jueves, 15 de octubre de 2015

POESÍA ANÓNIMA AFRICANA -PROVERBIOS- [17.235]


Í





Poesía anónima africana



De la sabiduría de los
antepasados


Selección, traducción y notas de
Rogelio Martínez Furé




“El proverbio es el caballo de la Palabra;
cuando la Palabra se pierde es con ayuda
del proverbio como se la vuelve a encontrar”.
Proverbio yorubá

“¿Quién sabe la verdad?... El que golpeó...
y el que recibió los golpes”.
Proverbio kabila


Sobre los proverbios

Los proverbios son pequeñas joyas de la sabiduría popular transmitidas de generación en generación, tan antiguas como la experiencia humana. Bajo el lenguaje simbólico, o abriéndose paso directo, como un puñal, se ocultan meditaciones profundas, valores abstractos. Son la larga experiencia vivida por los antepasados que la tradición trae al presente concentrada en una frase breve.

La poesía del proverbio radica no sólo en sus imágenes concisas, sino en su permanencia, en ser el verbo del pasado que se niega a morir. Ayudando a encontrar la palabra perdida, como dicen los yorubá, en las charlas cotidianas, en las narraciones nocturnas, en los estribillos de los cantos, el proverbio mantiene la presencia de aquellos que nunca han partido y que, según el poeta senegalés Birago Diop, no están muertos.

Así se transmiten, de boca de los viejos a los jóvenes, valores esenciales de las sociedades africanas, su profundo humanismo.



A los que se aman, les basta un vistazo para reconocerse.
Congo.

Ama a quien te ame y no a quien te guste.
Fulbe, Guinea.

Ama y proclámalo; odia y ocúltalo.
Egipto.

Mejor caminar con quien te ame que descansar con quien
te odie.
Tigrai, Etiopía.

La cabaña del que se ama nunca está lejos.
Bantú.

Si no amas a alguien, aunque se mate por ti, no sentirás su
fatiga.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

El amor de Imizi son los puñetazos.
Kabila, Argelia.

Ama a tu mujer, pero no te fíes de ella.
Wolof, Senegal.

El amor que tiene por su esposo no le impide a la mujer
hacerlo sufrir, pero la vida en compañía de una mujer que te
odie es peor que el infierno.
Malí.


Cuando el amor se desgarra, no se le puede recoser las
orillas.
Malgache, Madagascar.

Hay algo peor que la muerte, el miedo a la muerte.
Bantú.

Todo hombre huele a cadáver.
Wolof, Senegal.

El accidente que mata no se anuncia.
Sesuto, África del Sur.

El exilio es hermano de la muerte.
Kabila, Argelia.

La muerte es siempre algo nuevo.
Yorubá, Nigeria.

No queriendo morir, se ha hecho matador.
Amhárico, Etiopía.

El temor a la muerte no hace morir a la muerte.
Malinké/Bámbara, Malí.

La muerte es la esquina de la obra del Creador que
permanece inacabada.
Bantú.


La muerte es un pantalón que todo el mundo usará.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea

La muerte está en los pliegues de nuestro manto.
Sesuto, África del Sur.

Quien disfrute que se apure
la vida no dura,
la muerte alarga su mano.
Kabila, Argelia.

Somos los habitantes de aquí abajo,
somos también los de otra parte.
Banya, Ruanda.

Los asuntos de un muerto nunca marchan bien.
Sesuto, África del Sur.

La vida separa,
la muerte separa,
¡que esté avisado el hombre de bien!
Kabila, Argelia.

Cuando la muerte no está lista para recibir a un hombre,
envía a un médico experto en el momento preciso.
Yorubá, Nigeria.

La flecha mortal sólo alcanza al elefante una vez.
Pigmeos, Gabón.


Los hombres mueren pero sus palabras u obras pueden vivir
por siempre.
Akan, Ghana.

El sueño prolongado se convierte en la muerte.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea

El cuchillo del sueño no te corta, su fusil no te mata.
Pigmeos, Gabón.

Es durmiendo como mejor se come.
Pigmeos, Gabón.

