domingo, 10 de mayo de 2015

FERNANDO SÁNCHEZ MAYÁNS [15.915] Poeta de México


Fernando Sánchez Mayáns

Nació en Campeche, Campeche, el 1 de mayo de 1924; murió en la ciudad de México, el 27 de diciembre de 2007. 

Poeta, dramaturgo y diplomático. Estudió letras españolas y francesas en la UNAM; fue becado por el gobierno de Estados Unidos para estudiar en Harvard, Yale y Nueva York. Representante de Prensa del INBA. Coordinador del Departamento de Literatura del INBA. Secretario de Acuerdos Presidenciales del Ministro de Educación Pública. Secretario Particular del Director General del INBA. Agregado Cultural de la embajada mexicana en Guatemala. Jefe del Departamento de Danza en el INBA. Subdirector de la Escuela de Teatro del INBA. Agregado Cultural de la embajada mexicana en Roma. Director de FONAPAS en Tijuana. Cónsul General del Consulado Mexicano en Barcelona. Cónsul General del Consulado en Miami. Maestro de literatura en la Escuela Preparatoria de Tijuana. Maestro de historia del teatro en la Escuela Teatral de México. Maestro de Cursos de español para extranjeros en la Universidad Iberoamericana de México. Maestro de historia de la literatura mexicana en la Escuela de Arte Dramático en Guatemala. Asesor literario de textos especiales en Televisa. Maestro de la SOGEM. Impartió cursos de literatura mexicana en las Universidades de Pisa y Boloña, Italia. Premio Fiestas de Primavera del DDF 1951. Premio Nacional de Teatro 1951 por Decir lo de la primavera. Premio de El Nacional 1959. Premio Juan Ruiz de Alarcón a la mejor obra del año 1960, por Las alas del pez. Premio Nacional de Teatro 1962. Medalla de Oro otorgada por la Asociación Nacional de Escritores de México, 1962. Medalla de Oro otorgada por la Asociación Nacional de Compositores de México, 1962. Premio Nacional de Poesía 1963. Medalla Moliere de la Alianza Francesa de Guatemala C.A. 1975. Comendador de la República Italiana por su producción cultural, 1975. Orden de Quetzal otorgada por el Gobierno de Guatemala C.A. por su labor como promotor de la cultura mexicana en el extranjero, 1976. En 1994 recibe el Reconocimiento del Honorable Consejo Consultivo de la Ciudad de México en sala de cabildo; recibe las Llaves de la Ciudad, participando el Colegio de Ingenieros Civiles y el H. Ayuntamiento de Naucalpan de Juárez 2º. de México, presidente municipal Lic. Mario Ruiz de Chávez entrega reconocimiento por el Legado Cultural. Homenaje y nombramiento de Hijo Predilecto 1995 por el Gobierno del Estado de Campeche. Homenaje del INBA y CONACULTA por su labor de promotor de la cultura y trayectoria como poeta y dramaturgo, 1995. Reconocimiento de la Universidad de Campeche por su trayectoria y obra literaria 2000. Diploma de la UNESCO-International Theatre Institute en el Día Mundial del Teatro 2002. Medalla San Francisco de Campeche 2004. Medalla de Bellas Artes 2004 por su trayectoria como poeta, dramaturgo y promotor de la cultura mexicana en el extranjero. Reconocimiento de la SOGEM, en 2004, por su trayectoria como dramaturgo y promotor de la cultura mexicana en el extranjero. Medalla Justo Sierra Méndez 2005 en el Homenaje del Pueblo y Gobierno del Estado de Campeche. Homenaje en la XXIII Feria del Libro de Tijuana 2005. Colaborador de América, El Nacional, Excélsior, Metáfora, Novedades, Prometeo y Revista MÉXICO (Roma). Se han puesto en escena sus obras: Las alas del pez, 1960; Cuarteto deshonesto, 1962; El pequeño juicio, 1968; Un joven drama, 1966; Un extraño laberinto, 1971 (Roma, 1976); La violenta visita 1971 (Roma, 1974); La bronca, 1982; Sentencia conyugal, 2002. Algunos poemas y obras de teatro aparecen en: Poemas. Elección de los presentes, 1955; Antología de Obras en un acto, Ediciones Finisterre, 1966; Teatro mexicano, Aguilar, 1971; Teatro mexicano, IV volumen, FCE, 1969.


Obra publicada

Ensayo: Enrique González Martínez, IMC, 1961. || Rastros literarios, CONACULTA/El Equilibrista, Hora Actual, 1997.

Poesía: Acto propicio, Colección Metáfora, 1958. || Once sonetos, s.p.i., Roma, 1974. || 18 Pronunciamientos, s.p.i., Roma, 1976. || Once sonetos y 18 Pronunciamientos, Barcelona, 1980. || Poesía 1951-1981, Plaza & Janés, Barcelona, 1982. || La palabra callada. Poesía 1951-1988, Plaza y Valdés, 1988. || La muerte de la rosa, Papeles Privados, 1991. || Experiencia del silencio. Cincuenta sonetos, FCE, Letras mexicanas, 1998.

Teatro: Las alas del pez, De Andrea, 1963. || Teatro Mexicano. Sánchez Mayáns, Escenología, 1995. || Tres obras de teatro, CONACULTA, Lecturas Mexicanas, 2000. || Teatro completo, CONACULTA/Escenología, 2004.

