
Grandes ilusionistas víctimas de una guerra sucia,
jugando al soldado de un juego entremedio de un gran campo de batalla desigual.

Fueron apresados,
la boca del lobo
fue su guarida temporal
y el lecho marino
su destino final.
Jugaban a ser héroes
y el mundo no necesita salvadores.
La crucifixión es de por vida
si se te ocurre cambiar las reglas del juego.
¿Quién les dijo que todos necesitaban un mundo como el vuestro?
La utopía está en los ojos de quien no se hace un lugar a codazos,
en este caldero de la fácil promesa.
Este hervidero pareciera ser soportable
para quienes trepan y encuentran un lugar mejor que el hollín de una chimenea.
(Arrepiéntete, Charles Dickens)
la igualdad y la locura
son sinónimos.
La verdadera lucha es alcanzar el brillo egocéntrico
de tu propio diamante en bruto.
Esa es la falsa promesa del mágico caldero,
que destruye almas,
desprecia la unidad
convierte en caricatura a una estructura,
que se fundió en el nuevo milenio
y son clichés de los señores alternativos desconformes ávidos de poder.







El loco

Después de esta vida no hay otra.
Si tuviera que pedir un deseo, elegiría amar, amar infinitamente
hasta fundirme con el universo.
¿Por qué no hacerlo ya en vez de esperar a que suceda?

No soy de las que miran detrás de un árbol
esperando una mirada luminosa
que me diga: ¡mi fantasía es completa!
En vez de eso, me he lanzado al vacío
como el loco niño del tarot.
¿Es peligroso lanzarse hacia el abismo de tus sentimientos?
Cuando te veo, soy como babosa en sal, reprimiéndose,
frente a ese impulso, intenso, vivo, inocente,
libre de todo prejuicio, pulcro sin mancha lascivia.
Hay que ir en busca de lo que se cree es amar.
La respuesta a este deseo no fue correspondido.
Fue un lanzamiento al vacío de punta a las filudas e hirientes rocas,
que se rieron un poco.
Su respuesta era una copia fiel de la inmundicia del mundo corrompido,
ese que desconfía de todo y de todos, que crea mundos perfeccionistas, moralistas, castradores, prejuiciosos, altaneros, ególatras y solitarios.
La respuesta se transformó en un vil congelamiento y reemplazó el cálido saludo
a una pálida sonrisa,
a una descortesía penetrante,
sólo por el miedo a recibir este deseo gratuito sin pedir nada a cambio.
Quien vive como un caballo de feria no puede valorar una entrega de amor tan viva,
puesto que está sumido en una realidad sesgada, oscura, minúscula
se conforma con los posibles paraísos estables e inertes.
¿Aventurémonos a nuevos mundos? El único compromiso es sólo dejarse querer sin nada a cambio.
¿Conversemos de nuevas alegrías, dolores pasajeros, sabiduría popular, medicina alternativa o un viaje a las estrellas?
¿Hay algo malo de eso?
Huiste como un hombre despavorido frente a un sinfín de posibilidades.
No sé qué es peor: el salto al abismo y hallar un desierto
o vivir en un desierto, esquivando tormentas,
que aparecerán una y otra vez, una y otra vez.
Yo el loco te digo que volverá la tentación y tú no podrás con aquella locura.
Déjate seducir y nada malo te pasará, si es que vuelvo a lanzarme.