Tiene el fondillo en un charco y sueña con melones.
Bereber.

Es en el agua dormida donde se ahogan.
Camerún.

Se inquieta respecto a la tumba que habrá de cavar para un
hombre de alta talla, y resulta que éste se ahoga en el río.
Bámbara, Malí.

Si has oído decir a alguien que el sol seca siempre todo lo
que se muestra, pregúntale dónde está el río.
Fulbe.

El río arrastra a la persona adulta que no conoce su propio
peso.
Yorubá, Nigeria.


El agua del río corre sin oír al hombre que tiene sed.
Kikuyu, Kenia.

El rey de la partición es Dios.
Bámbara, Malí.

Dios, cuando quiere dar,
conoce la casa.
Kabila, Argelia.

Dios es proveedor del buitre ciego.
Bámbara, Malí.

Dios fue clarividente y no le dio cuernos al asno.
Kabila, Argelia.

El río se vanaglorió, y Dios le puso un vado.
Malinké.

A lo que Dios hace, nadie puede oponerse.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

Dios le da a todos la vida, pero no el mismo espíritu.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

Dios es quien asea a los leprosos.
Fulbe.

Al sapo que no tiene rabo, Dios le echa fresco.
Bámbara, Malí.


Alá le da fortuna a todo el mundo, menos al que se pasa la
vida durmiendo.
Malinké, Malí.

Dios no le muestra su camino al huérfano.
Kabila, Argelia.

El dios se pone de acuerdo con los grandes.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

No le des vuelta en el aire a una serpiente que hayas matado:
las que están en sus agujeros te observan.
Tsonga, África del Sur.

Si una serpiente muerde a un joven, éste se asusta cuando
ve una lombriz.
Efik, Nigeria.

La pequeña serpiente que se entierra alcanzará la mayoría
de edad, pero el débil que gusta de revelar los defectos y
taras de los grandes no nació para vivir mucho tiempo.
Malí.

Cuando un mono ha probado la miel en un árbol ya no
quiere poner su mano en la arena.
Tsonga, África del Sur.

Los monitos se burlan mutuamente de sus órbitas profundas.
Tsonga, África del Sur.

El mono se puso la piel del jabalí, pero murió mono.
Pigmeos, Gabón.

El mono tenía una espina en el fondillo y otra en la pata;
cuando le preguntaron cuál quitarle primero, respondió: ¡la
de la nalga!
Amhárico, Etiopía.

Despacito, despacito, acabarás por atrapar al mono en el
palmar.
Wolof, Senegal.

Si el mono rojo no ha podido alcanzar los frutos de la liana
de caucho, dice que están podridos.
Malinké/Bámbara, Malí.

No hay lugar para dos machos viejos en una misma manada
de monos.
Malí.

Cuando el mono siente amistad por ti, tu gancho de trabajo
nunca permanece en un árbol.
Akan.

Un perro que tiene un hueso en la boca no puede aullar.
Tsonga, África del Sur.

Las lágrimas del perro corren por dentro.
Tsonga, África del Sur.

Donde el perro meó, también mea su hermano perro.
Pigmeos, Gabón.

Cuando se quiere a un perro, se soportan sus pulgas.
Pigmeos, Gabón.

Perro mojado no tiene dueño.
Tsonga, África del Sur.

Perro grande no cambia de manera de sentarse, aunque esté
de visita en casa de su madrastra.
Malí.

Cuando un hueso ha resistido a la hiena adulta, el perro no
puede roerlo.
Malinké, Malí.

A pesar de sus cuatro patas, un perro no coge nunca dos
caminos a la vez.
Congo.

Nadie tiene consideración por el perro que sólo sabe cazar
iguanas; sin embargo, raramente falta carne a las salsas de
su dueño.
Malí.

Cuando la pantera está muerta, los perros se burlan de ella.
Bantú.

El que es víctima de la pantera no debe esperar buen trato.
Akan.

Dos panteras no pueden cohabitar en la misma guarida.
Malí.

Un príncipe no sale para admirar una pantera capturada.
Akan, Costa de Marfil.

