lunes, 9 de mayo de 2016

NAIVER URANGO [18.649]


Naiver Urango 

(Momil, Córdoba, Colombia, 1990). Estudios de Licenciatura en Etnoeducación en la UNAD. Ha publicado su ópera prima Diario de un poeta remanente (Editorial Zenú, 2015). Ha sido finalista del Premio Nacional de Manuel Zapata Olivella (modalidad poesía, 2012) y tercer lugar en el concurso de poesía Editorial Zenú. Actualmente prepara su segundo libro de poemas y paralelamente es docente en el sector privado. Administra y publica en el blog hoteldenadie.blogspot.com.


CARTAS A NATALIA

Sólo puedo escribir de amor…
PIEDAD BONNETT


Escucho historias de crímenes
al otro lado del teléfono.
Me cuentas que tu ciudad es fría, caliginosa.
El cajón marrón encima de la mesa
conserva las sobras de tu despedida:
cartas a medio hacer,
postales recortadas de otros mundos,
hebras de cabello apelmazado,
una instantánea de tus nueve años…
Yo te lo digo.
Sin embargo, tu voz fresca como una hortaliza habla
de la extraña congoja sobre los cuerpos,
de la lluvia tenue que envuelve tu habitación.
Yo separo el auricular unos centímetros
para caer de nuevo en tus fauces,
para deslizarme por entre pétalos de anturio,
para que yo imagine que tu ciudad es fría, caliginosa,
que tus párpados semidormidos
son la prueba de que el olvido pesa.




V.

OCTUBRE

Quisieras escribir al margen de combustiones
IDA VITALE


frotas un trozo de madera mojado
contra otro  

en vano
quieres hacerlo lumbre brasa

no importa
sigues frotando  
obstinado en tu tarea cotidiana

como la poesía:

quisieras
hacer subir algún vapor de las cosas




COLORES

también los restos
son la prueba de lo que un día fuimos

seres umbrátiles             
piedras lanzadas por el deseo
a un oscuro cauce flores

                                          que envuelve la náusea

oídos
que arrastra una música extraña
a veces
pausados y perplejos 
troceamos una sílaba
abollados por el dolor 

aderezamos la herida la llaga expuesta
con la sal de las palabras

tercos
anulamos la claridad
le abrimos paso al naufragio




MONÓLOGO DE LA ACTRIZ

‘Tis not that Dying hurts us so –
‘Tis Living – hurts us more –

No es que Morir nos duela tanto –
es que Vivir – nos duele más.

EMILY DICKINSON


bajo estos pliegues

            me doblo
            me arqueo
            me tuerzo

me afirmo
y al instante me niego

            callo
                       miento
me desdigo
                       blasfemo

bajo estos pliegues
el dolor
como  pesada piedra
cayendo hasta el fondo

y el amor
que gravita
cada recodo
como un satélite negro

            pero también           todo el miedo
            que se repite en los espejos

            bajo estos pliegues el rímel
se confunde
con las sombras de la muerte

            se duele a veces la vida




ANÓNIMO

Tuve que partir
para quedarme

ahí
palpitando, en la boca de la sílaba,
una llaga del lenguaje.

tras las costuras
me escondía yo
como un mioma

            acechando

tuve que partir
con mi cuadrilla de huesos

como un loco fugitivo
rebosante de imágenes

Tuve que partir
para ser dos:

aquel que se va
en las escamas de otra piel
y el que siempre regresa huyendo
y queriéndote
con dos memorias.






Papeles del ausente, de Naiver Urango

Eternidad y escritura. Recuerdos, esperanzas y existencialismo: conceptos destacables en los versos del poeta Naiver Urango, originario de Momil (Córdoba).

Acaba de publicar su poemario “Diario de un poeta remanente” (La simetría del dolor) bajo el sello de la Editorial Zenú, publicamos el poema “Papeles del ausente” en el que se afirma un estilo libre que elude los misterios de la muerte y de las máscaras.



I.

ESCRIBO estas inútiles líneas a la víspera de un
agosto.
No hay luna –parece nunca existir-, y la última calle,
vientre plano,
me anima
sólo a esconderme en la mazmorra de mí mismo.
Tengo una úlcera
que propongo que dilatemos. Ven.

Yo soy el otro,
y el otro es mi antítesis,
pero semeja mis actos, por eso confío.

No, no creas que en todo
estoy hecho de dobleces.


II.

SI ALGÚN día el miedo hace herrumbre en mis huesos
o de mí se apodera el espectro de la nostalgia
o tema por el excesivo lastre de mis recuerdos.

Si algún día retorno por el oro de los objetos
que el espejo de mi poesía
no alcanza a refractar,
seguramente me acordaré de ti
como mi única y legítima esperanza.


III.

QUE VUELVA con su rostro anónimo de los días,
iluminando los objetos de esta casa,
removiendo por completo la historia
que los arrastró a mis manos.

Que vuelva agitando un nudo de palabras,
que se tome por asalto la prisión
-que es mi cuerpo-
y me diga que el tiempo
apenas lo he gastado en preámbulos.


IV.

SABES que no estás del todo aquí,
aunque te simplifiquen los nombres
y hacen que actúes, los verbos.

Habitas entre las cosas,
y éstas, a su vez te habitan.
Por las noches cifras en el papel
un inventario de cicatrices,
la herida realidad de las cosas.

Escribes para que no te anule la muerte.


V.

TE INVENTÉ una máscara
a la orilla del sueño;
un tipo de escritura antigua
que a otros resulta ininteligible.

Inventé para ti un espejo
donde se miren tus miedos,
una casa gótica invadida de ruidos
cada vez menos perdurable.






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