martes, 21 de febrero de 2017

JAUFRÉ RUDEL [19.961]


Muerte de Jaufré Rudel. Biblioteca Nacional de Francia.


Jaufré Rudel

Jaufré Rudel de Blaye, en occitano original Jaufrés Rudèls de Blaia (h. 1113 en Blaye - h. 1170), trovador y poeta aquitano en lengua de oc.

Llamado "el príncipe de Blaye", villa cercana a Burdeos, en el estuario del Garona, de la que fue señor, era un caballero de la corte de Leonor de Aquitania originario de Saintonge y estuvo relacionado con Alfonso Jordán de Tolosa y con Hugo Bruno VII de Lusignano. Participó en la Segunda Cruzada (1147-1149), organizada por el rey Luis VII de Francia. Según la leyenda, habría oído hablar de la princesa de Trípoli (Libia) y se enamoró de oídas, pero perdidamente, de ella. En el curso de la Segunda Cruzada cayó muerto en los brazos de la princesa de Trípoli.

Escribió chansons de amor en que habla de «L'amour de loin» (amor lejano), es decir, el amor imposible y sin esperanza, celebrando quizá a la condesa Hodierna de Trípoli, una dama de buen linaje e inaccesible, o según otros a Melisenda, hija del conde Raimundo I, descendiente de los condes de Toulouse, y de Hodierna de Jerusalén, hija a su vez de Balduino du Bourg y de la princesa armenia Morfia; de ella habría oído hablar a algunos peregrinos de Antioquía. Parece que falleció realmente de amor por una dama establecida en Oriente y que, por razones materiales o psicológicas, este amor fue un amor imposible, amour de loin o, en su nativa lengua provenzal, («amor de lonh» o «amor de terra londhana»). Han subsistido seis, según otros ocho poemas de Rudel, de los cuales cuatro poseen notación melódica. Fueron editados por el medievalista Alfred Jeanroy.

La leyenda

La leyenda se recoge en una de las numerosas rasós o vidas de trovadores provenzales que se han transmitido, y dice así: enamorado de oídas, empezó a escribir poemas a esta musa según las reglas del amor cortés, una de las cuales era no mencionar el nombre de la dama. Como su pasión crecía y no se menguaba, se le hizo necesario hacer tan largo viaje para ir a cantarle sus sentimientos de tú a tú, pero el trayecto era largo y costoso, y Jaufré era pobre y además tenía una salud precaria. Se propuso por lo menos que ella supiera de él y confió sus escritos a los caballeros que partían a Tierra Santa y les hacía prometer que los harían llegar a las manos de Melisenda. Tardó años, pero logró ahorrar lo suficiente para embarcarse y conocer a la protagonista de sus pensamientos a la que dedicaba cada verso que escribía.

Se embarcó en Marsella en una nave templaria; pero su salud ya se había quebrantado mucho y las penurias de la travesía le dieron la puntilla; llegó gravemente enfermo a Palestina. Aun así, arribó a Trípoli y se acercó al palacio pidiendo audiencia con la condesa, pero los guardias se rieron de él y le dieron largas. Su insistencia hizo, sin embargo, que la señora supiese de su presencia y murió en sus brazos, como cuenta la vida anónima:

Él enfermó estando en la nave, y fue llevado a Trípoli, a un albergue y tenido por muerto. Se lo hicieron saber a la Condesa; y ella fue a él, hasta su lecho y lo tomó entre sus brazos. Y él supo que era ella, que era la Condesa y al momento recobró el oído y la respiración, y loaba a Dios que la había mantenido con vida hasta que la hubo visto. Y así él murió entre sus brazos. Y ella lo hizo sepultar con gran honor en la casa del Temple. Y luego, en aquel mismo día, ella se hizo monja, por el gran dolor que sentía por la muerte de él.