Cuando el ratón sabe bien a dónde fue el gato, baila.
Malinké/Bámbara, Malí.

Como el gato no está en la casa, los ratones juegan.
Jausá.

Cuando el gato no está, las ratas son las jefas del granero.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

El ratón que busca la muerte, va a olerle la nariz al gato.
Amhárico, Etiopía.

El ratón de casa llama al ratón de campo a comer con él.
Efik, Nigeria.

En la casa del avaro los ratones están más gordos que él.
Bámbara, Malí.

Un elefante no cede bajo el peso de sus colmillos.
Tsonga, África del Sur.

El conductor de elefantes debe tomar en cuenta el sentido 
en que marchan.
Bantú.

Es peligroso que te creas elefante porque la vista de un
guayabito te haga sudar de miedo.
Malí.

El elefante es su trompa.
Tsonga, África del Sur.

El elefante, por conocer la medida de su trasero, no se traga
los troncos.
Amhárico, Etiopía.

El oso hormiguero en su agujero, la tortuga en su casa.
Pigmeos, Gabón.

A la jicotea le gusta bailar, pero no tiene cintura.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

¡Si jicotea se obstina en querer peinarse como la cierva, la
falta de cuerno y de pelos contrariará su proyecto!
Bámbara, Malí.

No embarques nunca al cocodrilo en tu piragua.
Congo.

Es el agua la que lleva lo que hace la fuerza del cocodrilo.
Bantú, Congo.

Quien pasa la noche en la charca despierta primo de las 
ranas.
Bereber.

De noche todas las vacas son grandes vacas negras.
Bámbara, Malí.

Quien agarre a dos vacas por la cola no atravesará el río.
Amhárico, Etiopía.

Es al toro a quien le sienta la barba, pero es al chivo al que
Dios se la dio.
Serere, Senegal.

Dos toros no pueden vivir juntos en el mismo corral.
Tsonga, África del Sur.

Para el asno, la miel no tiene gusto.
Amhárico, Etiopía.

La gracia del burro es morder.
Bereber.

La abeja no pica a la abeja.
Pigmeos, Gabón.

El que quiere miel tiene valor para afrontar las abejas.
Wolof, Senegal.

Hay que reconocer que la liebre es rápida corriendo aunque 
sea nuestra enemiga.
Malí.

Mosca acostumbrada a leche cuajada y a queso entra en el
puré caliente.
Amhárico, Etiopía.

Dos gallos no cantan en el mismo techo.
Efik, Nigeria.

Si el gallito abandona el camino de sus padres, los retoños
de la grama le atravesarán el pecho.
Bámbara, Malí.

La aguja puede ser un objeto pequeño, pero, sin embargo, la
gallina no puede tragársela.
Yorubá, Nigeria.

El que come el huevo no piensa en el dolor que le costó a la
gallina.
Yorubá, Nigeria.

El pájaro canta alabanzas de los lugares donde pasó la
estación calurosa.
Fulbe.

El antílope sólo pasa por el mismo sendero una vez.
Pigmeos, Gabón.

Si el león está ausente, los antílopes bailan.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

Dos leones se respetan mutuamente sus melenas.
Tsonga, África del Sur.

Más le valen tres patas a un tigre en la selva que cuatro en
una trampa.
Pigmeos, Gabón.

Si quieres darle la realeza a la hiena, deja que los que la
conozcan se alejen de ella.
Bámbara, Malí.

La hiena se pasó el día orando, se pasó la noche orando; sin
embargo, las cabras no se fiarán de eso.
Fulbe.

La leche de cabra puede gustarle a cualquiera sin que por
ello tenga que llamar tío al chivito.
Bámbara, Malí.

El pensamiento de un lobo basta para matar una oveja.
Yorubá, Nigeria.

La cebra no se deshace de sus rayas; la corteza de un árbol
no se adhiere a otro.
Masai, Kenia.


Allí donde haya carne muerta, el buitre descenderá.
Bámbara, Malí.

Cuando el puerco espín es llevado a un trabajo forzado, el
erizo no debe alzarse y decir: ¡hasta luego!
Akan.

