miércoles, 22 de octubre de 2014

FERNANDO CHUQUIPIUNTA MACHACA [13.796]


Fernando Chuquipiunta Machaca 

(Huancané, Puno, Perú   1987). Estudió pedagogía en su tierra natal. 

Tiene en su haber los siguientes libros:  “La Pipa Sinfónica (2006); La Crestomatía del Tío Arcaico y sus Textos Literarios (2006); Brío del Trovador (2007) y Monólogo del Aedo (2013)” 

Artículos suyos han sido publicados en diversos medios escritos como en el diario Los Andes y en el diario el Correo de la ciudad lacustre de Puno. 



PAISAJE SENTIMENTAL
 
Fernando Chuquipiunta Machaca
Te amilanas, mariposa tu cien, tu frágil aleteo.
El prisma de la mañana está indeleble;
pero tu aureola es una llamarada del silencio,
más no los villorrios de tus ojos combatientes.
 
Otras mariposas cimbran el cielo,
otras mariposas descienden del fulgor,
otras mariposas se transportan al continente de las brisas;
pero tu zarandeo es una lumbre sentimental,
venida de las órbitas lejanas del Ande.
 
Muchas mariposas enhebran, bajo la lluvia,
la encandilada voz de Atenas,
más no las barbillas del imprecante
corazón de mis aciagadas venas.
 
 


DESDE AQUENDE
 
Desde aquí
erige la torre
entre la sombría cascada
de una nevada.
 
Y aquellas centinelas
de agudo sentimiento
afloran la savia de la naturaleza.
 
Hasta soliviantar profundamente
como lanchas del paraíso
arrimados junto al mar.
 
Y más precisamente
estas rimas cantaron
en conjunto a nuestras
semillas rosadas
 
en los bajeles de antaño.
 


 
ETERNIDAD
 
A la memoria de mi Padre, Sandro.
 
A veces suelo mirar los tranvías apesadumbrados,
recordando a mi Padre y su fisura amarillenta
 
pensando que las palabras están en el aire
y las silabas en el cielo.
 
Cuando él se fue al más allá de las nubes
las palomas sollozaron por doquier
la adorada alondra quedó anonadada
y el alba yacía solitaria en el espacio.
 
El tiempo fúnebre había llegado otra vez
con un himno inminente del último adiós,
espejos invisibles invadieron
 
su adorable corazón de nieve.
 
A veces suelo mirar los tranvías apesadumbrados,
ocultándome tras las parquedades glaciales
que me consuelan la otra cara de los saurios
y con infinito dolor me duermo sobre los pastizales
para ensoñarme con sus travesías oníricas…
 



 
CAVILACIONES
 
Transitas por las praderas
al orbe sideral,
una hermosa magnolia
en la era cuaternaria.
 
Sus últimos retazos de vida
columbran estoicamente;
de un solo chasquido
como un torrente sanguíneo.
 
En la extensa geografía del mapa,
con mirada zahorí
y con estruendosa bifurcación
se yerguen los fornidos
pétalos que la impulsan.
 
Más luego el tornasol ventisquero
se anida al esplendor de tu mirada,
por las canteras acrisoladas
y por los horizontes extraviados.




SOLILOQUIO

Entre la realidad y el sueño
se ha detenido el tiempo.
Desde el río cristalino
cien gaviotas alzan vuelo
y son parte del universo.

Del supullullo 1 brota
la mañana con nuevo aroma
y una andina fragancia
se va danzando por el horizonte.

Un relámpago deja una huella
profunda en mi corazón
y abre en las sementeras
un surco de lágrimas.

Las constelaciones traen
a niñas sirenas con una
extraña alegría en el rostro
por el mágico sonido de sicuris 2.

1. Supullullu.- Manantial de agua que conserva la juventud.
2. Sicuris.- Conjunto de zampoñas que interpretan música andina




VIENTO DE HUANCANÉ

Escribo tu nombre en el cielo
y en las orillas del Titicaca.
Una lluvia de luceros se precipita
sobre los cerros distantes,
la soledad y la ternura.

¿Cómo ignorar tu historia
de constantes abusos contra
los seres humanos más humildes?
¿Acaso el poeta es un ser extraño
que no le duele su pueblo?

Yo también digo: “¡Wala Wala!” 1 
con la esperanza de que se edifique
un mundo donde sea posible,
que todos los niños lleguen
a beber el desayuno que les falta.

Tu nombre tatuado en mi piel
que lo repito hoy que la lluvia
cae sobre mi casa y oigo
la cálida voz de mi padre
que trae el viento del atardecer.

1. Grito de rebeldía que se origina en Wancho Lima (1923).




EL POETA Y EL BARCO

Se estremeció el poeta
y no pudo escribir una canción.
Vio que la luna caía
al fondo letal de la soledad.
Se vislumbró.
creyó que podía detener
el arco iris iridiscente
que tenía en las manos.
Se desencantó al ver
que las estrellas
caían en medio de la noche
y no podía recoger ninguna.
Y se enterneció el poeta
al ver un barco en el horizonte
y un niño agitando un pañuelo
lo llamaba por su nombre.




MI PADRE

Ahora que veo pasar

los días tan apesadumbrados, 
recuerdo tu mirada tierna

llena de preguntas. 

Y pienso en tus palabras

que se parecen

al lejano sonido del mar. 



Cuando te fuiste

caminando al atardecer 
todas las palomas huyeron

para no volver jamás.

Una alondra huérfana

quedó prisionera 
entre el alba yacía

y el espacio adolorido.


El tiempo sideral

no ha vuelto a ser el mismo 
y nadie ocupa el lugar

donde se sentabas a la mesa. 
Un pan llora todas las mañanas

tu ausencia que no tiene fin. 

A veces quiero borrar

los meses que permaneces 
oculto detrás de viento

que todas mañanas 
acaricia el rostro de mi madre

y sé, padre mío, que eres tú.







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