miércoles, 11 de febrero de 2015

ANTONIO DE SOLÍS Y RIVADENEYRA [14.822]


Antonio de Solís y Rivadeneyra

Antonio de Solís y Rivadeneyra (Alcalá de Henares, 18 de julio de 1610 - Madrid, 19 de abril de 1686) fue un escritor español, notable historiador, poeta y dramaturgo de la escuela de Calderón.

Era hijo de Juan Gerónimo de Solís Ordóñez, natural de Torralba, en el obispado de Cuenca, y de Mariana (o Ana María) de Rivadeneyra y de la Vega, de la imperial ciudad de Toledo. Según el autor de la anónima "Vida de don Antonio de Solís..." que precede a sus Varias poesías..., quizá el editor Juan de Goyeneche, fue niño superdotado. Estudió en Alcalá y Salamanca retórica, filosofía y cánones, aunque ya entonces se daba a los versos y al teatro, y desde los veintiséis años ciencias morales y políticas. Encontró a un generoso mecenas y protector en el VII.º Conde de Oropesa, Duarte de Toledo y Portugal, Virrey de Navarra y luego de Valencia, a quien sirvió además de secretario. Para festejar en Pamplona el natalicio del su heredero en el título, Manuel Joaquín Álvarez de Toledo y Portugal, escribió la comedia Eurídice y Orfeo en esa ciudad en 1642. Felipe IV le honró haciéndole oficial de su Secretaría de Estado, pero desechó el cargo y lo transfirió a un allegado. La reina madre, sin embargo, volvió a darle ese cargo y le hizo además Cronista Mayor de Indias. Solís, ya con cincuenta y siete años, se ordenó sacerdote, haciendo amigos en la Compañía de Jesús, en particular Diego Jacinto de Tebar. Fue miembro de la Congregación de Esclavos de Nuestra Señora del Destierro, en cuya capilla del Convento de Santa Ana está enterrado, y se apartó de composiciones profanas. Incluso se negó a escribir autos sacramentales para la villa de Madrid al fallecer Pedro Calderón de la Barca.

Escribió su primera comedia con 17 años, con el título Amor y obligación. Siguió el magisterio de Pedro Calderón de la Barca y presenta artificiales escenas de amor como este, pero posee cierta inclinación satírica y costumbrista ajena a su modelo y un lenguaje más llano. Su teatro es de tono satírico, especialmente en temas de amor, cuya causa examina en términos objetivos y en ocasiones cínicos, a diferencia de la tradición caballeresca de la comedia áurea española. Esto fue muy celebrado en el siglo posterior a su muerte, cuando su obra se prefería a la de otros clásicos. Obras suyas son La Gitanilla de Madrid, Un bobo hace ciento, El doctor Carlino. Su más célebre obra teatral es El Amor al uso, comedia ágil y divertida, de gran éxito en su día y traducida a varios idiomas (L'Amour a la Mode por Scarron). También escribió poesía de estilo gongorino, tanto sagrada como profana, y cartas. Tradujo y adaptó junto con Pedro Calderón de la Barca Il pastore Fido de Giovanni Guarini.

Como historiador debe una fama merecida a su Historia de la conquista de México, población y progresos de la América septentrional, conocida con el nombre de Nueva España (1684). El estilo literario en que está compuesto es primoroso por su elegancia y claridad; presagia el equilibrio neoclásico, por lo que los autores del siglo XVIII tuvieron esta obra en gran estima. Se conservan testimonios de que el autor castigó y pulió repetidamente el texto de esta obra y no en vano se constituyó en un modelo de prosa para el siglo siguiente. Por otra parte, el autor le confirió un gran aliento poético y logró conjugar al mismo tiempo una gran elevación artística con un gran rigor histórico.

Como poeta, el ilustrado Gregorio Mayáns y Siscar destacaba la limpia lengua y la sinceridad de sus versos religiosos, como los de este soneto, que le impresionó:

¿Hasta cuándo mi torpe desvarío 
abusará, Señor, de tu clemencia?  
Que parece que aprendo en tu paciencia  
más libertad que diste a mi albedrío. 
Juzga, corrige, enmienda el error mío 
antes que se pronuncie la sentencia.  
No llegue, en mi postrera negligencia, 
la primera señal de tu desvío. 
Tú me diste tu imagen: mi pecado 
la borró. Mas, ¡ah, triste! no parezca  
tu retrato en mi ciega destemplanza:  
vuelva a imprimir tu sangre lo borrado  
y, para que la imagen permanezca,  
defiéndame de mí tu semejanza.


Pero también abundan los versos burlescos, escritos sobre todo en su juventud, diversas loas y obras de circunstancias.

