sábado, 2 de febrero de 2013

ANGÉLICA MURILLO [9133]




Angélica Murillo (1976) nace en San José, Costa Rica. Es Comunicadora Social con énfasis en Periodismo de la Universidad de Costa Rica. Dirigió el Taller Literario Elipsis de la Universidad de Costa Rica (2006-2007) y fue cofundadora del grupo Poiesis (2002) Ha recibido una Mención de Honor en el III Concurso Internacional "La revelación" (España, 2009) y el Premio al Mejor Videopoema en el VIII Concurso Internacional de Poesía Breve "La Vanguardia" (España, 2009) Publica su primer poemario variaciones en torno a la trayectoria de una hormiga (2010)



Suiko-Tenno y Lu Yu frente al Templo Budista 
de Nara a la hora del Té 

"Japón, 606 d.C." 

Dispongo del abrazo para recibirte.
Preparemos
Lu Yu
el agua blanda
para el dragón negro
y el te rojo.
Lejos, el viento esparce por la tierra
lo grande y lo pequeño
la forma y el agua.
El agua que ofrece de su aliento:
La flauta de bambú.
La tinta de Gautama.
Nuestra pequeña tetera
color de arcilla.
El tiempo es propicio
y su vientre
3/4 partes del otoño.
Bebamos
Lu Yu
el dragón negro
y el te rojo.
El silencio es eterno.
Y el instante habla
por nosotros.






Al atardecer en City  Wild

"Caían, uno a uno los caballos"/ Arizona, 1872 d.C. 


1

En la vieja cantina
Forajidos
Jack 
el travieso impúber, el pequeño
le habló con la palma
recién curtida
a la hija de Billy
la triste domadora, la celeste:
--Ayer cumplí doce años... déjame ser tu vaca.
Y la hija de Billy, la triste domadora
la celeste
dejó su whisky
casi al borde
y le dio un balazo en pleno pecho.


2

(Calamity Jane)

Allá
donde la luna es un gorrión
y el árbol amarillo
busca en vano
el centro de la tierra,
no hay nada más profundo 
que el desierto.
Nada 
excepto el pan
tu sangre
y los ojos 
de mi caballo.





Susa I, 5 400 a.c

Sobre sus cabezas el viento
arrastra las hojas secas.

A escondidas, dos hermanos
unen sus labios
como Enki en el estanque.

Pero dos amantes idénticos
huyen siempre de su espejo.

Y por siempre
forman ondas
y unen formas
en el agua.

Suicidas

Sobre sus cabezas el viento
arrastra las hojas secas.






Perdí la cabeza (literalmente)
Buenos Aires,1941

Y aún llega el Androcéfalo a mi noche,con ése 
su linaje síncope de esdrújula conversa.

Yo era, su mascota futurista, su juglar 
sin epopeya.

Cirujano íntimo de sus dragones, mortaja 
siempre, de sus cadáveres ajenos. 

Yo Caballeros, soy miembro sin pena del club 
de contadores. 

Malversado -por más señas- Vivía con prodigios 
de bajo fondo. 

Pero él era demiurgo -también titiritero-
Juntos: la bacteria comecarne de los labios infantiles-

Aquél tipo -de la 3-A la Z- 
se llama Asterión y solo escribe ficciones. 

Pero yo prefiero deciros la verdad: esto 
es una celda.

Puede ser un manicomio, un burdel, una concha 
Ohhh sí una casa. 

Después de un non, de un sinsentido ya no será 
la imago de la muerte –solo en sueños-








Giro a la Izquierda

Tendí mi depre al son de novísimas estrellas
y sin pensarlo
rumbeé dos veces por el mismo bar.

A deshora, todas las puertas están cerradas.

¡Hey camarada!
Otra copa para el zarpe de mi sombra que se va.

Que se ha cansado-dice- de tanto suelo
y de gastarse las medias 
con el propio zapato de Vallejo.

Si mal no recuerdo te mal recuerdo:
Octubre y yo nos entendemos.

Y ya no escucharé ésa tu voz
encinta que paría me debes veintisiete años,

un día de sol y un viaje en autopista,
-por aquello, de que amanezca más temprano-

Porque si no eres en ¿qué te empeñas?
cuando no se es lo que se marcha.

¿Verdad que ya te ibas?
Ya es hora de que te vayas.

Y nos fuimos...
Tendiendo al son de novísimas estrellas.

Y como a un cristo silente nos condujo.

Giro a la izquierda.






Sobre el amor filial –y otras desviaciones-

Dónde está el auto 789 y el hijo cínico, filósofo de buen vestir.
Hace un minuto era un niño y bajaba la pendiente de la mano.