Varia invención: Prefacio (edición italiana de los poemas de José Gorostiza), Instituto Cultural Ancona, 1974. || Cultura Gastronómica de México, Colegio de España, Madrid, 1982. || La cocina y su arte. La cocina mexicana, Ediciones Castell, Barcelona, 2005. || Disco Voz Viva, UNAM, 2005.

Antología: Aguinaldo poético, INBA, s.f.

web:      http://fernandosanchezmayans.com.mx/



Pórtico II

El verano llamea... Conjuga su plumaje
     de clara envergadura en un lirio morado
     cuando alada la sierva al macho enamorado
     seduce ante el sosiego su fluido ropaje.
      
     Cómplice va el silencio a soñar el celaje
     en el lento recreo de un poema dorado
     pagano y misterioso en su ritmo pausado
     que sueña la hermosura de un cristalino viaje.
      
     Arde ya la floresta de verdor opulento
     que apenas acaricia la tentación del viento
     viajando entre las sombras que anidan la belleza
      
     cuando ya el siervo alcanza con esbelta premura
     e befar en el lomo de esbelta criatura
     un infinito aliento que enloquece a su presa. 



Memoria de José Gorostiza

Sagrada la palabra ungida de belleza
en el tímido espejo del agua sin figura
ritual copia la muerte de su propia amargura
en el perpetuo vaso oscuro que la apresa.

Perfecta por el llanto del canto que la expresa
en la muerte perpetua de inasible escritura
del verbo que se observa y el infierno perdura
de una página blanca que a la muerte regresa.

¿Cuándo nace el silencio que el poema solloza
para vivir amando el texto en que reposa
una perpetua muerte y un transparente mito

al morir con la muerte que mental se recrea
yen la exacta palabra su eternidad recrea?
¡Oh yámbica belleza que asume el infinito!



Eurídice

La inédita escultura de la noche distante
estructura el sudario de un mensaje inasible
cuyo envolvente canto de máscara imposible
tortura la palabra del poema flotante.

Del poema secreto que nace suplicante
llorando la tortura de la forma posible
si elevada cadencia de un infierno sensible
agota en su misterio un ritmo circulante.

Envuelto en las visiones de una imposible aurora
Oh Perséfone augusta de la llameante hora
acepta este silencio de mi esperanza impura

si el poema que canto es de torpe armonía
deploro de los dioses la sedienta poesía
que sangra entre mis labios si mi llanto perdura





La palabra callada (1951-1988)

Libro de poesía que recopila el trabajo poético de Fernando Sánchez Mayans del año 1951 a 1988, editado por Plaza y Valdes.

La palabra callada
Por Griselda Álvarez

En el devenir de los siglos el poesta ha sido atalaya, bastión, vigía, que con especial sensibilidad otea el horizonte y señala con premonición certera el acontecer futuro.

El poeta es necesario en la vida del pueblo en su historia, por eso es que quizá dentro del misterioso desenvolvimiento de la humanidad el poeta sigue apareciendo continuamente, aún en los más apartados rincones del planeta, aún en las más severas crisis, en los más convulsos cambios, o en medio del mayor desapego materialista.

El poeta no sólo es fuente de belleza, sino alerta esencial que construye su obra en silencio y deja constancia de su juicio para que las generaciones que le siguen comprueben su dicho y lean sus augurios tomados de un radar impecable y recóndito.
Me quiero referir a un libro que es afirmación de estas características: La palabra callada, que recoge parte de la poesía escrita entre 1951 y 1988 por un hombre dedicado a la cultura, consagrado sólo a ella: Fernando Sánchez Mayans.

El libro consta de 189 páginas, tiene en la portada y en la contraportada illustraciones de Elvira Gascón, constante en su líea helénica; unas magníficas anotaciones del escritor Hugo Gutiérrez Vega y un retrato del autor por Ángela Torre de Sánchez tomado en alguna bahía del mundo, con lente y luz admirables.

Tendremos que reiterar o repetir lo que el mundo sabe: que él ha creado una magnífica obra poética contenida en cinco libros, ha llevado al teatro seis obras, entre las cuales todavía recordamos el enorme éxito de Las alas del pez, premio Juan Ruiz de Alarcón en 1962, considerada la obra como grande en la dramaturgia mexicana: traspaso las fronteras y ha sido representada en Nueva York y los Ángeles.

Sus poemas están traducidos a varios idiomas, sus obras teatrales se han representado en Guatemala, Italia, España y Estados Unidos.
Es “Medalla Moliére de Francia”, Comendador del Quetzal y Comendador de la República Italiana.

Sus creaciones principales son: Decir de la primavera, Poemas, Acto propicio, Once sonetos, Soledades de la mermoria, 18 pronunciamientos, Poesía 1951-1988, en teatro, Las alas del pez, Cuarteto deshonesto, El pequeño juicio, Un joven drama, Un extraño laberinto, La violenta visita, Los estudiantes.

Esta obra, voluminosa ya, habla de su trabajo por la cultura. Comparte sus intensas horas de labor en los distintos cargos que ha tenido, tanto en funciones oficiales en el INBA como en funciones docentes, además de haber sido agregado cultural en Guatemala, cónsul general en Barcelona, España, cónsul general en Miami Florida.

