jueves, 26 de junio de 2014

MARÍA ISABEL PERALTA [12.053]


María Isabel Peralta


Chile, 1904 -1926

Nació el 20 de noviembre de 1904 en Paihuano, a 28 km de Vicuña. Era la menor de siete hermanos. Poetisa de vida breve y trágica. Toda su existencia la pasó al lado de su madre paralítica. Sus estudios de Humanidades los realizó en el Liceo de Coquimbo, siendo directora doña Victoria Barrios de Alvarez, excelente poetisa. Terminó sus estudios en La Serena. Fue premiada en los Juegos Florales de Coquimbo. Sus poemas fueron publicados en "La Alianza" de Vicuña y en los diarios de Coquimbo y La Serena. A fines de 1925, decide viajar a Concepción, al sur de Chile. Seis meses más tarde su salud se deteriora y en los primeros días de junio, se hospitaliza para operarse de apendicitis. Una peritonitis se la llevó a la tumba el 19 de junio de 1926.

Todos los amigos de la provincia, que la querían de verdad, reunieron los versos dispersos en diarios, en revistas o en cuadernos de compañeras, agregaron el prólogo de Gabriela Mistral y solamente después de ocho años, juntaron los fondos para publicar "Caravana parda" en 1933. El artífice de todo fue, indudablemente; Munizaga Iribarren (Miguel).

Prólogo de Gabriela Mistral

Es la dueña de estos versos. Se llama María isabel Peralta; pertenece a una familia española pura, terrateniente en varias generaciones. Veinte años; las humanidades en un liceo de provincia. Lo que no es elquino en ella es el físico: mis gentes son como yo, fuertes, rojas, sanguíneas, bien punzadas de sol, activas y positivísimas. María es muy débil y la abundancia solar de su tierra parece agotarla aún más, bebérsela como se bebe siesta la frescura de la ciruela. Acaso su pesimismo le venga de su pobreza fisiológica, un poco tambien del hogar ensombrecido de pesadumbre en que ha nacido. Su madre, una anciana hermosa, con uno de los semblantes más dulces que haya yo visto, se encuentra clavada en una silla de paralítica. No ha tenido María isabel las hermanas menores que prolongan la infancia. Vieve en una gran casa española, mirando los ojos dolorosos de la enferma y el terrible cerro rojo que parece un desollado de leyenda.


Obra:

Caravana parda, poesía, 1933.




Caravana parda

Se vierten los acasos 
como una vena rota en los ribazos 
y manchan hast el campo de la nieve 
pero mi extraño mal que nadie encuentra 
ha de irse, Señor, por la ancha puerta 
que abre la trizadura de las sienes.

Y tú has de perdonarme 
y el signo de tu amor habrás de darme: 
que me sepa acogida en tu regazo. 
Enferma, enferma, enfema ¡siempre enferma! 
perdóname, señor, deja que duerma. 
¡Cierra mis ojos turbios de cansancio!

El ala de vampiro 
de la noche, que envuelve los martirios, 
tú la doblas, Señor, con mano buena; 
pero si el ala inmensa tanto tarda 
en cobijar mi caravana parda 
ha de hallar sola la escondida tienda. 





Nunca

Nunca hallé el camino 
la buena mano amada; 
la busqué por las sendas florecidas 
y la esteril llanada.

Nunca la voz que trina 
me acaricio el alma; 
la voz que llorea, donde mi cortijo 
trémula y amarga.

Buena mano de hermano 
que a mis labios sedientos, 
vino de amor escancie.

Tibia y segura mano 
que ha de empuñar un día 
los remos de mi nave.




Unción 

Leve malla sutil, el embeleso, 
cercaba el aletear de las palabras. 

Se buscaron las manos 
como palomas blancas y sin nido. 

La quietud, como un opio, 
nos embriagó las almas, 
los ojos y el latido. 

Se buscaron los labios 
y la unión se hizo lirio. 

Fue la quietud y el beso de los astros 
¡Y fue tu amor y el mio! 




La primavera canta 

La primavera canta, Amado, 
canta en las rosas y en los lirios, 
todo parece una guirnalda 
que hubiera el mismo Dios tejido. 

Canta en la escarcha milagrosa 
de los almendros florecidos; 
canta en las copas ondulantes 
de los abetos y los pinos. 

La primavera canta, Amado, 
canta en tus labios y en los mios... 
bésame... y queden de tu beso 
como maravillados los caminos. 





Me ha besado en la boca 

Hosana, Hosana, Hosana... 

¡Me ha besado en la boca! 
¿Lo sabéis lirio hecho de cristales de nieve? 
¿Lo sabéis, mariposa? 

Pués habéis de saberlo 
y hallaréis, amargadas 
las mieles que atesoras, 
cuando sepáis del albo 
beso que dio en mi boca. 

Hosana, Hosana, Hosana... 
de panal y blancura 
se desfloraron rosas, 
y me sentí más buena , 
y me sentí más pura 
al besarme en la boca... 

Hosana, Hosana, Hosana... 
por el don de esa hora. 
Me ha besado: 
¡Me ha besado en la boca! 





Otoño 

¿Recuerdas? 
En tus ojos mis ojos. 
con la larga mirada entristecida. 

Toda quietud... El Aire 
ungido del aroma de las lilas. 
En tu mano mi mano estremecida. 

