miércoles, 25 de febrero de 2015

FELIPE ELVIR ROJAS [15.066] Poeta de Honduras


Felipe Elvir Rojas  

(Honduras, 1927-2005)
Poeta, periodista y editor. Estudió derecho y ocupó varios cargos públicos, entre ellos el de ministro de Gobernación en el período presidencial del Dr. Roberto Suazo Córdova y viceministro de Cultura durante el gobierno de Carlos Flores. En 1956, fundó la revista literaria Pegaso y las ediciones del mismo nombre, que fueron muy importantes pues impulsaron diversos valores de la literatura nacional. Fue jefe de redacción del desaparecido vocero del Partido Liberal, El Pueblo. En 1987 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa.  (Gonzales, 2004, pág. 62)

Entre otras actividades, Felipe Elvir se desempeñó como maestro y director de educación primaria, así como docente en el Instituto Central "Vicente Cáceres".
También fue diputado liberal ante el Parlamento de Honduras por el oriental departamento de El Paraíso.
Por su aporte a la cultura nacional como escritor, el Estado de Honduras le condecoró hace varios años con el Premio Nacional de Literatura "Ramón Rosa".
Se suman a otros múltiples reconocimientos el Premio de Periodismo Cultural "Guillermo Castellanos Enamorado" que este año le concedió la Universidad Pedagógica General "Francisco Morazán", en Tegucigalpa.

Durante muchos años fue columnista del diario "La Tribuna", que se edita en la capital hondureña.  

OBRA. 

Poesía: Bronces de América (1955); Poemas Heroicos (1956); Perfil de Rigoberto López Pérez (1956); Puños crispados (1956); Muerte hasta en los labios (1957); Elegía a Gabriela Mistral (1957); Dos elegías (1958); Riberas de Angustias (1959) Tiempo y Raíces (1997); Distancia sin olvido (1998); Cordura del crepúsculo (1998); Péndulos inevitables (1992); Hospedaje del silencio (2001); Luz en las rendijas (2001); Estación Temporal (2000); Cantares rebosantes (2001); El fuego de las palabras (2003).Antología: Antología del Soneto en Honduras (1983). (Gonzales, 2004, págs. 62-63)
"Entre luz y sombra", "El sol es ojo eterno", "Rama y cielo", "Prisma intimo",  "El fuego de las palabras" (El Castellano.org, 2005) 



Dístico a la Muerte

¡Todos somos pequeños,
Solo la muerte es grande…! 

I

Presiento tu guadaña enarbolada
entre tierra y abismo, mar y cielo.
Presiento tu figura descarnada
erguida entre mi sueño y mi desvelo

Traspasando la luz de la alborada
quieres cortar de un tajo mis anhelos.
¡Apártate de mí! Tu mano airada
quiere hundirme en el mundo de los hielos
No ha sonado la hora, vieja amiga.
Aunque es larga y penosa mi fatiga ,
te suplico: No quiero tu reposo.

Quiero vivir un poco. Es muy temprano,
para marchar contigo de la mano
al antro de las sombras tenebroso.


II

¡Oh, Caronte, adusto marinero
con su barca encallada en una orilla
en espera de un viejo pasajero
que yace en el dintel de la agonía!

Yo no soy ¡oh, Caronte! ese viajero
que pide ese pasaje a la sombría
soledad donde el sueño verdadero
es cual falsa careta de alegría.

Tu figura se acerca con su adarga
para iniciar la marcha triste y larga
por un mar que no cabe en la poesía.

Si es verdad que surgimos de la nada,
no me mires. Oh, muerte iluminada.
Yo no quiero marcharme todavía.




Poema Breve de las Tardes

¡Oh, amada,
no recuerdes las tardes imposibles!
¡Duele tanto el recuerdo!

Es tuya mi palabra
que vacila en la cárcel de la boca;
tuyo mi verso azul y sus metáforas.

Eres la vida misma entre mi sangre
y horizonte de luz en mi esperanza

No hay dudas ni reproches,
porque supimos olvidar las tardes
uniendo para siempre nuestras almas.

Hoy mi verso jocundo
busca asilo en la noche de tu pelo,
y mi nombre es tu nombre
sin sílabas amargas,
sin desprecios que queman como brasas.