Cuando el pez sierra corta a otro pez, nunca se ve la cola de
su víctima.
Akan.

Algunos animales serán siempre capturados.
Swajili.

El cazador no corre más rápido que el antílope.
Pigmeos, Gabón.

No hay necesidad de maldecir a un cazador que tosa, pues él
mismo contribuye a alejar la caza de su camino.
Malí.

Si al cazador la vejez le impide cazar, no le queda más que
hablar de sus antiguas hazañas.
Fulbe.

Si hoy la hiena ha encontrado una yesca, mañana el monte
estará grandemente iluminado.
Fulbe.


El fuego engendra la ceniza.
Kabila, Argelia.

Al que riega cenizas, las cenizas lo siguen.
Efik, Nigeria.

Mientras más leña eches, más la llama crece.
Jasaniya, Mauritania.

El que tiene un trozo de carne va a buscar al que tiene fuego.
Bámbara, Malí.

Decir “fuego” no quema la boca.
Fulbe.

Destruyes la sombra espesa del árbol mafurere en tu aldea
y buscas nubes para que te den sombra fresca.
Tsonga, África del Sur.

La piedra sigue siendo piedra, el árbol sigue siendo árbol.
Pigmeos, Gabón.

Cuando el gran baobab cae, las cabras escalan sus ramas.
Malí.

El árbol sigue a su raíz.
Kabila, Argelia.

La hormiguita blanca roe los árboles más gruesos.
Pigmeos, Gabón.

Por grande que sea un árbol, no iguala a un bosque.
Malinké, Malí.

Es la rama desdeñada la que ciega.
Kabila, Argelia.

¡Cuando se sacude sin cesar el árbol, pierde todos sus frutos,
los verdes y los maduros!
Pigmeos, Gabón.

Porque uno tenga dos pies, no puede subirse a dos árboles.
Amhárico, Etiopía.

El grano de ayer no será árbol mañana.
Pigmeos, Gabón.

La yerba seca hará arder a la yerba húmeda.
Wolof, Senegal.

Si el quimbombó afirma tener más sabor que el maní, es que
hubo acuerdo entre él, el pimiento y la sal.
Akan, Costa de Marfil.

Por donde pasa el lenguaje del tambor, ningún camino pasa.
Akan, Costa de Marfil.

El tambor, en la mano de otro, no satisface; cuando se le
coge, incomoda.
Amhárico, Etiopía.

Cuando la música cambia, la danza debe cambiar.
Jausá.

Quien pide cambiar sabe que es para obtener lo mejor.
Amhárico, Etiopía.

Nunca intentes pedir prestada la posesión más querida de
un hombre. Él inventará cualquier cosa para conservarla.
Swajili.

Aunque salidos del mismo seno, cada uno de nosotros
piensa distinto.
Akan.

Está bien tener madre noble y padre noble: es mejor ser
noble uno mismo.
Wolof, Senegal.

No sólo una madre puede preparar una buena sopa.
Efik, Nigeria.

Un muchacho malo es bueno con su madre.
Efik, Nigeria

El adorno del matrimonio es el hijo.
Fulbe.

A la hija a la que tus palabras no impidieron que vaya a casa
de su marido, deséale una feliz llegada.
Bámbara, Malí.

Si ves la barba de tu hermano arder, riega con agua la tuya.
Jausá.

No le preguntes al huérfano si conoce las lágrimas.
Kabila, Argelia.

Comenzó por ser adulto, habiendo olvidado ser niño.
Kabila, Argelia.

El que está impaciente por tener un hijo desposará a una
mujer encinta.
Fulbe.

La mujer bonita tiene otros admiradores además de su
marido.
Malinké, Guinea.

La mujer es como el sendero que tú sigues: no te ocupes de
los que te precedieron; no te ocupes de los que te seguirán.
Wolof, Senegal.

La mujer es una espiga de maíz seco: cualquiera que tenga
dientes, la muerde.
Fang, Gabón.

El que desposa una bella, desposa tormentos.
Engonda.

Las mujeres hallarán noventa y nueve historias, pero se
traicionarán con la centésima.
Jausá.