Fue secretario del Conde de Oropesa, virrey de Navarra y de Portugal, oficial de la Secretaria de Estado y, a la muerte de Antonio de León Pinelo, fue nombrado Cronista Mayor de Indias y escribió por encargo real su Historia de la Conquista de México en 1684, la cual se inspira en relatos previos de Cortés, López de Gómara y Bernal Díaz. Ésta es una lectura amena, que narra los hechos de una manera ágil, intercalando discursos y descripciones de los capitanes conquistadores, así como de las costumbres y ritos de los nativos, a diferencia de otros cronistas que dedican capítulos independientes para estos temas. La narración es, no obstante, artificiosa y erudita, debido en parte a que el autor nunca estuvo en América a diferencia de cronistas anteriores.

Según Francisco Arias Solís:

Solís es un notable artista, y con su Historia se cierra de manera brillante la larga y rica serie de los cronistas del Nuevo Mundo. Su prosa es un modelo de estilo, de la que no puede decirse que represente propiamente el momento en que se produce, porque los epígonos del barroco despeñaban ya la literatura, hacia los más absurdos excesos. Su arte de narrador se evade de modas y formas caprichosas para mantenerse en un fiel del más genuino clasicismo, si por tal entendemos la afortunada alianza de la belleza y de la sobriedad. Se comprende muy bien que el cambio de gustos no le afectara en las épocas siguientes y que su libro haya gozado en todo tiempo de general estima
Escribió además gran número de Cartas (BAE, XIII) y Juan Goyeneche recopiló su obra en verso en Poesías sagradas y profanas, que dejó escritas (aunque no juntas, ni retocadas) Don Antonio de Solís y Ribadeneyra (1692).

Fue capellán de la congregación de Nuestra Señora del Destierro. En 1667 se ordenó sacerdote y se retiró a la vida contemplativa.

Obra teatral

Antonio de Solís en un grabado de 1783.
Amor y obligación (1626)
El amor al uso (1640)
Eurídice y Orfeo (1643)
Amparar al enemigo (1651)
El alcázar del secreto (1651)
Un bobo hace ciento (1651)
Las amazonas (1655)
La gitanilla de Madrid (1656)
Triunfos de amor y fortuna (1657)
El doctor Carlino
Entremés del casado sin saberlo (1659)
Traducción y adaptación de El Pastor Fido de Giovanni Guarini (con Pedro Calderón de la Barca)




 El amante de Diana

 El amante de Diana
 se quejaba desvalido
 y encontró con sus crueldades,
 huyendo de sus desvíos.

 Amparar quiso el Amor 
 a Siquis, mas, quedo, quiso;
 la dejó con su fortuna
 y hirió sin su albedrío.

 Viva Endimión contento
 de que más vida ha debido 
 a un instante de dichoso
 que a una vida de cautivo.

 Viva Siquis despechada
 de que sin dicha ha nacido,
 y en un amor sin fortuna 
 cualquiera caso es delito.






A la muerte de Montalbán

Joven, de la parca atroz
el golpe airado y violento
pudo extinguirte el aliento,
mas no usurparte la voz;
que de la fama veloz
el bronce la ha repetido,
y halla en el bronce el oído,
cuando a los vientos la fía,
no sé qué dulce armonía
que dura más que el sonido.








A la rosa

Viene abril y, ¿qué hace? En dos razones
viste a un rosal de hojas que ha tejido 
y luego toma y dice: "Este vestido 
tiene ojales; pues démosle botones."

Dáselos, y los rompen a empujones
las hormillas, que el tiempo ha colorido, 
ascuas hoy, que la púrpura ha encendido 
de los que eran ayer verdes carbones. 

Nace la rosa pues y, apenas deja
el botón, cuando un lodo la salpica, 
un viento la sacude, otro la acosa,

ájala un lindo, huélela una vieja
y al fin viene a parar a la botica; 
si esto es ser rosa, el diablo sea rosa.







A una dama

Que me tuviste amor has confesado
cuando ya me condenas a tu olvido;
no me mataras, no, de aborrecido,
dejárasme morir de enamorado.

Haber perdido el bien después de hallado,
es peor que no haberle conseguido;
no es infeliz quien dicha no ha tenido,
sólo aquel que la pierde es desdichado.

¡Oh, nunca yo supiera que me amaste!
Pues juzga mi temor, o mi fineza,
que tu mudanza es culpa de mi dicha.

bien conozco de ti que te mudaste;
pero no sé culpar a tu firmeza,
como tengo más cerca a mi desdicha.







Soneto

Amar a dos, y a entrambas con fineza,
amor es, y el amor más entendido;
que más firme será contra el olvido,
si en dos bases estriba su firmeza.

Niñas, si me cortáis pieza por pieza,
hay para entrambas; y pues siempre ha sido
señal de sujeción darse a partido,
partidme, y no quebradme la cabeza.

Amor y odio, ya en el campo estrecho
del corazón batallas han tenido
juntos en él, aunque entre sí distantes.

Pues si a un tiempo tal vez dentro del pecho
dos efectos contrarios han cabido,
¿por qué no han de caber dos semejantes?





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