jueves, 24 de enero de 2013

APE ROTOMA [9.061]


Ape Rotoma

Ape Rotoma (Aranda de Duero, 1967) es el nombre literario de José Alberto Rodríguez Tobes, poeta español. Su pseudónimo es un acrónimo de sus tres primeros apellidos: Rodríguez, Tobes y Marín.

Perteneció al grupo literario Telira de su ciudad natal, grupo que se encargó de publicar su primer poemario 149 PCE (2002), con ilustraciones de Máximo López Vilaboa y epílogo de José Manuel Prado Antúnez. Este libro se caracteriza, según Prado Antúnez, por el uso de la ironía y el sarcasmo y por una importante presencia de elementos surrealistas y sexuales.

En 2004, participó en la antología Aquí llama primera del XXI (Cuadernos de Poesía Telira). Posteriormente, difundió su obra a través de internet.

En 2014 publicó un nuevo libro, Mensajes de texto y otros mensajes (Renacimiento), del que destacan sus poemas narrativos en los que se aprecian ecos de Charles Bukowski, Roger Wolfe, Karmelo C. Iribarren o Jaime Gil de Biedma, entre otros referentes literarios.

En 2015, uno de sus poemas inéditos fue incluido en la revista especializada Estación Poesía. Poco después, Canalla Ediciones lanzó una segunda edición de su primer poemario, una década después de que se agotara la primera.

Estilo

Según el poeta y crítico Ismael Cabezas

[Ape Rotoma] es un personaje del underground poético de nuestro país, que se mueve disparando sus poemas desde su muro de facebook, como el francotirador emboscado que es, el gran outsider de la poesía española contemporánea.

Otros críticos, como Óscar Esquivias, han destacado el carácter urbano, coloquial y autobiográfico de sus poemas, así como su sentido del humor y su progresivo alejamiento del surrealismo que, según Prado Antúnez, mostraba en su primer poemario, para abordar en el siguiente temas amorosos y sociales.

Elvira Lindo relacionó la obra poética de Rotoma con los temas realistas y cotidianos propios de cierta narrativa norteamericana, ejemplificada en la autora Lucia Berlin, así como por su crudeza e ironía. Concluyó considerando que Ape Rotoma es nuestro poeta americano, casi un tesoro oculto.




Ape Rotoma. Mensajes de texto y otros mensajes. Editorial Renacimiento, 2014.


HAIKU DE INVIERNO

Entre el frío y yo
Hay algo personal
Así de simple


DÍA DE PAGA

Hoy es el cuarto día desde que ella llegó
-eso me consta- al pueblo.
No me ha llamado aún
y quizás no me llame. Sin embargo,
he cobrado.
Hoy va a ser un gran día aunque no pase nada.
Tengo que ir al librero
de cabecera a rescatar por fin
algunos ejemplares que encargué
y llevan esperándome, qué sé yo, medio año
y pagar a la Pili tres barras que le debo
y tengo que dejarme caer a un par de bares
donde también adeudo cantidades ridículas
-cuando se tienen, claro- y, por último
-esto es muy importante-,
saldar al menos parte de la cuenta
del bar de cabecera, es decir, compensar
mínimamente el privilegio enorme
de disponer de un sitio donde esconderse a diario
y donde recibir al olvido y al sueño
y escupir a una esquina mi asco
y mi frustración y compartirlos vivos
con los otros frustrados y asqueados que conozco
y, además, también pienso
acercarme a otro bar donde no debo nada
porque la camarera está muy buena
y porque me apetece
y porque hoy he cobrado
y pagar, hoy al menos, los vermús
a esa gente que me suele invitar
cordial e incansablemente.
Hoy va a ser un gran día aunque no pase nada,
aunque ella no me llame tampoco hoy
ni me llame ya nunca.


A ELLOS

Me gustan los camellos silenciosos y cautos,
los que no se apresuran, los que cumplen los ritos,
los que te reconocen pero sin aspavientos
ni sonrisas forzadas ni familiaridades,
que no se hacen los duros ni los necesitados,
que no esperan de ti complicidad ni nada
que no sea el precio exacto, el actual del mercado,
y que hablan del producto lo justo, nunca menos,
y te dicen a veces: lo que hoy tengo es muy malo.
En resumidas cuentas, en esto como en todo,
dadme un profesional.



