lunes, 12 de mayo de 2014

MADELINE GLEASON [11.661]




Madeline Gleason

POETA PRECURSORA DE LA BEAT GENERATION

(Nació el 26 enero 1903 - Murió el 22 abril 1979) fue una poeta de Estados Unidos y dramaturga. Fue la fundadora de San Francisco Poetry Guild y, en 1947, directora del primer festival de poesía en los Estados Unidos, sentando las bases (junto con otras figuras como Kenneth Rexroth, Robert Duncan, William Everson, Jack Spicer, James Broughton) y otros, por lo que se conoció como el Renacimiento de San Francisco . Ella era, con Helen Adam, Barbara Guest, y Denise Levertov, una de sólo cuatro mujeres cuyo trabajo se incluyó en Donald Allen antología 's punto de referencia, The New American Poetry 1945-1960 (1960).
Madeline Gleason fue una de las fundadoras de la escuela de poesía de San Francisco de las décadas de 1940 y 1950 y promotora de los recitales públicos en torno a los que se gestaría el movimiento beat. Su obra poética se centró en temas míticos que contrastaban vivamente con la poética de factura libre de sus coetáneos, según se explica en WOTBG. Se subraya también su espiritualidad y su yuxtaposición de lo mundano y lo divino. Ambos polos se ponen de manifiesto en la selección de sus poemas, así como su oscilación entre el verso libre y las formas más clásicas. La misma variedad he querido que se reflejara en las muestras elegidas como ejemplo. 
La propia creación poética, sometida a esa tensión de lo divino y lo profano, es el tema del primer poema, cuyo título, The Interior Castle, nos remite directamente a la poesía mística española.







Traducciones y texto: Ignacio Villaro Gumpert




CASTILLO INTERIOR 

Ese invisible motor propulsado por palabras 
corre veloz, lento, entrecortado, nunca para, 
reuniendo y dispersando según pasa 
los pertrechos del alma. 

La inseguridad del poeta 
es su seguridad. 
El arrastrado paso de su mente 
hacia la máquina móvil 
la atrae para demorarse 
en el umbral 
de lo que ignora: 
el castillo interior. 
Penetra, halla el gran salón desnudo. 
Invoca allí a aquel árbol 
que da perlas por fruto, del tamaño de manzanas; 
se acerca al árbol, 
coge una perla, y canturrea. 

Un buen santo le ofrece instrucción 
para su guía, 
y Belcebú maestros 
en la lengua de la seducción. 
Ambos traen sus tropas y bagajes, 
una compaña de voces 
sonando al tiempo, 
celestes e infernales; 
una hoguera crepitante de palabras 
que se elevan, de incienso en un humo dorado. 
Santo y Lucifer combaten 
por ganar su lealtad. 
Durante la contienda, 
de un muro hace el poeta 
un espejo de invención en el que 
ver al niño que es 
calculando el momento de sus artes 
bajo el árbol perlado. 

El castillo interior 
en que moró Teresa 
y todos los destellos de su espíritu tocaron 
en acompañamiento riguroso, 
ése es lugar mismo 
al que acude el poeta; 
un lugar que es a ratos 
frío y cálido, 
ameno e intolerable. 
Con en su corazón de Venus el influjo 
y su cabeza bajo el de Saturno, 
se da muerte el poeta, para luego 
alzarse de entre los muertos, 
de un árbol escalar hasta la copa; 
mientras en torno a él 
allí, presentes todas, 
subidas al motor ese invisible 
propulsado por palabras, 
una compaña de voces. 
En un arrebato se hace torbellino 
girando en torno al espetón de sus rayos ardientes, 
y su canto encendido prende el salón en llamas.







THE INTERIOR CASTLE 

That invisible engine powered by words 
runs fast, slow, haltingly, never rests 
collecting and dispersing as it goes 
the soul’s furnishings. 

The insecurity of the poet 
is his security. 
His shambling mental movements 
toward the moving machine 
attract it to idle 
at the threshold 
of his unknowing: 
the interior castle. 
He enters, finds the great room bare. 
There he summons forth that tree 
of which the fruit is pearls, large as apples; 
he approaches the tree,
plucks a pearl and hums. 

A good saint offers instruction 
for his guidance, 
and Beelzebub tutors 
in the language of seduction. 
Both bring their troops and trains, 
a company of voices 
rattling together, 
celestial and uncelestial; 
a crackling bonfire of words 
rising in incense of golden smoke. 
Saint and Beelzebub contend 
for his allegiance 
During their contention 
the poet makes of one wall 
a mirror of invention 
to see the child he is, 
timing his wizardry 
under the pearl tree. 

