viernes, 1 de abril de 2016

RICARDO LEÓN PEÑA VILLA [18.355]


Ricardo León Peña Villa 

- 1960-2011 -

Peña-Villa, nació en Medellín, Colombia el 8 de abril de 1960 y  residía en Loisaida, (Lower East Side) de Manhattan y formó parte del movimiento cultural ‘Puerta 10’ y el movimiento social de squatters de NYC. Además, fue el gestor de ‘Umbrella House’, miembro fundador del ‘Colectivo Poetas en Nueva York’, organizador del ‘Encuentro Anual de Poesía Poetas en NY’,  y la maravillosa decoración del edificio de la Avenida C, cada verano con miles de paraguas.

Trabajó como reportero de entretenimiento, arte y cultura para El diario/ La Prensa. New York. Junio 1999 – abril 2002.

Dirigió la revista de poesía y otras artes La ñ (1994-1997), Director de la revistaCasa Tomada. New York. Co-director de la revista digital www.redyaccion.com

Sus textos periodísticos y su poesía han sido publicados en diferentes medios.

Autor

Loisaida: Historias del Frío. Cuentos. Medellín, Colombia. 2005
Decir New York: Testigo Propio. Poesía. Valladolid, España. 2002.
Treintaitres. Poesía. Medellín, Colombia. 1996.
Tigre de Aries. Poesía, edición bilingüe. Nueva York. 1993.
La Poesía como Recurso a la Soledad en Nueva York. Poesía. Nueva York. 1992.
Edge of Twilight. Antología. National Library of Poetry. Maryland. 1992.
Sinasco – (Sindicato de Astronautas Colombianos) Poesia, NY, 2007.
Nacho La risa del inmigrante – Diciembre del 2009
Gardel Vive en Guarne. Novela. 2010

Reconocimientos:

Citación de Honor concedido por la Presidenta del Condado de Queens, New York. 2005.
4 veces premiado con The National Hispanic Media Awards 2000-2001 por su trabajo como periodista en el diario/La Prensa. New York.
“Edge of Twilight Award” por el poema “Brown and Blue.” National Library of Poetry, Maryland. 1992.

Otros datos:

Formó parte del Taller de Escritores del maestro Manuel Mejía Vallejo en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín, Colombia. 1984-1989.
Su trabajo ha sido presentado en diferentes ciudades de Colombia, Argentina, Puerto Rico y Estados Unidos.
Como activista ha liderado proyectos como: “Festival de cine colombiano en N.Y.”,
“Puerta 10” movimiento de vanguardia, “Marcha por la paz en Colombia N.Y. 1998”.
“Viequethon” Vieques, Puerto Rico. 2002. Es parte del movimiento “Squatter” en el Lower East Side en Manhattan desde 1992.

‘El poeta’, como lo conocían en la comunidad latina de Nueva York, fue siempre un bohemio. Vivía en un edificio que se tomó por asalto con otros amigos en el bajo Manhattan y que bautizaron como Unbrella. Las fiestas eran hasta el amanecer y el baño quedaba en la mitad de la sala. Ahí era en donde había que hacer pipi. Las paredes del apartamento estaban escritas con poesía y mensajes de todo tipo, hasta que una de sus novias las borró para siempre con pintura blanca. Eso entristeció al poeta Ricardo León Peña Villa.

Era usual ver al poeta en lecturas, en ferias de libros y en la calle, observando con atención a las personas para luego escribir sobre esa experiencia en un papel cualquiera. Poeta apasionado y mujeriego. En los últimos meses, antes de enfermarse, frecuentaba todos los días el internet y colocaba mensajes de amor y esperanza en Facebook. Le gustaban los tangos y el vino rojo.

El viernes 11 de marzo a las 11:55 de la mañana falleció en Nueva York el poeta Ricardo León Peña-Villa, tras un quebranto de salud que lo mantuvo en cuidados intensivos por varias semanas.Tenía problemas respiratorios y sobrepeso. Fumaba, pero no le hacía caso a sus amigos cuando le decían que abandonara el cigarrillo. “Estoy haciendo un poco de ejercicio”, dijo el año pasado. “Me bajo dos cuadras antes de llegar a la estación de mi casa y camino”.

