martes, 25 de diciembre de 2012

ANABELLE AGUILAR BREALEY [8.944]




Anabelle Aguilar Brealey

Nació en Costa Rica. 
Graduada en Biología por la Universidad de Costa Rica. 
Consejero de la embajada de Costa Rica en Venezuela 
Ha participado en Congresos y Conferencias sobre literatura infantíl y ha desarollado un labor intensa como profesora. Tiene publicados los siguientes libros: Los conservacionistas traviesos (1989); Los cuentos de Mago Michú (1989); Los libros de poemas Orugario (1998) y los poemarios Consumidas por fuego (Uruk Editores, S. A. San José, Costa Rica. 2011 y Canis Lupus, 2012, entre otros. 




De Canis lupus


DANZANTE

Irreflexiva
indómita
arbitraria
con su corazón
en la estepa gris
descubierta
revelada
saltando
sobre el tambor de la tierra
onírica
alejada de la manada
por tres lunas
acompasada
en ritmo
percutida
en luz





LUDUS

Leyó los ojos de la intrusa
era valiente la otra
orgullosa
de igual jerarquía
los lobeznos
como los suyos
leal
valiente
digitígrada con hambre
eran circulares los juegos
primitivos
salvajes
pero nobles
y olían a placenta
todavía
no era un verbo de loba
el caber
pero así
conservarían el calor
y podrían conversar

ante un café con leche

Tapetum lucidum

Escucho a Chopin
en la penumbra
como animal abisal
dentro del agua
son mis dedos antenas
mi piel el sensor
de los contactos
es así
es el piano
la suavidad del compás
y del silencio
el que confirma
la introspección
de la loba
que me habita
la salvaje
la ingrata

la desalmada







Barriendo mi casa con palabras escritas
desgranando mis pensamientos en cada arveja
buscando el motivo en el envés de las espinacas
pidiendo a gritos el color a las zanahorias
mezclando el llanto de cebolla
con el llanto por mi padre

De “Orugario”






Dos piedras besándose
con labios de sol

Yo
sin sombra
que protegiera mis huesos
         apenas salida del desfiladero
con el pánico de pasar
donde no debía
         disminuida
         con la magnificencia del templo

contemplando a lo lejos
tu cuerpo desnudo
con ropajes de algodón
escribiendo una plegaria
en la ciudad nabatea
de piedra rosa

De “Todopoderosa”






Haré una pirámide
de papel
con la planicie de mi cuerpo

estaré como siempre
en todas
y en ninguna parte

algunos pensarán
que jamás existí

De “Todopoderosa”






Yo pecadora
me confieso ante Dios

Todopoderosa

De “Todopoderosa”






Si son tan angelicales tus manos

¿dónde el pecado?

¿En tus palmas con florecillas de salmo
que carmenan mis cabellos?

¿En tus uñas que guardan olor
arándano de mi piel?

¿En ese índice
ofidio sigiloso
que en danza circular
busca ángulos
y acierta en las aristas
de mi pubis?

De “Hornacina”






No todos me agradan
sólo los que exudan nardos
a mitad de la espalda
los que no tienen cola
los que me hacen saltar
a mitad de la noche

De “Hornacina”







Soy la dama
que prepara mermelada de naranja
que aún caliente
se le escurre entre la piernas

aquella que aprovecha un segundo
para cometer adulterio
con los libros

soy la que hornea panecillos ingleses

quemándose las manos
en la caverna incendiada

De “Climaterio”






Niñas de la guerra
con fustán de seda
y toallas de liguero

conejillas
amantes de la libertad
princesas menárquicas

ecos de ovarios mal identificados
que impresionan ser atróficos
el derecho pequeño y mal visualizado
últimas sonrisas de Elvis

¡Oh supletorios parches transdérmicos
del siglo veintiuno!

De “Climaterio”







Pureza

No era sangre menstrual
era de munición 308

agua fuerte en media calle

resbalosa
pegadiza
aglutinada
negra ya

imposible
licuarla
rezarle
besarla
olerla
lamerla
como la de los santos

imposible

ni siquiera llorarla

De “Sangre”





Bla, bla

El derecho a la vida
es una flor apergaminada
que decora una pared

los estatutos de vida
los dicta un tribunal militar

¿Qué es crimen de guerra?
         el único que podría castigarse

los otros se premian con
condecoraciones
de heráldicas de laureles
al máximo mérito

las reciben
con guantes blancos
de Cabretilla

De “Sangre”






La peine forte et dure

El delito en la palma
con hierro candente
para que no olviden
que el perdón no existe

con empulgaderas
confesarán
porque les duelen
sus deditos de niño
que están por estallarse
en un estruendo
de timbales

cuántos eclipses
han pasado

¿Redención?

con hambre
en el hacinamiento
de una celda

carcajadas de bestias
que aprendieron a hablar

De “Sangre”

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