miércoles, 18 de julio de 2012

7280.- DARÍO SÁNCHEZ CARBALLO




Miniatura


Darío Sánchez Carballo nació en Bogotá, COLOMBIA en octubre de 1975. Poeta, editor y arquitecto. Director del periódico de poesía de distribución gratuita El Aguijón. Poemas suyos han sido publicados en revistas como Golpe de Dados, Revista de la Casa de Poesía Silva, Luna de Locos y Ulrika, entre otras. Ha sido invitado al festival de poesía de Bogotá Alzados en Almas- organizado por la Casa de Poesía Silva, y a encuentros poéticos en Pereira, Manizales y Villavicencio. Tiene un libro inédito, Las abuelas vaticinan, y en preparación Habitaciones Punto G. Ha sido editor de publicaciones como valija de navegantes –antología de la poesía y narrativa italiana contemporáneas- del Instituto Italiano de Cultura en Bogotá y Desde la otra orilla –antología de la poesía española contemporánea- de la embajada de España en Bogotá.




Última

Esta es la última habitación
de ulterior espacio la misma vida
aquí el útero
la caja de Pandora
aquí se decide el sexo
el nombre
el camino que llevará a las ciudades
se puede ser pobre o millonario
ver por última vez el seno de la madre
en una iglesia parisina
y tener que recorrer las catedrales góticas del mundo
en busca de un recuerdo

Desde aquí se nace para tener sed
y saciarla
para tener frío y calmarlo 
en cualquier brazo que prometa cobijo

Aquí la conciencia ofreciendo libre albedrío
para decidir creer o no creer
endilgar desgracias propias a terceros
o pensar (si se quiere) que nuestro destino 
sólo es algo tan liviano
que se lo lleva el viento.







El trompetista

Para James Ackley

Mi amigo Irwin decía:
James toca la trompeta
como chupando un helado
un dulce
y diciendo a la vez
no les voy a dar

Así en una noche de oídos sordos
el maestro encendió un solo de jazz
caminando a lo largo del escenario
como por cualquier calle
improvisando pasos
buscando soledades dispuestas
a bailar canciones nocturnas
himnos venenosos

Los que se atrevieron a escuchar 
en aquella ocasión
nunca podrán ser los mismos
el trompetista
les dejó serpientes danzando
en todo el cuerpo
en toda la calle
mientras devoraba la golosina
que todos querían probar.







33

para el poeta Robinson Quintero Ossa

No siempre se es Ulises, Marco Polo
o Martinson
aunque a veces se esté a la deriva
y la vida sea un barco agitándose 
al vaivén de cada segundo

No siempre se está libre de lastres
y apenas se ha navegado unas cuantas millas
para que el agua alcance la cubierta

Supongo que la luna es la misma aquí o en medio del desierto
los cadáveres de los mosquitos flotan de la misma manera
en cualquier estanque

No siempre hay una carretera 
un cigarrillo frente a un amanecer

A veces basta cerrar los ojos
dibujarse el círculo del mundo
en el globo ocular
sentir la lluvia en la mente
saber que el viaje ha comenzado.






Algunos poemas de 49 Habitaciones

1

Ella es como una muñeca rusa
siempre tiene una excusa por dentro
a su vez otra
adentro.
Se parece a mi nevera
donde sólo hay instrucciones y por supuesto
hielo
con más hielo adentro.


3

Fue siempre la fantasía erótica
hallarse de súbito en un hospital
inerme
ante hermosas enfermeras.
Era el hospital
eran las enfermeras
¿mas quién iba a calcular
en medio del paraíso una herida?
¿cómo pensar en sexo
cuando apenas se puede respirar?
Pero así son las desgracias
los sueños se vienen abajo
con el absurdo que es la vida.


6

Se está rodeado de lo intangible
que de cualquier modo es cierto.
Leonor es una enfermera muerta
en las noches cuida a sus pacientes
mientras golpea con rabia a los doctores.
Leo la sediciosa
la inagotable
cómo te necesitamos
quienes tenemos asideros
tan impalpables como el aire.


15

Todas las noches escucho una piedra
caer sobre el techo
¿acaso Sísifo y su insistencia
o la amante de otro mundo
que no atina en la ventana?
Lanzo mi piedra al aire
mientras el dolor se cuela en el pecho
hay que llamar a la enfermera
ser el polvo ardiendo en sus ojos.
También hay rocas en mis pupilas
pero yo no soy una Leonor
yo no sé a dónde mirar.
Ojalá las palabras tuviesen
el calor de quien decide cuidar
el tiempo de los otros.


17

Casi me muero de risa
cuando
la fisioterapeuta al ver la rapidez
con que se recuperaban mis pulmones
me preguntó:
Si soy atleta
nadador
si llevo una vida debidamente sana
si en vez de cigarrillos uso vegetales.
La verdad no sé qué tenga que ver una cosa con la otra
en mi modesta existencia
he visto más deportistas caer fulminados
en campos verdes y entre comidillas
que gente realmente explotada por una sobredosis.


20

Aquí ni atmósfera, ni aire
regresar a ningún lado
porque sólo hay lugar
con alguien que se despida.
Se llega cuando se siente
junto al cuello
algo de saliva.
Me pregunto en esta era virtual
cómo será la virtualidad de las babas
de los pelos en la almohada
de los sonidos estomacales a medianoche.
Todos los detallitos que nos unen.


23

Quién no ha tenido una Leonor a su lado
alguien que se acerca sólo cuando quiere
para amarnos limpiando nuestras heridas.
Acaso no sería preferible
evitar ese mareo que duele
cuando ellas o ellos se despiden
en un taxi a la madrugada
llevándose todos los analgésicos.
Además siempre se les queda algo
un encendedor
una prenda de vestir
difícilmente ellos mismos.


24

Este es el instante para detenerse y callar
para sentir el peso del tedio
este es el instante en que ella
después de hablar y hablar la noche
debería decir algo sobre mí.
Ese
fue el instante donde no dijo nada más
es el instante del poema.


31

Esa mujer le pone tanta pintura a su rostro como a su casa
interesantes los colores pastel o cualquiera
que está de moda.
Pero de interesante a algo definitivo
existen millones de circunstancias.
Me gustan los ladrillos a la vista
son cálidos
igual los vellitos al final de tu espalda
espero nunca le pases la cera caliente
ni el triple filo desechable.
Prefiero las texturas.









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