jueves, 17 de julio de 2014

BLANCA DE GASSÓ Y ORTIZ [12.365]


BLANCA DE GASSÓ Y ORTIZ



LA OBRA POÉTICA DE BLANCA DE GASSÓ 

Algunos datos biográficos 

Los datos para poder reconstruir, al menos parcialmente, la biografía de Blanca de Gassó y Ortiz son aportados por Belmonte Müller (1904), de los que Cossío (1960, I: 478) toma su información. Parece que nuestra poetisa era una joven alta, hermosa, rubia, de ojos azules y -según Belmonte- con «sonrisa de ángel».  

Su padre era el dueño de El Bazar del Globo y parece que el comercio le proporcionaba ingresos suficientes para disfrutar de una posición económica desahogada y para que su hija poseyera una educación esmerada. Debió de estar bien relacionada con la «buena» sociedad madrileña de la época, pues cada año editaba un Almanaque de salón y según Cossío (1960, I: 478) que de tocador, además de enviar alguna colaboración a la revista La moda elegante. 

Podemos intuir que su vida no andaba muy alejada del mundillo cultural de la Corte y, por tanto, debía estar informada de cuanto acontecía de novedoso. La introducción a su primer libro viene firmada por Ángela Grassi, personaje no extraño entonces en los círculos intelectuales, y la única obra de teatro que le conocemos fue representada en el «teatrito» de los señores de Malpica, conocidos entonces en los salones madrileños. 

En el año 1877, el padre de la poetisa, por motivos no aclarados, dispara contra su hija y se suicida seguidamente. Ésta no murió inmediatamente y, en los diez días que siguieron hasta su fin, contrajo matrimonio. 
Parece que las ideas espiritistas del padre pudieron influir en este acto pero, y como muy bien apunta Cossío, la tragedia pudo dar notoriedad a su poesía. 




INVITACIÓN

¡Qué simple! ¡Qué necio, 
Niñitos amados, 
Quien tiene soberbia... 
Y es leve gusano! 
¡Qué necio! 
¡Olvidadlo! 

El Rey de la Gloria 
Nació en un establo, 
Y fue su existencia 
De humildad dechado: 
¡Qué bueno! 
¡Adoradlo! 





Cantos de la pastora

Sentada a la sombra 
De verdes olivas 
Dejo allá a su gusto 
Pacer mis cabrillas; 

Y cuando el sol huye 
Y la tarde espira [sic], 
Me vuelvo a mi choza 
Alegre y tranquila. 

Risueña cantando, 
Sin penas mi vida 
Cual brisa entre flores, 
Feliz se desliza. 

¿Hay dicha en el mundo 
Que iguale a la mía? 






Tempus fugit 

De ese verdor florido, 
Que mayo ostenta, 
Al rigor del invierno, 
¡Ay! ¿qué nos queda? 
Así es la vida; 
A la vejez caduca 
veloz camina. 



MI LIBRITO

Yo tengo un librito lleno 
De dulcísimos cantares, 
En el corazón escrito, 
Que me dictaron las aves. 


Los cantares son suspiros 
De alegría o de dolor; 
son bellos trinos del ave; 
son ecos del corazón. 


Mis cantares son lo mismo 
Que las gotitas del mar; 
Del hondo del alma salen... 
Y al hondo del alma van. 


Quitarme a mí mis cantares 
Es quitar al pez el agua: 
Como al pez le mata el aire 
A mí el silencio me mata. 





LA MARIPOSA

Cual mariposa galana, 
Que se aleja en vario vuelo, 
También la dicha mundana, 
Burlando el mortal anhelo, 
Deslumbra y huye liviana. 

En la cárcel de su mano 
La mariposa al prender, 
-Cual breve dicha- el humano 
Convertidas llega a ver 
Sus galas en polvo vano




PRUDENCIA

Para el vuelo, mariposa, 
Que en torno al fuego te meces; 
Que aquel que el peligro ama, 
en el peligro perece.




COPLAS

¡Cuánto desde el cielo al mundo 
Tardará un grano de arena! 
¡ Con qué rapidez un alma 
Del mundo al cielo se eleva! 