No recuerdes las tardes imposibles,
porque nuestra es la vida
erguida en el velero de las ansias.

La paz es con nosotros
porque supimos olvidar las tardes




Este Dolor

Yo siento este dolor. Siento la llama
que provoca la angustia sin medida.
Este extraño dolor que se derrama
en la copa sin fondo de mi vida.

Este dolor me viene de la herida
que me causó tu tez de porcelana.
La risa de tus labios no se olvida
porque tiene una gracia soberana.

Absorto en este amor, así te siento
cabalgando en mi triste pensamiento,
pendiente de tu boca iluminada.

Y agigantas mujer el sueño mío;
mas tus ojos me causan ese frío
que penetra en los huesos como espada.





Riberas de Angustia

Seguiré en las riberas de la angustia
de cara ante el dolor, frente al Olvido.
Seguiré custodiando la esperanza
en el fondo callado del gemido.

En este obscuro río de la Vida
queremos alcanzar lo inalcanzable.
Nos faltan muchas barcas, muchos remos,
para ganar la orilla imponderable.

Nos faltan los remeros y los brazos
se rompen en mitad de la jornada.
¡Oh, riberas de angustia impenetrables!
¡Oh, silencio del Mundo y de la Nada!

Recojamos los ecos de otros tiempos.
Durmamos a la orilla compañeros.
¡Escuchemos las doce campanadas
mientras siguen las barcas sin remeros!





A Honduras

¡Patria de los pinares, Patria mía!
Corazón de la América grandiosa;             
rincón donde el dolor y la alegría
se hermanan para hacerte más hermosa.

Ofreciendo raudales de armonía
te imagino radiante como diosa;
y al brindarnos tus cofres de poesía
te veo sin igual, siempre orgullosa.

Patria de Morazán y el padre Reyes
tus hijos respetuosos de las leyes
encarnan el valor y el idealismo.

Honduras: Esta tierra alborozada
hoy levanta la frente inmaculada
proclamando su fe y su patriotismo.




A José Cecilio del Valle

¡Vedlo ahí! Con la mirada austera
conoció de su tierra la agonía
y supo comprender la verdadera
esperanza del pueblo y su alegría

A la Patria, le dio su vida entera
y fue todo bondad, amor,
En el Acta volcó su fe sincera
de acabar con la ruda tiranía.

Hoy le rendimos culto, pues su mano
nos liberó del yugo castellano
sin recurrir al crimen ni a la guerra.

En Valle se eterniza el patriotismo;
él, es el soñador cuyo idealismo
sintetiza lo noble de mi tierra.





La muerte en los labios

Los poetas la muerte presentimos
y a la muerte cantamos.
en los huesos bien caben los abismos
de horrores insondables.

Una sombra sin forma que camina,
eso seremos siempre los humanos.
La palabra que surge de los labios
no aprisiona ni el ruido de los pasos.

¡Oh, la muerte! La extraña cazadora
con su guadaña fría y sin descanso.
Yo escucho tu alarido milenario
y en los poros, el roce de tu mano.

La muerte nuestros sueños ilusorios
atisba a cada instante.
En la raíz obscura de las ansias
nos esperan sus manos.

Yo la miro en mis noches de vigilia.
En la cal de mis hueso se ha parado
con su ruda mirada indescifrable.
Ora va y ora viene por el valle
donde hay cauces de gritos y de lágrimas.

En el triste silencio de las piedras
y en las risas ingenuas de los niños,
la muerte nos contempla;
nos trae su mensaje desolado
bajo cielos de azul interminable.



Soneto Introspectivo

Hundido estoy en llama rediviva
con la visión extraña del desierto.
Permite amor que mi pasión escriba,
anunciando mi propio desconcierto.

Vengo de la raíz que no me esquiva
la savia que es la vida y lo perfecto
Atado al mástil de la hazaña viva
en el barco me alejo de tu puerto.

El dolor más profundo de los mares,
me lleva en el vaivén de sus pleamares
hasta el frontis terrible de la nada.

Si algo pides amor, aquí está todo:
la desazón y la pasión y el lodo
inmersos en mi vida desolada.