El Poeta murió en el Beth Israel Hospital de Nueva York, acompañado de su esposa Clara ‘Tata’ Peña Lopera y un grupo entrañable de amigos del colectivo Poetas en Nueva York que han permanecido en guardia constante.

Del desquiciado

La ansiedad
esa muerte lenta
esa gota en abismo
que cala en peña.
Cada segundo un golpe
cada gota otro
y el estoico eterno
asignado al hoy
al dolor que era amor.

Ebrios los caballos en mi pena
jalan el carruaje
hacia el río del llanto
desbocados y sedientos
aterrados por esta pena propia.

Esta muerte lenta
este reloj sin perdones
este dolor que es amor.


II

En esta pena
soy un ariano sin fuego
un guerrero en desvarío
la punta del hilo
en la cometa reventada
el borde del llanto
y el rostro de piedra
ahora sin ternura.


III

La lágrima
el río
el mar
y yo.


* * *

Umbrella Hauz
Nuestra casa es la última parada del cielo.
Como a quince o veinte bloques
queda Wall Street
la primera parada del infierno.


* * *


Ad Portas
Hoy, ha muerto uno de los veteranos del barrio,
lo sé, pues en la funeraria
dos o tres caras tristes
me saludaron en gesto.

Igual eran viejos los acongojados
que cumplían el compromiso
de la despedida y lealtad.
Lluvia pasada por nubes y ojos
hoy en despedida
el cielo es dolor.

Hoy los viejos petrificados ante la muerte
que siempre sorprende, aunque sea certeza,
están parados en la puerta funeraria
a sabiendas que pronto vendrá la de ellos
y parece, que se quedaran ahí hasta su hora
para no tener que venir desde tan lejos.




La muerte y otras poesías: Homenaje al Poe
Ricardo León Peña Villa: una poética práctica y de lo amoroso
Por: elmagazin



Gajaka (Gabriel Jaime Caro) y Ricardo León Peña Villa

Las palabras de Gabriel Jaime Caro sobre la vida de Ricardo León Peña Villa, fallecido el 11 de marzo del 2011 en New York.

Gabriel Jaime Caro (Gajaka) 

Ricardo León Peña Villa se ha hecho para la poesía, para su lenguaje de inventos, al decir de José Gorostiza, con alma y cuerpo, espíritu de amistad, amor a la memoria y por ende a la humanidad artística; cetrería en el deseo, más halla del bien y del mal, o mejor mas allá de la pompa imperial de esos Borbones con esclavos (recordemos esas riñoneras para que escupiera el duque en sus viajes de negocios)…Por decir algo que nos duele hasta el Dédalo de nuestra inmoralidad. Y tirado a la suerte me encuentro con un escrito de Georg Gadamer y su crítica, a mi crítica a los poemas de Ricardo León Peña Villa. Por una poesía práctica con el absoluto ego de la sabiduría. Es entonces una poesía práctica, siguiendo el itinerario de sus libros publicados; un elemento mas con el que vivimos, donde nos encontramos todos. Cito: “tres palmadas para el amor”.

Y póngase a pensar.

Nos recuerda que con su madre,  Imelda Villa, descubrió algunos poetas románticos y modernistas: Amado Nervo, Ezequiel Martínez Estrada, y Manuel Gutiérrez Nájera. Ambos, madre e hijo, se leían sus poemas; y de ahí Ricardo saltó a la calle en el barrio Santa Lucía de Medellín, en busca de la busca, en este caso: de la imagen a digerir.

Y después de conectarse con los últimos días del poeta Darío Lemos (no a ese nadaísmo avaro, del que se mofaría hoy en día Quevedo y Villegas, que olvidó a sus hijos (Lemos y algunos otros desparramados como enloquecidos solitarios con miedo a la soledad de la tabula rasa)… Después de la muerte del gurú del dadaísmo, el poeta Gonzalo Arango (con su vestidito ajustado de los años sesenta, con hambre de revoluciones por minuto).