¡Cuán dulce es a mi alma 
La soledad! 
Del mundo aquí apartada 
Quiero bogar.





Al fallecimiento de un niño

Volaste ¡Oh niño! a la celeste esfera, 
Huyendo las miserias de este mundo: 
De tus ojos yo vi la luz postrera, 
Y ora contemplo tu dormir profundo. 



Es la vida 
Pasajera 
Mensajera 
De dolor, 
Y ese sueño 
de la gloria 
Por victoria 
Lo da Dios. 




Eco santo

Afanes y dichas, 
Riquezas y glorias, 
de nada te sirven, 
de nada te importan. 





Vestido de los ángeles

No codicies bella niña, 
Galas de ostentoso aspecto; 
Prefiere sencillo traje 
Cual los ángeles del cielo. 




El ángel

Soy el bello pensamiento 
Que en tu mente inquieta vaga, 
Mientras por ganar laureles 
Y hallar la dicha te afanas. 



Los ángeles bienhadados 
Viven de amor celestial; 
¡Infelices los mortales 
Que odio abriguen terrenal!




Cantos del ave

Al campo, al aire, al cielo, 
Que dan al ser torrentes de consuelo, 
Fío, gozo y desvelo, 
y arroyos, auras, flores... 
Revélanme el ¡AMOR DE LOS AMORES!




Cantos de la pastora

Feliz sin cuidados 
Sonríe mi vida; 
Fugaz entre flores, 
Cantando mi dicha. 

Aunque no vi el mundo, 
Ni vi sus delicias, 
Tan sólo en el campo 
Yo busco las mías. 





¿No veis en el valle 
Al soplo del aura 
Tranquila mecerse 
Bella rosa blanca? 
 ................... 

Haced, niñas bellas, 
Cual la rosa blanca, 
Que tierna y sencilla, 
Caridad ensalza.





Enamoran a mi bien 
Las azucenas tempranas: 
¿Qué mucho que la enamoren, 
si emblema son de su alma? 





Es la ilusión en la vida 
La más seductora flor: 
Mágica planta que brota 
en medio del corazón. 





Son amores 
Los mejores: 
Amor de sencilla infancia, 
Amor tierno paternal, 
Amor divino del cielo 
Y amor de la caridad. 





Si una mariposa blanca 
En torno de ti voltea, 
Recuerdos de mi cariño 
A tu corazón le lleva. 





¿Por qué, di, niña, un suspiro, 
Del corazón triste queja, 
Exhalan tus breves labios 
Cuando la noche se acerca? 
 ............ 
¿Acaso amor, albergando 
En tu seno dura flecha, 
Hirió tu alma candorosa, 
.............
Suspiro porque la noche 
De sombras el mundo llena 
Y lloro, sí, porque llora 
La humanidad triste y ciega. 






No te mires tanto niña, 
En el cristal de la fuente, 
Porque vas a enamorarte, 
Y amor propio da la muerte.





De cuantas ciencias sabía 
Sacó en limpio Salomón 
Que el libro en que más se aprende 
Es el gran libro de Dios.





Del Hacedor la grandeza 
¡Cuán bien se puede admirar... 
Por dosel teniendo el cielo 
Y por pavimento el mar! 




Luz, belleza y armonía 
Que en el suelo halla el mortal, 
Copia son leve y sombría 
Del Edén de eterno día 
En la cumbre celestial. 




Cuando al cielo vuela un ángel, 
Nace en el suelo una flor, 
Que dice al mortal: -La vida 
Es breve cual un ¡adiós!- 






De ese verdor florido, 
Que mayo ostenta, 
Al rigor del invierno, 
¡Ay! ¿qué nos queda? 
Así es la vida; 
A la vejez caduca 
Veloz camina. 




Dice el rayo de la luna, 
Que en el lago se retrata: 
-Soy la dicha pasajera, 
Que se busca y no se alcanza. 





¡Venid, niñas bellas, 
Venid a cantar, 
Y en rueda festiva 
Graciosas girad! 




Vamos todos en la tierra 
Marchando por un camino; 
Unos llegan a la cumbre, 
Los otros al precipicio. 




La belleza del rostro 
Flor es de un día; 
La belleza del alma, 
Flor siempre-viva.







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