DEL ALCOHOLISMO Y SUS MÁRGENES

A Roger Wolfe

Llevo ya sin probar gota
cinco años y nueve meses
y tan a gusto.

Sin embargo
lo que siento
al recordar lo anterior,
mi larga, contradictoria
y pasional relación con el alcohol
es cálido y confortable,
algo entre la gratitud
y una nostalgia serena.

Ya sé que tampoco en esto
satisfago expectativas ajenas
pero lo cierto es que no lamento
ni una sola copa
ni uno solo de los pasos
que sabía perfectamente que iba dando
y sabía en qué dirección.

Tragos, borracheras, litros.
Todos fueron necesarios
en el mismísimo instante en que ocurrían
para atravesar tempestades
y amenazas,
para conservar la calma,
para superar el día haciendo pie,
para dormir,
para conocer a alguien
y desconocer a miles,
para entender
y para no perder tiempo 
en intentar entender,
para compensar el exceso de café
o de cocaína o de espid en un momento dado,
para mirar a la gente sin tener ganas de huir
o de hostiarla,
para dar intensidad a instantes planos,
para dar sabores distintos al tabaco,
para dar a la imagen de uno mismo
ante uno mismo
un aspecto soportable,
para tapiar ciertas regiones del cerebro
en ocasiones inútiles
y sumamente molestas,
para despistar al tiempo,
para intuir,
para estar solo y a gusto
o estar con otros sin náusea,
incluso para follar
que entonces lo hacía
a veces.

Tragos, borracheras, litros
sin los que no estaría
aquí
aún
(de eso
podéis estar bien seguros).

Tragos, borracheras, litros
que, de hecho, en la última etapa
de esa relación,
cuando ya era por mi parte
de sumisión absoluta
y aun así grata, fueron
necesarios
para todo,
pero lo que se dice
todo,
desde el consabido ejemplo de atar
los cordones de los zapatos
venciendo el temblor del pulso.

Al final
no ha resultado tan caro,
dado que estaba dispuesto
a pagar bastante más.
Conocía perfectamente las tarifas habituales.
Don Antonio Escohotado
en este asunto es preciso
hasta la crueldad.

El mero coste económico
incalculable
y aun así ridículo
frente al de otras adicciones,
el páncreas algo tocado,
secuelas imperceptibles
de una anemia
y de una neuropatía
que me privó en gran medida
de la vista
varios meses
y supongo
que alguna otra tara más
de la que no soy consciente,
alguna ocasión perdida,
algún amigo,
algún momento quizá importante
y los cinco días enteros
que duró el delírium trémens,
que es el mono
y que dicen que es la hostia,
pero que mi compasivo inconsciente
me ha escamoteado al completo
del recuerdo.

Ahora bien,
que quede claro,
todo esto no significa
que me cueste no beber una mismísima mierda,
que me suponga un esfuerzo.
No es así.
Yo no hago esfuerzos.
Mi cuerpo ya no lo exige
y eso es todo.

En cuanto a mi mente,
la muy puta,
hay que decirlo:
si Dios no hubiera inventado la marihuana
yo seguiría bebiendo
en este mundo
o en otro
(mucho más probablemente).


LLUEVE

Quiero follar contigo y que no pase nada
ahí fuera, sobre el patio o que dé igual si pasa,
quiero cerrar la puerta del cuarto del hotel
y que sea un refugio nuclear, quiero hacerte
sentir que nada importa durante muchas horas
porque es exactamente eso lo que yo siento
y porque es muy bueno, casi lo único bueno.



Los de la limpieza II

Clara entra en la nave vacía
en la que creo estar solo
y silba.

Un silbido atronador
que llena la inmensa sala
y hace huir despavoridos
a cuatro de esos gorriones que se cuelan siempre
por las ventanas abiertas
para cagar en los sitios más inverosímiles.

Naturalmente
me sobresalto
de forma algo teatral
lo que a la buena de Clara
desconcierta.

-Pero si he chiflado
para que no te asustarías…
(sic, sic)

¿Desde cuándo, Dios mío,
desde cuándo
un sonido
repentino
y estridente
sirve para no asustar?



LO QUE OYEN LOS DE LA LIMPIEZA

Diálogo auténtico
entre dos operarias de la fábrica
frente a un tablón de anuncios:

-¿Qué es eso?