Otros buenos de la camada: X- 504 (J.J.E.), solitario y trémulo con sus “Poemas de la ofensa” y “Sombrero del ahogado”, unido al poeta Verano Brisas, hacen una pareja talentosísima. Almílcar U (“El intelectúl”. Jaime Espinel, Alberto Escobar, Armando Romero (“El poeta de vidrio”), o quizás Elmo Valencia y su “Culo de Botella”…

Si no, la voluntad de dar para recibir, marchó a Nueva York, llenito de expectativas para la urdimbre de contactos sonados, dejando los talleres de la Biblioteca pública Piloto con Manuel Mejía Vallejo, y al olvido de sus trágicos días en Medellín, cuando la ciudad se encendía de odios en la década de los ochenta. Como si la absoluta mezquindad nos atrapara en la catedral sumergida hacia la destrucción de nuestros más efímeros principios de existencia y comunicación; de allí, donde no lo hay, si éste está supeditado a la mafia de la fiesta comprada.

Otra cosa (va de retro) es la fiesta inolvidable que veíamos en el cine.

Y Ricardo comenzó e hizo, hace, afirma, niega, concluye, continúa su fiesta inolvidable en Nueva Cork; casi elegido por J. Mario Arbeláez, para que fuera el papizo del nadaísmo desde esta ciudad y, traza su poema de la soledad (de mil colores): “Brown and Blue”, con el que gana un premio nacional de poesía en los Estados Unidos.

Y todo era una revolución pacífica (zaratustriana)

Y es por los afectos, el eterno aprendizaje de los vencidos fachos en tu casa, por el cual dimos la cara en la capital del mundo, y más concretamente en el edificio tomado de sus sueños: Umbrella House. Allí el poe, como se le decía con valentía, se hizo reportero, cronista, curador de una nueva etapa del arte latinoamericano en la tierra del Tío Sam; cofundador de la revista la ñ, como una respuesta más de la emigración poética y artística de los principios de los noventa, en “Puerta 10” (territorio neutral, yet?), dándole la entrada a todos nosotros al Loisaida del East Village. Nosotros éramos los recién llegados artistas jóvenes de todo el continente latino.

Ya teníamos desde 1984, nuestra revista de editores de poesía sobre la poesía americana, al decir de Lezama Lima (Realidad aparte), con sus procesos de edición, y lo más hermoso la hiperplaxia verbal o barroca, desmovilizada de ghettos hispanos patógenos, y así compartimos este otro proyecto cultural de Puerta 10 (La ñ),  con los amigos que hacían arte y poesía en llamados abiertos, trabajo que compartíamos con el poeta y escultor Juan Salazar Sierra, ahora en Pereira.

Ricardo Peña y yo, el otro que se niega, sobre el caballo de Troya en el arte neoyorkino, con permanentes recitales de poesía, exposiciones de pintura, danzas, aniversarios motivados por el desorden amoroso de nuestras existencias en el exilio voluntario. Participando de los mítines de los Okupas (hoy Squatters) y sus procesos transitorios de paz, por mejorar el estilo de vida, con sus viviendas tomadas por el abandono en que estaban los edificios, desde los incendios de la década de los setenta.

Y en medio del trajín cultural, sus libros de poesía.

Y así llega el poemario “Tigre de Aires” (Medellín, 1993), edición bilingüe y “Treintaitres” (1996), que servía de taller, de lectura de presentación en su casa alada, sesgada (helada y desnuda), para todo el que se integraba con placer a sus escritos, y el diálogo positivo por liberarnos de nuestras ataduras en el imperio disimulado. No de una cetrería machista, repito, porque machista llegaría a ser yo también (si no es por la riqueza de lo relacionable). La libertad del solo, porque Ricardo nunca ha aceptado las ataduras matrimoniales, y de ahí la desbandada de sus concubinas maravillosas, y sus bellas poetisas celosas a más no poder realizamos proyectos muy nuestros: como los talleres de pintura, teatro, de ahí mi show poético “Marilyn Monroe en el cielo poético del Morocco”, del cual fue mi productor, y del que recibí mi patadíta (dice Ricardo que en el culo) en el escenario del “Nuyorican Poets Café” (en 1997), nuestra casa poética y de diversión multicultural. Luego muy enteraditos llegó el primer premio de Poesía “Poeta en Nueva York”, con la participación de más de 100 poemarios de toda América latina. Memorable premio que selló la unión entre ambas revistas: Realidad aparte y la Ñ. La fiesta inolvidable comenzaba siempre con tertulias, encuentros con místicos de la nueva Era, mezclados con nuestra ternura de Ángeles peripatéticos, algo así como bailando con la máscara de la Madonna con política incorrecta. O el tango muñon, la de mentira, de mentira bien de veras. El tango de Rubén Juárez.