Su trato refinado, su excelente cultura, su conocimiento de la política internacional, su proverbial caballerosidad, le dan ese matiz especial necesario a los compatriotas que representan a México en el extranjero. Poeta, dramaturgo y diplomático, la triada perfecta.
Riguroso poeta. Ahí están para muestra indudable, en el libro que examinamos, ese tríptico de antología que forman los sonetos del Hijo Pródigo, con donde y forma impecables, donde el poeta se da el lujo de gastar rima rica con iguales vocablos y diferentes ideas, aumentando la dificultad ex profeso.

Tiene visión universal de las cosas, donde el ojo humano, cíclope eterno, encuentra la dimensión exacta del infinito.
El hombre que habita en Sánchez Mayans, depurado viajero del cosmos, nos sacude y eleva en imágenes “que la piel de los siglos transparenta”.

Hace falta leerlo para entender a Delos en su oceánica hermosura.
Leerlo para temblar con la edad que lo obsesiona: La adolescencia.
Hay que rozar el reino de lo fúnebre cuando nos declara que:


“Mañana si un suspiro de bondad constelada
nos dejará en suspenso
Y el cielo será un ojo de asombros infinitos
Al mirar que la muerte amiga ya inminente
Fluye como la ausencia entre tumbas diversas.”


Así La palabra callada sabe hablar profundo. Y más adelante:


“Un poeta es un suceso memorable que acaso se recuerda.
Una ocasión de angustia que al lector apasione.
Un exaltado mensaje que se inunda de espacios.”


Poeta grande Fernado Sánchez Mayans — comentado por críticos italianos de renombre como Gaetano Foresta —, busca siempre la profundidad de la palabra; la encuentra, la analiza, la diversifica y nos la entrega en metáforas decantadas.

Enamorado de la belleza de la vida, se le transparenta su alegría de vivir aun en aquellos temas que nos llevan de la mano del espanto.
No podría catalogarse su estilo en ningún capítulo conocido. Es terriblemente original, único y no le encontramos parentesco espiritual con nadie. “Su resonancia suave, su grave continecia,” o “su visión humana agotada de asombros”.



La palabra callada. Buen libro, mejor poeta. Fernando Sánchez Mayans, bienvenido a la historia de la Poesía Intemporal.

Acerca de La palabra callada
Por Rafael Solana

“Todas las hadas fueron invitadas al bautizo de Fernando Sánzhez Mayans; pero el escogió como madrinas a las dos más bellas: la de la Poesía y la del Teatro”. En efecto, ha sido y es, antólogo, ensayista, maestro; pero las dos caras de la moneda que acuñará la historia con su efigie le representan como poeta lírico y como comediógrafo. Un homenaje le fue rendido recientemente por la sociedad General de Escritores de México, para asistir al cual me apunté de inemdiato; pero no pude acudir por sorprenderme su fecha a casi mil kilómetros de esta capital. Fue la poeta Griselda Alvarez, una de nuestras glorias líricas más sólidas, quien hizo la presentación del nuevo libro de Fernando, La palabra callada, que antologa.

Su producción de más de un tercio de siglo, desde 1951 cuando tenía poco más de veinticinco años de edad, hasta 1988, esa edición está bellamente ilustrada por Elvira Gascón y ostenta una introducción de Hugo Gutiérrez Vega, poeta que ha ocupado por algún tiempo la agregaduria cultural de México en Madrid.

Casi nada nuevo tengo que decir acerca de los versos de Sánchez Mayans, puesto que lo he ido conociendo, y en ocasiones comentando, a medida de su aparición, ya que exagero poco al decir que conozco y estimo como gran amigo personal a este poeta desde su extrema juventud, y, como dramaturgo hasta tomé alguna pequeña parte en su lanzamiento, tan venturoso, hace acerca de veintiocho años. Especialmente recuerdo haber hablado de sus poemas escritos y publicados en Italia, no todos referidos a ese jardín del mundo, sino también a otros puntos de la geografía que el poeta visitó en sus viajes, desde las frías aguas del Neva hasta las intensamente azules del Mar Egeo; hace mucho que admiro en Sánchez Mayans, poeta (asunto de este arículo, que lo deja fuera como dramaurgo, la otra de las facetas de su más valiosa actividad en las letras) un hondo hervor, una calidez que se hermana con su casi homofóna calidad y un rigor clásico que le hace ajustarse a las medidas más diversas, entre las cuales tengo por reina a la del soneto.

México ha tenido tan grandes sonetistas, desde Sor Juana Inés de la Cruz hasta Neftalí Beltrán, pasando por los árcades de Roma, Manuel José Othón, y los contemporáneos Carlos Pellicer, Jaime Torres Bodet, Bernardo Ortíz de Montellano, Xavier Villaurrrutia, Octavio G. Barreda, y, el único vivo de todos ellos, y uno de los mejores sin duda, Elías Nandino. Que los puntos de comparación resultan altísimo, inaccesibles; pero Sánchez Mayans alcanza una perfección en la forma y una profundidad en el contenido que le permiten ser admitido en el círculo de los sonetistas más perfectos.




La palabra callada 

Por Armando Alvárez Bravo
Crítico literario de El Nuevo Herald

Una noche hablando con Fernando Sánchez Mayans, le decía que la poesía mexicana era una suerte de intenso discurso de silencio. Es como si la desmesura azteca, calada por la bipolaridad vida-muerte/muerte-vida, formulase un espejismo por el que la palabra se resuelve en susurro capaz de traducir la realidad y la otredad renunciando al estruendo.

