lunes, 20 de agosto de 2012

7464.- MARIE-PAULE LAVEZZI





Marie-Paule Lavezzi
Apenas nacida en Marsella en 1945, su familia se traslada a Sartè, al sur de la isla de donde su madre es originaria, siendo su padre del norte de la isla. Deja Córcega con 17 años para estudiar letras clásicas en Aix-en-Provence y consigue un puesto en el sur de Francia. Se relaciona con círculos literarios y regresa en 1984 para enseñar en un instituto en la ciudad de Aiacciu, donde sigue viviendo. Aunque el corso es su lengua materna, nunca dará el paso cuando el renacimiento cultural (riacquistu) fomenta una nueva literatura, prefiriendo expresarse en francés. No obstante, su universo, profundamente isleño – “Fuera no existe”, dirá en uno de sus versos – alza una voz entrañablemente radicada en la tradición del lamento. Es autora de seis poemarios, los dos primeros publicados en el continente  Source des regards (Manantial de las miradas, 1974, y Les Yeux du vent (Los ojos del viento, 1979, los cinco últimos en editoriales corsas  Le Chant des brodeuses (El canto de las bordadoras, 1988),  Le Soleil sur le poing (El sol en el puño, 1995, Monologues (Monologos) 2000,  Le Livre ouvert (El libro abierto, 2003) y  Le projecteur obscur (El oscuro proyector) en 2007.



Alia

Mi libro se cierra 
su autor me mira y abandona el polvo 
donde no cesa el murmullo de los antiguos recuerdos

Nunca amansado de verdad
el calor duerme entre brasas

y la espiral de tinieblas
enlaza mi tejado con estrellas
retraídas en el vellón frío 
de una larguísima noche de invierno


*


El brezo se deshace
un viento frío monologa
en la encrucijada desierta
y pienso en mi madre
en los que esperan con ojos abiertos

al fondo de un cementerio 
donde hay velas que alumbran 
a los silenciosos habitantes del sueño

En los libros antiguos mueren héroes
o buscan patria en orillas
lejanas donde florece el asfódelo
y un mar embravecido se reúne con el color a sal del cielo


*

France, viejo buque, veo tus sueños 
en torno a la piedra blanca
donde ángeles rebelados alumbran mi reposo

Tus libros abiertos como alas 
entremezclan tus mundos con los nuestros  
en la cabecera de la memoria

Y en los peldaños de un Tiempo Perdido
el eco de algunas páginas trae a la memoria
a tu doble dormido
en los confines de la tierra

Ante el alma adormecida
lejos de toda luz
las vidas de antaño nos llaman

Con hatillo ligero
y ojo distante
como un sueño
sale un hombre de su jardín
bajo el sol

La memoria me ha dejado una tierra en herencia 
Allí hay juncos 
que ocultan la hierba negra
donde las fuentes tiemblan 
para apresar las miradas


*


Tras la empalizada
grandes mimosas recuerdan
El pájaro ligero no puede inclinar
el platillo de la balanza
que no desequilibran 
las sombras de la noche

Cercan mis párpados 
el hollín y el sueño
al acecho de este silencio
que hace vacilar la luz

El espíritu del viento tantea y vuelve lentas las palabras
en esta trama oscura
donde se hace el poema


*


A veces la juventud aún da señales
es esa nube que cubre las viñas
cuando una luz equívoca
desplaza las sombras
acerca el cielo

Una corriente fría venida de lejos 
atraviesa la casa
y los libros rebeldes
en sus estantes de roble
ahuyentan los viejos miedos

Entonces seguimos 
el río extraño 
animando sueños 
que creíamos muertos





El rostro es máscara
tras la que vive la mirada
del poema cautivo en el cuerpo

Su mano empuja la mía
y abro mi ventana
a un viento prendido en la enramada
que roza la persiana 
como un animal familiar

La necesaria cordura
bulle con el silencio
en el seno arenoso del poema


*


Viajera del tiempo
descubro las rutas
que guardan la huella de cada día

Fraguas de ruidos nítidos
dan su fuerza a la luz
el ojo de los caballos trae
la magia de los caminos
donde la hierba adormece 
a un viento con nostalgia de cielo

Y los pájaros urgidos por la vida 
cruzan altos árboles 
rubios como el sol


*


De vuelta del lavadero donde su sombra ha caído
con la fatiga de la tarde
las mujeres se demoran
y toman sitio entre esas horas
en las que los colores se imprimen
con la fuerza de su alma

Tienen en la mirada
la chispa 
que aleja al mal

Algo de su sabiduría ha debido entrar en mí
y busco huellas
en medio de los plátanos
que arrojan al cielo
la certeza de los días en calma 



*


Los guardianes sonrientes borran fronteras
Entonces el mundo crece aún más 
las estaciones se sacuden la crin 
de hierba brillante en la que se desliza el cielo

La savia se da a los perfumes
a las mimosas
a la luz

Somos inmortales y seguimos el río
que recubre el centro    
de los sueños oscuros y del mar


*


En el centro de todos los mundos
que la casa envuelve
las cosas se abren a sombras 
que una exigua lámpara 
ofrece a nuestra memoria

Los morillos semejantes
guardan el sueño extraño
de una brasa dormida

Rosal que trepa 
y se transforma 
en resplandor de misterio 


*


Y agujas negras 
forjadas por las tormentas
esparcen las horas en los límites del cielo

En el viejo cementerio
la noche absorbe cada llama
y los muertos están solos      
bajo el bastidor de estrellas
donde se escabullen viento y niebla

Y pienso en el poema
en el aliento negro llegado de lejos
para deslizarse entre las palabras
que serán su propio cuerpo


*


Bajo los pilares frágiles de un día de invierno
una tormenta inmóvil
oscurece las alas de la luz 

Fríos mundos se agolpan 
tras la enrejada del cielo
la lluvia ciega resbala
tropieza el viento y huye la hierba

Al borde de la tumba vacila la llama
ella es la mirada
el aliento exhausto de los muertos

(De El libro abierto)







SECRET

L’obscure patience des abeilles
entoure le poète
qui entraîne la terre
et passe lentement
image floue sortie du rêve

Il n’y a qu’un visage
et il change sans cesse
comme tous ces reflets
où s’apaise la mer

Secret perdu de la lumière
le rouge-gorge mêle
la fleur sauvage à ce mystère


Marie-Paule Lavezzi, Le Projecteur obscur, Colonna Édition, 
Collection Poésie, 20167 Alata, 2007, page 38. 





Monologues / Marie-Paule Lavezzi. - Ajaccio : La Marge, 2000. (Poésie).
ISBN 2-86523-142-9
Marie-Paule Lavezzi convoque quatre voix féminines qui, tour à tour, 
disent la Corse.


NOÉMIA

Je dors les yeux ouverts
et parle d'un pays lointain
d'où les miens sont venus jadis,
entourés de mystère.

p. 9





EUMÉNIA

Et je pensais aux voyageurs
oubliés de ces femmes en deuil
qui entouraient de rubans neufs draps blancs
et vieux papiers
dans leurs sombres armoires.

p. 30





LIA

Et dans ce labyrinthe
où des pensées aveugles
se déplacent sans fin, je rencontre des gens
qui m'entourent
et qui me ressemblent.
Je me découvre dans ces regards.

p. 48






THÉA

On me nomme Théa ou alors l'étrangère.
Ma robe est noire, ma peau d'argent.
Je parcours une ville où je vis prisonnière
et les gens que je croise
sont des reflets venant vers moi.

p. 55




No hay comentarios:

Publicar un comentario