Pinos

¡Oh, verdes sindicatos de mi tierra
con raíces y savia estremecida!
¡Oh, testigos callados en la guerra
y blasón de la patria conmovida!

Nuestros pinos –columnas verticales-
cual perfecta visión de lejanías,
entre coros de voces celestiales
son cual monjes humildes de rodillas

Con sus ramas, cual manos extendidas
presenciaron las luchas fratricidas,
con escenas cuajadas de heroísmo.

Espirales que se alzan como grito
o gigantes mirando al infinito
asidos a los bordes del abismo…





A Juan Lindo

Este patriota austero, por humano
conoció nuestras propias desventuras
y pudo en un impulso soberano
alcanzar como cóndor las alturas.

Este patriota de perfil romano
es digno de marmóreas esculturas.
Bajo el sabio prodigio de su mano
brilló el nombre sagrado de esta Honduras.

¡Descubríos ante él! Su patriotismo
fue la fuente del más puro idealismo
combatiendo del pueblo los atrasos.

Juan Lindo fue campeón de la cultura.
Hoy le rendimos culto. Su estatura
fue cual Sol gigantesco, sin ocasos.




Soneto Enlutado

Fue tu sonrisa noble, indefinida
hermano en el dolor y el la quimera;
y fue tu anhelo escudriñar la vida
desde el grito de la lágrima postrera.

¡Oh, la hermosa ilusión desvanecida!
“El ser y el no ser” que desespera.
¡Oh, la angustia abrasándote la herida
y el alma entre la duda prisionera!

¡Oh, el minuto crucial! ¡Noche sombría
y el sincero clamor de la poesía
ascendiendo la escala del quebranto!

Has partido, poeta, en la alborada
dejándonos la frase iluminada
en la cifra perenne de tu canto.




A Dora Isella Russell

Despues de leer su libro: “Los Barcos de la Noche”

“Los Barcos de la Noche”, Dora Isella
llegaron a mi mundo sin orillas.
En la albura perenne de sus velas
se incorpora tu noble fantasía.

Yo los mire llegar. Estaba en vela,
pensando en el dolor de la agonía.
Yo les miré llegar En las estelas
dejaron la expresión de tu poesía.

En sus quillas y cascos relucientes
y en sus nautas callados, obedientes
se eterniza la voz de tus quimeras.
¡Oh pleamares con rudas sacudidas!
¡En tus barcos hay teas encendidas
y una fiesta perpetua de banderas!




Tríptico al Tipógrafo

I

¡Ved a ese obrero! ¡Yo lo llamo hermano!
Sus manos cual veloces lanzaderas,
van recogiendo el pensamiento humano,
levantando galeras tras galeras.
¡Ya se mueve la prensa! ¡Oh, clara maravilla
con que el hombre eterniza el sentimiento!
Líneas, comas y letras bastardillas,
cual gritos, carcajadas y lamentos…
¡Vedlo inclinado! Con fe, meditabundo.
Sus dedos pueden conmover al Mundo,
desde mares, montañas y praderas.
¡Juan Gutemberg—Maestro de la Vida!
¡prodigio de una ruta indefinida
ascendiendo veloz a las esferas!


II

La prensa y sus obreros denodados
es baluarte de ideales definidos.
Es alto valladar de los malvados
y confianza de los pueblos oprimidos.
La prensa que proclama sus hosanas
va ganando batalla tras batalla.
Las letras son espadas toledanas
entre el rudo clamor de la metralla.
Por eso en este día, ¡hermanos míos!
entre el diáfano idioma de los martillos
os traigo mis gigantes clarinadas.
Yo que ausculto del alma los secretos
he tallado una estatua de sonetos,
con banderas al aire desplegadas.


III

Entre mesas y negros chibaletes
vas alzando figuras prodigiosas.
Los acentos, cual ágiles jinetes
hacen alto en tus manos luminosas.
Tú comprendes el alma de las cosas;
conoces el dolor de tus hermanos.
En las álgidas noches tempestuosas
has visto levantarse a los enanos.
Los pigmeos que ignoran que el talento
es la chispa genial del pensamiento
que conduce a las cumbres elevadas.

¡Noble hermano, yo admiro tu optimismo!
¡La prensa es barricada de heroísmo
redimiendo naciones sojuzgadas…!





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