viernes, 18 de abril de 2014

MARÍA ELCINA VALENCIA CÓRDOBA [11.558]

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MARÍA ELCINA VALENCIA CÓRDOBA

María Elcina Valencia Córdoba (Nació el 27 de abril de 1963 en Puerto Merizalde, Buenaventura, Colombia. Vive en Buenaventura, Valle del Cauca) es una licenciada en educación básica primaria, cantaora y poeta afrocolombiana.

Hija de Julio Francisco Valencia y Nicolasa Córdoba una cantaora tradicional de la cual Elcina heredó el amor por la música y las muestras culturales propias del pacífico colombiano, desde temprana edad empezó a componer canciones que presentaba ante sus paisanos en las festividades de Puerto Merizalde. A la edad de 17 años escribió su primer poema como encargo de una de sus profesoras de secundaria.

Cursó su educación secundaria en la normal Juan Ladrilleros de Buenaventura; en 1989 obtiene el titulo de licenciada en básica primaria; en 1997 el de especialista en planeamiento educativo de la este mismo museo, años más tarde, en el XXII encuentro de mujeres poetas colombianas la galardona, junto a María Teresa Ramírez y Mary Grueso, con el titulo de alma negra, equivalente al título de almadre, oto universidad católica y magister en educación de la misma institución; especialista en pedagogía del folclor de la universidad Santo Tomás en el año 2000, así mismo es diplomada en informática para la educación y en alta gerencia y calidad educativa de la universidad Santiago de Cali.

Libros:

Todos somos culpables
Rutas de autonomía y caminos de identidad
Susurros de palmeras
Analogías y anhelos
Rompamos el silencio

Premios:

Festival Distrital de la Canción Colombiana: Primer puesto (1982)
Bandeja de Plata de la Alcaldía de Buenaventura: Reconocimiento a su trabajo en favor de la mujer (1991)
Premio Nacional de Poesía Erótica (1992)
Mención Honorífica de la Alcaldía de Buenaventura: Reconocimiento a su trabajo cultural (1993)
Festival Departamental de la Canción Mensaje, para que el Agua Viva: Primer puesto (1994)
Universidad del Valle: Placa en reconocimiento a su labor poética (2003)
XXIII Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas del Museo Rayo: Designación como alma negra por la excelencia de su obra (2007)




Currulao

Son de marimba y zapateo,
quejido de ancestro,
sinfonía de manglares,
las mujeres te bailan,
los hombres te beben,
te gritan, te buscan,
la noche te conversa
con sus voces de tambores.

Será larga la noche de concierto,
estoy vestida con mi falda de boleros
para ritmiar tus notas marimberas
asonantando las palabras cununadas
en un escubilleo sin palabras
que me mueva los pies en el tablao
con magia dancística torbellinezca,
nubarronezca de giros y coqueteos,
marímbame, embriágame de música las venas
con tu tamb tamb que llegue al infinito.

Currulao, son de marimba y zapateo.






Quedarme con tu azúcar

A Celia Cruz

Vivirá tu risa estruendosa en mi memoria.
El sabor de tu azúcar en mi rumba.
La guaracha sonora y el bolero
y tu voz de alondra consentida,
impregnada en los cinco continentes
y en todos los rincones de la tierra.

Vengo de todos los lugares.
Vi tu canto rondando el universo,
esparciendo las notas en el lluvia
y llenando de son los arrecifes.

Vengo del mar y encontré en las olas
el ritmo cadencioso de tu azúcar,
el melao de caña y el guarapo,
el eco del batá en los esteros,
el bembé, el omelenko, el son montuno,
la guaracha en las guitarras campesinas,
rock and roll, la guajira, el merengue
y la rumba en noches litoralinas.
Sé que estás y estarás en las llanuras,
en las aguas, en las selvas, en las pampas,
en el fuego del Sahara, en el frío de la Antártida,
en las montañas de América y en los reinos africanos.

