lunes, 14 de noviembre de 2016

MARÍA CASTREJÓN [19.545]


MARÍA CASTREJÓN

Nació en Madrid en 1974.

Obviamente nací. Todo lo demás vino después. Hacerme y deshacerme mujer en las imágenes, en las letras, en los libros de lxs otrxs. Dejaron de interesarme rápido los juegos de rol y me salte a las reglas de lo que llaman arte porque es lo más parecido a hablar idiomas inventados.

En 2008, publiqué mi primer libro, una guía de narrativa lésbica española llamada …Que me estoy muriendo de agua con Egales y en 2011 mi primer poemario Volveré mucho más tarde de las doce. No tengo claro que tenga mucho sentido, pero escribo artículos y hablo con power points sobre literatura lésbica y queer, a veces me pagan y todo.

Publicaciones

Libros completos

-Niñas, Huerga & Fierro editores, Madrid, 2015.
-Cuervos vienen, carne huelen. Junto a la artista plástica Sandra March. Autoedición de 210 ejemplares numerados y firmados. Una de las obras que formaban parte de este proyecto ha sido galardonada con el Primer Premio en el II Premio de Poesía Experimental Francisco Pino.
-Volveré mucho más tarde de las doce, Egales, Barcelona-Madrid, 2011. Finalista del Premio de poesía Cuidad de Torrevieja 2011. Premio Desayuno en Urano de Poesía 2011.
-...Que me estoy muriendo de agua. Guía de narrativa lésbica española, Egales, Barcelona-Madrid, 2008.

En prensa, Cuando todos existíamos, Huerga & Fierro editores, 2017.

Guionista: 

-Guion de Outing friki, historieta dibujada por Susanna Martín, para el cómic Enjambre. Norma editorial, 2014.
-Guion de la novela gráfica Annemarie (Annemarie Schwarzenbach) para Norma editorial junto a la dibujante Susanna Martín, 2017.



HADES

fundido en negro
fundido en negro
fundido en negro

detrás de una línea blanca
unos pies que no pueden traspasarla.

Tú no existe
son residuos de letras manuscritas que leías cuando salías del colegio,
y aun así me con-bocas.

¿Quién te dijo que tengo hambre
que tengo frío?

En el frigorífico los alimentos se abrazan a sus salsas mientras tú hablas.
Tus zapatos apuntan a mi entrepierna y me asustan.

Cuando te marches, me devolverás el derecho a llorar en la cocina.
Levantaré el imán como si te levantara la falda en invierno.
No comeré hasta que vuelvas, aunque eso solo lo pensaré un par de días,
soy Hades, se supone que debo enfadarme,
sin embargo,
solo espero el momento de meterme en la cama con un buen libro de poemas de amor
y cuando el sueño me pueda
lamer el hilo de mi almohada como si fueran tus labios
o unos labios que nunca beso.

No te espero porque sé que siempre vuelves cargada de regalos libres de impuestos
tax free


Allá donde estés,
te quiere, Hades.

Una manta de hilo tapa el cuerpo de Hades que se revuelve.
Cae un libro al suelo.


el hámster doméstico

cada noche, cuando los gigantes de colores apagan las luces y los ruidos, comienza su entrenamiento. es duro. atropelladamente se impulsa en la espiral de alambre. corre y gira y gira y gira. todos los días, dejando a parte la apetencia del hambre, almacena compulsivamente la comida en su boca. la regurgitará más tarde, quizás la necesite. se oculta en la casa de plástico sin saber si es un insulto o un refugio y deposita la carga para tiempos peores. debe seguro de tener algún sentido que fuera él el rescatado de la montaña de lana y de sangre. por eso espera mientras sigue este instinto revolucionario. afila sus dientes en la jaula de juguete. debe seguro de tener algún sentido. sus músculos son cada vez más potentes. el falso granero engulle los vómitos y con sus incisivos sería capaz de abrir la cárcel. por esto debe seguro de tener algún sentido. por eso oculta su fuerza entre algodones para no ser descubierto.

llegarán instrucciones


Cosas que hizo antes de morir

Olió un eding
Anduvo descalza
Explotó burbujas del papel de embalar
Intentó cerrar la puerta que nunca encaja
Observó cómo un anciano esperaba el autobús
Se tiñó el pelo de blanco
Descolgó un abrigo
Miró niños
Se lamió el labio superior
Se sentó en un coche
Fingió que hacía un bizcocho
Se lavó las manos
Robó un libro de Arte
Dijo una frase en otro idioma
Se tocó un dedo
Aliñó una ensalada
Llenó medio vaso de agua
Recordó botones y cremalleras
Sintió pena por Muebles Rodríguez
Respiró

Deseó morirse


No me sale del coño

No me sale coño
escribir
me sale de los orificios de mis orejas
del recuerdo de unos
pendientes
de un hilo
dental
del hueco de tu muela

No me sale del coño
me sale de la vista cansada de pagar a Autónomos,
ni siquiera mi hijo
me salió del coño,
me sale de las cicatrices de las bicicletas
de los ojos frescos de los pescados
de las lenguas de los corderos
del coño de los otros
de la ausencia del frasco
de las pequeñas esencias
del olor a sudor en los colegios

No me sale del coño
escribir
me sale de los cobardes
que se comen a los muertos
y a los enfermos
que los arropan mientras hablan por teléfono
de las bragas talla –s.

