jueves, 21 de abril de 2011

AGUSTÍN RIVERO TORRES [3.729]





Agustín Rivero Torres "El poeta gitano"

Nace en Écija, Sevilla en el año 1919, más concretamente en la calle Caleros, 10. Gitano y poeta fue actor de teatro y cine, trasladándose a Madrid para trabajar en la Compañía de Juanita Reina y Juanito Valderrama. Con estos grandes artistas derrocharía su arte por América del Sur. En el cine trabajó en producciones con Antonio Molina, caso de la película” El pescador de Coplas”, grabada en 1954.

Durante años compaginó su trabajo con su faceta poética y llegó a escribir:” Romancero de un auténtico gitano”,” Andalucía viva”, y “Yunque y fragua”. Falleciendo en julio de 2002.




Sí... yo me casé por la Iglesia, me casé como Dios manda ...

Como Dios manda. 

Yo me casé por la iglesia, 
me casé como Dios manda: 
un ramito de azahar 
mustio sobre la solapa 
santiguando los pecados 
de un hombre que apunta canas. 

Ella vestida de blanco 
¡pureza certificada! 
Una alfombra hasta la puerta, 
órgano, misa, campanas, 
y un anillo de oro 
con una fecha grabada. 

Pero fue lo que Dios quiso 
por esa cosas que pasan 
entre hombres y mujeres 
que nadie puede explicarlas. 

Ella torció su camino 
de la noche a la mañana... 
no sé si fueron razones 
o fue un cariño que abraza; 
pero a nadie...a nadie deseo 
ese tormento que mata. 

La duda entre ceja y ceja 
como un cuchillo clavada, 
viendo irse de las manos 
algo que se nos escapa. 

Nunca le hice reproche 
ni le dije una palabra, 
pero yo lo presentía, 
que el corazón nunca engaña; 
y un día.....nos separamos 
y aquí la historia se acaba. 

Y más solo que la una 
me quedé solo en mi casa 
con un silencio de muerte 
y las puertas empestilladas. 

Lo que pasé, Dios lo sabe, 
hay penas que nunca se acaban. 

Un día encontré a la otra.... 
¡La otra!... esa palabra 
que sin tener filo muerde 
y sin ser cuchillo mata. 

La otra.....una mujer de la calle 
con un corazón de oro 
y una vergüenza en la cara.... 

Un cariño recio y hondo 
fuerte como una muralla 
trabajadora y sencilla, 
alegre, risueña, casta; 
leona pa´ defenderme 
y una hormiga pa´ la casa. 

¡Y a esa le llaman la otra! 
como una espina que daña... 
¡y es la que sufre conmigo 
y es la que seca mis lágrimas 
y se funde en mi alegría 
igual que el oro en la fragua! 

¡Sí...yo me casé por la Iglesia 
me casé como Dios manda...! 
Ella vestida de blanco... 
"pureza certificada..." 

La otra...ni se ha vestido de blanco 
ni le han tocado campanas 
ni le han prendido azahares 
que a ella no le hacen falta 
para ser pura y sencilla 
como una fuente sellada... 

Y aunque la llamen "la otra" 
yo sé que es la mía ¡y basta! 
Pero que nadie la toque, 
nadie diga una palabra 
que pueda ofender su nombre; 
que nadie intente humillarla, 
que me juego de hombre a hombre 
y me mato cara a cara 
con quien sea y donde sea. 

Que si no tiene un anillo 
con una fecha grabada, 
yo le he regalado uno 
con besos limpios, sin mancha, 
y la he vestido de novia 
con rayos de luna blanca... 

Y aunque no es mi SEÑORA 
ni le han tocado campanas 
ni le han prendido azahares 
Me quiere......¡como Dios manda!









La pared de tu convento

Ni tú ni yo lo sabemos...
¿Cómo estará de por fuera
la pared de tu convento,
hermana Antonia...?
¡Ni tú ni yo lo sabemos!
Tú..., dentro, con Dios del brazo,
rezando siempre en silencio...,
y asomándose a tus ojos,
dos angelillos traviesos.
Yo..., como decía madre,
"Mi Agustín, siempre está lejos...".
A su corazón de pie,
y a la verdad de su verso,
le estaba chica la calle,
le estaba chico este pueblo...
No quiso escuchar palabra,
ni quiso escuchar consejo.
Con su verso a flor de labios
se fue soñando despierto...
Niña debía haber sido...
¡Como las cinco que tengo!
Dios y ella me perdonen,
que no volvería yo a hacerlo;
que lo mejor de mis versos...
éramos todos nosotros
¡y, nuestra madre, en el centro!.

¿Cómo estará de por fuera
la pared de tu convento,
hermana Antonia?
¡Ni tú ni yo lo sabemos!
¿Habrán escrito los niños
arañando sobre el yeso...?
¿Cómo le habrán hecho daño
las lluvias malas y el viento...?
¿Te acuerdas...?, hermana Antonia,
de aquella espuerta de yeso...,
de aquel cubo de cal blanca
y a nuestra madre, riendo...,
curando y curando heridas
de la pared del convento?
La puso blanca de fiesta...
Y Dios, ¡Que la estaba viendo!,
le mandó una nube blanca
para tapar los remiendos...
Madre se quedó contenta... 
rezando su Padrenuestro.
¿Cómo estará esa pared?
¡Ni tú ni yo lo sabemos!
Tú..., dentro, con Dios del brazo.
Yo..., siempre lejos..., muy lejos.
Golpeándome la frente
este montón de recuerdos...
que, poco a poco, me matan...
y, de pie...,¡Me tienen muerto!.









Hombre bueno

Hombre bueno.
Palabra santa,
sabia Palabra
de gran Maestro,
te pusieron en la cruz
por eso..., sólo por eso.
Te pusieron los tres clavos
para tenerte sujeto,
y todo tu corazón
se hizo clavel en el viento...,
que a ninguna primavera
le nació clavel tan bello.
Tu Palabra floreció
como la flor del almendro...
Tu Palabra se hizo libro
entre las manos del pueblo.
Hombre inmenso.
Doctrina Santa de gran Maestro,
me hubiese gustado, amigo...,
haber sido en tu cuadrilla
tu mejor banderillero.
Hombre inmenso.
Palabra sabia
de gran Maestro.
Te pusieron en la cruz
por eso..., solo por eso.










No hay comentarios:

Publicar un comentario