-"Plan de prevencion
y actuación
en caso
de acoso sexual".

-Ah.
¿y dónde
hay que llamar?



DENTRO

Esto es una pensión, en la calle Desengaño.
Ayer, sobre las siete de la tarde, estaba
en la habitación de Fernando (número once) con Antonio
(Fernando estaba viendo un partido en el comedor)
y estábamos jugando con el ordenador de Pepito,
que está en la habitación de Fernando,
y fumando el segundo o tercer peta de la tarde.
Mi estufa de butano estaba también allí.
Olía a gas y a costo y a tabaco negro y rubio.
Abrí el balcón y salí al frío, al viento,
a la tarde gris y cruel que pasaba por fuera,
salí a lo que parecía un funeral y se desarrollaba
en la iglesia de enfrente
y salí a un camión
lleno de papel, cartón y otros desechos que pasaba por la calle
(desde el cuarto piso se ven muy bien estas cosas)
y, en mi suave vuelo de hash, sentí frío
y volví a entrar. Cerré
el balcón y regresé al calor,
al olor a gas, costo y tabaco, a jugar con Antonio
usando el ordenador de Pepito
en la habitación de Fernando.



HE TARDADO EN APRENDERLO

                                                               A Javier Topete

Si hay algo completamente imprescindible
para siquiera sobrevivir en este oficio
es no hacer ni puto caso
a la opinión de los listos.

De los tontos ya ni hablamos.


Renglones cortitos (poética)

                  A Luna Lesclauze-Álamo

Mira, Luna, 
un buen poema
debe decir
muchas cosas
en renglones muy cortitos
y además debe
dejar espacio en la página
suficiente 
y aún de sobra
para todas esas cosas
que no dice.



Polisemia

Cuando te diga te quiero
no será para decir
eres única,
que es algo que también son
en mayor grado
un puto copo de nieve,
una espiral de ADN
y el peor de los poemas.
Cuando te diga te quiero
no será para decir
que no soy nada sin ti,
como si yo o alguien fuera
algo sin cuerpo
o sin tiempo o sin memoria.
Cuando te diga te quiero
no será para decir
por ti haría cualquier cosa,
suena muy bien pero es algo
que puede perfectamente
decir un padre a su hijo.
Cuando te diga te quiero
no será para decir
te necesito,
ya que también necesito
mucho más –seamos francos–
un par de comidas diarias,
algunas horas de sueño,
unos cincuenta cigarros
y la dosis habitual.
Hay una sola acepción
de esa expresión que me vale.
Por fortuna, muy común.
Cuando te diga te quiero
estoy queriendo decir
me voy a comer tus bragas.



("149 PCE", 2002)


FUMAR PROVOCA CÁNCER

Fumar provoca cáncer
tanto como no hacerlo provoca rigidez muscular.
Follar provoca sida
de la misma forma que no hacerlo provoca
neurosis, visión borrosa y otros desarreglos funcionales graves.
Drogarse provoca hábito
y no hacerlo, vergüenza de existir.


Hace años

Hace años, siendo yo un indudable adolescente,
y no sólo mitad y mitad, como ahora mismo,
las espinillas se cebaban con mi cara.
Eran muchas, las cabronas, y salían por todas partes.
Para librarme de ellas bastaba con aplastarlas
entre índice y pulgar, me lavaba y a otra cosa.
Ahora me salen muy pocas pero escogen el lugar
con mucho mayor cuidado. Tras la oreja, junto al pelo
o en las distintas covachas de que está compuesto el rostro.
Es decir, donde no hay forma de atacarlas, donde,
por más que lo intentes, no puedes meter dos dedos.
Lo peor es que me temo que esto es sólo una metáfora
de todo lo que ha pasado desde que dejé de ser
adolescente indudable, de absolutamente todo.



Me emborracho cada noche

Me emborracho cada noche para no pensar en ti
y poder dormir. Despierto de madrugada con resaca
y el jodido insomnio alcohólico me impide dormir de nuevo.
Como un zombi, me acerco al ordenador de un compañero de piso
y tecleo cosas ya escritas, para no pensar en ti
y poder vivir un rato. La mañana pasa lenta
y el puto guión me aburre. Tecleo alguna otra cosa,
leo el periódico de ayer y "Hollywood" de Bukowski,
fumo mucho y pienso más, procuro que no sea en ti
y no lo consigo. Vuelta al guión. Otro café. Y, por fin,
grabo en ese mismo software muy despacio este poema.
Y me gusta. Y me entretengo en juguetear con su ritmo,
en respetar su estructura y en multiplicar enlaces,
aunque parezca mentira, para no pensar en ti.