La leyenda de Jaufré Rudel les resultó un tema irresistible a los poetas del Romanticismo. Escribieron sobre él Ludwig Uhland, Heinrich Heine, Robert Browning (Rudel to the Lady of Tripoli) y Giosuè Carducci (Jaufré Rudel). Algernon Charles Swinburne retomó este tema constantemente desde su The Triumph of Time, en The Death of Rudel y en Rudel in Paradise (también titulado The Golden House) . Inspiró la pieza teatral de Edmond Rostand La Princesse lointaine (La princesa lejana) y la ópera L'amour de loin de Kaija Saariaho, sobre libreto de Amin Maalouf. También el compositor mexicano Ricardo Castro estrenó en 1906 una ópera sobre el tema titulada "La Leyenda de Rudel",con libreto de Henry Brodi. En 1926, sir Nizamat Jung Bahadur, de Hyderabad, escribió también un poema de épica culta sobre este tema, Rudel of Blaye. Recientemente, José Guadalajara ha realizado una versión de esta leyenda bajo el personaje de Jorge de Rudelia, trasunto de Jaufré Rudel, en su novela histórica El alquimista del tiempo (2015).

Obras

Belhs m'es l'estius e·l temps floritz
De monte lapis 
Lanqand li jorn son lonc en mai 
Lan quan lo temps renovelha 
No sap chantar qi so non di 
Pro ai del chan essenhadors
Qan lo rius de la fontana 
Qand lo rossignols el foillos 
Qui non sap esser chantaire 




Jaufre Rudel. El amor de lejos

Un trovador enamorado en la distancia: El amor de lejos

Que nadie de mí se asombre:
amo a quien jamás me verá
Otro amor en mi corazón no hay
salvo el de una dama que jamás he visto
Ninguna alegría me regocija
Ni sé qué bien me vendrá.


En la corte de Leonor, en Aquitania, había un trovador, Jaufre Rudel. Tan delicadas eran sus canciones que las damas y doncellas no se cansaban de escucharlo. Más de una, entemecida, le lanzaba insinuantes miradas, pero, Jaufré Rudel permanecía solitario. Soñaba con un amor ideal. 

Tengo una amiga pero no sé quién es, pues jamás a fe mía la vi... y mucho la amo... Ninguna alegría me place tanto como la posesión de este amor lejano.


Hodierna de Trípoli

Jaufré estaba enamorado de la condesa de Trípoli. Decían (los cruzados) que era una de las mujeres más bellas del mundo. Jaufré no sabía cuánto exactamente porque nunca la había visto, pero esto no impedía que le enviara larguísimos poemas de amor. Le escribía "cantos al amor lejano" es decir, chante d`un amour de lonh. 
Finalmente, ella lo invitó para que la conociera, pero él vio el bello rostro de la dama una sola vez... dice la leyenda:

Él enfermó estando en la nave, y fue llevado a Trípoli, a un albergue y tenido por muerto. Se lo hicieron saber a la Condesa; y ella fue a él, hasta su lecho y lo tomó entre sus brazos. Y él supo que era ella, que era la Condesa y al momento recobró el oído y la respiración, y loaba a Dios que lo había mantenido con vida hasta que la hubo visto. Y así él murió entre sus brazos. Y ella lo hizo sepultar con gran honor en la casa del Temple. Y luego, en aquel mismo día, ella se hizo monja, por el gran dolor que sentía por la muerte de él.

La princesa lejana de Jaufre Rudel.




 En mayo cuando los días son largos de Jaufré Rudel 


I   En mayo cuando los días son largos,
    me es agradable el dulce canto de los pájaros de lejos
    y  cuando me he separado de allí,
    me acuerdo de un amor de lejos.
    Apesadumbrado y agobiado de deseo
    voy de modo que el canto ni la flor del blanco espino
    me placen más que el invierno helado.

II  Nunca más gozare de amor
    si no gozo de este amor de lejos,
    pues no sé en ninguna parte, ni cerca ni lejos,
    de más gentil ni mejor.
    Su mérito es tan verdadero y tan puro que
    ojala allí, en el reino de los sarracenos
    fuera llamado cautivo por ella.

III Triste y alegre me separare
     cuando vea este amor de lejos,
     pero no sé cuándo lo veré,
     pues nuestras tierras están demasiado lejos.
     ¡Hay demasiados puertos y caminos!
     Y, por esta razón, no soy adivino…..
     ¡Pero todo sea como Dios quiera!

