viernes, 8 de abril de 2016

HORACIO MENDIZÁBAL [18.396]


Horacio Mendizábal
Poeta afroargentino
Horacio Mendizábal murió muy joven (1847-1871), durante la famosa epidemia de fiebre amarilla, uno de entre los clásicos tópicos que explicarían la presunta desaparición del negro en el país. El poeta falleció dando el ejemplo, ayudaba a otros durante dicho episodio. A propósito, la solidaridad es un valor que exalta su poesía, esta última entendida como un arma para la reforma social.

“Ah maldito, maldito mil veces
Seas blanco sin fe, tu cruel memoria
Es eterno baldón para tu historia.”

(Horacio Mendizábal, 1869, poeta afroporteño)


Uno de los dos volúmenes de poesía publicados por Mendizábal, Primeros Versos (1865), contiene un bello poema intitulado “La libertad”. En una de sus estrofas, el poeta escribió:


Esa que pisa con su noble planta
al déspota, levanta al oprimido.
Esa por quien se vierte sangra tanta
se llama Libertad. ¡Nombre querido!


El autor coincide con Elejalde, ambos en posición de “parias” en la sociedad de entonces, en el reclamo por la situación de los compatriotas afroargentinos. De todos modos, este poema amplía el arco de personas incluidas, puesto que el grito de libertad se dirige a toda persona esclavizada y colonizada, sin importar el color de su piel o procedencia social. Además, Mendizábal rindió homenaje a uno de los oficiales negros, personajes rotundamente invisibilizados por la historiografía oficial y cuyo aporte a la patria fue olvidado, como en general ocurrió con todos los afrodescendientes que combatieron. Se trata del coronel José María Morales (1818-1894), en el poema “Conmemoración de la batalla de Cepeda”, escrito cinco años tras ésta, en 1864.


Un lustro hoy há, señor, que valeroso
el abrazo fuerte de feliz guerrero,
pujante y altanero,
en el combate rudo, pavoroso,
golpe fatal, horrendo descargaba
a su rival, que el lauro disputaba.


Anhelando sueños de reforma social, Mendizábal reflexiona sobre la condición de los de su clase y propone un panorama armónico, una versión romántica de un mundo idealizado, en el cual los negros no son excluidos. Así se lee:


Allí, el negro que nace
sobre las playas de quemante arena,
sin que férrea cadena
de traficante vil, ruda amenace,
goza plácida dicha
goza, cual todos, sin haber desdicha!


La estrofa anterior compone la visión ideal de un mundo muy distinto al que debió padecer el autor. En relación al racismo, Mendizábal comenzó su otra colección de poemas, Horas de meditación (1869), en la introducción con una crítica áspera al mismo y a la invisibilidad a la que fueron sometidos los afroargentinos como él. Con la rabia que acompaña su prosa, alecciona a otros para que sigan su ejemplo: “Poetas, vosotros que buscáis la libertad, que rendís culto á la justicia, defended á esa raza desgraciada y sereis bendecidos.”. En los inicios de la obra, Mendizábal desarrolla el poema “Mi canto” en que expone con zozobra su pesar por ser negro a partir de la discriminación y el maltrato que recibían los de su raza. Se reproducen dos estrofas:


En medio de mi pueblo estoi aislado
Porque donde mi cuna se meció,
con ímpetu arrojada de su lado
una raza de parias ha quedado
i a aquesa raza pertenezco yo. […]

I en escuela, en la calle, donde quiera
i aún en el templo do se adora a Dios,
son nuestras hijas la irrisión primera.
I a nuestras madres el sarcarmo espera
i el insulto i las burlas a las dos!


También Mendizábal fue más allá de la problemática local. En dos poemas avanzó sobre la temática de la conciencia negra en América. Uno es “Plácido”, de carácter biográfico y escrito en homenaje al poeta afrocubano Gabriel de la Concepción Valdés (1804-1844), líder de la conspiración de la Escalera, una de las grandes revueltas de esclavos en Cuba en donde Valdés encontró la muerte tras ser reprimido el movimiento. El otro es “Lincoln”, alabando la figura histórica de Abraham Lincoln, considerado el garante de la liberación de los esclavos norteamericanos. De este último, el poeta argentino sentenció:


¿Quién el grande demócrata valiente
que del esclavo quebrantó los grillos,
y al trozar para siempre sus anillos
dobló angustiado la inspirada frente?
¡Lincoln! ¡Lincoln! él fue quien poderoso
del polvo alzara una afligida raza,
sintiendo en premio traspasado el pecho.


http://www.afribuku.com/la-literatura-que-no-cuentan-poetas-afroargentinos/

* Omer Freixa.  Historiador africanista argentino. Profesor de estudios de Asia y África en la Universidad de Buenos Aires y de historia americana y argentina en el Consejo Superior de Educación Católica. Especialista en estudios afroamericanos y docente en posgrado de la Universidad Tres de Febrero. Colaborador free lance en diversos medios gráficos y digitales. Twitter: @OmerFreixa





El conflicto en la sociedad argentina también apareció en un poema de Horacio Mendizábal, titulado “Libertad”*:

Esa firme vista y que atrevida
Alza la frente llena de altivez,
Esa que suave hace agradar la vida
Electrizándonos su brillantez.

Esa por quien pelearon nuestros padres,
Esa celeste Diosa de bondad,
Esa que amaron tanto nuestras madres
Es la sublime, ¡bella Libertad !

Esa que pisa con su noble planta
Al déspota, levanta al oprimido,
Esa por quien se vierte sangre tanta,
Se llama Libertad. ¡Nombre querido !

Vosotros, pueblos oprimidos lanza
El sacrosanto grito “¡Libertad !”...
Que do el cobarde en su terror no alcanza
Llega del noble la heroicidad.

* Mendizábal, Horacio, Primeros versos, Imprenta de Buenos Aires, 1865, pp. 5-6. [Negros en Argentina: integración e identidad.              Por Jean Arsène Yao]





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