*

Freud me apunta con un rifle
mientras grita: "¿Qué es lo que quieres de mí?".
Yo, sorprendido y miedoso, balbuceo unas excusas,
no recuerdo, algo que empieza en "Maestro...".
Pero Sigmund sabe bien que mi maestro es el Dante
y comienza a disparar.


*

Otra vez he dejado perdido un sueño entre las sábanas sucias.
Tantos mundos. Tantos viajes. Tal cúmulo de presiones
y (hoy) también de opciones propias
pero muchas y distintas; claro, no contradictorias
pero muchas. Y se suman a las presiones
de siempre. Otra vez la lucha. Otra lucha pero otra vez.



FÁBULA III

Nos hemos instalado en la playa y estamos listos.
Con el amanecer lo arrasaremos todo. A sangre y fuego
entraremos en el fuerte amurallado. Es la catarsis
necesaria. Lo heroico de nuestro acto es sólo
que conocemos su inutilidad de sobra y, aún así,
lo haremos. Mañana mismo, con el gallo y sin dudar.






Ape Rotoma: “He sobrevivido sin amor 
largos periodos. Sin leer, jamás”


POR MARIANO CRUZ

Hace seis meses Ape Rotoma publicaba su segundo libro, Mensajes de texto y otros mensajes en la editorial Renacimiento. Es en cierto modo una consagración para un tipo de alejado de los focos del mundillo literario, de sus vanidades, peloteos y favores debidos. Su poesía, a pesar de haber sufrido tempranos intentos de etiquetaje, es otra cosa. Sus poemas se han curtido en las redes, especialmente facebook, pero no esperéis en él una estrella del personal branding. Ape Rotoma ha escrito uno de los mejores libros de poesía de los últimos años y lo ha hecho sin que le importe un pimiento todo lo demás. Su poesía es simplemente buena. Se puede ser auténtico, verdadero y honesto y ser un mal poeta. Esto es otra cosa, aun siendo cierto lo anterior.

Debo la pregunta sobre “Del alcoholismo y sus márgenes” a Ismael Cabezas. Las fotos que acompañan al texto son de @SlowConversatio. La de portada de Alejandro Nafría.

Ape rotoma blanco y negro 00¿Qué tal ha ido la vendimia este año? No tengo ni puta idea, en serio. He currado en una bodega pero no sé si ha sido más abundante la cosa que el año pasado, creo que no, y en cuanto a calidad, digamos que no he preguntado.Joder. ¿La próxima, de deportes?

Mensajes de texto y otros mensajes ya tiene público suficiente como para preguntarle ¿qué tal le ha ido?, ¿o qué tal le va? Vaya, ésta tampoco me la sé. No he hablado con la editorial hace meses. Yo supongo que ya irá buena la tirada inicial por las reacciones de amigos en Féisbuk. Mierda, tengo ochocientos, con que lo hayan comprado una cuarta parte, casi lo han hecho. Pero no lo sé, porque supongo que por eso preguntas, por las ventas.

No exactamente. Me refería más bien a la acogida, la reacción de los lectores, la crítica, etc.  Ah, bueno. Lo que me ha llegado a mí ha sido positivo en general. No es que haya generado muchas reseñas, la verdad, pero todas amables por lo menos. Alguno en concreto me ha dado algún palo pero nada sorprendente, nada que no esperase. Hablo de la crítica, claro. Los lectores, los que se ponen en contacto conmigo, son siempre de los que les ha gustado. Nadie (hasta ahora) me ha escrito para decirme: tu libro es una puta mierda. O sea que ahí no puedo tener una visión imparcial, de hecho, los hay de un entusiasmo que casi asusta. Pero mi impresión es que el libro ha caído bien en general. Creo que, salvo a mis padres, ha gustado.

¿Cuál ha sido la impresión de tu madre? Vaya, eso es terriblemente impúdico. Pero puedo citarla. Para ella, me he limitado a contar “todas mis mierdas”, lo que no deja de ser cierto, claro.

