jueves, 7 de agosto de 2014

ROBERT SCHINDEL [12.723]


Robert Schindel

Robert Schindel (Bad Hall, 4 de abril de 1944) es un escritor austríaco.

Hijo de judíos comunistas, nació en 1944 en Bad Hall. Su padre, René Hajek, murió en el campo de concentración de Dachau el 28 de marzo de 1945 y su madre, Gerty Schindel, sobrevivió a los campos de concentración de Auschwitz y Ravensbrück, por lo que pudo regresar a Viena y reencontrarse con su hijo en 1945.

En 1959 abandonó el Gymnasium y empezó a trabajar de aprendiz de librero en la editorial Globus-Verlag en Viena. Despúes viajó a París y a Suecia, donde desempeño distintos oficios. Fue miembro activo del Partido Comunista de Austria entre los años 1961 y 1967.


Canción de amor 19 
(Tenemos siete vidas)

Debemos ser cuidadosos amor mío
Nuestro principio de realidad lo exige
Nos amamos con locura, querida
Y podemos acabar resignados en la tierra

Tenemos siete vidas
Podríamos descuidar la primera
Darle rienda suelta a los sueños en la segunda
Derrochar con miedos fantasmales la tercera

Desgastar ideológicamente la cuarta
Destrozarnos con la quinta
Luto eterno, la sexta

Convertirnos, finalmente, en humo en la séptima
Pero como no le hacemos falta a ninguna
Debemos ser cuidadosos amor mío.

© Traducción: Enrique Moya, Iguaraya Saavedra, 2011




Nubes

Hablo del asesinato de seres humanos
Érase una vez un humo que se convertía en nube
Por debajo las terneras pastan antes que se las coman
Por arriba la ternera se convertía en ternera
Hablo además del asesinato de seres humanos

Por arriba la palabra preside el patio
Érase una vez una idea que se convertía en nube
Por debajo los hijos pastan antes de...
¡Mirad los hijos de los hijos!
Érase una vez un hijo que se convertía en hijo
Hablo sobre las palabras en sus patios

Hablo del periódico que me desgastaba
Érase una vez una tinta que se convertía en hombre
Por debajo él ata las cadenas
Antes de ver el invierno
Érase una vez un niño que se convertía en ternera
Por debajo hablo del periódico que me desgasta

Por arriba la muerte de las palabras
Érase una vez una idea que se convertía en humo
Por debajo un invierno
Que mira a los hijos de los hijos
Érase una vez la muerte que se convertía en nube
Hablo del asesinato de seres humanos

© Traducción: Enrique Moya, Iguaraya Saavedra, 2011






En el vaivén

En el vaivén
Cuando a la gente
las palabras se les caen de la boca
Y a unos provocan,
O tal vez no

Me pongo de cuclillas en la calma
Mis orejas apretadas
A cada lado del cráneo, y en caso
de que el viento del oeste sople
Mis narinas 
involuntarias se mueven y me giro
dando espaldas al viento

© Traducción: Enrique Moya, Iguaraya Saavedra, 2011



Robert Schindel nació en Bad Hall, Alta Austria, el 4 de abril de 1944, cuando su país se hallaba bajo el dominio nazifascista. Su padre murió en un campo de concentración, mientras que su madre, activa participante en la resistencia austríaca, logró sobrevivir. El pequeño Robert debió subsistir en un orfanato hasta poder reunirse con ella.

Tras un aprendizaje como librero, y obtenido el bachillerato, Schindel realizó estudios de Filosofía y Pedagogía. Se desempeña como escritor independiente desde mediados de 1980. Reside en Viena. Los contenidos de su poesía abarcan un espectro que va desde el amor hasta las guerras más recientes y otros temas de actualidad, sin olvidar el Holocausto y sus indelebles secuelas en quienes lo sobrevivieron. Ha publicado, entre otros, los poemarios Ohne Land (Sin tierra, 1986), Geier sind pünktliche Tiere (Los buitres son animales puntuales, 1987) e Immernie (Siempre nunca, 2000), así como el volumen de cuentos Die Nacht der Harlequine (La noche de los arlequines, 1994). Textos suyos se incluyen en la antología Poesía alemana contemporánea (Editorial Arte y Literatura, La Habana, 2003).

