lunes, 5 de noviembre de 2012

MYRIAM MONTOYA [8265]




Myriam Montoya, 1963, Colombia. Poeta y traductora. Vive en París desde 1994. En 2004, aparece una antología de su obra poética, Vengo de la noche/Je viens de la nuit, seleccionada por Stéphane Chaumet. Los dos libros precedentes Fugues/Fugas, 1997 y Déracinements/Desarraigos, 1999, fueron traducidos por Claude Couffon. Sus poemas se han publicado en diversas revistas en Colombia, Cuba, Francia, Marruecos, México, España y Canadá como también en antologías colectivas en Francia y México. 
Según Stephane Chaumet, traductor suyo al francés, “En la palabra de Myriam Montoya hay luz: no una luz cegadora, sino aquella de una mirada. Una mirada agua y sílex. La mirada de una mujer, mirada trans-lúcida, escapando al discurso social o político, sobre la mujer en exilio, sobre el mundo abandonado, sobre los ahogamientos anónimos en la oscuridad, las arenas del silencio, la reclusión, el miedo, la marcha sin fin… También sentimos la presencia de la infancia a través de la muerte que aquí no es un símbolo, la muerte palpable, una ciudad amada hundida en la violencia, Medellín, convertida en blanco mediático y en línea de fuego, donde la poeta hará su iniciación en el amor, la muerte y en la impotencia frente a la historia. Y el exilio; el salto que desgarra, la incomprensión. “Medir el ángulo de la caída. A las mujeres trashumantes” como lo dice en la dedicatoria de Desarraigos. Una poesía tan lejos del exotismo como del formalismo, poeta que sabe dar la palabra a aquéllos que no la tienen…”





EL RIZOMA araña un reducto de luz
La carne con un último rastro de vida
reposa en las gavetas de la Morgue
Las raíces perforadas con alambre dulce
regalan la magia del bonsái
Un gen bombardeado revela el misterio de la humanidad
el espasmo del cobaya el logro del experimento

La luz filtra el orbe delineando
rutas de mercaderías de armas y de narcóticos
Una mujer kamikaze se inmola
el Día del Perdón.





Todos sacudimos el árbol
Una lluvia de naranjas cae bajo la fronda
El cesto se llena
El fruto desborda en la palma de la mano
Brilla ahora en la sonrisa de los hermanos
El mayor hace malabares
El otro las parte en rodajas rociadas de sal o azúcar
Aquel come casco por casco
Los menores las chupan por el ombligo
Hasta el zumo último desjugado entre sus dedos
Mi boca se hace agua ante estas imágenes
Después de sacudir el recuerdo
El cesto queda vacío bajo aquel árbol.

De Ciudad transfigurada






Volar un metro sobre el suelo
Gracia concedida a quien persigue
El pez fosforescente
Que nada por las galerías de la vieja casa
Ver su aletazo de llamarada
Escapando en la oscuridad
Con la guía
De su estela

Visto el hábito blanco
De la muerte
Pero de mis manos
Sale el brillo
Y vuelo.

De Sueños y Epifanías







Vengo de la noche

Del rugido de fieras
acechantes
De la huida por mil puertas
de la oscuridad


Vengo del fuego
de los latidos del corazón

Vengo de los cánticos
del sueño

Del culto de los muertos

De los niños ocultos
entre los arbustos del crepúsculo

Vengo sola
agitando ramos
invocando rayos

Vengo de la noche que al fin
arroja sus lenguas fosforescentes

Vengo sola
cruzando la línea del tiempo
con el aleteo vibrante
de mi hermano en el espacio






I

Tomo tu pulso con blandas yemas
gong repetido
cuento milenios de gestación
la errancia de los continentes
gota repitiéndose
abriendo paso a la memoria
caudal de imágenes del animal que al erguirse
mirando el horizonte lanza la jabalina
y escucha el eco de su grito

II

Vienen en tu pálpito días de penuria
incesantes partos poblando el mundo
años puntuales de migraciones y olvidos
trote de recuas
ríos salidos de madre
la aprehensión de estampidas
raptos e incestos de lejanas teogonías
ascensos por escarpados riscos
hambre y sed bajo la canícula
el fuego y la clepsidra
la pleamar anunciando noches de naufragios

III

Me llegan de tu sangre
roncos tambores
imperios construidos sobre el lomo esclavo
preludios de guerra y muerte
cascos herrados y crines relucientes
heraldos del dios de la venganza

IV

Tus pulsaciones anuncian
yunques y martillos
engranajes y poleas


que no paran de multiplicarse
ráfagas de batallas
respiración de sobrevivientes
descuento retrospectivo del fin
el sonido
el silencio
multitudes amándose en el riesgo último
la mudanza de los cuerpos
buscando el acorde
el pasadizo al infinito







La palabra de la noche se eleva
sobre paredes y árboles
sobre el canto de los pájaros
sobre el bullicio de la muchedumbre

La palabra de la noche
se hunde tras los montes

Los labios de la noche
sella con besos el cansancio
la muerte transitoria
el dolor palpitante en las sienes

La palabra de la noche
enmudece las ciudades
silencia los trenes
aquieta las cosas

En los labios de la noche
silban monzones
se empinan las olas
se escuchan voces mayores

De Traces/Huellas  Editions L’Oreille du Loup, 2009







Cierva herida
(Frida Kahlo)

Frondoso sin duda el bosque
Soleado aun el instante
Diestros los invisibles cazadores
que te han saeteado

¿Fueron acaso dioses del azar
que así lanzaron sus rayos
trepados y ocultos entre los árboles
acechando el vuelo del ave
o la fuga del venado
en el claro de un recodo?

Herida allí
sangrante incólume
furtiva dama
cierva desdeñosa
y cornuda

Fiera tu rendición al dolor
entre árboles y ramas quebradas

Detrás las aguas de un lago
vasto jardín el de tu paraíso

De Fleur de refus/Flor de rechazo Editions Ecrits des Forges et Phi, 2009



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