Encuentros con grandes amigos, que llegaban desde los más exclusivos barrios citadinos del continente a su piso de murallas malditas: Alberto Arango, Catalina Santamaría, Francisco Zumaqué, Wilfrido Vargas; las poetas de Puerto Rico, Mairym Cruz Bernal y Nicole Cecilia Delgado. Germán Jaramillo, Jaime Jaramillo ‘Papá Jaime’, los músicos venezolanos los Hidalgos, Claudio Negrete, Flora Martínez, Herman Moreno, Tola y Maruja (las originales), Sheila Candelario, Ramiro Sandoval, el poeta salvadoreño Otoniel Guevara, Nacho Martínez, Nacho Vélez. Pedro Prieti, in memoriam. Wilson Burbano del Hierro, María Ruiz Castillo “La madrileña”, Alex Sterling, raperos y músicos latinos del latín jazz, Pablo Mayor, “Tráfico Pesado”, cineastas (Juan Fischer, entre otros), Luís Javier Henao Uribe, Diana Solórzano, Manuel Tiberio Bermúdez, la Cúpula del nadaísmo bogotano, y no pare de contar.

Ricardo inspirado en su espacio mágico con esa búsqueda de comunicaciones ancestrales, escribe una novela con los lamentos de una existencia que siente todavía, como es la de “Gardel vive en Guarne” o Gardel Inoxidable, que permanece inédita. Una novela que involucra a seres muy especiales que viven todavía como el zorzal criollo.

Recuerdo con mucho placer nuestro paso por “el diario/ La Prensa” de Manhattan, haciendo entrevistas, como reporteros, y críticos de cine; justo cuando cayeron las Torres Gemelas, mil veces negociadas para su destrucción. Sus premios nacionales de periodismo por la última entrevista a Tito Puente, Héctor Lavoe y Celia Cruz. Y el rock en español que presagiaba el gran mercado de este Dos Mil.

Y siempre muy orondos y vestiditos a la usanza en el “Nuyorican Poetas Café”,  el café bar de la generación beat latina.

En España publica un nuevo libro de poemas, poseía reunida bajo el titulo de: “Decir New York, testigo propio”, con ediciones Menchaca, en el año 2002.

En 2005 nace CASA TOMADA, con corresponsales en todo el mundo. Revista ilustrada, que contó con la participación de artistas gráficos y pintores (José “El diablo” Osorio, Rubén Crespo), muy unidos con Umbrella House, de donde sale este milagro de la bondad y la ternura: sus cinco ediciones de periodismo investigativo.

Pública en el 2006, “Loisaida Historias del frío”; por la editorial Palabra Viva de Medellín; un libro de cuentos, logrando un éxito inesperado como cuentista autobiográfico.

Y recientemente pública un tríptico de poesía, bilingüe, llamado “SINASCO” (sindicato de astronautas colombianos) con los jóvenes poetas colombianos Diego “lírico” Vargas (de la sucursal del cielo) y Nicolás Linares Sinasco (de los altos del zipa y el zaque: la nueva sangre de Umbrella House.)

Para finalizar continuando.

“Sólo a ti, solitario cuando lloras.” (Quevedo)

¿Qué o quién han atentado contra esta poesía practica?: la ciencia del odio y del desprecio, de la envidia sofocante del ignorante porque si, y póngala como quiera. Mejor sigamos los consejos de nuestros maestros cuando nos dicen  ante nuestra pregunta: ¿qué haces? Yo, estudio a Aristóteles.