(Olga Sánchez Guevara: Selección, traducción y presentación)




Desde el musgo de cavernas en los noventa

Desde el musgo
de cavernas en los noventa
la cabalgata de palabras
que aún me habita

Cielos que descienden
buscan el reino terrenal
lo que sigue sangrando
en el silencio

Mientras tanto
ante cualquier desgarradura
cantamos todavía
nuestro sin embargo






Veintitrés años

Una crónica según R. Hilberg

1

En el encuadre de Galitzia arrasado por el viento
del poblado de Nuncamás sacaron los amos
a los judíos y hasta la linde del bosque
allí quienes habían cavado ellos mismos las fosas
en las que fueron muertos a tiros y hacinados

Estaba un soldado de pie cuando la multitud judía
tuvo que desvestirse y después pasar por su lado
y tenderse obedientes junto a los cadáveres
de papá y de mamá para que disparase sobre ellos y otros

Una muchacha rubia de cabello bastante largo
pasó junto al soldado lo miró y después
comenzó con sus dos brazos delgados

a señalar hacia su propio cuerpo patética indicó
abajo a su cuerpo desnudo mostrándolo al soldado
y dijo: veintitrés años

2

Agitó su cabello un soplo de viento el soldado
de la Wehrmacht poco mayor que la muchacha
hasta vio fulgurar los vellos del pubis
y después le disparó en el vientre

3

Hoy el hombre es muy viejo y grande la familia
en torno suyo y pronto morirá. Entre todos los números
recuerda
muy bien el veintitrés porque esa cantidad de nietos
tras una vida realmente laboriosa
le ha traído en verdad un invierno apacible




Reflexión cotidiana

Reflexión cotidiana. Diariamente el abrirse
de los ojos. Insípida la luz de la mañana
avanzando oscilantes los testículos inclinado adelante
el cuerpo erecto, pero nuevo
el vientre que saliente se abalanza, así se ducha
en tanto entra lo que yace ante los ojos.

Una vez más alguien en Bosnia tiene su intestino en el brazo
una vez más fluye la lluvia no al terruño sino
a familias enteras en la garganta
una vez más de la Edad Media viene la enfermedad
al banquete con flamante sida nuevos viejos hombres,
redoble de tambor
y videoclip unidos una vez más
la nación llama a los vivientes a la tumba.

Reflexión cotidiana, la mirada en asombro
una tonada de los labios, vestido
un cuerpecillo cruza y recorre la calle
como siempre el par de testículos tranquila el alma al paso
en el cielo se encrespa el cotidiano sueño
transita las mañanas como cúmulo

Todavía mis labios besan tus labios
Todavía nuestro futuro nuestro alfabeto del amor
Todavía estas líneas que siguen a las otras
Todavía me apego firmemente a mi nombre

Una vez más alguien se acuesta con Todavía
Todavía sueña el una vez más sueño
Reflexión cotidiana y de noche el cerrarse
de los párpados. Quieto va amaneciendo el día.





VORM ABSTERBEN 3

So nahe vom Unabänderlichen
In geschickter Nachbarschaft
Zum Erstarrten wirbelt
Mein Nachlassleben durch
Die Vorläufigkeiten
Schlafkristalle schließen
Die Tagträume weg





DUMME LIEBE 2

Einerlei gefletschtes Innesein
Das schwimmt, das hält sich
Am Ununterbrochenen fest

Du. Mein gemaserter Sinn
Du, marmorgekörpertes Scheinen
Ich. Eingesperrt in der Aussenheit
Schicke mein Wort. Schicke und schicke






GESCHICHTSZAUBER

Wenn wir mit all unseren Gliedmaßen nach
Weimar fahren im Mai, dann kostet das was
Dann kostet das was

Weimar ist wohl das Klugstädtchen aus der Büchse
Mit Legendenfurzen und Knochenmühlen im Umland
Knochenmühlen im Umland

Auf dem Weg dahin mittels Eisengleisen
Zahlt jemand vorher schon, was er nachher erleidet
Zahlt vorher schon nachher

Nach Weimar fahren, statt in Birkenau bleiben
Im „Elefanten“ speisen, statt aus den Wolken scheißen
Das kostet doch was, das ist doch was





PECHBLENDE

Und während draußen ununterbrochen
Gebrochenes einherschüttelt bis es
Türen zuwerfend und Luster schwingend
Ins Zentrum des bangen Herzens hereinbröckelt

Ziehen die bodenlosen, die Wolkengauner dahin
Verziehen der Natur deren Antlitz zur Tagesgrimasse
Mögen hinter den Zwergen, den Seen verschwinden

So dass Dunkelheit wie die Zipfelmütze
Und Kälte wie die Müdigkeit einer
Großen Gemeinde sich über das Beben,
Das krampfige Land legt. Stare entfliegen.






VERSUCH ÜBERS WEINTRINKEN

Still ist der Wein
Der vor mir im Kelch
Sich kräuselt denn ihm graut
Dass ich ihn alsogleich
In meine räudige Gurgel schütte

Unten ist er und die Sekundenzeiger
Auf den Uhrtürmen der Welt bleiben stehn
Wolkenformationen fetzen durch mich
Nehmen meine Wortseele in ihr Zentrum
Und regnen sie ins abgeschiedene Tal






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