Esa recatada dicción poética, esa palabra callada, tan en el centro de los límites que asume es, por magia de los contrarios, soliloquio diálogo que persiste con fineza en ordenar el universo, que reafirma una urgencia fundacional contra el desastre y todas sus posibilidades.

Hoy el poeta representa el voceador de blasfemias en medio de los religiosos. El constructor de himnos en medio del desierto inhóspito. El mago solitario, aderezando fórmulas para curar alucinaciones. El cuerdo entre los enajenados y el enajenado entre los cuerdos. Porque el texto poético, es en nuestros días, uno de los acentos trágicos que se estrella contra el muro de las lamentaciones que es la segunda mitad del siglo XX, inútil como todo lamento contemporáneo…escribe Fernando Sánchez Mayans en su ensayo crítico sobre Enrique González Martínez.

La suma del quehacer en progreso, de la vida de Fernando Sánchez Mayans en la intimidad y la intemperie de la poesía, podemos leerla en La palabra callada. Poesía. 1951-1988.

Fernando Sánchez Mayans pertence a la generación que se agrupa en la Facultad de Filosofía y Letras en la década de los cincuenta, y que tiene entre sus integrantes a figuras como Rosario Castellanos, Rubén Bonifaz Nuño, Emilio Carballido y Sergio Magaña.

Los creadores que se consolidan en esa etapa reflejan en su obra – cuyas categorías de identificación generacional son más difíciles de fijar que las de sus predecesores agrupados en Taller Poético y Taller (Octavio Paz, Rafael Solana, Efraín Huerta y Octavio Novaro entre otros) y la revista Tierra Nueva, donde destaca Alí Chumacero – un azoro ante el desgarrado mundo contemporáneo. Esto les llevará a formular una obra donde las funciones éticas y estéticas se adunen para desde la inmediatez intentar una trascendencia de la realidad a patir de elementos culturales y vitales.

En esta generación de fuertes individualidades, Fernando Sánchez Mayans encarna en su ceñida obra la convocatoria al diálogo desde una articulada beligerancia que al paso del tiempo irá deponiendo sus iras en el prisma de la reflexión. Así leemos en su temprano


Un corazón nocturno:
Aquí esta mí corazón contra la historia
Para alcanzar el pulso coral del universo.
Reclama la conquista.
La voz y la respuesta de un inmolado rostro aprisionado
en un campo distante amurallado.



Más allá de la vigencia de este pronunciamiento está el espacio poético que conquista para sí mismo Sánchez Mayans. Un ámbito presidido por la palabra que busca su fulgor en su callada condición; y la cultura como algo vivo y supratemporal donde se propicia toda inteligencia.

En Divagaciones verbales, un texto fundamental en su producción, Sánchez Mayans destila con tanta fe como tristeza su larga experiencia de la palabra y la palabra-poema:


IV

De los pequeños laberintos
que guarda codiciosa la palabra
somos para mayor escarnio
de nuetra soberbia impia
pétreas sombras tránsfugas de
sus resplandores.




No obstante esta certidumbre, Sánchez Mayans equilibra una auténtica desolación insistiendo en la necesidad del comercio verbal como única vía de diálogo y superación de los demonios personales y colectivos. Lo dice de forma tajante en la primera de sus “18 pronunciaciones”:



Sembrar la flor tonal de la palabra
agotar su destinada cristalización
en un diálogo intenso para todos.
Y proclamar en ella la poesía
Que sin saber llevamos mutilada
Una herida
Que se nos abre aveces al costado.


La carrera profesional de Fernando Sánchez Mayans en el gobierno mexicano, tanto en funciones culturales como en el servicio exterior, le ha permitido incorporar a sus raíces mexicanas la multiplicidad de distintos contextos culturales. Esto ha enriquecido su discurso. Lo ha dotado de interrogantes y definiciones a partir de vivencias inmediatas. Propicio la superación de la experiencia coyuntural, decantando sus líneas temáticas.

Pero el acercamento a “lo otro” no deviene en Sánchez Mayans un ejercicio de celebración, sino un deslumbramiento en que se inventaría la realidad y la irrealidad de la criatura ante la belleza física espontánea o la creada por el hombre.




Once Sonetos y 18 Pronunciaciones (1974-1976)

Publicado en Roma en 1974 y en una segunda edición en Barcelona en el año de 1980.

Dos poemarios de Sánchez Mayans.
Por Miguel de Anda Jacobsen

Hurgando en mi modesta biblioteca, han vuelto a mis manos dos bellos poemarios de Fernando Sánchez Mayans; Once Sonetos, cuya impresión se concluyó en Roma el 28 de mayo de 1974 y 18 Pronunciaciones que también impreso en roma, daa del 2 de octubre de 1976.

Ambas ediciones pulcras, sobriamente presentadas invitan desde el primer momento a la lectura y nos obsequian en el frescor insólito de lo universal, el diapasón cordial del poeta, por vericuentos novedosos y originales, que no por ello dejan de ser legítimos y valederos.