Una mujer no conoce jefe.
Tsonga, África del Sur.

La mujer es como los hollejos de la naranja: por fuera, es la
misma envoltura; por dentro, los gustos son distintos.
Malgache, Madagascar.

La mujer es una fuente donde se rompen todas las calabazas.
Bamileké, Camerún.

La mujer es un agua fresca que mata, un agua poco profunda
que ahoga.
Fulbe.

La noticia perdida búscala entre las mujeres.
Tigrai, Etiopía.

Las mujeres levantan las canastas y también levantan los
chismes.
Efik, Nigeria.

Por fea que sea una mujer, siempre encontrará un amante.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.


Mujer sin marido: mujer de todo el mundo.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

Aunque una mujer te haya amado, no es tu madre.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

No todas las mujeres cargan niños.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

La alegría de una mujer está colmada, no cuando muere su
rival, sino cuando ésta se cubre de ridículo.
Malinké, Guinea.

Cuando le entregas su rival a una mujer para que la venda en
el mercado, si no consigue venderla al contado, la venderá
fiado.
Malinké, Guinea.

Las mujeres nunca están satisfechas.
Swajili.

Las palabras más tiernas surten sobre las mujeres menos
efectos que las silenciosas joyas.
Bereber.

Nunca se sabe cuándo una mujer peca ni cuándo un grano
de mijo cae.
Amhárico, Etiopía.


Está permitido tener lástima de una mujer que ha perdido a
su marido, pero nunca de la que rechaza al suyo.
Malí.

Un viejo sin mujer es un niño.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

Si quieres la paz, abre los oídos a las conversaciones de tus
mujeres.
Fang, Gabón.

Es inútil para una casada alabar sus atractivos la primera
noche de bodas; habrá muchísimo tiempo de hacerse idea
cuando tome el camino de las fuentes y de los campos.
Malí.

El marido es un bastón que echa a los perros,
una barrera que detiene a los ladrones.
Kabila, Argelia.

¡Cuántas se encuentran en un cofre
y su honor está en la plaza del mercado;
cuántas se dirigen al mercado
y su honor está en un cofre!
Kabila, Argelia.

El que comete adulterio con la esposa de un hombre, no
tiene buenas intenciones hacia él.
Yorubá, Nigeria.


Cuando no hay ancianos, el pueblo se echa a perder.
Yorubá, Nigeria.

Los jóvenes se tragan la carne,
los viejos la mastican largo tiempo.
Pigmeos, Gabón.

La sabiduría de los ancianos es como la arcilla mojada:
cuando uno salta sobre ella, corre el riesgo de resbalar y
romperse los huesos.
Bámbara, Malí.

Más vale un viejo letrado que un joven inculto.
Amhárico, Etiopía.

El caballo del joven galopa más aprisa, pero el del viejo
sabe maravillosamente evitar y sortear los obstáculos.
Malí.

Cuídate de los animales, y sobre todo de los hombres, y
vivirás.
Pigmeos, Gabón.

Quien tiene confianza en el hombre es como el que ha
agarrado la niebla.
Amhárico, Etiopía.

Si el hombre de bien está inquieto,
¿qué será del hombre de mal?
Kabila, Argelia.

Los hombres mezquinos son tan comunes como los árboles
en el bosque.
Yorubá, Nigeria.

Hay gentes en las que nunca se puede confiar.
Swajili.

El hombre se hace hombre por los otros.
Tsonga, África del Sur.

El hombre paciente sigue cociendo una piedra hasta que
bebe su caldo.
Fulbe.

Si no conoces el carácter de un hombre, no vivas con él.
Fulbe, Níger.

Gran vicio del hombre es traicionar al que en él confía.
Amhárico, Etiopía.

El remedio del Hombre es el Hombre.
Wolof, Senegal.

El hechicero puede olvidar, pero aquel a quien le comió el
hijo, no olvida jamás.
Malí.


La noche cerrada se aclara, el estanque profundo se
sondea, la gran zanja se colma, pero irreparable es el mal
realizado.
Malgache, Madagascar.

Las personas perversas no pueden escapar a la retribución.
Akan, Ghana.