IV El gozo me aparecerá cuando le pida,
     por amor de Dios, el amor de lejos;
     y, si le place, me albergare cerca de ella,
     aunque soy de lejos.
     Entonces vendrá la conversación agradable,
     cuando, amante lejano, estaré tan próximo
     que con hermosas palabras gozaré de solaz

V   Bien tengo por veraz al Señor,
     gracias a quien veré el amor de lejos;
     pero por un bien que me corresponda,
     tengo dos males, porque de mi está tan lejos…..
     ¡Ay! ¡Ojala fuera allí peregrino
     de modo que mi báculo y mi manto
     fueran contemplados por sus hermosos ojos.


VI Dios, que hizo todo cuanto va y viene
     y sostuvo este amor de lejos,
     me de poder – que el ánimo ya lo tengo –
     para que en breve vea el amor de lejos,
     verdaderamente, en lugar propicio,
     de modo que la cámara y el jardín
     me parezcan siempre palacio.

VII Dice verdad quien me llama ávido
      y anheloso de amor de lejos,
      pues no hay otro placer que tanto me guste
      como el gozo del amor de lejos.
      Pero lo que quiero me está tan vedado
      porque mi padrino me hechizo
      de modo que amara y no fuera amado.

VIII ¡Pero lo que quiero me esta tan vedado!....
       ¡Maldito sea el padrino

       que me hechizo para que no fuera amado!



Belhs m'es l'estius el temps floritz 

Belhs m'es l'estius e'l temps floritz,
Quan l'auzelh chanton sotz la flor,
Mas ieu tenc l'ivern per gensor
Quar mais de joy m'i es cobitz,
Et quant hom ve son jauzimen
Es ben razos e d'avinen
Qu'om sia plus coyndes e guays.

Er ai ieu joy e suy jausitz
E restauratz en ma valor,
E non iray jamai alhor
Ni non querrai autruy conquistz,
Qu'eras say ben az escien
Que selh es savis qui aten
E selh es fols qui trop s'irays.

Lonc temps ai estat en dolor
Et de tot mon afar marritz,
Qu'anc no fuy tan fort endurmitz
Que no'm rissides de paor.
Mas aras vey e pes e sen
Que passat ai aquelh turmen,
E non hi vuelh tornar ja mays.

Mout mi tenon a gran honor
Totz selhs cui ieu n'ey obeditz
Quar a mon joi suy revertitz:
E laus eu lieys e Dieu e lhor,
Qu'er an lur grat e lur prezen,
E, que qu'ieu m'en anes dizen,
Lai mi remanh e lay m'apays.

Mas per so m'en sui encharzitz,
Ja non creyrai lauzenjador:
Qu'anc no fuy tan lunhatz d'amor
Qu'er no'n sia sals e gueritz.
Plus savis hom de mi mespren,
Per qu'ieu sai ben az escien
Qu'anc fin'amors home non trays.

Mielhs mi fora jazer vestitz
Que despolhatz sotz cobertor
E puesc vos en traire auctor
La nueyt quant ieu fuy assalhitz.
Totz temps n'aurai mon cor dolen,
Quar aissi's n'aneron rizen,
Qu'enquer en sospir e'n pantais.





I enjoy the Summer and the flowers' season
when birds sing below the flowers,
but I find Winter more pleasant
because I am granted joy,
and when one envisions his pleasure
it is a good and solid reason
for him to be kinder and merrier.

Now I have joy, and I am merry
and am restored in my worth,
and I shall never turn elsewhere
nor shall I covet other people's conquests
because now I know for sure
that he is wise who waits
and that he is a fool who loses his patience.

For a long time, I was in pain
and oblivious to what happened to me
and I was never so fast asleep
that I couldn't wake up for fear.
But now I see, and judge and feel
that that torment is over
and I don't ever want to be back to it.

They very much congratulate,
all those whom I have listened to
because I am back to my joy:
and praises be both to god and to them
who have their merit and their meed.
And, whatever I went about saying,
I rest and am satisfied there.