Una experiencia que todo lo rodea o rodea todo nuestro invisible ser con sus virtudes éticas.

Su imagen en la música, un fuerte de encuentros con músicos de todas las categorías del Bilboard. Nuestro davinchesco amigo, también es compositor y arreglista: “Papá y Mamá”.

“Somos exactos en la alucinación”, alguien dijo, de ahí que la riqueza de dos gemelos, podría llevar implícito el rapto del deseo suspendido en la escasez de orbita de nuestros deseos: Ricardo León Peña-Villa, “el encantador de serpientes”, como alguien le dijo en El Colombiano.. Aquel que le ha robado los oídos sagrados de las mujeres, al fundamentalismo aberrante del cuadrimencional estado de la semiinconsciencia abrahamnística.

Mejor dicho, hagamos que salgan a la calle y a las esquinas aquellas personitas: Elena y París, Diana y Diano, que solo esperan que en Medellín y todo su valle de Aburrá,  triunfe la mitología griega, Yo así si salgo, con la sonrisa alciónica de Dioniso….Porque el arte griego era público.

A Mateo Navia, por la lectura de poemas escogidos de R.L.P.V. en OTRA PARTE (Envigado), en abril 11 y 2008




“Del ensimismado”

Digo palabras tontas en busca de las ciertas,
Soy un necio mientras espero que la verdad me toque.
Cuestiono al idiota para ver que tan vivo está el inteligente.
Mis palabras me llevan al absurdo
Zigzag y laberinto concatenado
De un orden no presentado
Placer de oír lo por escribir.
Mis palabras que no tienen nada de cortas
Presumidas, sin tiempo para considerarlas,
Repito, dictado (después es que levito sobre lo que dije…)
La vida, las palabras y ese eterno viceversa”.


Otra petición

Cuando esté muriendo
no quiero un cura sin afeitar
despidiendo mi vida.
Quiero una monja joven
bella y lozana
en estrén de santidad,
que me bese lento
y que cante: Oh buen Jesús
en el minuto último.
Así estaré cerca de Cristo, más cerca
y es el mismo amor
de ella y mío por Él.
Pido a los testigos
del cierre de escena
que nos dejen solos a los tres
que vayan preparando una fiesta,
un bakiné, una lectura de mis versos,
un contar de historias.
Y al final,
digan que me fui besado
por una boca
que antes, nunca besó.


Solitud

Los días de lluvia
sale mi siquiatra a campear
por campos propios
a sabiendas de las filigranas, nudos y atares
en propiedad de hilador.
La dificultosa madeja tiene caminos
como la piedra de alma oculta
y hallada por el escultor que labra.

Los días de lluvia
las puntas de mis dedos
golpean mil veces mi pecho
y al final,
dolido de mi en mi
y hurgadas todas mis culpas,
me abrazo condolido
herido,
confeso y limpio.

Mahler me lleva a Billie Holiday,
ésta a Piazzolla y de éste, al tango del arrabal.
Ahí, terrenal y ebrio en el 2×4
canto mi pena al espejo
que antes confesé al altar.

El tango saca todo de mi
Lo oculto por los años
Y la flor en piel sensible,
El bandido y su memoria
Y el poeta acompasado en bandoneón.

Llueve y tengo soledad
Mas no canto el tango Tormenta
Pues aun tengo temores de Dios,
Sólo espero que amaine la tempestad de mi alma
Aunque soy también, feliz en la tristeza.

Y entonces, festivo y vital
Tendré una sinfónica en mí
Alegre, llena de sol.


Doctor ¿en que lado del cuerpo queda el amor? 

Se acaba una historia de amor
Y empieza una levitancia en la vida
E incólume ante la marejada
El poeta estoico espera el verso
Como confesión y breviario.

Una mano en despedida se erige
Como acto antes visto con leve variante,
Un cuadro copiado de la verdad
Es decir, el espejo a placer.

Bajo las costillas de la izquierda
Un dolor cala sin explicación
La sala de emergencias fue en vano
El amor no aparece en los rayos x.

Billy Holliday abraza la pena del solitario
y yo pregunto:
Doctor ¿en qué lado del cuerpo queda el amor?






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