lunes, 17 de septiembre de 2012

7866.- REINALDO MOLINA




Reinaldo Molina. (CHILE 1983 - 2009) 
Reinaldo Molina se suicidó el día 20 de octubre del año 2009 en un pequeño bosque vecino a su casa en un campo cercano a Teodoro Schmidt. El día anterior a su muerte acababa de cumplir 26 años. Era profesor de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Austral de Valdivia. Y era también poeta, un poeta que había publicado algunas cosas en revistas de colegio, en la universidad, y, a temprana edad, en dos antologías de carácter nacional (Antología de Poesía del Encuentro Nacional de Poetas en San Felipe; y en Bar: Antología Poética Chilena). Lo recuerdo ante todo como un amigo, un hermano de esos que aman la poesía sin esperar nada a cambio. Lo conocí siendo un muchacho de liceo que empezaba a escribir sus primeros textos. Luego fue creciendo y forjando esa personalidad inconfundible que lo hicieron querido por todos quienes lo conocimos. Cuando Reinaldo leía solía imprimirle a su lectura una solemnidad particular, un aura mística que parecía de otro tiempo. Su poesía era como una hoja que cae en el estanque o las estrellas reflejándose en el pozo, a pesar que en sus últimos textos ya se advierte lo doloroso que era para el poeta la existencia. Sin embargo aún con ese dolor a cuestas, nos deja un hermoso poema llamado “Hoy hablé contigo después de tanto tiempo” (el último que escribió), que es una mano tendida hacia sus futuros lectores. En sus muchos viajes y peregrinajes la vida nos reunió en Temuco, en San Felipe, en Valdivia o Lautaro. Solía visitarme en Carahue, donde la Ciudad que Fue volvía a existir cada vez que el poeta llegaba. De joven ya conocía a los más importantes escritores, desde Li Po a Pavesse, pasando por Cavafys y Miloczs. Admiraba a Teillier y Lihn, a Carlos De Rokha, a Rolando Cárdenas. Recuerdo su entusiasmo (en nuestras últimas conversaciones) por la poesía de Fabián Casas, de quien me habló en “La leonera”, un hermoso bar cercano a la feria Pinto en Temuco. Allí nos vimos por última vez y allí, en la semioscuridad del bar, Reinaldo me leyó el poema “Sin llaves y a oscuras”, un presagio quizás de su muerte. Pienso en esa última tarde con mi amigo y lo veo también caminando hacia ese bosque, como un artesano del rocío, para leer el poema de Alcalde arriba de un árbol. Los amigos te hablan con amor de libros y autores y uno aprende a amar a esos autores y a través de ellos a los amigos. Le debo a Reinaldo la poesía de Casas que me ha devuelto la confianza que se puede decir todo con tan pocas palabras, que los libros y los poemas todavía se pueden llevar en el bolsillo de la chaqueta, para, como quería Teillier, leerlos en cualquier plaza, en cualquier bus, sin esperar nada a cambio o esperando tan solo que el silencio no sea interrumpido. Para mi amigo entonces, y en su memoria, estos versos de El spleen de Boedo, del poema “Mantis”: “De vez en cuando, pensé mientras te miraba,/ nacen personas que viven durante toda su vida/ sólo para dar amor a los demás,/ sacrificando sus deseos y su importancia personal./ Un fenómeno extraño, para tener en cuenta,/ sobre el ruido de fondo de la muerte”.





Un poeta chileno

Que pacto extravagante 
El de la pluma y tú plumífero 
Para venir a decir lo que se te ocurra 
Pero ya se dijo que debe ser como lo prefieras 
Por eso la libertad y la esclavitud de la  palabra.
No hay derecho a queja quejumbrosa 
Más atrayente es la caricia 
Aunque parezca desaparecer 
Todo tiene su sentido: 
La extravagancia de un plumífero 
Es el resultado de una tarea invisible 
Que nos hace sentir pequeños cristos
O cimientos de un mundo invisible 
Castillos para ser exactos 
En donde nos jugamos la felicidad o el desastre
Lugar sin límites para redimirse de la culpa
De pensar la utilidad de estas palabras






Tardes Ociosas

Estas son las mismas tardes ociosas y beodas
Que ha tenido este tipo durante algunos años

Toma una cerveza en el último rincón del bar
Piensa en tantas cosas: su vida habría tenido otro sentido
Ha no ser porque la existencia
Es un juego mentiroso

Pensó que después de todo su pobre vida miserable
Estaba escrita en la sangre

Beber cerveza aguada tampoco es algo tan malo

Una imagen se vuelve a extender sobre el corazón y los ojos
Siempre hay un amor que se termina esperando
Exigiendo de cierto modo cercanía a lo bello
La alegría que alguna vez no fue ajena

El pobre tipo tiene la sensación que con un recuerdo
Se iluminan todos los rincones
Afuera del bar cree que hay un sol veraniego
Que brilló en otros tiempos

Pero es martes y llueve sin tregua
Hace unas cuantas semanas.