Nada me sale del coño
ni me entra
no tengo coño.
Me sangra la mano
cuando escribo:
“¡No me sale del coño
escribir!”

No me sale pedir la vez
meto los pies
sin permiso
en el vaso de agua
me ahogo en el supermercado
y en los tenedores
me sale moho en la cortina
se me cae el alcohol de la cerveza

¡No me sale!
¡No me sale!
¡No me entra
en la cabeza!

No me sale del coño
escribir
me sale de los máster del universo
editorial
económico,
ni siquiera mi hijo me salió del coño.
No tengo coño
¡no me sale del coño tener coño!
No me sale del coño
escribir
me sale del agujero del mundo.


Flores

Cada mañana subiendo
la cuesta que me llevaba
a la entrada verde
del hospital psiquiátrico
cogía una flor rosa
de ciudad porque sabía
que cada mañana
estarías allí amándome
con las gafas puestas
mirarías mi flor y
me verías hermosa
entre los anónimos
muebles del Ikea que
nos hacían menos locos
La terapia era abrazarnos
y yo quería follarte
porque estaba sola
y enferma y deseaba
tanto que la flor cayera
al suelo del pasillo o
a la arena del patio
que se magullara
mi espalda mientras yo
me agarraba a tu ancha
espalda con mis antebrazos
acuchillados sentir el frío
suelo por el que caminan
los internos en calzoncillos
y gritan nombres o insisten
en ir a Carrefour a pasar
la tarde Yo que quería
que folláramos en uno
de los bancos paralelos
no repararía esta vez
en la elección del espacio
sentir las astillas en mis nalgas
calientes del verano que
se acercaba para que tú
te fueses El deseo de la enferma
de la flor que se marchitaba
cada día era la felicidad
más grande que se puede
consentir en un lugar en el
que hay que llamar al timbre
Ya no estamos allí y no asesino
cada día una flor urbana
de color rosa pero aún conservo
la rosa negra que me regalaste
cuando nos besábamos y seguirán
lavando las toallas de los internos
y todavía deseo que me folles
en la arena hasta hacerme
sangre como solo puede hacerlo
quien ama y teme a la muerte
quien arranca una flor hermosa
al lado de la carretera sabiendo
que la tirará a la basura mustia
cuando regrese a casa





"Niñas", de María Castrejón ha sido publicado en 2015 por Huerga & Fierro


Niña nº1

Soy la niña que salta por la ventana cuando llueve
La que atraviesa descalza los parques infantiles
Y lame los braquets del niño gordo que suspende 
Gimnasia

Soy la niña que recorre las calles vacías
La que vigila las manos de los carniceros con sueños
La que conoce la evolución de las manchas en la piel
de los ancianos

Soy la niña que ve la tele a través de tus ventanas
La que viaja y devuelve en el asiento de tu coche
La que llora de noche al observar un concesionario

Soy la niña que salta por la ventana cuando llueve
La que grita cuando todos calientes escuchan música
en sus casas
La niña mojada y sucia que no se refleja en los espejos
de las brujas
Soy la niña que se come lo que tú abandonas en el pasillo
Soy la perra que se choca contra la música del telediario
Soy los ojos que miran las bragas tendidas sin vergüenza
La que abraza a niñxs en chándal insultadxs por sus padres

Cuando llueve
Salto 
Por la ventana
Sobre todo los domigos y festivos cerrados por vacaciones


Niña Nº2

Soy la niña que solo tiene miedo al miedo
cuando lo tiene encima en la cama
Ni siquiera las náuseas que me causan los aparcamientos
me hacen huir de lo subterráneo
Soy la niña que se choca contigo por la calle 
y te clava los huesos de la cadera 
ansiosa de provocar un derrame desconocido y sucio
Soy la niña que te devuelve el placer
de llorar bajo el agua de la ducha
la que aprendió a escribir anónimos en el colegio
Soy la niña que está detrás de ti en la cola del pan
y lee gratis los titulares de tu periódico
Soy la niña
la que dibuja con el tedio de los enfermos terminales
la que arrastra los zapatos esperando una buena regañina
Soy la niña
la niña que solo tiene miedo al miedo
cuando lo tiene encima en la cama
Durante toda la noche voy tejiendo el frío de tus huesos
Solo necesito cerrar los ojos para parecer dormida
Soy la niña disfrazada de niña en la tienda de juguetes
A veces le doy la mano a alguna madre y la sonrío
Soy la niña
solo tú sabes que soy la niña que no necesita copiar
en los exámenes
Clavarte la lengua es inventar las preguntas


Niña nº 3

soy la niña vestida de marinero
la que
rosa se agacha
humillada entre dos coches
soy la niña con la boca
manchada de gasolina
abrí la jaula que tenía
guardada en el armario
y solté el blanco
el nido de abejas
caí de rodillas en el asfalto
que pasa a los pies
de mi cama
¿soy la niña?