Si alguien te ha mordido, te ha recordado que tenías dientes.
Fulbe.

Nunca le hagas daño a un hombre pícaro.
Swajili.

Por pícaro que seas, te llegará el día en que compres un
pollo enfermo en la feria.
Malí.

El malvado observa los ojos del malvado.
Amhárico, Etiopía.

Puesto que nos conocemos, no luchamos.
Amhárico, Etiopía.

Nunca apuestes con un mentiroso.
Swajili.

Un mentiroso debe cambiar a menudo de lugar.
Congo.

Sí y paja no pesan.
Amhárico, Etiopía.

La verdad no mata.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

Más vale una verdad que duela,
que una mentira que dé placer.
Kabila, Argelia.

El que ha sembrado cien pedazos de ñame y dice que sembró
doscientos, tendrá que comerse sus mentiras cuando el
ñame se le acabe.
Yorubá, Nigeria.

La mentira da flores pero no frutos.
Jausá.

La mentira puede correr un año, la verdad la alcanza en un
día.
Jausá.

¡Es la grandeza del corazón lo que cuenta!
Tsonga, África del Sur.

No es posible fundir un corazón con otro.
Tsonga, África del Sur.

El corazón no es una rodilla para que pueda ser doblado.
Tuculer, Senegal.

Cuando el corazón es capturado, el cuerpo es esclavo.
Jausá.

La muerte del corazón es algo no compartido.
Bantú.

El corazón humano no es un saco en el que se pueda meter
la mano.
Bakongo, Congo.

Pon tu mano sobre tu corazón: él te hablará y tú comprenderás.
Kabila, Argelia.

Hablar recíprocamente es quererse recíprocamente.
Kenia.

Si la igualdad no es agradable, la superioridad es todavía
más penosa.
Serere, Senegal.

Muestra tu fuerza para que puedas mantener tus amistades.
Swajili.

Se juzga al hombre según su fuerza; al grano, según la
espiga.
Amhárico, Etiopía.

Al que está de pie, todo el mundo lo rodea; al que está caído,
nadie lo conoce.
Kabila, Argelia.

Un amigo íntimo puede convertirse en un enemigo íntimo.
Amhárico, Etiopía.

Si has tomado pocas provisiones, sé amigo de gentes que
tengan muchas.
Amhárico, Etiopía.

Uno no puede escapar de ciertas obligaciones con sus
benefactores.
Akan, Ghana.

Estar sin un amigo es ser pobre de veras.
Somalia.

Las tres cosas mejores que existen en la tierra: salud del
cuerpo, armonía con tus vecinos ¡y que todos te quieran!
Wolof, Senegal.

El que es más hábil que tú con la lengua, te comprará por
un perro si quiere.
Fulbe.

La sangre que corre de la lengua, se escupe o se traga.
Akan.


Tu lengua es tu león: si la dejas, te devora.
Fulbe.

El que tiene buena lengua, tiene más que un campo de
olivos.
Kabila, Argelia.

No hables, y no te morderás la lengua.
Pigmeos, Gabón.

La boca que exalta, a menudo censura, y la mano que
acaricia, a menudo mata.
Malgache, Madagascar.

El hombre puede equivocarse sobre su parte de alimento, no
puede equivocarse sobre su parte de palabra.
Malinké, Malí.

Las palabras vuelan como flechas, pero las escrituras quedan.
Mandinga/Diola/Fulbe, Guinea.

Considera no a quién alaban sino quién alaba.
Fulbe.

Quien se hiere a sí mismo no se falta.
Bereber, Argelia.

A quien te saque lágrimas, sácale sangre.
Bantú, Uganda.

Quédese callado hasta que su enojo haya pasado.
Kipsigis, Kenia.

Más vale pasar la noche irritado por la ofensa, que
arrepintiéndose de la venganza.
Tuareg, Sajara.

Loco mediador, distribuidor de sables.
Amhárico, Etiopía.

Un pendenciero es como la partida de un tuerto por la noche.
Fulbe.

El tirador no tiene necesidad de enojarse, su bala hará
siempre más daño que su cólera.
Congo.