Yemayá te llama y tú te marchas.
Te vas a cantar con los orichas,
pero quedas para siempre en mi memoria,
porque el mundo está melao de tu ¡azúcar!






Entra en mi playa de nuevo

Muévete despacio
en la bahía de mi puerto,
sigue anclado en esta playa
como barca sin destino;
con mis mareas te agitas,
con mis vientos te sublevas
y esculcas en el abismo
la dulzura del océano.

Ven, sujétate a mi orilla
con la borrasca de enero
y navega sin temores
con el oleaje de fuego,
y cuando el sol se marchite
entra en mi playa de nuevo.






Yo, viajera

He viajado todo el tiempo:
por el mar, por los ríos,
por las nubes,
por los bosques y quebradas,
por rieles y carreteras;
he viajado también por los andenes,
entre túnicas, camisas y calzones;
he viajado entre medias y zapatos;
en corpiños, también en pantalones.

Antes de ser, viajé en el pensamiento
de un hombre y mujer enamorados;
fui creciendo y viajé en los corazones
de aquellos jovencitos que me amaron.

He viajado ya mujer en las miradas,
en los sueños de aquel que me desea;
he viajado también en las carteras
de quien guarda mi retrato con nostalgia.

He viajado muchas veces, he viajado
hasta meterme en cuadernos y amuletos;
y seguiré viajando mientras viva
en el ritmo de un compás que nunca muera.






Anhelo N° 2

Soy tierra baldía… enramada,
montañesca… invádeme… habítame,
vuélveme territorio,
clava en mi tierra
semillas nuevemecinas…
Tengo un nido para tu pájaro,
un lago para tu ganso,
un río para tu remo,
una llanura para tu roble,
un arroyuelo para los reptiles,
un desierto para los camellos,
un oasis para tu sed…
Peregrino sediento…
Búscame…
¡Anhelo tu llegada!








Pentagrama de pasión

Soy el pentagrama de tu pasión
que me llama,
que se siente en clave de do
arriba de sol,
soy el espacio de tu corchea,
soy tu fa,
la do mi,
soy tú,
línea,
mi
sol
si
re
fa,
motívame con tu batuta,
toca en mí,
cántame en tu clave,
soy la figura para tu nota,
el compás para tu ritmo,
soy tu punto en la redonda.
Vuelve a mí en ritornelo
y salpícame tu estacato,
prolóngame con tu calderón
para sonarte eternamente
al murmullo de sinfonías
que inventas cada tarde
llenando uno a uno
los espacios
de mi ardiente
pentagrama.







Tránsito y resistencia

Ellos viven transitando
de los ríos a la calles,
de los montes a los barrios,
desplazados por la guerra,
tránsitos involuntarios
donde se pierde el sentido
y se arranca el lazo vivo
de la hermandad con la tierra.
Ellos tienen la esperanza
de la mano de un hermano,
ellos tienen la esperanza
de volver y resistir,
porque no hay vida sin tierra
resisten para vivir.






Burbujas de recuerdo

Su recuerdo me circunda la existencia,
me hace burbujas en las sienes
y se expande como espumas sobre el río.
Cómo resisto este volcán de nieve
que no logro diluir y se arraiga día a día,
en un recodo de mi vida.






Necesidad

Necesidad de unirnos en la noche,
piel y piel entre las sábanas,
con latidos incesantes
y un silencio entre las manos;
vino rojo que me embriaga,
que me hincha, que me irriga
y humedece mis deseos.

La necesidad nos une,
tarde a tarde une la distancia,
y marchamos al encuentro
limitamos el espacio
y en virtud de una caricia
eres carne de mi carne.

Necesidad desafiante
que nos ata y nos desata
tejiendo la filigrana
que se pierde en la distancia,
necesidad que se rompe
en un vuelo de nostalgia.


2 comentarios:

  1. Es un placer compartir con este publico virtual mis sencillos pero sentidos versos que expresan la territorialidad.

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