Los hemos releido, degustado nuevamente, gozando la magnanimidad de su belleza, para encontrar en ellos el aliento vital de su autor, en las rutas de la madurez creativa, cuando las frondas ubérrimas sasonan sus frutos providentes y nos brindan su sombra bienhechora, para gozar con ella, el mensaje supremo de una existencia en plenitud de un quehacer poético siempre fecundo y siempre afortunado.

En el primero, encontramos once sonetos perfectamente bien estructurados, podríamos decir que casi geniales y que Petrarca hubiera firmado sin pensarlo, con orgullo y confianza. Este material se compone de: Sonetos de Guatemala que constituyen un Tríptico, Soneto de Adán Siglo XX, Sonetos frente a Delos, también tríptico, Soneto a David y otro tríptico: los Sonetos Órficos, que cierran como magnífico epílogo el poemario.

En los primeros, el poeta nos entrega su visión de Guatemala a través de los jades de la selva y las voces mayas de una cosmogonía inmortal.

En el soneto de Adán Siglo XX remonta su visión del padre universal con este terceto magistral: “Multiple Adán sin fin en su osadía que demente y feroz sólo se entrega al arcángel siniestro en agonía”

El contenido de los Sonetos escritos frente a Deos, descubre, instituye y degusta la cultura clásica a través de los mármoles que atesoran en su impasible dureza, los rayos de la evocación.

En el David, al que concibe como “Llama de mármol congelada” rinde pleitesía a la belleza escultórica de la maginfiscente obra que retrata el poema.

Finalmente, los sonetos Órficos, para mi gusto los más rotundos, los mejor logrados, los más bellos de la obra que se comenta, nos dejan la certidumbre de un Sánchez Mayans, que con un nuevo timbre, prosigue los senderos de Alfonso Reyes.

En su ritmo de fuego euridiciano, viste al tríptico con galas demoniacas, pero a la vez celestes, y en la insistencia del retruécano forja a los aldabones de una cadena que condensa la angustia y el dolor del poeta perseguidor eterno del ideal en el sobrio silencio de la muerte, como nos los evidencia el terceto final que dice: “De ser un puro juego que no advierte el vértigo de Eurídice y la muerte con que todo poema va cifrado” y nos deja pensando en Homero, en Virgilio, en Dante; quizá en Netzahualcóyotl.

18PronunciacionesEn las 18 Pronunciaciones, el doctor Sánchez Mayans agudiza la libertad lírica en el virtuosismo de la síntesis y nos entrega una colección de agua fuertes, chispazos, o tal vez transparencias, de una frescura insólita; de una expresividad que resulta a la vez semitonal y grandilocuente: “Sembrar la flor tonal de la palabra” … De las palabras del poeta que se acuna en el seno fecundo de la tierra, para luego brotar en erupción de frutos, en lluvia de luceros, en floración armónica y concluir diciendo:


“ El viaje
por la marea sustancial del poema
anticipa el tesoro que busca el argonauta
por el lenguaje oceánico
más allá de la ausencia, la brujula puntual, gira hacia el norte ritual de la belleza”
¡Qué espléndida navegación!
¡Qué categoría va colmando la nave!
¡Qué mar desconocido nos circunda!
Durante el alba
Comenzará el canto final de las sirenas.



Versos sonoros y frugales; redondos y pulidos colmados de color y de esencia; del mar y cielo; de trigo y vidas áticas.
Dos poemarios que, a manera de finos joyeles suman en la obra de Sánchez Mayans un lauro más por merecido elocuente y por justo brillante.





La muerte de la Rosa (1991)

Libro publicado en primera y segunda edición por la editorial Atenea.

LamuertedlaRosa“La muerte de la rosa” es el nuevo libro del poeta Fernando Sánchez Mayans.

Por Senen Montero

En un libro de 60 páginas el poeta Fernando Sánchez Mayans escribe treinta y un sonetos con el nombre de “La muerte de la rosa” (Ediciones Papeles Privados).
En general son 62 cuartetos y lo mismo de tercetos correctamente distribuidos en esa paginación.

El poeta, que en su caminar literario cumple con esa misión de consagrado —podríamos decir — porque durante ese tiempo (ya cerca del medio siglo) de escribir poemas consigue su decisión de contagiar — con su venero — a otros consagrados como Octavio Paz, que le dedica el soneto: Del poema perfecto.

Lo mismo hace dedicatorias a Marcela Zuñiga, “Unicornio”; Brígido Redondo, “Casandra”; Javier Sánchez Mayans “Ajedrez”; Alí chumacero, “Breve discurso del soneto”; Carlos Núñez Urquiza,”Memoria de Borges”; Rafael Solana, “Hermano”; Griselda Alvarez, “Agua-sueño”; Elvira Gascón, “Primera reflexión sobre Narciso”, Rubén Bonifaz Nuño, “Orficos” y a Alicia Zendejas, “Segunda reflexión sobre Narciso”.

En “La muerte de la rosa” Fernando Sánchez Mayans ofrece su experiencia convertida en fuente o raudal de efervescentes que no declinan en un hallazgo efímero, sino que crece con el tiempo a pesar de su soledad —expresan algunos críticos que es el poeta solitario — alejado tanto de grupos como de antologías.

A ello ha contribuido, seguramente, sus largos años de ausencia del país como diplomático. No obstante la ejecución de su obra literaria lo ha distinguido como escritor comprometido fundamentalmente con ella y con su país.