El regresado

Mi mañana terrible está por terminar
Quiero ser parido nuevamente 
Nacer en la noche tranquila 
Me estoy llenando de nuevos ritos 
De esa forma reconstruyo la unidad desintegrada 
Aprendo otros lenguajes 
Exégesis del amor y el encuentro 
Me comunico con el ave en su canto 
Ancestral en su sonido 
Los que precedieron me conocen 
Desde otras latitudes dimensionales 
Se reúnen para hacer fuerza 
Por el aire viajan descargas de imágenes 
Recuerdos tutelares que deben ser vividos 
Encarno sus demandas 
Reanimo el mito hasta que rompan el hechizo 
Soy los ojos que les permitirán conocer estos tiempos 
Mañana azul será tu nombre me mandan a decir con la golondrina 
La vaca, los perros, la culebra 
El bosque y el estero 
Bienvenido me dicen cuando abro los ojos para conocer la tierra.






Tardes como estas

Tardes como estas
Algún muchacho respiró un buen viento
Sentado a la orilla de un río
Y pensó que en un momento no lejano
Debería cruzar el río mirando la corriente
Desde un bote donde el remero preguntaba
Si aún vendían chicha detrás de la estación
Donde los bueyes caminan sin estar ligados.
Este es el río azul
Aquí cruzan los sueños del mundo
Este es el camino para llegar a la isla
Donde los guardianes del tiempo aún acarician los árboles
Y es más las ganas de sentir, amigo
Esta es la otra orilla
Donde despertará tu alma
Anda, camina hasta el cerco y lanza un suspiro
Esto es lo que buscas: atravesar este río azul
Lleno de sueños.






Hoy hablé contigo después de tanto tiempo

 Son tantas las cosas erradas
por dios qué difícil
es tan fácil perder el camino
pero seguir el mismo sendero
Han sido demasiados los errores

Pasado un largo tiempo en mí infierno
sin poder ver más allá en mis ojos
cuando he estado frente al espejo
con todo el deseo buscar dentro de mi
y no hallar el oro de mi mismo

Se debe tener mucho cuidado
es difícil pero no imposible retomar el camino
pero mejor es siempre estar atento
con todo el amor que te tengo
te digo lector maravilloso

Cuida de los lobos y las brujas
ese hermoso color de tu alma
siempre hay piratas queriendo saquear
el oro de tu pecho
ámate con todas tus fuerzas
Que no sea destino tuyo
reconocer tu propio rostro
lleno de heridas
entristecer de su tristeza

Por favor lector maravilloso
cuida de ti tu mismo
no le cedas ni al más amable
ni al mas bondadoso
esa tremenda hermosura de tu pecho

No dejes de escucharte
por escuchar a otros
si ya sabes de lo que hablo
quiero decirte que yo te amo
que esa palabra sirva para que sigas
adelante

No te abandones lector
a pesar de las oscuridades
no te olvides de ti mismo lector
si este poema no logra detener
el deambular en el que puedas estar
no me lo perdonaría

No cometas lector un acto irremediable.




1 comentario:

  1. Que bueno encontrar este tipo de biografías... Reinaldo fue mi profesor en los años 2007 y 2008 en el ISV, instituto ubicado en San Vicente de Tagua Tagua, además de ser un excelente amigo, fue un excelente profesor, que día a día nos motivaba a seguir, a cumplir nuestros sueños y ser perseverantes.
    El año 2008, cuando apenas cursaba segundo medio, nuestro profesor, mi profesor, me comentó que no seguiría el año entrando por motivos estudiantiles, lo cual era terminar su tesis y que volvería el años 2010, pero eso no pasó, en el aniversario del colegio, del año 2009, nos enteramos de la decisión que había tomado, lo que en mí reflejó un dolor gigante, ya que esperaba poder salir de 4° medio con el "profe".
    Increíblemente hoy soñé con él, y comencé a buscar su nombre por internet y gratamente llegué aquí, y me siento con el pecho inflado de orgullo, que esta persona, mi profesor haya tenido un reconocimiento de este tipo.
    Espero que en el lugar que esté en estos momentos, haya encontrado la paz, la tranquilidad y la felicidad, escribiendo en lo más alto del cielo.
    Un abrazo apretado a la distancia, ya que algún día volveré a verlo.
    Carlos Devia, febrero 27, 2017-

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