The interior castle 
where Teresa stayed 
and all her spirit’s lightning played 
to rigorous accompaniment 
to that same place 
the poet comes; 
a place that by turns 
is cold, warm, 
pleasurable, intolerable. 
With the influence of Venus in his heart 
the influence of Saturn in his head, 
the poet kills himself, 
then rises from the dead, 
climbs to a tree-top; 
while around him 
there, all there, 
aboard the invisible engine 
powered by words, 
a company of voices. 
In a fury he spins himself 
turning upon the spit of his own burning rays, 
and in a passion sings the room ablaze. 





RENACER 

El valle y las colinas sinuosas 
se convierten en páramo baldío 
como un desierto, e igual de silenciosas. 
Ya no oye a la alondra del estío. 

No ve ya a la ardilla detenida, 
la cárdena ribera ahora se ha hecho 
lívidas lomas, del sol a la caída, 
navegando sobre un colchón de helecho. 

Se ve ahora mudo, ciego y desnortado, 
perdido en las tinieblas de su mente. 
Boca abajo tendido sobre el prado 
plancha las margaritas con la frente. 

No oye al viento tumbar la rama baja 
que se inclina hacia él en un reflejo, 
sólo un mundo que se hunde y resquebraja 
mientras su alma hace añicos el espejo. 





REBIRTH 

The valley and the rolling hill 
Become a landscape flat and stark 
As any desert and as still. 
He does not hear the meadowlark. 

He does not see the squirrel bound, 
The violet bank at sundown turn 
Into a rippling purple mound 
Moving upon a bed of fern. 

Without a compass, dumb and blind, 
Face downward in the field he lies, 
Lost in the darkness of his mind, 
The daisies pressed against his eyes. 

He does not hear the wind that bends 
The low bough towards him in the grass, 
But only his world that cracks and ends 
As his soul breaks its looking-glass. 





EL POETA DEL BOSQUE DE MUIR 

La paz se le ocultaba, 
a él y a su país 
como una estrella 
en un eclipse, 

y abandonó el poeta el lazareto 
del mundo, en que los suyos, 
el alma en bancarrota, se instalaron, 
para seguir su rumbo. 

Vagó durante días 
por el bosque, hasta perder la cuenta 
de cuanto del mundo había aprendido: 
todo era podre y hienda. 

Y atrajo a sí la paz 
de brotes y de helechos, 
de las hierbas en flor, 
de raíces y de brezos. 

Y estando en paz consigo 
le atrapó una ilusión: 
que el mundo estaba en orden, 
sin mal ni corrupción. 

Con hojas de laurel 
se hizo una corona 
y luego contempló 
en torno a sí las lomas. 

Ante el poeta aquel 
ante cuyos laureles 
no se postraba nada 
sino las ramas leves, 

descendida en el viento, 
una figura se aparece y dice: 
«Vuelve con los que temen 
sin saber qué temores les afligen 

»Quítate los laureles 
y vuélvete a tu hogar, 
salva a aquellos que habitan 
la casa del pesar. 

»Y dile a los amigos 
de que perdiste cuenta 
que sólo medio mundo 
es podre y hienda.» 

Se esfumó la figura 
y se quedó el poeta 
solo, pasmado, 
turbado en la maleza. 

Se dio la media vuelta 
pero en cuanto así hizo 
pensó en la roca, siempre cuesta abajo, 
del impotente Sísifo. 





THE POET IN THE WOOD 

Peace hidden from him 
 And his nation 
 Like a star 
 In occulation, 

The poet left the lazar-house 
 Of the world, where his friends, 
 Bankrupt in spirit, were encamped 
 And pursued his own ends 

Days he walked wandering 
 In Muir Woods, forgot 
 What he had learned of the world 
 That was all merd and rot, 

And drew peace to him 
 From ferns, delicate shoots, 
 Flourishing weeds, 
 Herbs, hedges and grass roots, 

And having attained self-peace, 
 Was under the illusion 
 That the world was in order 
 And the wicked no longer in collusion. 

He picked the leaves of a laurel, 
 With a wreath crowned him, 
 And considered 
 The small hills around him. 

Before this poet 
 Whose laureateship 
 Commanded nothing 
 But boughs that dip, 

Weighed down by the wind 
 A figure appeared and said: 
 “Return to those who fear, 
 Yet know not what they dread. 

“Take off the laurel 
 And go home again 
 Save those who live 
 In the lazar-house of pain. 

“And tell those friends 
 About whom you forgot 
 That only half the world 
 Is merd and rot.” 

The figure fled. 
 And the poet stood 
 Alone, stunned 
 And shaken in the wood. 

He turned to leave, 
 But turning thus, 
 Thought of that down-rolling rock 
 And helpless Sisyphus. 





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