El crítico Gaetano Foresta dice de él: “Al conocer una edición de sus sonetos traducidos al italiano nos ofrece una lectura con multiples posibilidades de interpretación. Particularmente confieren a la poesía de Sánchez Mayans la visión, clásica y contemporánea, del ser ante la vida y ante la muerte —perpetuo devenir cósmico — inmersos en un tránsito permanente”.

Sánchez Mayans se ha dado a conocer, no sólo como poeta sino como dramaturgo.
Gana el Premio Nacional de Teatro del INBA en 1962, con su espléndida pieza: Las alas de pez”, que también obtuvo el preimo Juan Ruiz de Alarcón en el mismo año.

Ha dictado numerosas conferencias en la Universidad de San Carlos, en Guatemala, en la Universidad de Pisa, en la Universidad de Bolonia, la Universidad de Roma y en la de Venecia.

Fernando Sánchez Mayans ha sido diplomático en varias ocasiones en Estado Unidos, Europa (España –Italia) y también ha recibido varias distinciones entre las que resaltan la Flor de Oro en la fiestas de la Primavera en 1951. Medalla de oro de la ANDA, por la Federación Teatral de la Asociación de Críticos de Arte, Premio Juan de Alarcón, por la mejor obra de teatro mexicana en 1960, Medalla Moliére de la Alianza Francesa en Guatemala en 1971. Orden de la República Italiana en grado de Comendador, otrogada por el gobierno de Italia en 1975.

En el soneto Agua-sueño leemos:



“sobre el agua de tu sueño percibo
como percibe el ojo la pureza 
de un espacio de luz que se apresa
la forma móvil de un asombro vivo.
Junto al rumor del agua transitivo
El sueño fluye leal a la belleza
Cristal en clave su naturaleza
Es un juego de espejos lo que escribo
Pero el sueño mortal que el agua apura 
en un texto de fría transparencia
un instante del tiempo los separa
Sólo el poema fija en su clausura
La plenitud del sueño y su evidencia
El verbo lo consume y lo declara.”



Julián Castruita Morán, en el suplemento El sol en la cultura, escribió acerca de La muerte de la Rosa:

La muerte de la rosa de Fernando Sánchez Mayans, corresponde a una colección de 31 sonetos ampliamente reflexivos con aproximación amorosa y fuerza interior que trastoca en cierto espacio, temáticas personales y ausencias.

Fernando Sánchez Mayans, quien es miembro del Grupo de Mascarones o de los cincuentas, como algunas personas suelen llamar a los poetas y estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de esa generación que nacieron entre los años 1913 y 1933.
Sánchez Mayans es un poeta al que se le ha llamado solitario por su alejamiento de cúpulas sagradas y pontífices del conocimiento. Él, a diferencia de otros, aparentemente ha pasado inadvertido y tal vez si recordamos la antología Mascarones de Julio C. Treviño publicada en la imprenta Universitaria en 1954 nos quede el siguiente cuestionamiento ¿Qué paso con Fernando Sánchez Mayans? Después de todo el Poeta C. Treviño antologó a juicio personal a 22 poetas, que si por edades se les puede mencionar, estaría en primer orden el poeta de origen campesino Celedonio Serrano Martínez que nació en Puerto de Arriba Guerrero, el 3 de marzosde 1913 o el menor de todos, Ruiz Harrel que nació en México, D.F. el 6 de octubre de 1933.

El poemario que lleva por título La muerte de la rosa, es un buen ejemplo de endecasílabos y alejandrinos, ampara bajo unidades métricas y hemistiquios con el rigor de ciertas licencias poéticas, una experiencia propia donde el autor por momentos juega con la rima y en los tercetos nos involucra en una nueva realidad dentro de la preceptiva literaria bajo un conocimiento amplio del oficio, puesto que mina diversas acentuaciones.

A la vez que retoma el rumbo difícil de las dedicatarias, tal es el caso de Alí Chumacero, Marcela Zuñiga, Rubén Bonifaz Nuño, entre otros, este gran ausente que durante amplios períodos se ha mentenido fuera de nuestro país como diplomatico y al final de cuentas su obra nos queda como una reflexión entre el principio y el final de las cosas en la vida y la muerte en meditación filosófica profunda.

El soneto clásico a partir del siglo XVI, está considerado como la forma poética fija más importante de Europa, su proceso, con alteración de la métrica (en concordancia con Tomás Navarro) aparecen los sonetos alejandrinos. Esta dimensión acomoda a Fernando Sánchez Mayans en un sistema estructurado que abre nuevos caminos, que al igual que Rubén Darío, en algunos casos acomoda la rima con un personal tratamiento, tal y como se observa en el soneto intitulado “Aproximación amorosa” con versos alejandrinos y con un esquema de rima en tercetos fuera del orden establecido: CCD, EED y después de todo, en el libro de sonetos La muerte de la rosa, encontramos equivalencias en los diversos tratamientos, dignos de estudio.

Fernando Sánchez Mayans, La muerte de la rosa, Papeles Privados Mexico , 1991. 59 pp.




Experiencia del silencio (1998)

En el Universo del Buho, se publicó la siguiente carta que escribió el Prof. Jaime Siles desde la Universität St. Gallen a Fernando Sánchez Mayans.

Sánchez Mayans, un enorme sonetista.

