jueves, 8 de enero de 2015

DANIEL MAGUIÑA CONTRERAS [14.438] Poeta de Perú


Daniel Maguiña Contreras 

(Lima,Perú 1984)Egresado de la Universidad Ricardo Palma-URP en la carrera de Arquitectura y Urbanismo, ha cursado talleres de poesía y cuento en el CCPUCP y en la UNFV. Ha llevado un Diplomado en Arquitectura Digital en la Escuela de Arte Digital-EAD.
Tiene publicado su primer libro “Anotaciones" (Zignos 2008) y su segunda entrega virtual llamada “Mundo T” (Ohcultos 2011).
Actualmente se encuentra trabajando en su tercer libro Marsupial.




El sueño del chango

Y es que de la nada apareció con el origami de un pájaro, con una pluma de paloma y con sus sueños extraviados en algún tiempo y en algún espacio. Se dispuso a contarme su sueño, un estadio de color gris como si viéramos la realidad en una tonalidad ambigua, las bancas del estadio de color verde menta pero sólo algunas y de pronto como un pensamiento vago o quizás un resquicio de pensamiento tuvo la imagen superpuesta de un barco con sus velas y sus líneas que pasaba flotando, con su paciencia y su volubilidad de barco hecho de sueño




AQUÍ VIVE UN POETA

a Arturo Corcuera

Cabellico blanco como si estuviera expuesto temporalmente al viento, en Santa Inés vive el Noé delirante en una casa de cuento color blanco y puertas azules, árboles con frutos, palta, mango, uva. Imaginaba siempre que la casa de un mago tenía que ser inexorablemente mágica, y así fue. 
Cuadros por todas partes, esculturas, un reloj cucú comprado en Suiza, un cuervo que lo acompaña a almorzar cuando está sólo, un tordo que lo busca y quizás una de las partes que no hubiera querido perderme. Arturo tiene una amistad con un tordo, que viene a buscarlo para que lo alimente, el tordo agradece en un lenguaje que Arturo comprende y hasta pienso que él responde con sonidos que no escucho, fue una imagen imperdible. 
La fábula del gallo hombre, el león de piedra, la jirafa de mimbre, la silueta de los atardeceres desde su balcón, el cuadro de Guayasamín regalo de Fidel, su estudio el estudio de un poeta. Rosi su mujer, la mujer de un poeta…





MAXI

Lo vi pasar hacia el baño u “orinatorio” como está escrito en la loseta de afuera, salió y me miró, parece que me buscaba en el verdor de Santa Inés, como si el tordo hubiera dado coordenadas de mi ubicación. El tordo me mira también desde su árbol, negro y extravertido como un caballo que vuela, se sienta y a veces conversamos en silencios prolongados, indiscutiblemente nos entendemos.
Arturo trajo su escoba, no es precisamente el artilugio de un mago pero le gusta pasármela por el cuerpo y a mí me gusta que lo haga, se siente bien cada hebra naranja de la escoba, los movimientos que su mano hace casi parecen conjuros.




FIJACIÓN

Es el sonido, la fuerza de gravedad contra el piso. Todo empieza por lo pies, el color de sus uñas, el compás que lleva una pisada con otra. Empieza por un sonido dependiendo de la distancia, la frecuencia de los pasos sobre otros, se escucha nítido cuando alguien se va despacio.
Es preciso empezar por los pies, adornarlo con velas y carabelas, estar dispuesto a caminar sobre un barquito y dejarlo todo. Hay zapatos de taco alto, de taco bajo, zapatos que me producen zapatos. No tiene que ver con quien los use, puede usarlos un grillo como una garza o un paraguas y se escucharían igual. Los zapatos son femeninos y esto es importante, hablo de pies, sin un cuerpo, sin pronósticos de lluvia, sin semáforo, sin excesos. Y es que debe haber algo más profundo, que solo una fijación de formas y mecanismos y torsiones y contorsiones de pies solitarios. Debe ser psicológico, involuntario, como un hipo, un taco acercándose a la boca.  Un zapato tiene movimientos autónomos o al menos eso es lo que pienso.
Mi fijación es más profunda, inverosímil, es más que cebras peatonales, casi una física insólita.
Debería recordar las últimas veces que vi zapatos, que los escuché, recordar los momentos exactos, y es que un zapato es casi como un reloj, si lo sentimos mecánicamente.  Debería hacer memoria, enumerar por orden cronológico, alfabético y hasta por orden de llegada. Zapatos que sobrevuelan salas y comedores, que atraviesan los bares, que bailan en las profundidades. Zapatos de coral. De maquillaje, de cartera, zapatos que no hagan otra cosa que sonidos.