Vale más una pequeña habilidad que mucha fuerza.
Amhárico, Etiopía.

La lluvia no cae solamente en un techo.
Efik, Nigeria.

Un solo dedo no puede recoger un grano del suelo.
Malinké/Bámbara, Malí.

Un solo dedo no basta para meter los granos de maíz cocidos
en la boca.
Tsonga, África del Sur.

Un solo hombre no puede juzgar; un leño solo no puede 
arder.
Amhárico, Etiopía.

El mijo separado de la espiga no acepta ser puesto en gavilla.
Tuculer, Senegal.

Una mano lava la otra.
Toma, Guinea.

Un solo pie no traza un sendero.
Malinké/Bámbara, Malí.

Ciertas cuchillas cortan otras cuchillas.
Akan.

Por muy afilado que esté un cuchillo, no raspa su propio
mango.
Bámbara, Malí.

Aunque tu cuchillo te corte, lo guardas siempre bajo el
brazo.
Akan, Costa de Marfil.

Si el pastor tiene el cuchillo fácil, su rebaño no aumentará.
Fulbe.

Dos hojas de cuchillo no entran en una sola vaina.
Malí.

El cuchillo destruye su propia casa, y piensa que destruye
una vaina vieja.
Yorubá, Nigeria.

Un vagabundo sin necesidades es una afrenta para los
generosos.
Akan, Ghana.

Más que encenderle una lámpara al ciego, pon el aceite de
karité de la lámpara en los frijoles y dáselos.
Bámbara, Malí.

Es poco sabio rehusar la ayuda que uno necesita.
Akan, Ghana.

Pedir, es honrar; dar, es amar.
Warundi, Burundi.

A un visitante no se le juzga por el rostro, sino por el
estómago.
Ila, Zambia.

El huésped es primero oro, luego plata y finalmente hierro.
Amhárico, Etiopía.

El forastero nunca se lleva la casa.
Akan, Ghana.

Haz bien a una piedra, y ella te lo devolverá.
Kabila, Argelia.

La dulzura camina con la amargura.
Efik, Nigeria.


Los espíritus malvados mueren frente a la virtud y el coraje.
Swajili.

¡En la selva ten firme tu lanza y tu corazón!
Pigmeos, Gabón.

El hombre valiente combate en medio de su tropa, no se
arriesga solo.
Sesuto, África del Sur.

El valiente llora, pero sus lágrimas no corren.
Congo.

Un jefe nunca come un cochino que tenga una sola oreja.
Congo.

Un buen jefe comienza por hacer las pruebas en su hogar.
Kikuyu, Kenia.

La sabiduría de otros previene al jefe de ser llamado tonto.
Yorubá, Nigeria.

Cuando el jefe cojea, todos sus súbditos cojean detrás de él.
Tsonga, África del Sur.

Mosca de rey es rey.
Fulbe.

Cada hombre quiere ser rey en su propio castillo.
Akan, Ghana.

Diez reyes, diez épocas.
Yorubá, Nigeria.

Que el rey tenga razón o no, siempre tiene razón.
Malinké, Malí.

Quien tiene el vientre abierto, no se preocupa en saber si el
mijo será bueno este año.
Bámbara, Malí.

Si yo hubiera sabido lo que sucedía a mis espaldas...
Akan, Costa de Marfil.

Se conoce la tierra por el barro; el cielo, por la luna.
Amhárico, Etiopía.

O bien congelarse, o bien incendiarse.
Amhárico, Etiopía.

El que sigue dos caminos a la vez tiene las piernas
descuartizadas.
Bámbara, Malí.

No se puede detener el mar con los brazos.
Wolof, Senegal.

Para coger lo que llevaba en la cabeza, dejó caer lo que
llevaba bajo el brazo.
Amhárico, Etiopía.

Acostarse en una pequeña estera vale más que acostarse por
tierra.
Fulbe.

Tres cosas sostienen al hombre en este mundo: sembrar,
recolectar, comer.
Wolof, Senegal.

Ayer fue ayer, mañana será mañana; hoy, bebe y come.
Fang, Gabón.