St. Gallen , 20/1/2000

Querido amigo:

Una amiga suiza, especialista en cuento español e hispanoamericano, la doctora Erna Branderberger, asistió ayer a mi clase en la Universidad para entregarme un recorte de Excélsior, del 13 de noviembre de 1997, en el que se habla de sus Retratos literarios –que no tengo y que tanto me gustaría conocer – y se me cita a propósito de mi admiración por sus sonetos. Este hecho ha puesto mi memoria en marcha y veo que todavía no le he agradecido su Experiencia del silencio en la que tanto aprendí y disfruté. ¡Qué envidia de edición! ¡Qué belleza de página! ¡Qué pulcritud de letra! ¡Quién pudiera publicar en el Fondo de Cultura Económica…! Estos cincuenta sonetos , variadisimos y únicos en sí, me confirma en el aprecio que siempre he tenido por su obra, al tiempo que me descubren otra parte de ella que me llega muy directamente a mi. Me refiero a esos tres versos que, en su prólogo, cita Chumacero: “De la paloma incandescente me deslumbra lo que ella tiene de invisible”

¿Dónde puedo leerlos, de que libro suyo son? En cuanto a la Experiencia del silencio, debo decir que me han interesado tanto poemas como versos; los dedicados a Reyes, la Yourcernar, Borges, Gorostiza, Villaurrutia, Valéry y Quevedo, el último verso del “Soneto nocturno” y su múltiple revivisencia y reverberancia; el marmóreo “Delos”; el existencialísimo “Ajedrez”; el metafísico “Agua sueño” que –con los de las distintas series de Narcisos, “Aproximación amorosa y Órficos” – considero el centro nuclear del libro.

Gracias, pues, por este envío, que es regalo, y al que intentaré corresponder con el envío de un nuevo ensayo sobre Mayans, dos estudios sobre Borges y Altolaguirre, mi nuevo libro Himnos tardíos, que acaba de aparecer. Por iniciativa de Alejandro Rossi fui invitado a formar parte del jurado del Premio Octavio Paz, pero he tenido que aplazarlo hasta el año siguiente. Confío en que entonces sí nos podamos conocer. Un fuerte abrazo con el deseo de todo lo mejor por usted en el año que empieza.

Prof. Dr. Jaime Siles
Universität St. Gallen Rúbrica




Acerca de los sonetos
Donde se rompe lo cotidiano, Sánchez Mayans

Por Fernando Martínez Ramírez
Dedicado a Irma Montañez

El poeta y dramaturgo Fernando Sánchez Mayans nació el primero de mayo de 1925. Aunque oriundo de Campeche, su infancia estuvo muy ligada a Baja California, pues su padre era propietario de una estación radiofónica en Tijuana. Cursó la primaria y la secundaria en el DF. Después estudió High School en San Diego, California.

“Desgraciadamente –confiesa– pertenezco a una generación que no supo ser rebelde. Yo aprendí que a los mayores no se les interrumpia […] Viví una mojigatería de todo tipo, que asfixiaba nuestra tan espléndida adolescencia.” Estudió letras hispánicas en la Facultad de Filosofía en la UNAM, cuando aquélla todavía estaba en el edificio de Mascarones, de ahí que suela situarse a Sánchez Mayans dentro del Grupo Mascarones, donde también figuran Rubén Bonifaz Nuño, Rosario Castellanos, Miguel Guardia, Jaime Sabines, Emilio Carballido, Sergio Magaña, Luisa Josefina Hernández y Jorge Ibargüengoitia, entre otros.

Sin embargo, Mayans ha dicho que “a esa generación sólo la identifica el tiempo: ni aspiraciones, lenguaje, afinidades e incluso modo de ser”. Tal vez una característica común era su intento consciente de apartarse de los Contemporáneos – aunque el poeta campechano ha reconocido siempre la influencia de Villaurrutia– . Buscaban lo mexicano, de ahí la importancia que para todos tuvo López Velarde. A pesar de esto, Sánchez Mayans es conocido como un escritor alejado de grupos y antologías. Tambíen busco evitar el paisajismo de Othón y la luminosidad de Pellicer. Prefirió los claroscuros, la intimidad con ciertos matices metafísicos. No deseaba un lirismo fácil sino un mensaje, que quizás tuviera que descifrarse.

“ Es cuestión de esperar
En esta simultánea ausencia
Entre Dios y el demonio
Cuando el terror del verbo toca sólo el vacío
que el compañero lector ambiguo
–cómplice perfecto de nuestras soledades
vislumbre la turbia incadescencia del poema
la vigilancia de una libertad inerme aque aisla a los poetas
es la última línea que nos quema la vida”. 1
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Los escritores jóvenes de su generación habían quedado desencantados del mundo debido a la segunda guerra mundial y la bomba atómica. Tenían como únicos foros para dar a conocer sus ideas la colección Metáfora –revista que dirigía Jesús Arellano – y el suplento cultural de El Nacional, Sánchez Mayans publicó por primera vez en 1946, cuando en Baja California le editan una colección de poemas llamada Hojas al viento.

En 1950 sale Pausa al silencio y un año más tarde otro libro de poemas, Decir lo de la primavera, con el que ganó el Primer Premio Flor de Oro en la primavera de 1951. Cuatro años después publica, dentro de la colección Los Presentes, Poemas, texto del cual la crítica señalaría el influjo de Villaurrutia sobre el poeta campechano.