Niña nº 6 (poema póstumo)

Soy la niña que solo quiere follarte
sobre el asfalto ardiendo en el verano
cuando cruzas la calle sin mirar a la izquierda
Soy la niña que solo quiere follarte
te digo que separo la voz de la piel
y que te amo tanto como para que me des a tus hijos
pero solo quiero follarte
y quiero follarte solo yo
antes de que nadie llegue para que no te vayas
no tengo nada de que hablar ni me interesa tu nombre
voy recogiendo lo que se te cae de los bolsillos
me agradecerás la caja llena de basura
y vivirás conmigo en el mundo donde nadie llora
Solo quiero follarte
todo el tiempo
y te digo que es bonito que me la chupes despacio
que te abras de piernas para mí en mi castillo
que te amo tanto
que robaré los ahorros de tus nietas a los sin techo
para ti
para follarte tanto y todo el tiempo
me agradezcas que te folle
que te clave el tiempo que llevaba esperando este momento
que te clave en la sangre mi lengua extranjera
Sé que piensas cosas sobre la muerte prematura
sobre el cáncer de las madres de tus amigas
sé que escribes en algo que para mí no son más
que marcas de saliva y huellas de vasos
sé que quieres expresarte con todo ello
pero
ya te lo he dicho
yo solo quiero follarte
y follarte mucho
y follarte solo yo
en una cama que ni siquiera es mía
por eso te digo te quiero tanto que me duele
cuando hablas y sonríes y te da el sol en las axilas
y esas fotos de otros sitios en los que nunca te he follado
me duele tanto que te quiero
tapar la boca
me encanta cuando me la chupas despacio
te amo tanto entonces
que me merezco que mueras ahogada entre mis piernas


Niña nº 14

Soy la niña que no sabe 
cuándo dejó de ser violeta
Me obligaron a tener solo dos brazos
Me amputaron las yemas
dactilares
y los aromas de la fruta
fueron conscientes de la madera
Soy la niña casi roja
Tu crianza fue dura
-dice mi madre
Soy la niña que intentaba usar sus dedos
Crecí hacia arriba
atada como el resto,
una hilera de troncos sobre la arcilla
Soy la niña que no reserva
los minutos para momentos mejores
Tu crianza fue dura
-dice mi padre
También me hice con pedazos de otras carnes
y si me dibujas cuando no huela
no olvides ponerme tus bragas blancas.
 

Niña nº 16

Soy la niña con la boca llena de sal,
la que creció cuando el hombro
dejó de ser blanco


Niña nº 17

Soy la niña sentada en la esquina
de un planeta, abandonada a la gravedad
del silencio mirando en la misma dirección
que los paneles solares y las tumbas
en las carreteras comarcales




"NIÑAS", de MARÍA CASTREJÓN (reseña)

una reseña de Tive Martínez, 2016

A María le gusta decir que escribe desde el enfado de la niña que habita en su interior.  Entiendo el cabreo de la niña.  Con la adolescente que la traicionó, y todavía más con la persona adulta, que merece patada en toda la tripa y mucho más. La niña que defiende su vida con uñas, mordiscos y tacos.

Hay una veintena de niñas enumeradas en este libro. Es inútil catalogarlas: son todas la misma y podrían ser muchas más. Todas comienzan saludando —"soy la niña"— pero son unas maleducadas, unas verdaderas descaradas: la niña que se masturba, la niña que solo quiere follarte, la niña que ya no te ama.

Imaginad lo que diría Alice Liddell al diácono que le tomaba fotografías. Nosotros somos ese sujeto timorato que se contenta con guardar su imagen bien escondida en blanco y negro, para que no nos meta en líos. Para que la niña no se desmadre.

La niña de María es nuestra porque nosotros la delatamos también y la vendimos. Para hacernos mayores y dejar de ser libres. Pero ella no perdona que asumieramos una sola identidad— "soy la mujer", "soy el hombre"— asimilable por todos.

Por eso, la niña se trasviste de marinero. Trabaja en el taller mecánico. Es la niña con canas y la que dilata en el ginecólogo. La niña rebelde a la rueda de la edad, al género. Al demonio del amor romántico.

A María también le gusta decir que ella no es poeta. Poeta sería un artista muy importante que construye una obra muy definitiva. Los poemas de "Niñas" han sido escritos, por el contrario, visceralmente. Sin reparar en formas ni convenciones, con cierto surrealismo cotidiano. Sin disculpas ni subterfugios. Que para eso los adultos nos bastamos solos.
 






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