Hubiera preferido usar los geométricos trucos de tu nombre, querer despertar impreso en el papel.
Nada me seduce más que el silencio, incluso el híbrido perfume de tu semilla.
Querer comprarte ya hecha, ya construida sobre un puente, con la sorpresa irónica de tu sonrisa.
Eso quería, encontrarte vestida con una palmera y un poco de azúcar, levitando ligeramente a ras de la arena. Todos los días vengo aquí, para tocar tus pies de santa, para unirme en tu vientre rosado de magnolia, para pertenecerte, glorificarte, hacerte más hembra cada día. Untarme el pecho con tus manos no es suficiente para bajar de a pocos el cielo.
Me niego a creer que seas un dibujo, es mas me niego a la fiel manera de tocar tu espalda.

 




ARICA

El silencio de un gato en el techo es el ruido que ocasiona tu recuerdo, once en punto muy entrada la noche realizo mi terapia casi diaria de observación. Soy eterno no porque lo haya leído sino porque lo siento, mi gallo-gato también es eterno. Me pongo a pensar porque es mi hora crítica de no hacer absolutamente nada, me pierdo en la nebulosa eternidad de un momento…
Hacerte el amor es la prolongación de un espasmo erótico/ es pintar letra sobre letra tu nombre en una carretera sin fin/ delinear con la mirada el contorno de tus piernas/ es volverse animalmente un ser tierno y frágil, radiante, protector solar para tus pies/ es ir y venir en una molécula ambivalente/ es quedarse incrustado en tu habana bananera/ pasando la lengua por el cielo para comerme tus estrellas.
Once y quince, se le rompió la infinita fuente al cielo, empezó a llover como ayer; me da la impresión de que allá arriba les sobra el agua más que cumplir un proceso cíclico natural.
Lo he nombrado Aldana en su arbusto misterioso de la felicidad, brotas como una semilla exótica con tu vestido de garabato. Reinas en mi papel y en lo cotidiano de mi vida. Te dibujé.

 




Crónica de un recuerdo que quiso suicidarse

“el que se va sin que lo boten, 
regresa sin que lo llamen”  

Los autobuses pasan a 120 Km. /h aproximadamente como mis pensamientos cuando me encuentro solo al filo de la noche. Un bus varado proveniente de Ayacucho por problemas mecánicos está estacionado sin las dos llantas de adelante, los frenos al parecer están fallados. Los pasajeros se fueron hace más de una hora, era una orquesta completa que iba a tocar a una discoteca en la panamericana norte. El chofer y el cobrador eran piuranos, su dejo me transmite una alegría y confianza que me falta hoy, y que posiblemente me empiece a faltar de aquí para adelante. Es un autobús azul con ojos y ventanas por todos lados, esta noche va a ser largísima para ellos.
Hoy redoblo mi turno de exonerado y también mi terca manía de pensar en ti, sabes que es así, ¿para qué engañarte?
Te has muerto, como casi todos los días; para mi este es uno más de tus imposibles intentos de deshacerte de mi, al parecer soy una plaga  peligrosa con un veneno que sólo funciona en tu sistema corporal. Para ti no existe el fin, quizás un punto y coma o un entre comillas mi Daniel Maguiña no te quiero ver más. No quiero que nadie vuelva a encenderte, al menos no con mi estilo desenfrenado de encenderte, como una lucecita de luciérnaga en la concavidad de mis manos.
Ya nada es igual, ni el transito, ni el color de mi piel ni el sabor de la tuya, te has vuelto más agria que dulce, y quizás ya no te quiera así, es por eso que la nostalgia ha empezado su lenta destrucción en mi cuerpo. Mi cuerpo ya no es uno, compacto, es un pedazo de mi cuerpo, un resplandor, una cosquilla.
No pretendo que algún día leas esto, no pretendo nada, ni busco desahogo, simplemente que la madrugada va ha empezar a tragarme como un animal sediento de mi amor desvanecido y no hay duda que estoy hecho mierda y no se nota a simple vista.

 



Líneas para tratar de olvidarte 
(tu corazón está blindado de una miel amarga)

Al más perro, mis respetos

Sus tentáculos gigantes se contraen, se cierran y se abren como una concha efervescente invadida por burbujas. Hay un pulpo en playa Arica intentando robarme tu recuerdo, pero yo insistentemente me acurruco en el silencio del teléfono cuando dijiste que no querías verme más. 
Insisto, no quiero olvidar mi arena en tus orillas.




Para que te vayas

Hoy para mi eres una mala hierba, el azul de la noche pero de aquellas ausentes. Tengo cabellos colgados del cordel esperando que te vayas.