El constructor de himnos en medio del desierto inhóspito. El mago solitario, aderezando fórmulas para curar alucinaciones. El cuerdo entre los enajenados y el enajenado entre los cuerdos. Porque el texto poético es, en nuestros días, uno de los acentos trágicos que se estrellan contra este muro de las lamentaciones que es la segunda mitad del siglo XX, inútil como todo lamento contemporáneo…” 2

Mayans ha incursionado en el verso libre, pero ante todo es un poeta clásico.3 Define su poesía como “vivencial y existencial”. Aborda el problema del Ser ante el otro, así como las preguntas fundamentales acerca de la vida y la muerte. Le preocupa el instante, el tiempo que se nos va, quisiera detenerlos y “ la única forma de lograrlo es captando en la palabra la belleza de lo instantáneo”:

“ Se pregunta el que contempla
cuál es la utilidad de la rosa
De la espuma
De una calle en silencio
De aquel rostro hermoso
Que lleva un sobresalto de eternidad
Puras contemplaciones
Equívocas del ojo.” 4
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No es el verso libre o el medido –considera– los que llenan de poesía al poema. Sin embargo, la forma clásica es un ejercicio disciplinario que acerca a la creación estética, que es finalmente lo que persigue todo artista. Escribir poesía es salirse del orden del ser humano. El poema es una rebeldía, una diatriba, una blasfemia. Es un decir: “esto no está bien, hay que sublimarlo”, hay que cambiar la realidad. Para Fernando Sánchez Mayans el acto creativo es la salida de algo que llevamos dentro, una corriente que toma su dirección como un impulso, y puede ser sólo un instante donde lo cotidiano se rompe. Cada palabra resulta una “inapelable criatura, es un grito de ausencia y una señal que busca el ático de paz que conservan los inmortales”.

El dramaturgo

Sánchez Mayans también es dramaturgo, y considera que en nuestro país el teatro sigue siendo la Cenicienta de la literatura. En 1962 obtuvo el Premio Nacional de Teatro Juan Ruiz de Alarcón por su obra Las alas de pez.

El teatro –ha dicho– debe procurar que el espectador sea otro cuando sale de una representación. Entre los cuatro conflictos dramáticos fundamentales, el más frecuentado por Mayans es el del hombre contra la sociedad. El dramaturgo reconoce en esto el influjo que sobre la psicología de sus personajes ejercieron los griegos, sobre todo la Antígona de Sófocles, que reconoce como su personaje favorito.

Sánchez Mayans, para quien “cada obra literaria lleva una aspiración no sólo estética sino ética”, ha sido traducido a varios idiomas. Sus obras teatrales se han puesto en Guatemala, Italia, España, Estados Unidos. Ha publicado en Roma, Barcelona, Guatemala y Madrid.

¡Voces jazz silbatos pasos!

Mayans ve en toda obra literaria un fragmento del desarrollo intelectual y espiritual del escritor. Se considera un hombre responsable e idealista, pero lamenta que “el ser humano, con todo y sus condicones intelectuales, sus condiciones espirituales y su inteligencia, [sea] un ser egoísta desde pequeño”. No obstante –al fin humano– Mayans no es hombre sin esperanza, así lo deja ver cuando declara ser un poco panteísta, en la medida en que todos somos un poco divinos.

Muchas veces, al escribir, ha dudado de lo que hace. No obsante, la lectura de un escritor que lo apasione le devuelve “la enfermedad creadora”. El acto creativo resulta para él una lucha contra la palabra. Cincuenta veces intenta, muchos de estos intentos son fallidos y van la cesto de basura, otros quedan como borradores, pero si un soneto se logra, esa noche de lucha ha valido la pena. Entonces – dice– “duermo con la placidez de quien se consuela de haber cumplido con su deber y ha sido honesto…”

N.Y. TICKET PARA EL MUCHACHO:

“Como elevada llama de amor
va el adolescente
al encuentro de una sola esperanza
Viene de la belleza para encender la noche
Cuando el hombre es un aprendiz de caminante
Y tiene algo de paso solitario entre las ruinas
Enarbola un seno o una bandera
Por sus ojos abiertos llaga llega
Ese gran corazón navío desangrando el aceite
y el compañero viento lo saluda
Mientras juega entre alas de palabras en gringo
Voces jazz silbatos pasos!
Sale soñando para entrar en la época
De los puertos enormes.
De prisiones altísimas
Sonámbulo va por los muelles secretos
Ni la oscruidad conturba su silencio
Pura es la voz de la carga y descarga
Limpios los ojos que se miran de noche
En el rostro un asombro fantasma
Y una máscara triste para el frío
Escaparates sexo hedor […]

1 Poema “Invocación” en Fernando Sánchez Mayans, Poesía, 1951-1981 Plaza & Janes, Barcelona, 1985, p. 160 2 En su ensayo “Enrique González Martínez” (Instituto Mexicano de Cultura, 1961), citado por Hugo Gutiérrez Vega en las anotaciones con las que prologa el libro Mayans, op.cit. 3 Jaime Siles, filólogo valenciano, ha dicho de él: “el mejor sonetista que en este siglo, tiene nuestra lengua, sobre todo por esa textura conseguida en su perfector mármol conceptual…” (Excélsior, 4/Julio/1993). 4 Pronunciación XII, en op.cit. P. 111




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