Era tarde de Otoño, 
tarde pálida 
con su toca de leves gasas lilas. 

¿La recuerdas? Lejana 
como una pobre novia dolorida. 
¡Y era Otoño en tu alma y en la mía! 





La barca 

La barca, la barca negra... 
De plomo el mar. 
Los forzados sollozan: 
¡Esta condena 
no ha de acabar! 

La.barca, la barca negra... 
De ágata el mar. 
Los forzados aúllan, 
crujen los remos, 
solloza el mar... 

La barca, la barca negra... 
De ébano el mar. 

Los mástiles rechinan... 
¡La barca negra se va a acabar! 

La barca, la barca negra... 
se hunde en el mar; 
los galeotos cantan, 
rompen amarras... 
¡Bendito el mar! 

La barca, la barca negra 
no está en el mar 
ni están los galeotes 
ni las cadenas... 
¡Bendito el mar! 






Cantar 

Duéleme el cantar, si canto, 
duéleme el reir, si rio. 
Madre, porque sufro tanto 
que hasta el zumo que se exprime 
en mi lagar es amargo. 

La herida, recién abierta , 
y la ya cicatrizada 
que teñida está de rojo, 
parece también que sangra. 
Me duelen, Madre, me duelen... 
¡Estoy toda lacerada! 

No hay bálsamo para mis llagas 
ni palabras de milagro. 
Ha írseme la vida 
como el perfume del vaso. 
Madre, se me va el perfume... 
¡Y ni sabrán que he pasado! 





Ancla 

¿Si nunca has de venir 
por qué te espero, 
por qué un día me visto de alegría 
y otro día de negro? 

¿Por qué en la rueca de oro 
de mí castillo viejo y hechizado 
tejo y tejo mi malla de esperanzas, 
si nunca te aprisiono 
entre las redes de sus hebras blancas? 

Si nunca has de venir 
¿por qué te espero? 
¿Por qué el Mago me dijo que vendrías 
del corazón, por el camino nuevo? 





Corre el tren 

Corre el tren. Las manos 
de los postes devanan 
la madeja de alambres telefónicos. 

Corre, corre convulso. Sopla. 
Se le tuercen los miembros 
y le crujen los huesos, 
como a un loco. 
Las hebras grises, largas, largas. 
Gris y largo, muy largo mi cansancio. 

Corre el tren. La madeja 
sube y baja, nunca termina, 
nunca. Los párpados se cansan. 

Como las gentes, se copian los paisajes, 
siempre los mismos, siempre, 
como acuarelas desteñidas van dentro. 
Me dañan. 
¡Tuerza el tren la carrera, 
tuerza el tren la carrera! 





Bájame los párpados 

Bájame los párpados 
que no vea nada; 
la estrella va dentro 
dentro de 1a mirada. 

Átame las manos 
que no palpo nada; 
vacío, vacío, vacío... 
¡Ciega mi esperanzas! 

Bájame los párpados 
átame las manos... 
¡Qué se suelte el alma 
como un pájaro! 





Muerte 

¿Quién dijo, Muerte, que era luto y sueño? 
¿Qué sueño incierto?, ¿qué pavor de alas 
que se remontan por el hielo inmenso? 
Ni saben los poetas por qué parlan, 
ni saben por qué tiemblan 
ni saben por qué aman. 

Eres cisterna hendida de agua fresca 
que sacia esta sed de eternidades 
quemadora, que riega 
y socarra la carne macerada; 
repaso que acomoda 
mullido lecho al sueño sin mañana. 

Eres más madre, Muerte, que las madres 
ellas dan sus capullos al torrente, 
tú acojes sus despojos y los guardas; 
acunan ellas nuestros días leves 
de frágiles libélulas errantes; 
tú chuecas el regazo eternamente. 





La tumba abandonada 

Junto a la humilde cruz de mi sepulcro 
siembra rosas, hermano, 
que ellas perfumen su rincón oscuro... 
¡Ya todas sus espinas me clavaron! 

Rosas rojas, violentas, 
y también rosas blancas... 

Daré albor a tu estuche de seda 
con la nieve de mi alma, 
y rojez con mi sangre a sus corolas 
de encendido escarlata... 

¡Y cubrirán dos símbolos de vida 
su silencio de tumba abandonada! 




¡Como he soñado con tu brazo...

¡Cómo he soñado con tu brazo 
que me estrechara como a un niño; 
las noches torvas me despiertan, 
buscando el tuyo junto al mío! 

¡Cómo he soñado con tu brazo 
que me adurmíera como a un niño, 
cuando se mojan. las almohadas 
en el caudal de mi martirío! 

¡Cómo he soñado con tu brazo 
que fuera cuna a mi cansancio 
y al peso enorme de mis sienes! 

¡Cómo he soñado con tu brazo 
que fuerte y suave me ciñera 
cuando me vaya para siempre!


Dejó de existir María Isabel Peralta en estado de crisálida. La mariposa —persona integral— no alcanzó a lucir la riqueza de sus alas multicolores. Ahora sólo se podría intuir el rango de su fuerza por los pocos rastros de su espritu hecho canto. (Norberto Pinilla)

Muchos de sus versos me parecen admirables. Unos pocos me dejan dudando. (Gabriela Mistral)





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