Pero su padre -esquizoide universitario-
le apartó de su mejilla con un gesto
que nada tiene de cortés.

Cortéz al menos era un granuja y su caballo
hacía agujeros negros y uno que otro
ojillo de alfiler.

Con tan hermoso instrumento podríamos jugar.
Yo seré el Marqués -De Sade por supuesto-
Vos, mi fiera predilecta: Lautrémont.

Y desde la cabina
donde inmolan a las putas -por cobrar-
citaremos a tu padre y ya verás...

Le pintaremos con sangre
las uñas de los pies.








Tu melena de Melusina

El mejor de los posibles vegetales carniceros
tu cabellera -blanda y tibia-

La conocí cuando era niña
cuando apenas crecían sus primeros dientes.

Para entonces, solo gustaba del targuá
y de uno que otro conejillo de indias.








Obituario


Al taxidermista de los cuadros por encargo
le han dado muerte las damas de Aviñón.

Era amante de los clones y los virus de Morel.








Bohemia del mal amor


Qué fácil fue tu amor, qué triste
y yo que te decía: no me ames.

Fue la noche en que ya madura
el hambre pastaba en el bulevar.

Camino sí por la avenida
mientras un niño...

–¿Era ayer cuando nacías?

...hace malabares con brazos
y un corazón anciano.







El Contrabajo

Soy el contrabajo de las tristes avenidas.
La enfermedad del sueño en do menor.
El cadáver invisible de los días.
Ya no soy.

La multitud felice del amor.

¡Ay!, la mi desgracia. Mi fa, mi dama,
mi bello sol. Compuso un solo para su gamba.
Y eso es todo.

Murió el amor.






Lírica,1800

Yo quiero ser la pasajera
la semilla oculta de los vientos
y caer del sueño hacia la tierra
como sueña la hoja su regreso.

No quiero.






Delfos, 28 de mayo de 585 a.c

A Josu Landa

Sophia mía, las aves en celo y en el jardín: Bilitis
ha besado el labio donde se posan los versos de Safo.

Amiga mía, del aire que deshace, del agua siempre,
no es preciso hallar camino para huir del tiempo.

Mira en torno la mecánica celeste, el laurel florece
de nuevo, y en la arena, los atletas pitios disputan su corona.

Pero de todos los enigmas que el Oráculo de Apolo le confirió
a esta esclava de Dionisio, ninguno regresará a los muros de Delfos.

He visto sucumbir imperios que no creían en la muerte, he visto
a los amantes del espejo y el doble anillo exigir su sangre.

Pero yo sé que somos con la libertad de las ondas lunares,
con el fuego de los cataclismos hace tiempo sucedidos.

Tales no predice, no dice que la Diosa volverá y el agua
tomará su antigua forma para librarnos de este sueño.

Semejantes a Perséfona, a Atti, a Penélope, en estado de vigilia
iniciemos, el ritual de Tetis y Deméter, la de brazos como espigas.

Dulce es la espera cuando el destino ha empeñado su palabra.
Dejemos, que en la arena, sigan su juego los atletas. Pitonisa.






Tiempo

Más ligeras que la sal
provista del vuelo
de las naves siderales

somos

segundos de un espacio
donde crecen
el árbol, el camino

el viejo

que huye de una ciudad legendaria
y que por esas cosas del azar
vuelve al punto de partida

solo

para descubrir
que no hay parábola posible
cuando

ese puente

que de uno a otro punto
va de la nada alabismo
es un puente

ficticio.

Y son los puentes que nos llaman
una araña que desteje
fragmentos de lo oscuro.

Como el amante solitario

es el puente que cruzamos
el árbol, el camino,
y el viejo que olvida

en la estación

para qué lleva el pan
para quién... si un día
podría cruzar la ciudad

podría volver

a casa
donde la campana de la cena llama...
Abres la puerta y no hay nada.

Nadie

tampoco te esperaba,
lejos, esa luz que ciega avanza
ese puente que

sueña

toros perdidos, odalisca sin alas
y una madre gimiente
por su hijo

que un día

cruzó la calle
cruzó los puentes
los laberintos

cautivo

solo, para comprobar
que el árbol, el camino
y el viejo que huye

no sabe

que de uno a otro punto
está la cena
que le espera

de tan largo viaje.






Crónica de un Absurdo

Hoy, a las 3 de la tarde

La única tarde
en que llegó el amor
a visitar mi casa
no me di por enterada.

Fue una tarde
ya muy tarde
para la tarde
única
en que decidí
—ya tarde—
que era tarde
si de verdad
te amaba.






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