 



Divagaciones

A ti,
Por dejarme divagar contigo


A

Me sopla un hoyito, juega con su hada del azúcar, con su amigo imaginario y conmigo. Volamos con los bolsillos llenos de aviones de papel para sentirnos cerca de las nubes.

Le gusta el sol tibio de la tarde y los eclipses hechos en la oscuridad con las manos; dibuja gatos en todos lados, cuadrados que son gatos, líneas que son gatos, hasta unicornios que son gatos.

Tenemos una conexión clandestina en algún lado de nuestro cerebro, siempre completas mis oraciones y adivinas con una ligera sonrisa mis mentiras, sólo cuando invento de más.

Fuimos a la playa una vez y sólo porque ese día había un sol tibio y meridional, un sol un poco flojo, de una leve presencia. Fuimos a llenarnos de arena los bolsillos porque siempre de algo tenemos que llenarlos, para satisfacer un placer algo subjetivo.

Tu amigo imaginario tiene el cabello como Jhon Lennon, nunca usa zapatos y cuenta con los dedos según tu descripción, raras veces pienso que soy yo. No duermes sin poner el play a Tchaikovsky, la canción se repite cuatro veces en cada lado, eso significa que el hada del azúcar le da mil vueltas a tu mundo para que cierres los parpados poco a poco y sin más remedio sucumbe su encanto en mí también.

Verdaderamente en la mañana, el azucarero no será el mismo.


L

Es pequeña, usa lentes entre rojos e invisibles, sus pasos son cortos pero muchos, sus cabellos son casi efervescentes cuando mi lápiz la toca.

Los ojos de Aldana son redondos, tiene gatos, tiene arena y tiene esa coquetería que me mantiene cautivo. Casi reo de su silencio le hice una escalera con peldaños largos y un camino de zetas para encontrar el sueño perfecto. Z z z z z z z z z z z z z z z z z z z z z z.

Es la principessa de mi cuento, un puñado de aceite para flotar en el limbo.


D

Tus escenarios, los escenarios en los que te dibujo son tan blancos como una bandada de flores ausentes. Ha llegado la noche y me he dado con los ojos inmóviles de frente contra un papel. Nuestro encuentro no es más que una esquina trazada, una pueril travesía hasta tus pensamientos.

No existe un límite entre tus colores y mis manos, he quebrado las palabras desde mi garganta para cosecharlas en tus oídos, tu voz se oye como un silencio de relámpago extinto, se oye infantil en nuestro juego nocturno.

Eres una niña, yo soy el que te inventa e inventa tus conjuros; tu amigo imaginario, tu ventana o tu pecado de invierno a esta hora de la noche. Estamos al filo de nuestras narices, con el remordimiento de un pecado que no hemos cometido.

Me has pensado en este papel como un personaje secundario que sólo concibe tragarse los cuentos de hadas que eres capaz de divagar.

En esta línea te repudio, te olvido y me despido, hasta que taches la mirada clavada de mis ojos. Hoy seré el autor de tu secuestro, sólo en esta hoja en blanco que se filtra como el café de la mañana por mis venas.


A

Aldana, estoy enamorado de tu ficción, tienes el misterio que naufraga en mis océanos.

Nuestra relación es una cosa química que se mezcla en el universo de una ilusión pasajera para siempre. Cuando te diluyes en el papel me siento eternamente atado a tus delirios; y aunque no seas de carne y hueso, amo la ficción que te mantiene ardiendo en mi memoria.

Vivo en un ficcionario juego de arena, compartiendo la sal con un garabato cosechado en los más profundos huracanes de mi corazón.




N

Hubiera preferido usar los geométricos trucos de tu nombre, querer despertar impreso en el papel.

Nada me seduce más que el silencio, incluso el híbrido perfume de tu semilla.

Querer comprarte ya hecha, ya construida sobre un puente, con la sorpresa irónica de tu sonrisa.

Eso quería, encontrarte vestida con una palmera y un poco de azúcar, levitando ligeramente a ras de la arena. Todos los días vengo aquí, para tocar tus pies de santa, para unirme en tu vientre rosado de magnolia, para pertenecerte, glorificarte, hacerte más hembra cada día. Untarme el pecho con tus manos no es suficiente para bajar de a pocos el cielo.

Me niego a creer que seas un dibujo, es mas me niego a la fiel manera de tocar tu espalda.


A

Nada es absurdo dentro de tus ojos. He perdido la cabeza y parte de mi gramática; lo que es mío es tuyo, lo que pierdo no necesariamente. Las cosas más obvias son las que uno no quiere ver, aún así uno esté tan real como de costumbre y ande tan ficticio como todos los días.

Rezo por ello Aldana, para encontrarnos mil y una veces.

De Marsupial, inédito


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