Es una síntesis muy acertada. Sí, sí. Por eso no lo he olvidado.

Aunque hayan pasado doce años entre Mensajes de texto… y 149PCE, ambos libros cubren un periodo de escritura de unos diez años. Leyéndolos ambos, que además son libros largos, al menos más largos que la media de los libros de poesía, se puede decir que tenemos en esos dos libros los últimos veinticinco años de la escritura de Ape Rotoma. Incluso anterior, particularmente en 149PCE, el poema más antiguo es de 1987… Sí, bueno, lo que has dicho. A mí me parece poca cosa, la verdad, y no sólo en cantidad pero es lo que me he atrevido a dejar imprimir, por decirlo así.

Un cuarto de siglo de poesía. A veces puede dar la impresión de que eres un poeta que escribe poco, pero no es el caso. También has dejado material fuera del último libro por “cuestiones técnicas”, digamos. Sí, bueno, el original que llegó a Renacimiento era muy largo para lo acostumbrado en la colección y me pidieron que lo aligerase un poco. Luego resultó que era una buena idea. Además, yo mismo ya había retirado como tres poemas que a última hora me parecieron impúdicos o insuficientes. Pero lo dicho, al perder extensión, creo que el libro ganó. Y desde luego, reutilizaré los poemas descartados en adelante, al menos parte de ellos. Se puede decir que quité todo lo que me producía la menor duda.

Últimamente he visto en tu muro de Facebook poemas más o menos recientes, algunos nuevos, otros supongo que rescatados del baúl, a pesar de ellos supongo que no tienes prisa por ir montando un libro nuevo. Sí tengo cierta prisa pero sé que es inútil, que el poema largo que necesitas para equilibrar la estructura va a venir cuando él quiera, por poner un ejemplo. Pero sí, por primera vez sí tengo cierta impaciencia por tener ya entre manos algo nuevo, no definitivo, no formado aún, pero suficiente para poder decir: estoy currando en mi nuevo libro. Aún no puedo. De momento, voy archivando todo lo que sale sin orden ni concierto, y no me atrevo aún ni a echar un vistazo al conjunto, tengo la sensación general de que faltan cosas, no sé. Tampoco es que nadie me lo haya pedido, por otra parte. Pero es distinto a antes de Mensajes… Cómo va a haber dos sin tres.

Hablando de poemas largos, ¿cómo te enfrentas a esos poemas que resumen un largo y decisivo periodo de tu vida como “Del alcoholismo y sus márgenes”? Como en otra pregunta de antes, tengo que contestar ciñéndome a lo concreto, es decir, a ese poema en concreto. No tengo un sistema especial para “esos poemas que resumen un largo y decisivo periodo de mi vida”, como dices. Pero sí recuerdo que “Del alcoholismo” surgió gracias a “Fobia I”, que surgió inmediatamente antes. Yo creo que son del mismo tipo, que los dos son de ésos: hablan de cuestiones que me definen, y yo diría que son más necesarios que los otros. Llevaba mucho tiempo sin escribir y curraba limpiando en la fábrica de la que hablo en algunos poemas. Mientras esperaba al compañero que me llevaba en coche al curro, tuve que cambiar de sitio y hacer un poco el tonto para esquivar a un perro que alguien paseaba sin correa. Y me vino el primer verso, claro: “Odio a los perros. A todos” y luego, los siguientes, más o menos medidos ya. Pasé dos o tres días elaborando ese poema y, mientras lo hacía, me asombraba de que aún pudiera hacerlo, me asombraba de la facilidad repentina, y pensé en hacer lo mismo con otras cosas que nunca había explicado. Por ahí llegué al tema del alcohol de inmediato. Fue una experiencia muy rara, la de esos dos poemas, en los que pensaba durante todo el día, en ambos a la vez, y que he retocado durante años. Luego volví a no escribir nada una temporada. Hasta que cayó un ordenador en mis manos, y todo cambió en poco tiempo.