Rezo al padre

Rezo al hijo,
Rezo al espíritu
y a la madre negada
que me salven de este lugar del cual siempre huyo
desde la primera vez que lo conocí.
¿Cuánto tiempo he de estar en el abismo?
Quizás ya salí, pero de tanta costumbre
No veo que ya no estoy allí.
O ya le temo al sol,
Cálido y afectuoso como un roce íntimo,
Que no me di cuenta que el castigo terminó.
O quizás no aguanto en la plenitud de los verdaderos colores,
Y, como un alma masoquista, me lanzo de punta al abismo
Que tanto odio,
Porque me quedo en la queja
Y mi voz resuena como palabras en tiempos equivocados:
¡no debiste hacerlo!
Quedo tumbada como una estatua mortuoria
A ver si el tiempo repara las heridas,
Inmóvil como una piedra,
Sin llanto permitido
Porque no hay agua que merezca esta pena.
Asumo los dolores de un quiebre inevitable.
Inmóvil e impávida espero que pasen las cicatrices,
Que se abren de vez en cuando porque todo me recuerda a todo.
Y anhelo aunque sea un instante, una dosis de nada
Para que, como anestesia, me sirva vivir mientras busco
Otro lugar donde me hará sangrar
Una vez entregado mi corazón
Recién recuperado de la demolición.
Pero vale la pena otro salto.








La sacerdotisa

Antes del encuentro,
Estaba yo consagrada en pan y en vino.
Pero de tanta paz enigmática, un vacío angustiante me invadió.
No pensé tocar el cielo y cambiarlo por tierra,
De la mas infértil e insana.
Tu rostro insertado en la ciénaga
que buscaba por cerros y montañas,
estaba allí como puesto en medio camino,
sin poder dejar de mirarte, tentación milenaria, ayuno tortuoso,
vida inmaculada a cambio de tormenta y pasión, cálido sentido
por una guarida intocable, suave burbuja y miel en mis labios
para pasar el trago amargo de lo que significa posar un pie en la existencia.
Tu presencia, salvación momentánea a un abismo ilusorio,
Fue un rescate barato para un nivel más profundo del cual
ni la muerte comprende que en vida, crea que se pueda estar mucho tiempo.
Devuelvo el regalo dado por el universo: dame la tumba vacía
Para llorar en forma de rocío la felicidad eterna,
de la cual añoro cada noche
Estar nuevamente consagrada en pan y en vino.







La emperatriz

Un día en un bosque lejano se oía:
Que mi cuerpo cercano
debía fecundar el amor alcanzado.
No tenía plan alguno de ejecutarlo,
Admiraba a quienes iban en contra de la madre natura
Lanzadas al hierro forjado de humanidad y rebeldía,
ese que enseña y transforma.
Ser recipiente de vida es hermoso para quienes lo contemplan
Como única fuente de sentido en este extraño paseo de vidas.
Quería alcanzar la cima sin más compañía que la sombra dudosa
de mis experiencias quejumbrosas, melancólicas, delirantes, solitarias,
eternas, profundas,
insignificantes; fulminantemente comunes.
El hecho se sobrepuso como marejada ante una barca intrascendente.
Tomé las herramientas (que no habían sido dadas),
Acepté el hecho con los dientes apretados,
Y, con rostro atenaico
Sigo adelante
Intentando ser recipiente fértil
en armonía con la naturaleza
Que sin sonido alguno omitido,
Aplicó el silencio diplomático de una buena lección:
Ser madre es una condición que ni la resistencia puede negar.







El sumo sacerdote

Nunca fuimos presentados.
No tuve una imagen vuestra desde la cuna,
Es un experimento re-hacerte en la experiencia,
Existes y eres invisible como una vestal en casa de casados.
Imponente desde la imagen,
Impotente desde las responsabilidades.
¿Quién eres cuando decides formar las filas militantes de la abadía?
Te conviertes en un ser extraño,
Aflora tu feminidad tu ternura y suave voz
que preside las misas repletas de mujeres metálicas
que acusa al alfa
y el omega sale deprisa,
para ser explicación
de un nuevo amanecer.
Ser divino, ser extraño, ser afable, ser barítonamente agradable.
Eres oído para las penas más profundas,
otorgas perdón
como quien corta boletos en un bus.
No es una condena,
Es una cadena de una serie de sucesos:
Aborreces desde lo más profundo
El rol penetrante de un hombre avasallador
Que en su seno engendra abandono,
Soledad paternal, vacío familiar, odio misógino
y odio andrógino.
Es un refugio crónico a las tempestades
de las eventualidades eternamente cambiantes
condenadas a la angustia existencial
de lo debido
y de lo indebido.







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