miércoles, 8 de abril de 2015

ENRIQUE G. GALLEGOS [15.462]


Enrique G. Gallegos

Enrique G. Gallegos es un filósofo, ensayista y poeta mexicano nacido en la ciudad de Tijuana en 1969, pero radicado en Guadalajara desde los años noventa.

Su libro Poesía Mayor en Guadalajara (anotaciones poéticas y críticas) ha sido considerado como un texto pionero en la crítica literaria de principios del siglo XXI. En él se estudian las corrientes poéticas asentadas en la ciudad de Guadalajara,a partir de la obra de los poetas Patricia Medina (1947), Ricardo Yáñez (1948), Raúl Aceves (1951), Ricardo Castillo (1954), Raúl Bañuelos (1954) y Jorge Esquinca (1957).

Estudio filosofía, política, arte y derecho en la Universidad de Guadalajara y la Universidad Autónoma Metropolitana.

Obras publicadas

Poesía

1995 - Cantera o el mito del hombre.
1998 - Canaán.

Ensayo, aforismos y crítica literaria.

1997- Entre dos movimientos.
2004- Malestar.
2007- Poesía mayor en Guadalajara (anotaciones poéticas y críticas)[1].
2010 Poesía razón e historia


Asesino civilizatorio 

El brillo del metal perfora el silencio 
y destraba las pasiones confinadas. 
El hombre desconoce la civilidad, 
ingresa al mundo del instinto magnificado, 
se reconoce en el arrebato del golpe. 

El fulgor de la navaja concentra la mirada: 
es la pureza del metal que domina 
y restituye a la tierra de los minerales. 
Las vísceras, la sangre espesa mana, 
las muecas y ojos desconcertados: 
el cuerpo resiste, 
resiente el frío. 
El reíntegro no puede ser ilimitado,
 se va y se viene por única vez: 
la vida se desploma 
y el costal de recuerdos cesa. 
La mano fría retira el metal caliente, 
la oscuridad vuelve por sus dominios 
y el asesino retoma el camino de la cortesía. 
Lo inorgánico se impuso.



AGUA FUNDACIONAL

Lluvia incierta que magnifica la noche.
Invisible goteo del pensamiento,
llena no llena la alegre palabra,
la lenta configuración del momento.
Espera silenciosa del nacimiento;
súbito trueno recrea su ámbito,
el resplandor inunda la morada:
inmensa intuición tiene rostro: habla.
Agua hablante susurra historias,
impuestas intuiciones de aristócrata;
pero sólo hay un origen al pie del árbol,
sólo un resplandor determina el perfil.
Más que la retahíla de palabras,
más que el incoloro premeditado
ya el agua anticipa, configura
el mundo del antes y el después.

Tomado de http://www.fomentar.com/Jalisco/Antologia/1960-1969.php




Cuánta agua en mí

La lluvia me intimida,
sonrosa,
pulveriza el ánimo;
da un manotazo a mi placidez fofa;
recuerda cuán líquido soy
cuánta agua en mí;
no importa
si sucia si límpida si caño,
agua al fin.





El mejor lugar para morir

Planeo un negocio. No soy comerciante, pero husmeo sus posibilidades.
Un hospital de enfermos terminales. Un asilo de ancianos. No en cualquier lugar. En la pampa argentina. Donde no hay nada.
Donde nadie tiene la ilusión de salvarte.




Intestino

He visto el intestino,
he podido constatar su volumen acuoso,
la carnosidad que expulsa líquidos;
acaso sea un mundo irreal
limitado por la limpia racionalidad
de ciudades diurnas;
pero constato lo absurdo del día
en la evacuación del intestino,
—grueso o delgado—
al fin 
lejos del aroma 
de una flor.




Presencia muerte

A la memoria de JJ

Los blancos guantes cargan las maderas,
apenas rozan los bordes por temor a despertarte.
No es seguro que tu cuerpo esté en ellas.
No es seguro tu silencio absoluto.
Tampoco que yo esté aquí y ahora.
Puedo estar muerto y tú vivo.
No es convincente.
Lo único cierto es tu cuerpo dentro de las maderas.
El olor a caoba me lo confirma.




Aforismos
(Aforismos tomados del libro Malestar, Ediciones Arlequín, México, 2004)



No hay mejor remedio para la angustia y el malestar que el orgasmo.

*

Sólo riéndome de mí, es como comprendo la seriedad del mundo.

*

El mejor ardid y burla a la Muerte, es el suicidio.

*

La calidad del amor está dada por su capacidad para transmutarse en odio feroz.

*

La incertidumbre de la vida hace certera a la poesía.

*

El Orden de la poesía sólo es posible como emanación del Caos.

*

Ordinariamente me expreso en prosa. Pero sólo excepcionalmente en poesía.

*

Mi cuerpo dice tengo hambre y le doy de comer. Mi cuerpo dice quiero defecar y acomodo mis nalgas en el sanitario. Mi cuerpo insiste “quiero fornicar” y le busco algún cuerpo. ¿Se habrá visto mayor esclavitud, mayor servilismo en la historia de la humanidad? El mayor despotismo no es el de un hombre sobre la humanidad, sino el del cuerpo sobre el espíritu.



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