Ape Rotoma blanco y negro 01El Ape de Mensajes … es igual de escéptico que el de 149PCE pero mucho menos melancólico. En tu época etílica se descubre siempre una tristeza subyacente a los momentos de euforia. La tristeza de la resaca eterna. ¿Ha hecho la sobriedad un estoico de ti? Joder, qué buena pregunta. Bueno, yo no lo relacionaría directamente con el alcohol. Es cierto que dejé de beber hace diez años y que el Ape del primer librito es por completo un alcohólico y con frecuencia alguien que lo está empezando a ser, pero también es una persona más joven, de veinte y de treinta años, el de Mensajes, además de sobrio, tiene cuarenta y se acerca a los cincuenta. No sé. Es un libro menos angustiado, sí, más pasota, incluso alegre a veces, sin tantas preguntas ya ni tantas dudas. ¿Un estoico? No sé. Hay menos cosas que me importan, supongo. O muchas que ya no me importan. Y a lo mejor las que me importan me agobian menos. Que me la trae todo floja, en fin. O muchas cosas, vaya.

Se trata entonces del Tiempo, más bien. Cumplir años también ayuda a estas cosas … O de las dos cosas, claro. Pero creo que lo poco que uno cambia es más bien debido a que le pasan cosas. Así que, bueno, sí, las diferencias entre los dos libros son las que hay entre el que yo era hace veinte años y el de ahora, salvo algunas decisiones formales muy conscientes, que no es que lo tenga muy claro tampoco, pero que en general se limitan a eliminar lo que (ahora) me parece superfluo, y al hecho de encontrarme definitivamente cómodo en lo coloquial. Definitivamente creo.

¿Cuando va a empezar a molestarte eso de “el Bukowski de Aranda”? Más me vale que no sea de inmediato porque es bastante inevitable. 149PCE sólo mereció una crítica (en el Diario de Burgos) y en efecto, en ella se me llamaba ya “Bukowski ribereño”, con el agravante de que al autor del texto no le gustaba Bukowski una mierda, como quedaba claro. Bueno, habrá que decir lo que es obvio, a sabiendas de que nadie me va a hacer puto caso: las coincidencias con lo de Buk que se suelen resaltar son de lo más superficial: alcohol, palabras malsonantes y poesía narrativa (y esta última sólo en ocasiones). Me gustaría haber aprendido de él cosas más importantes pero no lo sé. Me parece un gran escritor, huelga decirlo. Por otro lado, hay autores más fieles a las enseñanzas del maestro angelino que yo, y mucho mejores, así que el título (de serlo) me viene un poco grande.

No pretendo destapar tu juego pero, lo que sabes sobre cómo escribir un poema lo has aprendido, supongo, en muchos otros, ¿podrías darme nombres? Bueno, es que yo no sé cómo se escribe un poema. Es de esas cosas que haces mejor si no estás muy seguro del método. Hay muchos, y buenos, lo que quieras contar en cada momento en cierto modo exige uno u otro. ¿Nombres? Puedo darte nombres de poetas que disfruto leyendo y que, por eso, pueden haberme influido, pero ignoro quién se ha filtrado efectivamente en lo que hago. Me repito mucho pero Karmelo C. Iribarren para mí es el más grande de los que escriben ahora mismo en español. Es también un amiguete pero eso no me hace cambiar de opinión. Supongo que algo habré aprendido de frecuentar su lectura. Y luego, mis clásicos, que pueden ser Pessoa, Fonollosa, Parra, Gil de Biedma, Catulo, Quevedo, Omar Khayyam, el propio Wolfe si quieres… No sé. Son demasiados y siempre se le olvida a uno el que después le parece más importante. Y además uno se siente bastante pretencioso mencionándolos, como si se vistiera con su prestigio, es un poco… impúdico (hoy me ha dado por la palabrita, parece).

Ninguna poeta. Sí, claro. Amalia Bautista muy especialmente, pero también Olvido García Valdés, Chantal Maillard, Ana Pérez Cañamares, Raquel Lanseros, Eva Vaz, Miriam Reyes, o incluso Emma Cabal, que aún no ha publicado pero lo hará. No sé. Tiene que haber más que ahora mismo no recuerdo, pero sí, lo confieso: he leído a muchos más varones. Entre los clásicos porque simplemente son más, claro, y supongo que aún entre los contemporáneos, pero no es deliberado, lo juro, el sexo del autor no es un criterio que determine lo que leo.

Te voy a proponer una alternativa para terminar ¿Amor o literatura? Afortunadamente esas opciones no se presentan en la realidad pero elijo literatura, claro que sí. He sobrevivido sin amor largos periodos. Sin leer, jamás.




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