domingo, 12 de julio de 2015

STELIOS KARAGIANNIS [16.536] Poeta de Grecia


STELIOS KARAGIANNIS 

(1956)
Poeta, ensayista y traductor, que nace en la isla de Samos. Doctor en Filosofía por la Universidad de Ioánnina con una Tesis sobre José Ortega y Gasset. También ha cursado estudios de postgrado en el Dpto. de Teoría de la Literatura de la Universidad de Granada. En 1997 publicó en Atenas el libro de poesía: El discurso relevante. Ha traducido a Joles Sennell, Graciela Montes, Rafael Estrada, Ricardo Alcántara, Jun Farias y Gloria Cecilia Díaz, entre otros. Poemas suyos han sido traducidos al español, al inglés y al alemán. Es Consejero de Educación en el Ministerio de Educación Griego e imparte Literatura Española en la Universidad Abierta de Grecia.


Selección de Dimitris Angelís y Virginia López Recio   
 Prólogo y traducción de Virginia López Recio  
http://www.omni-bus.com/n50/sites.google.com/





LOS MITÓGRAFOS

Vivía entonces en el piso más oscuro
del poema –y para que no se me malinterprete −
quiero decir del extraño poema
que aún no he escrito;
por las noches llegaban imprevisibles
mis amigos los viajeros,
                               entre ellos
también Odiseo.
                               Llevaba siempre una
Indumentaria deshilachada – no pensé jamás
en el motivo −se echaba entonces
                                               frustrado
en un sillón y empezaba a fumar
con ansia su cigarrillo.
                               Por qué me atormentas
por las noches con estas historias
fantásticas tuyas -me decía-,
                               deja por fin que viva también
yo
mi propia vida, la verdadera.
En cuanto a mí, por supuesto, no lo escuchaba
en absoluto; como hechizado le hablaba
de Tenysson, de Joyce, de Cavafis.
No me confundas más con los mitógrafos, me decía,
ellos han arruinado mi vida.





LOS DOS FUNÁMBULOS

Lo sabes, no es el miedo lo que me asusta, se volvió y dijo el funámbulo joven al mayor, allí en lo alto, en el trapecio, bajo la bóveda del music-hall. Lo sé, dijo el otro inquieto, habiendo clavado ya su mirada en la grada. A este miedo ya nos hemos acostumbrado. La cuestión son sus ojos insaciables.



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