And, since I am exalted,
I shan't believe any slanderer:
I never was so far from love
as much as I am safe and healed now.
Even those wiser than me are wrong
because I well know for sure
that a perfect love doesn't betray anyone.

I'd better go to bed dressed
than naked under the covers
and I can produce as evidence
the night I was assaulted.
I shall always grieve about it,
because they went away laughing, like that,
while I still sigh and repine about it.




Lanqand li jorn son lonc en mai

Lanquan li jorn son lonc en may
M'es belhs dous chans d'auzelhs de lonh,
E quan mi suy partitz de lay,
Remembra'm d'un' amor de lonh.
Vau de talan embroncx e clis
Si que chans ni flors d'albespis
No-m valon plus que l'yverns gelatz.

Be tenc lo Senhor per veray
Per que formet sest' amor de lonh,
Mas per un ben que m'en eschay
N'ai dos mals, quar tant suy de lonh.
A! quar no fuy lai pelegris,
Si que mos fustz e mos tapis
Fos pels sieus belhs huelhs remiratz!

Be'm parra joys quan li querray,
Per amor Dieu, l'ostal de lonh,
E, s'a lieys platz, alberguarai
Pres de lieys, si be'm suy de lonh,
Qu'aissi es lo parlamens fis
Quan drutz lonhdas et tan vezis
Qu'ab cortes ginh jauzis solatz.

Iratz e dolens m'en partray,
S'ieu no vey sest' amor de lonh.
No'm sai quora mais la veyrai,
que tan son nostras terras lonh.
Assatz hi a pas e camis,
e per aisso no'n suy devis.
Mas tot sia cum a lieys platz.

Jamai d'amor no'm jauziray
Si no'm jau d'est' amor de lonh,
que mielher ni gensor no'n sai
ves nulha part, ni pres ni lonh.
Tant es sos pretz ricx e sobris
Que lai el reng dels Sarrasis
fos hieu per lieys chaitius clamatz.

Dieus que fetz tot quant ve ni vay
E formet sest'amor de lonh
Mi don poder, que cor be n'ai,
Qu'ieu veya sest'amor de lonh,
Verayamen en luec aizis,
Si que las cambras e'l jardis
Mi resemblo novels palatz.

Ver ditz qui m'apella lechay
e deziros d'amor de lonh,
que nulhs autres joys tan no'm play
Cum jauzimen d'amor de lonh.
Mas so qu'ieu vuelh m'es tant ahis,
Qu'enaissi'm fadet mos pairis
Qu'ieu ames e nos fos amatz.





During May, when the days are long,
I admire the song of the birds from far away
and when I have gone away from there
I remember a love far away.
I go scowling, with my head down
so much that songs and hawthorn flowers
aren't better, to me, than the frozen Winter.

I trust the Lord's fairness
in having formed this faraway love,
but for each consolation I achieve
I get two ills, because I am so far away. 
Ah! Why didn't I go there as a pilgrim,
so that my staff and hooded cloak
would be beheld by her beautiful eyes!

It will certainly feel like joy when I ask her,
for the love of god, to be hosted;
and, if she likes it, I shall lodge
near her, although I come from far away.
Conversation is so pleasant
when the faraway lover is so close
that he would long to be welcome with kind intentions.

Sad and pained shall I depart
if I don't see this faraway love.
I don't know when ever I shall see her,
so far away our countries are.
So many are the crossings and the roads
that I can't tell.
But be everything as she likes it.

Never shall I enjoy love
unless I enjoy this faraway love,
since I don't know of a better and worthier one
anywhere, near or far away.
So abundant and sovereign her merits are
that down there, in the Saracen's realm,
I wish I were held in thrall for her sake.

God, who created all that comes and goes
and shaped this faraway love,
give me strength, since I already have the intention,
so that I see this love far away
in reality and in a fitting place
so that rooms and gardens
shall seem to me to be new palaces.

He is true who calls me grasping
and longing for a faraway love
since no other merriment pleases me as much
as enjoying a faraway love.
But that which I want is denied to me
since my godfather made it so
that I love and am not loved.





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