El hambre hace de un joven un viejo; un vientre lleno hace
de un viejo un joven.
Fulbe.

No protestes contra lo inevitable.
Akan, Ghana.

Los obstáculos inevitables no deben ser usados como excusa
para la inactividad o la haraganería.
Akan, Ghana.
Si oyes decir que algo no pasa a través de las finas mallas de
la red, recuerda que la aguja que la tejió ha pasado.
Bámbara, Malí.

Nunca codicies una favorita del emperador: no puedes
ganar.
Swajili.

La palabra del hombre poderoso es verdad.
Bámbara, Malí.

Cuando los grandes se disputan, los pequeños pagan a
menudo los gastos; lo más sabio es mantenerse apartado
mientras dure la pelea.
Bámbara, Malí.

El pobre ha venido a este mundo para asistir, como
espectador, al despedazamiento y reparto entre los grandes
de la felicidad terrestre.
Malí.

Lo mejor que existe es tener, poder y saber.
Wolof, Senegal.

El ojo no mata al pájaro.
Camerún.

Un ojo hábil llora antes.
Amhárico, Etiopía.


El que tiene miedo a los ojos no debe despellejar cabeza.
Fulbe.

El mercado está bueno si el propio ojo lo ve.
Efik, Nigeria.

Ir uno mismo vale más que enviar a alguien.
Fulbe.

Saco vacío no se para.
Malinké/Fulbe, Malí.

Inútil mostrar argollas de oro al desorejado.
Malinké.

En presencia de la cabeza, el sombrero no se lleva en la
rodilla.
Akan.

Hay diferencia entre la hueca cabeza de un esqueleto y una
cabeza hueca.
Akan.

Es mejor no ser demasiado hermoso.
Swajili.

La mano que no puedas cortar, bésala.
Tuareg.

Sólo se mete la mano una vez en la alforja de un imbécil.
Congo.

No enseñes a un tonto.
Swajili.

El ignorante nunca está falto de respuesta.
Amhárico, Etiopía.

El vanidoso se vuelve pasa antes de haber sido uva madura.
Bereber.

Más vale el demonio que se conoce, que el ángel desconocido.
Amhárico, Etiopía.

El vientre sabe lo que ha comido; el codo sabe lo que ha
golpeado.
Amhárico, Etiopía.

Ir aprisa tiene sus ventajas; ir despacio tiene igualmente sus
ventajas.
Akan.
Cuando se viaja se ven países; cuando se descansa se
encuentran ideas.
Amhárico, Etiopía.

Vivamos juntos, y si es necesario, perezcamos juntos.
Kikuyu, Kenia.

La unión hace la fuerza; la libertad aumenta el saber.
Amhárico, Etiopía.

El abuelo del saber es profundizar.
Amhárico, Etiopía.

Quien no comprenda a la centésima vez, sólo comprenderá
en la tumba.
Camerún.

La iniciación comienza en el redil y termina en la tumba.
Fulbe.

El trabajo bueno y útil sólo puede ser reconocido por los que
ven su valor.
Akan, Ghana.

Ninguna organización puede sobrevivir sin una firme
dirección.
Akan, Ghana.

Nada bueno se obtiene sin esfuerzos.
Akan, Ghana.

Para nuez dura, guijarro duro.
Camerún.

Las leyes de la naturaleza o de la sociedad deben ser
obedecidas para triunfar en la vida.
Akan, Ghana.

Todo ha sido producido por una causa.
Fulbe.

Una sólida base contribuye a una buena superestructura.
Akan, Ghana.

Las cosas se juzgan cuando comienzan; el grano, cuando
está puesto en la muela del molino.
Amhárico, Etiopía.

Es poco sabio proseguir un proyecto que no ofrece
perspectivas de éxito.
Akan, Ghana.

Nunca es demasiado tarde para aprender o rectificar un
error que se ha cometido.
Swajili.

Una causa meritoria debe ser proseguida hasta el final.
Akan, Ghana.

¡No olvidemos jamás nuestros orígenes, el futuro está tan
lleno de imprevistos!
Malí.









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